El fin de la familia Romanov


                              La memoria de la historia

                 En el mes de junio de 1918, la familia Romanov fue de nuevo reunida en Ekaterimburgo, tras la anterior estancia en Tobolsk. El día 6, la zarina Alejandra (la nieta favorita de la Reina Victoria de Inglaterra) cumplió 46 años en lo que sería el último mes de su vida. Su hija Tatiana cumplió 21 el día 11, Anastasia 18 años el día 17, y María 19 el 28.

                El 17 de julio de 1918, hace ya 100 años, la última familia imperial de Rusia fue asesinada en la casa Ipatiev de Ekaterimburgo, la ciudad de Catalina, rebautizada más tarde como Sverdlovsk. El Zar Nicolás II, la Zarina Alejandra, las archiduquesas Tatiana, Olga, María, Anastasia y el zarévich Alexey fueron conducidos al sótano de la casa con la excusa de hacer una foto de la familia imperial. Yakov Yurovsky era el jefe de la cuadrilla de guardias rojos y el autor intelectual de la farsa.

               Según relata la escritora Helen Rappaport en «The last days of the Romanovs», la zarina se dio cuenta de que allí no había sillas, necesarias para una pose oficial, y de que los guardias se situaban bloqueando las puertas. En realidad, según cuenta también Rappaport en «Las hermanas Romanov», la familia imperial llevaba los meses de junio y julio preparándose para esto. Nicolás II se situó en el centro de la habitación, junto a él la Zarina (que se sentó en una silla traída a propósito pues padecía de ciática), detrás de ella sus hijas Olga, Tatiana y María, y a su derecha su hijo Alexey. Anastasia se situó también a la derecha de su madre, altiva y desafiante ante la guardia bolchevique. Las ventanas del sótano habían sido especial y cuidadosamente cerradas, para camuflar los sonidos de los disparos. La familia imperial rusa había sido despertada a las 2h 25′ de la madrugada. La tensa situación se prolongó durante una hora.

              En la habitación contigua los guardias y ejecutores se repartían cigarrillos, nervios y las armas. Eran 5, sus nombres: Ermakov, Nikulin, Kudrin, Mevdeved y el ya nombrado Yurovsky, quien en el instante definitivo ordeno que un vehículo Fiat arrancara el motor y comenzara a rodear la casa. En el momento de entrar en el sótano, con las armas preparadas. Al abrir la puerta, el Zar se dirigió a Yurovsky y le dijo: «¿Qué vais a hacer ahora con nosotros», a lo que este replicó con la lectura del comunicado del Soviet de los Urales que les condenaba a muerte. Nicolás quedó anonadado y solo acertó a decir: ¿Cómo, qué, no le entiendo, puede repetirlo?.

                     Yakov Yurovsky sacó su revolver y disparó varias veces sobre el Zar y seguidamente Ermakov descargó su fusil sobre la zarina Alejandra. Tras el tiroteo la estancia se llenó de humo, vómitos y orines, lo que hizo que los guardias rojos tuvieran que salir una y otra vez. Mientras tanto, completamente bebido, Ermakov intentaba acabar a bayonetazos con las archiduquesas, que se habían refugiado malheridas, en las sombrías esquinas. La lóbrega estancia estaba solo iluminada por una fría bombilla. A través del humo y la invisibilidad, Yurovsky fue buscando los cuerpos de las jóvenes para realizar los disparos finales sobre ellas. El último en morir fue el zarévich, más como consecuencia de la hemofilia, que de los desorganizados disparos y bayonetazos del grupo de guardias. El horror duró exactamente 20 minutos. Los Romanov fueron abatidos junto con sus criados. Fue León Trotsky el responsable último de la ejecución.

                                Memoria histórica frente a Causa General

            Todo crimen es un crimen, da igual quien lo lleve a cabo. Los crímenes y más si son políticos, no admiten distinciones. Pueden existir categorías e incluso magnitudes (genocidios, masacres, matanzas) pero no dejan de ser crímenes. El pueblo siempre guarda memoria de ellos. La sangre es un eco que no suele apagarse.

              Tras acabar la Guerra Civil española, Franco ordena abrir la Causa General o investigación sobre los crímenes políticos acaecidos en la zona Republicana, cometidos en su mayor parte por anarquistas y comunistas, nunca por el Estado republicano. Pese a todos los esfuerzos, medios y años invertidos en la Causa General, los investigadores no consiguen rebasar la cifra de 75.000 víctimas. Pese a ser muy alta la cifra, los franquistas esperaban al menos el doble, sus esfuerzos se dedicaron entonces a ocultar las cifras y la realidad de sus propios crímenes.

