Imágenes del Casino Español


¿Es el Casino Español una de la obras emblemáticas de Enrique Nieto? ¿Podría este edificio tener un uso institucional o comunal? ¿Debería adaptarse antes de que el deterioro avance y sea más onerosa su conservación? La respuesta a estos interrogantes es sí, pero hay que tener proyectos e ideas.

La administración local paga dinerales en alquileres para parte de sus oficinas de atención al ciudadano, algunos muy incómodos, mientras la ciudad se llena de edificios vacíos en un centro urbano que pretende ser escaparate turístico y su motor económico.

Hace ya muchos años que nadie sube por estas impresionantes escaleras, salvo los integrantes de la junta directiva, y muchos más años desde que nadie transita por su interior. Casi la mitad de los melillenses ya no recuerda nada del interior de este espléndido edificio, una de las joyas urbanas del modernismo melillense. La principal entrada principal se encontraba en la fachada de la avenida principal, que ha contado con diferentes denominaciones, la actual es Rey Juan Carlos I.

Según la única edición histórica del Callejero de Melilla de la Asociación de Estudios Melillenses, el Casino Español es la asociación más antigua de Melilla, con origen fundacional en la ciudad vieja. En 1910 compraron el solar sobre el que se ubica el edificio y le encargaron el proyecto a Enrique Nieto, que desarrollo en las tres primeras décadas del siglo XX la mayor parte de sus 102 obras, según el Cronista Antonio Bravo, en su obra La ciudad de Melilla y sus autores.

La ciudad nueva, la neoclásica, la modernista, la art decó, eran partes de un conjunto ilusionante de una urbe europea que se abría sobre el norte africano. Los mazazos de las tres guerras (1909, 1921, 1936) irían erosionado y deteniendo ese magnífico empuje. Desde este blog primero y después desde la página y grupo Facebook, Melillenses por la Defensa del Patrimonio Histórico, con casi 900 integrantes, se intenta dar a conocer todo lo que todavía queda en pie, y evitar una mayor pérdida patrimonial.

El edificio consta de una planta baja, en donde estuvo la última cafeteria hasta la década de 1980, y también dispone de otras dos más con amplios salones, en el que se han celebrado todo tipo acontecimientos. Tiene una biblioteca y todavía mantiene lámparas, cuadros y mobiliario con al menos un siglo de antigüedad. En los años de decadencia sufrió un importante expolio ornamental y bibliográfico.

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La sinagoga de la Luz Sagrada


Or Zaruah, la Luz Sagrada, obra de Yamin A. Benarroch y de Aquiba Benarroch, para el perpetuo recuerdo de su nombres y para uso de toda la comunidad israelita de Melilla, por los siglos de los siglos.

La disposición y entrada de la luz, las lámparas, la Menorah, el recuerdo de los que ya no están, porque los nombres no deben ser olvidados, la llama perpetua y los rollos de la Torá, permanentemente tapados salvo en el Sabbat, y a los que nunca se debe dar la espalda una vez que las cortinas del Aron Kódesh los muestran. También llamado Hejal, es el armario ritual que representa el Arca de la Alianza. En una sinagoga todo es representación y recuerdo del Templo de Jerusalén, destruido por los romanos en el siglo I. Ya no se volverá a edificar otro hasta el fin de los tiempos.

No hay sensación de vacío en una sinagoga, porque están llenas de lámparas, de muebles, de bancos, de ornamentos, de libros y estanterías, y de todos aquellos elementos que los fieles judíos quieran. En el centro se sitúa el Bimah, similar a los púlpitos cristianos, desde el que el rabino dirige la oración, que se realiza tres veces al día; y que llena la estancia.

