Parábola del barco


El buque Galicia de la Armada española complementará al Hospital de Melilla   

               Cuando se hace una fotografía o se escribe un texto, no se sabe cuando cobrará sentido. Hay noticias de la actualidad que solo sirven para ese momento, sin embargo hay cosas que se escriben hoy o cualquier otro día, y el texto se manifiesta en su plenitud pasado el tiempo. A veces tienen que pasar años.

                Esto mismo ocurre con las fotografías. Una vez que se hacen sirven para cubrir la actualidad inmediata, y otras quedan almacenadas en los archivos por si algún día sirven para un momento distinto, y un tiempo diferente.

                 Recuerdo perfectamente aquel 18 de junio de 2017, era un domingo caluroso y apacible. Un buen día de playa de los que disfrutamos en Melilla. La fragata Santa María, que da nombre a todos los de su categoría, llevaba varios días atracada en el puerto de la ciudad. De repente, saliendo del cargadero del mineral, apareció la enorme silueta de uno de los buques más grandes de la Armada Española, atravesando la bahía melillense. Se tomó su tiempo en realizar la maniobra de salida, hasta ponerse en posición y enfilar con su proa el mar abierto.

                Han pasado dos años desde aquella fotografía y hoy cobra su utilizada y sentido. La majestuosa silueta del buque anfibio Galicia, de mayor tamaño que este buque, pronto será visible en nuestra ciudad, pero esta vez convertido en barco hospital, en apoyo del saturado hospital comarcal, en esta pandemia del Coronavirus, la «peste negra» del siglo XXI.

                 El 17 de marzo del presente mes, el médico cirujano de nuestro único y envejecido hospital, diputado de CPM y de todos los melillenses, Mustafa Aberchán, propuso a la Asamblea de Melilla que se solicitara al Ministerio de Defensa, la asistencia de un buque hospital, para complementar y evitar la saturación del Hospital Comarcal. La iniciativa fue calificada de ocurrencia en ese momento.

                         Mientras tanto, el contagio de la nueva peste negra o covid-19 se ha ido incrementando, acumulando infectados y fallecidos, saturando hospitales, y colapsando países, que están viéndose afectados uno tras de otro, como en una siniestra cadena de fichas de dominó.

         La llegada de este buque era algo necesario. Agradecemos al Gobierno de Melilla, que tramitó la propuesta, al Gobierno de España que la ha materializado, y al Ministerio de Defensa que nos ha proporcionado uno de sus barcos más modernos y mejor dotados (el Galicia) como nos había sugerido un amigo marino y colaborador de este modesto blog. Desde El Alminar deseamos ánimo y salud para todos y todas los melillenses.

Nota: https://www.lavozdigital.es/cadiz/provincia/lvdi-galicia-viaja-melilla-para-convertirse-hospital-campana-lucha-contra-coronavirus-202003311813_noticia.html

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Parábola del avión


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                                   Una verdad y 10 mentiras

       Esta es una parábola con un solo nombre, el del doctor y cirujano del Hospital Comarcal de Melilla Mustafa Aberchán. Según las condiciones estipuladas por el Ingesa, en el avión bimotor turbohélice medicalizado solo pueden ir la tripulación, el personal médico (medico/a y enfermero/a) y el propio enfermo. La disponibilidad del avión, con velocidad de crucero de 250 nudos y techo superior de servicio de 20.000 pies es de 24 horas al día. Su base operativa puede estar en Melilla o Málaga y debe contar con sistemas de navegación nocturno y estar capacitado para volar en condiciones adversas.

               El procedimiento de vuelo, así como el plan de servicio corre a cargo del director operativo, o sea, de la persona o empresa adjudicataria de la prestación. En este caso el doctor Aberchán recibió el placet para embarcar hacia Madrid como sanitario de acompañamiento de las muestras de biológicas para analizar en la capital del Estado, como presuntos casos de Covid-19. Por tanto, era un vuelo programado: Nadie hizo nada irregular ni se utilizó un avión para nada distinto de lo previsto.