               Los mismos 40 años que invirtieron en la Causa General, los dedicaron a borrar rastros en los registros civiles, cementerios o cualquier otro lugar. También a borrar fosas, vaciarlas o a hacer traslados ilegales hacia fosas comunes en los cementerios o al propio Valle de los Caídos. Historiadores franquistas como Salas Larrazabal, De la Cierva, y actuales como Moa o César Vidal, se dedicaron y dedican a minimizar la represión de Franco, que triplicó la cifra republicana. Antes del traspaso Constitucional se destruyeron los archivos de Falange.

             La mala fe consiste en decir, con conocimiento de causa: «que hay que hacer una memoria histórica para todos». Esto es una falacia dicha con mala fe, porque la memoria histórica del franquismo se llama Causa General. Mala fe es seguir impidiendo que se conozca la cifra real de la represión franquista, o que se impida la excavación y localización de las fosas. La ignorancia puede ser perdonada, la mala fe, no.

                                        Nicolás II declarado santo

              Nicolás II Romanov no fue un santo en vida. El reinado del último zar de Rusia estuvo plagado de errores y de baños de sangre, como el del Domingo Sangriento. Las hambrunas mataban tanto en la época de los zares, como en época soviética. Los mismo, aunque con diferente magnitud, sucedió con el recurso al Gulag como método de represión política. La diferencia está en lo que vino después. En 1960 el régimen soviético condenó el stalinismo y daclaró nulas miles, si no millones de las condenas estalinistas. Antes de la caída de la URSS, Mijail Gorbachov ordenó la búsqueda de los cuerpos de la familia imperial rusa. A lo largo de los años, y tras ser demolida la casa Ipatiev, el pueblo erigió una cruz sobre el lugar en donde fueron ejecutados. La Rusia soviética empezó a avergonzarse de parte de su pasado.

      Con el tiempo se erigió un pequeño altar, luego una capilla de madera  y finalmente una catedral, la de la Sangre. En 1991 se localizaron los cuerpos del Zar, la Zarina y de tres de sus hijas. Faltaban el del zarévich y el de la gran duquesa María, que fueron localizados en 2007.   En 2000, la Iglesia ortodoxa de Rusia declaraba oficialmente santos a Nicolás, a Alejandra y a todas sus hijas e hijo (no por sus vidas sino por su muerte). Fue un caso excepcional, pues la Iglesia Ortodoxa no canoniza del mismo modo que la Católica romana.

          Rusia ha ajustado cuentas con el pasado soviético, Alemania con su pasado nazi. En España el franquismo sigue indemne. En Rusia, los nietos y bisnietos de Stalin tienen concedido el derecho a modificar el orden de sus apellidos, para que nadie los pueda identificar con el dictador soviético. En España, su familia se exhibe en cualquier medio público y postula una fundación de homenaje al dictador Franco.

         Nota:https://escritoconsangre1.blogspot.com/2014/03/yakov-yurovsky-el-asesinato-de-los.html?zx=fdf897f0a0464cbd

 

 

 

Todo cae


 

 

                    Se caen a la vista de todos y de todas. Es la mejor manera de que todo pase desapercibido. En Melilla las casas caen o las tiran. Hace ya tiempo que condenaron al «modernismo» a un presencia residual, lo menos molesta posible. Lo suficiente como para que constituya una marca de la que poder seguir extrayendo réditos de diverso tipo, pero no tan potente como para que impida el negocio inmobiliario.

               Pasamos por esos lugares a diario desde hace años y las casas está como estaban, pero cada vez con más peligro de derrumbe sobre los ciudadanos. Se mantienen negocios bajo edificios completamente arruinados, a no mucho tiempo del colapso. En las calles interiores no hay problema, pues en ellas no hay observadores ni testigos. Solo algunos pocos ciudadanos/as viven en las inmediaciones, pero esos no importan a nadie, salvo en época de voto. Esplendor y cochambre se dan la mano en la ciudad. Las fotografías de hace años siguen siendo útiles en la actualidad, solo confirman hasta qué punto la dejadez y la desidia extienden su mano sobre la ciudad. La década melillicida está mostrando su factura.

