Impresiones de la procesión de La Victoria


El poder del Icono (2024)

En los 13 años de historia del Alminar nunca hemos faltado a la procesión de La Patrona de Melilla (2011-2024), incluso cuando no salió durante tres años por circunstancias climatológicas, o por la irrupción de la pandemia, con 4 años de obligada ausencia en las calles de la ciudad.

Las procesiones oficiales, en las que participan las autoridades, son interesantes porque a ellas no se puede ir a figurar, aunque pueda darse la circunstancia. Las procesiones son largas y duras y quien vaya a lucir palmito pagará una factura alta, por tanto, entendemos que se acude por devoción más que por obligación, aunque todo se nota. en cuatro horas de desfiles procesional no se puede disimular nada. La ubicación temporal de la imagen de la Virgen de La Victoria en el templo arciprestal ha ayudado mucho, y acortado sensiblemente el recorrido y el tiempo de exposición. La Patrona también ayuda y evita esfuerzos innecesarios a quienes la procesionan, le dan escolta y también la acompañan. La Victoria quiere devoción y no suplicio.

Fue Pepe Vaca, allá por 2007, antes de que existiera este blog, que: «podrá caer todo, cualquier virgen o santo, cualquier imagen, incluido el Nazareno, pero nunca puede caer la imagen y cofradía de La Victoria. Hay que mantener la devoción a toda costa». En realidad, este fue su postrer mandato, casi su última voluntad, porque falleció en julio de 2007. después de haber dicho eso y algunas otras cosas. Tras algunos movimientos extraños, con desplazamiento de las fechas de la Feria de Melilla, haciendo quedar fuera de los festejos patronales su procesión de alabanzas, la imagen y procesión de La Patrona aguanta, con un grupo no muy numeroso de fieles, pero sí muy leales.

El caso es que, sin esta imagen, envuelta en el misterio sobre su llegada y presencia en la ciudad, probablemente nuestro destino hubiese sido otro. En la larga noche de los 400 años, los pobladores y guarnición de la Ciudad Vieja, se agarraron con fuerza a sus más representativos iconos, para poder sostener el ánimo frente a una penuria y dureza infinitas. Terremotos, traslados, la Victoria extramuros, su proclamación como Patrona por la fuerza de las armas, no han quebrado ni un ápice su arraigo en la ciudad, tanto que ninguna de las autoridades, salvo por molicie, deja de asistir a la procesión del 8 de septiembre.

Hace muchos años, Carlos Castañeda, quién fuera Hermano Mayor de la Congregación, nos lanzó una pregunta sobre quién era o sería «la señora de Melilla». En aquel momento no teníamos los suficientes elementos de juicio, no existía El Alminar, no habíamos palpado el ánimo y sentimientos en las calles; y no pudimos ofrecer una afirmación contundente. Hoy, 15 años después, sin ningún género de dudas, la respuesta sería «La Virgen de la Victoria». Es más, esa expresión debería estar solo reservada a ella. Sin más, por razones muy sobradas, porque ha salvado a la ciudad varias veces.

El poder del Icono o de la imagen icónica es enorme. En realidad, todo está lleno de ellos. Cada cual venerará a los suyos, aquellos en los que crea o quiera.