       Ya tenemos pues dos titulares que no se corresponden con la más estricta verdad: «El expresidente Aberchán usó un avión público medicalizado para eludir el estado de alarma». El titular del diario Público lo presenta casi como un pirata aéreo, intentando huir de la situación de confinamiento de Melilla. Mientras tanto, el diario El Confidencial titula: » El líder del partido de Gobierno se salta el confinamiento para ir a Granada», lo cual tampoco es cierto, porque Mustafa Aberchán no llegó Granada. Su pretensión fue solo recoger a una de sus hijas, que trabaja como sanitaria en la antigua capital nazarí, pero en el aeropuerto de Málaga. Una compañera sanitaria suya había dado positivo por coronavirus, y ella presentaba sintomatología. Ese fue el motivo de solicitar su inclusión en el procedimiento operativo del avión medicalizado. La dirección del Ingesa no autorizó el desplazamiento del doctor Aberchán a Málaga (como acompañante del traslado de un enfermo), y éste respetó esa orden. El viaje a Madrid, en el que no llegó a bajarse del avión, no supuso la espera de un paciente en nuestra ciudad, porque se trataba de un viaje programado por el propio Ingesa.

           Se trata pues dos viajes programados, el primero a Madrid con analíticas, en el que sí estuvo, y el segundo para un traslado de un enfermo. En uno estuvo, en el otro no, pero no se trataba de «eludir un confinamiento».

         El asunto ha creado mucha alarma en la ciudad, pero ha sido debido a la desinformación y a la bola de nieve creada en las redes sociales. No hubo utilización indebida del avión, ni se saltó procedimiento alguno, de los establecidos para el traslado de enfermos y pruebas médicas. Si el doctor Aberchán hubiese solicitado el permiso reglamentario por enfermedad de familiar no residente en la ciudad, hubiese estado al menos una semana fuera del Hospital Comarcal.

              La exclusión de las Clínicas Remartínez del sistema público de salud

         Mientras tanto, el anterior Presidente de la ciudad, la anterior consejera de Sanidad, y el anterior responsable del Instituto de Gestión Sanitaria, siguen callando sobre la decisión que más daño ha hecho al sistema público de salud de Melilla: La revocación del contrato de servicios diagnósticos a las clínicas Remartínez, por cuestiones que sólo tenía que ver con normativas de accesibilidad , y la sanción para el ejercicio de su profesión, a uno de los radiólogos más prestigiosos de España, el doctor Enrique Remartínez Escobar.

       Esta decisión, pronto será revisada en los Tribunales Administrativos, y podría suponer la mayor sanción económica de la historia al INGESA, así como la revocación de la sanción al doctor Remartínez. Si todo esto se cumple, estaríamos ante la presuntamente mayor prevaricación administativa de nuestra historia médica. Sin embargo, nadie pide explicaciones públicas por esto. Los melillenses, siguen pagando de su bolsillo pruebas diagnósticas, que deberían estar siendo llevadas a cabo por la Sanidad melillense, y por las compañías de prestación de servicios médicos., que también callan, porque durante el gobierno de Rajoy (2011-2018), se suprimió la posibilidad de elegir entre dos compañías médicas y/o especialistas.

           Si tratamos aquí este incidente, es debido a la alarma creada en la ciudad, sometida a un confinamiento completo desde hace dos semanas, y porque siempre de imperar y buscarse la verdad.

 

 

El ferrocarril en Melilla


                       Historias de minas y ferrocarriles en Melilla

     Con la indigencia de medios de los archivos melillenses, la labor de José Antonio Cano Martín, historiador aficionado melillense, al recoger una a una todas las noticias relacionadas con el ferrocarril en la prensa de Melilla, durante un siglo (1904-2014), se me antoja una labor casi imposible, y sin embargo, consiguió componer un libro de 600 páginas, con todas las noticias publicadas, y con los textos completos. Toda esta labor se realizó a mano, buscando día a día todos los periódicos publicados durante un siglo, lo que nos da la extraordinaria cifra de 33600 días de búsqueda y anotaciones, sin el auxilio de la digitalización o del conversor de textos.

       Nombres, fotografías, textos, lugares, planos y edificaciones se han preservado del olvido gracias a esta labor titánica. El libro fue editado en 2014 por el Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y la UNED.