              No se puede parar el tiempo, no se puede parar nada. La ciudad de hoy es un reflejo distinto de la ciudad que fue un día y que ya no puede recuperarse. En ese sentido, en ese intento de mantenerse en una ciudad que ya fue, decimos que Melilla está muerta. La ciudad que se pretende, carece de futuro social, político y económico, porque no es una ciudad del futuro sino del pasado, como la Comala de Pedro Páramo. La cifras del éxodo hablan por sí solas.

                   Hay decenas de inmuebles vacíos en el centro urbano. La gravedad y las fuerzas erosivas trabajan en una misma dirección, sin que nada las detenga. Esta última década se conocerá como la década perdida para la ciudad, pero no para los que detentan el poder económico. Los últimos pingües beneficios se están obteniendo ahora. Solares, inmuebles completos, negocios cambian de mano con la misma facilidad que en una partida de cartas. Solo es tener suerte de acertar con el palo dominante. Más de una tercera parte de la ciudad está en este estado.

           Nota:https://elalminardemelilla.com/2017/03/02/el-negocio-de-las-ruinas/

El Hornabeque


                  El Hornabeque es un foso defensivo de los recintos de la Melilla originaria, modificada por los castellanos para su defensa. Está excavado a mano, por debajo de la roca y separa los recintos segundo y tercero. Al otro lado del baluarte de San Fernando se encuentra el foso de los Carneros, en donde se enterraba a los apestados y a los muertos por traición o fiebres. La excavación del foso en el siglo XVII dejó a la vista dos de los muchos silos de almacenamiento de la ciudad musulmana. Todo está lleno de túneles y vías cubiertas de comunicación entre los recintos, para resguardarse del constante tiroteo de los rifeños sobre la ciudad de los castellanos, que soportó un largo asedio de cuatrocientos años.

                   El foso del Hornabeque fue el lugar de un suceso increíble,  de un intento de asalto a la ciudad, en la que un santón o morabito intentó invadir y adueñarse de la ciudad mediante un ardid o peregrinación de lugareños. Es lo que se conoce como «suceso del morabito». Los alcaides de Melilla se pasaron sus mandatos de reclamando albañiles, canteros, herreros y ladrillos. Las penalidades fueron muchas, como relata Rodríguez Puget en Crónicas de una fortificación: «El alcaide Bernabé Ramos de Miranda comunica el 26 de enero de 1690 el mal estado en el que se halla la guarnición, con 434 hombres de tomar armas, justos para cubrir la muralla y puestos sobresalientes. Por todo ello no hay gente suficiente para trabajar en las obras más precisas, y al no disponer de albañiles ni canteros están paradas las obras (hornabeque). Extraña el alcaide que los ministros de Málaga reclaman el mal albañil que enviaron, que ya se ha muerto, un herrero y dos canteros en un momento en el que hacen falta muchos». Melilla siempre estuvo en riesgo de perderse.

                                               Los restos del Belén

           Siempre es necesario contar un poco de historia para recordar en dónde nos encontramos y su contexto. El foso del Hornabeque fue rehabilitado hace unos años y se invirtió en él una suma importante de dinero. Actualmente se utiliza para dos eventos importantes y estables en la ciudad, el mercado medieval y el tradicional Belén de Navidad. Es precisamente de esta última celebración de donde proceden estos «restos históricos» que ahora pueden contemplarse; la fuente romana de mármol,  y los depósitos para el teñido de cuero de procedencia medieval.

                 Una cosa es decorar y ambientar una zona para circunstancias determinadas, con elementos móviles que puedan ser retirados sin problemas; y otra muy distinta dejar elementos anacrónicos fijos como estos dos. No solo no embellecen el lugar, sino que demuestran poco interés por él y su historia.

 

 

Tres imágenes


                    El Alminar de Melilla es una combinación de texto e imágenes, para aumentar la fuerza de lo que se muestra y también para reducir al máximo posible la visión del observador y narrador. Cada uno/a lee y luego saca sus propias conclusiones. Este blog está también inspirado por la idea de compartir. De nada sirve almacenar sin tasa y convertir todo en un archivosaurio, que nadie puede ver, ni resultar útil.