No suelen prodigarse las visitas interreligiosas en los templos, y más cuando son templos activos, con culto. Sin embargo, un católico no debe sentirse extraño en templo alguno, porque hay elementos rituales comunes, y mucho menos en una sinagoga, en la que teológicamente, aquél al que se dirigen las plegarias, al Eterno, es el mismo Dios al que se dirigía Jesucristo. Las monoteísta son religiones orientales y esto se evidencia más en la iglesia Ortodoxa, con más elementos comunes con las sinagogas que las romanas. Pese a todo, las distancias vivenciales y litúrgicas son enormes. El algún momento se tiene la sensación del regreso a la casa del Padre, pero también la inquietud de sentir que en algún esa relación se enfrió y se tornó distante. No es posible elevar un rezo católico en una sinagoga, ni celebrar un rito judío en un templo cristiano, y esto, conceptualmente resulta extraño y difícil de explicar, porque todo viene del mismo libro, aunque el orden de los libros de la Torá y el Viejo Testamento católico sean diferentes.

La tradición judía o Mishná y la de los Padres de la Iglesia, evolucionaron hasta convertir a estos dos religiones en completamente divergentes e incluso antagónicas. Un desencuentro absoluto en el plano teológico. Todas las plegarias judías están dirigidas hacia Adonai y son enormemente parecidas a las que los católicos entonan hacia el Padre. Tras la expulsión de los judíos sefarditas en 1492, casi todo rastro de sinagogas, cementerios, bibliotecas, viviendas, quedó completamente borrado de la península ibérica, que probablemente habitaban desde el siglo II, cuando llegaron los primeros contingentes de la gran diáspora provocada por la destrucción del general romano Tito en Jerusalén y la liquidación de Palestina. Es el mayor error de la historia de España, inducido probablemente por una sola persona.

Bendito eres tú Adonai, nuestro Dios Rey del Universo. Por favor, escucha mi plegaria en este momento, por el mérito de Sara, Rivka, Rajel, y Lea mis madres. Ilumina nuestra lámpara que no se apague jamás. Ilumina tu semblante y sálvanos. Amén.

La edificación es de Enrique Nieto con materiales nobles. Las yeserías y molduras de Vincente Maeso. Todos los detalles están cuidadosamente escogidos, como las 14 ventanas que representan a las 14 tribus de Israel. Lo único que resulta extraño es que no esté situada en la planta baja.

Nota:https://www.clarin.com/viste/descubren-sinagoga-siglo-xiv-espana_0_i8fCGwtLJX.html

Las mentiras de un monumento


El 16 de mayo de 2000, el Colectivo Ciudadano para la Supresión de Símbolos Franquistas (COCISSFRA) inició su andadura en Melilla solicitado que se instalase la placa de avenida de La Democracia, cuya denominación había sido aprobada en el año 1991 (9 años para cambiar un nombre). El objetivo era doble: por un lado la supresión de símbolos franquistas, y por otro la reforma del callejero de la ciudad, suprimiendo nombres de colaboradores y enaltecidos por la dictadura franquista. En aquel momento gobernaba otro «cuatripartito», presidido por el upemista Juan José Imbroda, que gobernaba la ciudad al frente solo de dos concejales.

Melilla fue la primera ciudad de España en la que apareció pintada una estatua de Franco (malva), a la que luego siguieron Madrid (rojo) y El Ferrol (rosa). Este hecho fue estudiado por Jose Mª Cardesín, profesor de la Universidad de La Coruña en un artículo titulado. Franco, del rosa al lila. los concejales socialistas José Mª de Pro y Rafael Hernández , presentaron una moción sobre la retirada de monumentos, que fue rechazada por el resto de grupos. En las semanas siguientes aparecieron pintados el resto de monumentos y placas franquistas de la ciudad. Todo cambió de modo definitivo cuando apareció pintando el monumento central de la Avenida, el del 17 de julio, monumento al alzamiento nacional o al Ejército. Tras aparecer pintado, la reacción de los poderes locales fue furibunda, y el COCISSFRA fue procesado, muerto y sepultado , pero sin resurrección posible. Aun así, desaparecieron muchas cosas de la vista de los melillenses, como el monumento de los leones de alféreces provisionales en 2001. Igual ocurrió con las placas de bronce de la Comandancia General que conmemoran tanto el alzamiento como la victoria sobre el ejército republicano al que denominaban «rojo».