        Melilla es una ciudad diseñada para la actividad del ferrocarril, por eso se explanaron los distintos cerros y todas las laderas y pendientes por las que el terreno melillense descendía suavemente hasta el mar. El ferrocarril se construyó exclusivamente para la explotación de las Minas de Rif en el monte Uixan, y el mineral de hierro trajo las guerras. La historia del ferrocarril es una historia de hombre y mujeres, de trabajadores, de duras condiciones laborales, de huelgas, de guerra y de enriquecimiento, pero es parte de la historia de La hija de Marte, como acertadamente la bautizara Francisco Carcaño.

           De todo ese siglo de ferrocarril no ha quedado nada en nuestras calles. No hay un museo o archivo del ferrocarril. La mayor parte de los documentos de Las Minas del Rif ardieron en los depósitos municipales. Apenas un puñado de fotos, unas cuantas pilastras repartidas por la ciudad, un pequeño montón de documentos inconexos, y solo dos puentes en las calles. Ninguna locomotora original, ningún vagón de carga o de transporte, pero al menos queda este libro que recoge toda la historia escrita, que como en todo, es solo una pequeña parte de la historia real. Como toda la prensa de la época, estaba sometida a censura.

   Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/02/20/el-ultimo-puente-del-ferrocarril/

El general Patton en Tabernas


          50 años del rodaje Patton entre Almería y Tabernas

Enrique Delgado                 

        El controvertido y desequilibrado general estadounidense George Patton, nunca estuvo en la localidad almeriense de Tabernas, ni tampoco en Real Sitio de San Ildefonso en Segovia, sin embargo, estas dos localidades españolas fueron los escenarios principales de la película Patton (1970), galardonada con 10 Oscars  de la Academia de Hollywood en 1971, el de mejor película, mejor dirección y mejor actor principal. La selección de escenarios incluyó también a Volubilis en Marruecos, Almería capital, el Palacio de Riofrío, y la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, que se convirtió en Las Ardenas.

          Sin embargo lo que nos interesa no es nada de eso, sino la más que probable destrucción real de una de las torres de la antigua alcazaba musulmana de Tabernas, lugar en donde se firmó la capitulación de Almería en 1489 entre Fernando el Católico y Muhammad XII al Zagal, tío de Boabdil, último rey nazarí de Granada. La alcazaba fue destruida por los propios moriscos, en la denominada como Guerra de las Alpujarras, en el final de siglo XVI. Desde entonces presenta un aspecto ruinoso.

               La destrucción de una torre, para el rodaje de Patton (1970)

             La cuestión es si se autorizó la voladura de una de las torres, una puerta, o parte del lienzo de la muralla. Hemos visto casi fotograma a fotograma toda la película, realizada hace 50 años, y hemos identificado muchos lugares, pero prestando especial atención a las de la alcazaba de Tabernas. Se rodaron allí varias escenas de batallas, que en la película se identifican con Túnez y el África Corps de Rommel, y con la liberación de Sicilia. Resulta curioso ver la entrada de las tropas aliadas anglo-estadounidenses en Messina, y ver claramente la plaza de la catedral de Almería.

            ¿Se voló parte de la muralla de la alcazaba para rodar una escena bélica?. La respuesta es sí, pese a haber sido declarado bajo la protección del Patrimonio Histórico Español, por un decreto de 1949. Las autoridades franquistas no sentía ningún respeto real por el patrimonio histórico y cultural. Lo mismo les daba autorizar la voladura de una torre para una película como Patton, o robar dos figuras de la catedral de Santiago para regalárselas a la familia Franco. En el colmo del despropósito, la escena no debió resultar demasiado cinematográfica, porque apenas se identifica en la película. La puerta que hoy aparece reconstruida al completo, fue probablemente la que volaron en 1970.