                    El tiempo digital empezó a tomar cuerpo a partir del inicio del último lustro del siglo XX en 1995, cuando empezó a ser accesible a todo el mundo y se abrió paso en el hemisferio norte. Desde esa fecha todo está separado por una gran barrera, la del mundo predigital, en el que el número de imágenes existentes es limitado, y el del momento actual, en lo que cualquier acontecimiento o punto geográfico está fotografiado hasta el infinito. Existe una descompensación clara que ya es imposible de remediar. Hay centenares de momentos, de acontecimientos, de personas, perdidos para siempre y que ya no podrán ser recuperados. Ahora hay mucho de todo y no siempre tiene valor.

                       A todo esto hay que agregar las especificidades de la ciudad, en donde no hay un solo archivo digitalizado y con los fondos catalogados y expuesto al público. Muchas veces lo hemos escrito y no nos cansaremos de repetirlo. Los archivos de Melilla carecen hasta de páginas web. No hay catálogos, no existen fotografías descargables, no hay libros disponibles en formatos PDF o EPUB que puedan ser leídos «on line», sin la engorrosa obligación de acudir a ellos y buscar mediante la forma digital, o sea, la de rebuscar las fichas con los dedos, y llenarse de polvo y ácaros. Al menos en la Biblioteca Pública ofrecen guantes para mover la páginas de los tomos de la prensa local.

                         Estas tres fotografías que hemos encontrados  están datadas en 1991, dada la presencia del edificio de la Escuela de Enseñanzas Artísticas (Enrique Tierno Galván), junto al puente nuevo del Tesorillo. Todavía existe el hospital de Cruz Roja que vivía sus meses finales, pues en ese año fue inaugurado el Hospital Comarcal. La huerta de Caballería es la otra presencia del pasado, en lo que hoy sería el campo de golf y el CETI (Centro de Inmigrantes de Melilla). La costa de Aguadú muestra un aspecto virgen y libre de cualquier urbanización. Lo mismo ocurre con el monte Gurugú, totalmente agreste y sin ningún rastro de edificaciones. Tampoco existe la valla frontera, ni la carretera perimetral. la fotografía también muestra la mezquita del Habbús en su aspecto original, y el bosquete mediterráneo de Sidi Ouariach.

         No es que aquel tiempo fuera mejor, pero sí muestra que otra Melilla fue posible. Eso es lo que compartimos.

 

Estampas urbanas melillenses


              ¿Hay un modelo urbanístico común para la ciudad?. La respuesta es no y la sensación es de desorden total. Lo que vale para el centro de la ciudad no sirve en los barrios periféricos, y en algunos ni siquiera se intenta un modelo de integración. Se está gastando un millón de euros tras otro en pavimentos en zonas muy concretas de la ciudad, mientras se abandona el resto a su suerte. La falta de modelo de gestión común se deja notar en el resto del casco urbano. ¿Pueden convivir juntas la excelencia y la cochambre, el edificio nuevo y el abandonado?. La respuesta es sí, y en el mismo centro de la ciudad o en cualquier parte. Las incongruencias urbanísticas están a la orden del día, como la de cerrar un trozo de acera en la calle de Altos de la vía. La accesibilidad es solo un concepto desarrollado en algunas calles del centro de Melilla.

                    Está bien extender los pasos de peatones, rebajarlos en los bordillos, pero no hasta el punto de que dificulten la maniobrabilidad de los vehículos, como se aprecia en la foto de la calle del general Astilleros. Vehículos grandes, como la mayor parte de los todoterrenos (el vehículo mayoritario melillense), o de emergencias, no pueden girar con estos estrechamientos de calzada. Por toda la ciudad proliferan las barandillas dobladas, los pivotes y bolardos semi-arrancados y no es porque se conduzca de una manera enloquecida, sino porque resulta muy difícil la maniobrabilidad. Con cualquier error en el giro, se produce la colisión, como cuando instalaron lo maceteros abrelatas en el barrio del Real. Allí siguen y todavía resultan peligrosos a la hora de aparcar o incluso de andar, pues resulta fácil golpearse en sus bordes. En cuanto hay que mezclar varios conceptos como seguridad de los peatones, maniobrabilidad y regulación del tráfico, surge el caos.

           El último apartado de este reflexión, que dará paso a otras, en el del mantenimiento, la gran batalla perdida. Es cierto que hay una parte de la población que no colabora en nada, pero resulta también evidente que no hay vigilancia, ni tampoco interés por hacer cumplir las normas o sancionar la falta de urbanidad en la ciudad. El caso más representativo es el de las columnas del parque Jerez, situado detrás del cuartel de la Policía Local, supuestamente el lugar más seguro de la ciudad. En dos ocasiones hemos reflejado cómo las columnas eran volcadas y derribadas por los vándalos. ¿Cuál es la solución que han ideado los gestores municipales?.

