“Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.( οὗ γὰρ εἰσιν δύο ἢ τρεῖς συνηγμένοι εἰς τὸ ἐμὸν ὄνομα, ἐκεῖ εἰμι ἐν μέσῳ αὐτῶν). Evangelio de Mateo
Cualquier lugar vale, no tiene porqué se dentro de una iglesia, o un templo de una confesión determinada. Nadie puede apropiarse de la oración, o de la exclusividad del contacto con la divinidad. ¿Quién está detrás de lo oscuro?, ¿alguien nos escucha al otro lado?. Ocurre que los templos tienen una orientación determinada, una serie de imágenes o de decoración, que promueve el silencio, el reposo, la detención momentánea del tiempo. Hay una determinada intensidad de luz, o un determinado grado de penumbra. Cumplir con el rito no significa nada. Son muchos los que cumplen con el rito pero nada más, en cualquier lugar, en cualquier religión. El rito acaba siendo el fin y no el medio.
El desamparo azota fuera, el que las personas busquen un instante de refugio, de calma, en un templo, no preserva ni justifica errores pasados de nadie, ni presentes, ni futuros. El mundo que conocíamos se deshace día a día, nada volverá a ser igual. El futuro es incierto y la sombra acabará alcanzando todo. No hay una palabra mágica que recomponga el mundo, como en “La historia interminable”, y la que existe resulta tan estremecedora que se pronuncia constantemente, pero solo a modo de conjuro, rescate. La gestión política y económica ha sido y es tan nefasta, intensa y amplia, hasta un punto en el que se ha invertido el significado de la palabra. Hoy rescate equivale a derrota absoluta, a la rendición ante los lobos financieros. Como paradoja, se dice hacer todo en nombre de algo que es contrario a lo que se pretende en realidad.
El Alminar fue creado para acompañar y hemos cumplido esa función durante 17 meses y lo vamos a seguir haciendo durante el resto del tiempo. Nuestra lámpara permanece encendida, pero ahora debemos buscar y acompañarnos del silencio y de su poder reparador. Algo más de un tema diario (702) de modo casi ininterrumpido durante 515 días. Considero que el último tema, El camino griego es un momento adecuado para detenerse.
Mis intenciones han sido: No dejar pasar determinados acontecimientos sin comentarlos, dar escape a cientos de cosas que poblaban mi cabeza, evitar que centenares de historias se perdieran, demostrar de un modo claro que no participo de este modo de gestionar la vida pública, y que callar, por mucho que lo diga un presidente, no implica estar de acuerdo con esta inmensa desvergüenza política. La mayor parte de las personas calla porque no puede hacer otra cosa, o porque ya no encuentran el lugar y el modo de expresarse. Debería tener en cuenta quien se atribuye el silencio como propio, que a veces es la mejor forma de expresar rechazo. Es la elocuencia de los desamparados.
Ya casi no hay lugares en los que detenerse y abstraerse un rato. Solo se busca que el ciudadano circule y pase lo más rápido posible por cualquier lugar. Hasta los bancos son pocos e incómodos. Llevaba tiempo tras un momento, un punto, una frase que me incitase a detener El Alminar, durante un tiempo y de modo voluntario y creo que lo he encontrado, con la fecha, el tema y el día adecuado. En el 3er mes con más visitas de la historia del Alminar (21800). Los comentarios, lo temas, el universo del Alminar seguirán estando aquí. Seguiremos observándolo todo y cuando lo consideremos adecuado, volveremos a manifestarnos. Α kαi Ω