                 La colina de la alcazaba, el propio castillo y Tabernas, constituyen un enclave mágico, cargado de historia y de belleza natural.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/12/26/la-alcazaba-de-tabernas/. https://almeriapedia.wikanda.es/wiki/Castillo_de_Tabernas

Melilla en el día de antes


              El título es de Umberto Eco, y la idea de Yolanda Tamara Crespo, amiga y directora del El Faro en Melilla en 2007, antes de que El Alminar existiera, y me pareció buena. ¿Cuál es la última imagen que capturamos con nuestras cámaras antes de iniciarse el confinamiento social?.  Se trata pues de buscar las mejores imágenes de un mundo que habrá cambiado cuando volvamos a posar el pie en las calles nuevamente. Se trata de ver belleza en donde solo un día después estaría asentada la amenaza.

               Son muchos los que se entretuvieron diciendo durante días que los resfriados mataban más gente, y que ahora realizan comparaciones con la peste negra, la gripe española (que nunca lo fue), la plaga de Justiniano, o acumulan las cifras de fallecidos por el cólera, el sarampión o la viruela. Para las últimas mencionadas no existían vacunas (que muchos rechazan en creencias ciegas). Para las primeras y hasta hace solo un siglo, la epidemia de la gripe española (1918) que además coincidió con la I Guerra Mundial, baste decir que no existía la Sanidad, por eso las cifras de fallecidos se contaban por millones.

                La Cruz Roja surge a partir de 1863 a iniciativa de Henry Dunantporque hasta esa fecha ni siquiera se recogía a los heridos en los campos de batalla, que pasaban días en agonías inimaginables hasta que la muerte, o algún alma caritativa, que siempre han existido, se los llevaba en el primer caso, o los recogía en el segundo. Si no fuese por la existencia y desarrollo de la Sanidad, los fallecidos por la pandemia del Covid-19 ya se contarían por cientos de miles. Aunque no proceda en este caso porque se trata de un virus, recordaremos que la penicilina G o primer antibiótico, fue descubierta por Alexander Fleming en 1928. Hasta su aplicación en enfermedades o en operaciones quirúrgicas, lo normal no era sobrevivir.

             Así pues volveremos a las calles, pero el mundo que conocíamos se habrá transformado, tras esta batalla contra lo invisible que estamos librando. Cambiará nuestra forma de relacionarnos, tanto entre nosotros, como con el mundo o nuestro entorno. Cambiarán conceptos e ideas y como siempre ha sucedido tras una crisis de esta magnitud, como cualquiera de las epidemias históricas, o tras cualquier guerra entre humanos, el mundo mejorará para todos/as.

                  Ayer el presidente del Gobierno Pedro Sánchez ofreció un titular tremendo, pese a que la opinión común era que no dijo ninguno, y es este: «La amenaza está en cualquier lado». Desde El Alminar esperamos y deseamos volver a vernos todas/os, en las mismas calles en las que siempre nos hemos encontrado. No hay que olvidarse nunca de defender la Sanidad Pública. Ese es el gran avance al que no podemos renunciar jamás, de no existir, estaríamos escribiendo de otra cosa.

                   Luego, cuando esto acabe, juntos/as, nos tocará volver a levantar este país y vendrá un tiempo largo, de duros sacrificios, que tendremos que sobrellevar entre todas/os, porque esto es el equivalente a una guerra. También habrá que compensar a los trabajadores de La Sanidad, que han estado en primera línea y desde el primer momento.

 

La segunda semana de confinamiento


                          

          El control sobre el territorio parece haberse implantado, mientras los vehículos del Cuerpo Nacional de Policía recorren las calles recordando la obligatoriedad de respetar las normas del confinamiento social. La población indigente, los mendigos y las personas sin hogar han sido trasladadas a dos albergues temporales.

         Hasta el día 18 se podían ver imágenes de jóvenes de la calle, rebuscando entre los contenedores, o esperar pacientemente en un banco el socorro ciudadano. en este último caso, varios ciudadanos y el dueño de una tienda próxima les proveyeron de comida y agua.

          El confinamiento es indispensable para no propagar el contagio y detener su recta ascendente, en progresión geométrica todavía. No contagiar y evitar se contagiados, esa es la responsabilidad de la población bajo confinamiento. El uso de guantes es imprescindible y también es una realidad el que no pueden comprarse. No solo no hay, sino que además se han cerrado los comercios de productos de limpieza. Hubo una irresponsabilidad en los primeros días, y fue no poner tope al número de unidades que podía comprar cada persona. El constante lavado de mano y el uso de guantes en el exterior, previenen en un 50%. Pese a esta realidad, todavía es posible ver a personas que no usan guantes, aunque se trate de un lugar colectivo como por ejemplo un supermercado. Es importantísimo y vital detener la recta de propagación, y para ello no se pueden relajar las precauciones ni un solo instante.