             Aplicar el mandato evangélico: «Si algún miembro te escandaliza, arráncatelo». Dicho y hecho. Ya no hay columnas ornamentales. Ya ni siquiera lo incluimos en el apartado de Denuncia con foto, tal es el aburrimiento. Con el de Foto comentario tenemos suficiente.

        Notas:https://elalminardemelilla.com/2015/05/09/ocurrencias-en-real-de-peatones/; https://elalminardemelilla.com/2018/11/18/regreso-al-parque-jerez/

La doctrina de la crispación política


           La crispación política en España es además de un libro homónimo de Santiago Carrillo (Planeta 2008), una doctrina política y una estrategia constante que las derechas españolas ejercitan y ponen en marcha desde el día siguiente en el que pierden el poder. El septenio de José Luis Rodriguez Zapatero (2004-2011) fue una constante de agitación mediática y callejera, basada en una triple acusación que todavía se mantiene vigente: (1) Llegó al poder como consecuencia de los atentados islamistas del 11 de marzo, difundiéndose la repugnante falacia de la implicación de algunos poderes del Estado en ellos. (2) Negoció con la organización terrorista ETA (se omite que en su mandato la banda terrorista renunció a los atentados e inició un proceso que concluyó con su disolución final, y que José Mª Aznar también hizo lo propio y con los mismos objetivos). (3) Fue el responsable de la crisis económica que afectó al mundo entero y que tuvo su origen en los Estados Unidos, y que ningún observatorio económico supo advertir.

            La tranquilidad solo volvió al país tras la llegada de Rajoy al frente del Partido Popular en noviembre de 2011. Este nuevo septenio de tranquilidad social y política, pese a las durísimas medidas económicas llevadas a cabo contra los derechos laborales de trabajadores, funcionarios y pensionistas, solo se vio alterado por la crisis política de Cataluña en 2017. La cuestión catalana ya era un problema presente en la II República, que llevó a una respuesta violenta del Estado, tras la proclamación de Independencia de Lluís Companys en 1934. La cuestión catalana ya estuvo presente en los dos mandatos de Aznar (1996-2004), en los que realizó el mayor traspaso de competencias autonómicas, y también en el de Zapatero, con la aprobación de un nuevo Estatut del año 2006, que fue tumbado por el Tribunal Constitucional, con un recurso del propio Partido Popular.

                               El bloque de derechas y la crispación

           «La política de oposición del PP ha consistido en crispar el debate parlamentario y en trasladar la crispación a la calle. La finalidad de tal estrategia no era otra que crear la sensación de que un gobierno de izquierda era incapaz de asegurar la estabilidad política del Estado e incluso que con la izquierda existe el peligro de la ruptura de éste, de caer en una situación de anarquía ingobernable»; (Santiago Carrillo, 2004).

             En los ocho meses pasados desde la moción de censura a Mariano Rajoy, las tensiones y las manifestaciones de colectivos de todo tipo, en demanda de reivindicaciones sociales, laborales o económicas, se han sucedido sin descanso transmitiendo la sensación de inestabilidad política. El debate político se ha vuelto bronco, zafio e incluso grosero y todo estos parámetros se ha trasladado a la sociedad. Los debates en las redes sociales han incrementado su violencia hasta más allá de lo tolerable y permisible.

                  El rancio lema franquista de «la unidad y las tierras de los hombres de España» ha retornado como ariete político contra una mayoría social de izquierdas, tan legítima como cualquier otra, porque todos los partidos y coaliciones que la conforman están respaldados por los votos populares. Como ya no puede aludirse a las viejas definiciones de «rojos» y «nacionales, se crea una nueva línea: la de los partidos constitucionalistas, en la que con la peor mala fe política posible se excluye al PSOE, y se incluye a la neo formación de VOX, que sí se muestra claramente partidaria de actuar contra la Constitución de 1978, al afirmar que pretende eliminar el estado de las Autonomías.

               Ha vuelto toda la retranca de la arcaica trinidad de la derecha:  La corona, el altar y el sable, pero transformada en algunos aspectos, como en el de la sustitución de «los mercados» y sus supuestos mandatos, como nuevo sable amenazante. La Corona, implicada con la Democracia, ha sido sustituida por el difuso concepto del Estado, y en cuanto al Altar, se vinculan a él cada vez que pueden.