                             Homenaje a los que trabajan en la calle

           Dejando a aparte la contribución del personal sanitario, que está fuera de rango y que  habrá que reconocer cuando corresponda, con los máximos honores del Estado, hay otros muchos trabajadores que salen a diario a las calles, para mantener la seguridad y la tranquilidad de la población aislada. Son los integrantes de los Cuerpos de Seguridad del Estado, los vigilantes, los propietarios de los pequeños comercios de alimentación, los panaderos, los carteros,  las cajeras y dependientas de supermercados, los reponedores de alimentos y descargadores de mercancías, los trabajadores de la limpieza urbana, o los repartidores del gas butano. A todos ellos les enviamos el nuestro más sincero reconocimiento desde El Alminar.

Imágenes del confinamiento social


             Melilla  gasta una cantidad ingente de dinero en la limpieza pública, pero que no materializa el resultado de ese gasto en una ciudad brillante, sino  todo lo contrario. No solo hay rebuscadores de basura porque exista pobreza y miseria, tanto en la ciudad como en el otro lado de la frontera, sino porque a la basura se arroja absolutamente de todo. Junto a los contenedores de basura se pueden ver puertas, sillones, lámparas o cualquier otra cosa inimaginable.

             Hasta este mismo momento, han fracasado todos los sistemas de recogida de basuras, pero parte de esa «culpa» recae sobre ese porcentaje de usuarios que hace caso omiso de cualquier norma cívica. También ha ocurrido esto porque en los últimos 25 años se ha renunciado a implantar esa «cultura urbana». El Ayuntamiento de Melilla se hacía cargo hasta hace poco más de  10 años de todo tipo de impuestos, como agua o recogida de basuras. Daba igual llenar una bañera que una piscina. La cultura de la multa por una infracción urbanística son más una anécdota que una norma, ya sea porque se arrojen escombros en la vía pública o porque se derribe un edificio catalogado. Aquí todo ha dado igual siempre. Plan de empleo tras plan de empleo, se recogía cualquier cosa del cauce seco del río de Oro. Sin embargo, tampoco debe dimensionarse en exceso a esa parte de la población, ni este tipo de hechos

                                     Colaboración con la Autoridad Pública

                La adaptación a una situación como esta, que nadie ha vivido nunca, requiere de un periodo de asimilación. En toda la zona de los Altos del Real, desde el mismo viernes, empezó a desaparecer el trasiego humano. El domingo ya no se veía a nadie en las calles y los días van sumando. La gente hace colas distanciadas en las tiendas del barrio, no hay encontronazos y sí algunas conversaciones de una acera a otra. Los vecinos y vecinas se saludan y se comunican. Todo se respeta y solo es la primera semana. La conciencia ciudadana y cívica se va creando. Lo importante es que todo esto que ahora se aprende por la experiencia, se consolide para el futuro.  Se echa menos basura a los contenedores, se están espaciando estas salidas y se programa hasta el momento de ir a comprar el pan. Nadie coge el coche.

                  Mientras tanto, los trabajadores de la limpieza realizan su labor diaria, con el material de prevención al completo. Ellos llevan a cabo una de las labores más ingratas en el devenir diario de una ciudad, y no faltan ningún día. Ahora se baldean las calles y se desinfectan, por primera vez en mucho tiempo, las calles huelen bien, están limpias. Cuando todo esto acabe, muchas cosas habrán cambiado, y quizá hayamos creado el embrión de una conciencia cívica y solidaria. Nada puede volver al punto en el que estaba. El control sobre el territorio debe ser total.

            Las autoridades están cumpliendo con su labor, los trabajadores también y por supuesto, la ciudadanía está respondiendo, salvo en los casos más difundidos. Lo que no se puede es dejar caer a una ciudad, como se ha hecho en la última década.