                 Santiago Carrillo atribuía  a José Mª Aznar y su fundación FAES, todo este gran giro hacia la derecha más intransigente y neoliberal, ejemplificado en su segundo mandato, el de la mayoría absoluta, y que ya pocos recuerdan. Se trataría del estilo más puro de Aznar, el que todavía niega la autoría islamista de los atentados del 11 de marzo, el del bronco «váyase señor González», o en sus dosificadas y siempre crispadas intervenciones de los últimos tiempos. Los insultos a la presidencia del gobierno en las últimas semanas han sido atroces, y nos remontaban a los debates parlamentarios de La Transición, por no remontarnos más atrás. En realidad, y aunque no se quiera ver, a Mariano Rajoy lo echó la FAES aznarista.

       Para el nuevo tiempo, este que ha convertido el hemiciclo en un cuadrilátero, se necesitaban otros actores. El nuevo PP de Casado y el Vox de Abascal están en clara sintonía con la línea FAES, del bronco y siempre crispado Aznar.

 

Las puertas ocultas de la muralla


 

          Todo lo relacionado con la Ciudad Vieja, su pasado oculto, su historia y sus cuatro recintos, conforman el Área 51 de Melilla. No hay información de nada y si se descubre algo no se comunica a nadie. La divisa sigue siendo: «Se oculta, se destruye, se tapa». Es la doble ocultación, el desconocer que ni siquiera se sabe. Aparecieron «muertos» en el 4º Recinto y las fotografías y la información están ocultas bajo 7 llaves, en la cofradía de los secretos absurdos. Hay mucho miedo a descubrir algo que no se quiere conocer, o a aquello que no debería esta ahí.
La lucha contra la ocultación en el Área 51 es una constante en la historia del Alminar, ayudados siempre por la colaboración ciudadana. Un año tras otro, con la perseverancia del borrico en la noria (san Josemaría dixit), hemos desvelado la situación de la Casa del Gobernador, verdadero epicentro de la Zona Cero, de la que nada puede saberse o decirse.
                                            La 7ª puerta sobre la muralla
Todo se construye sobre algo y se edifica con los materiales anteriores. En la mezquita-catedral de Córdoba están contadas todas las columnas e identificadas sus distintas procedencias. En Melilla a muy duras penas se reconoce el pasado de la ciudad sobre la que se asentaron los españoles en 1497. Si existe un hallazgo inconveniente, solo se explica si hay una historia posterior y creíble (caso del aljibe viejo de la Batería Real).                En caso contrario no se vuelve a saber de él. Una de las zonas en donde no se respetó nada de su configuración original, fue en el Baluarte de San Fernando, en la rehabilitación/falsificación que se llevó a cabo en 2011, el año de la creación del Alminar. Afortunadamente habíamos fotografiado cada palmo del terreno, para luego mostrar la alteración irreparable. Desde entonces hemos seguido esa táctica: fotografiar y guardar.
El frente sobre el foso del Hornabeque, entre los baluartes de San José y San Fernando, presentaba, además de un lamentable estado, una configuración extraña. En un lateral, era claramente visible que no todo el frente de la muralla era homogéneo. Había claros indicios de haberse tapiado una puerta o un hueco. Así ha permanecido años hasta la actual «rehabilitación», en la que sobre una muralla de piedra, se ha colocado una puerta de chapa. Por supuesto no hay comunicación alguna sobre la localización de esta puerta o hueco. En las escaleras de acceso existía una oquedad excavada sobre la piedra, que podía ser un antiguo silo de almacenamiento de grano, como otros muchos que todavía poder verse sobre en la Ciudad Vieja. Algunos fueron eliminados por completo.
Los indicios sobre la piedra indicaban claramente que allí existía algo, que ahora aparece. Nos ofrecerán una explicación o no. En cualquier lugar se comunica cualquier hallazgo, por mínimo que sea. En la taifa africana, no. También puede que se todo más sencillo, y que hay cosas en las que simplemente no tienen ningún interés.
Hay muchas otras zonas interesantes a lo largo de Melilla la Vieja. Como siempre hemos dicho: «queremos mirar donde otros han mirado, y ver lo que otros no han visto». Todo esto ha sido una escombrera hasta la fecha y esta ya es la 3ª rehabilitación en 10 años.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/07/15/baluarte-de-san-fernando/; https://elalminardemelilla.com/2012/02/05/en-busca-del-monolito-perdido/