En la polémica melillense acabó interviniendo el entonces Ministro de Defensa Federico Trillo, que llegó a afirmar que «nunca se retirarían las placas de Comandancia», y que finalmente sí fueron retiradas. Estas primeras acciones llevadas a cabo en nuestra ciudad iniciaron el despertar de la conciencia ciudadana sobre los monumentos conmemorativos franquistas, que habían atravesado casi en el olvido la primera mitad de la restauración democrática en España tras el fin de la dictadura.

El empecinado

Juan Martín Díez «El Empecinado«, fue un héroe de La Guerra de Independencia española, que no cuenta con nombre en el callejero de Melilla, y sería el más adecuado para sustituir al de Napoleón, que fue el invasor. Resulta curioso el callejero de Melilla en ocasiones, que enaltece a los verdugos e ignora a los defensores de la libertad, como ocurrió con la sustitución del nombre de José Rizal en 1940, el fusilado, por el de quién ordenó fusilarle, el general García de Polavieja.

Las mentiras

Cuando se tomó conciencia de lo que había realmente en las calles, se iniciaron las mentiras para tapar la realidad de unos monumentos de venganza, tanto el del 17 de Julio, como la propia Cruz de los Caídos, que nunca fue símbolo de paz y mucho menos de reconciliación. Ambos monumentos exaltaban únicamente a los fallecidos en combate del ejército de Franco. El resto de muertos y víctimas no tenía derecho absolutamente a nada, ni a memoria ni a reparación alguna. Así fue durante los 40 años de dictadura y así siguió hasta la publicación de la 1ª Ley de Memoria Histórica en 2007. En el año 2000, cuando el COCISSFRA retiró el velo de ocultación que escondían estos monumentos, y rasgamos el muro del olvido de las víctimas, los medios de comunicación de entonces se llenaron de furibundas cartas en defensa del franquismo, y de los propios monumentos, pero los defendían con mentiras, tal cual sucede ahora.

No es un monumentos a los caídos, ni a héroe alguno de la nación. Es un monumento de Falange, pero la parte más negra posible, porque la FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), eran un engendro que poco o nada tenían que ver con José Antonio, fusilado en Alicante tras una farsa judicial en un tribunal popular. Porque José Antonio fue manipulado por el franquismo. En el penal de Alicante el fundador de Falange comprendió el horror que había auspiciado, y cuyo fusilamiento el Gobierno de la República intentó evitar hasta el último momento. Hemos escrito el nombre completo para evidenciar la relación entre el nacional sindicalismo español y el nacional socialismo alemán. Los españoles eran fascistas y los alemanes nazis, por eso el monumento melillense recrea el anagrama de las SS hitlerianas.

La Falange franquista era una organización hermanada con las SS. Eso hizo posible la visita a Toledo de Heinrich Himmler en 1940. Estamos pues ante un monumento fascista de estética nazi . No hay más. No es ningún monumento emblemático de Melilla. Es un monumento de venganza, porque está escrito que se hizo en ese lugar para sepultar la memoria del Café la Peña, lugar habitual de encuentro de las clases populares y obreras de Melilla. Las desaparecidas lápidas sólo reflejaban los nombres de los muertos falangistas.

La Consejera

La consejera Fernández Treviño procede de una familia tradicional de la derecha melillense y por eso la acusan de estar «abducida» y de ser victima de una «cabezonería». Es una manera paternalista de perdonarle la vida política, porque no entienden que alguien pueda defender la memoria de los condenados al olvido, y las libertades sin ningún otro interés que el ser realmente demócrata. Y esta es la cuestión central de todo este asunto que nos tiene ocupados desde 2000. En todo este tiempo, no hemos encontrado a nadie tan firme en la convicción de la necesidad de la eliminación de la ideología franquista. Retiró la estatua de Franco y ahora, y si la dejan, retirará, desmontará o derribará (que tanto da), este monumento ofensivo para la historia y la memoria de Melilla. Su tenacidad y tesón, que no obstinamiento, merecerían un final a la altura del reto al que se enfrenta.

Pero parece que no hay tiempo material porque el ayuntamiento debe disolverse en marzo. Nadie quiere enfrentarse a un asunto así con la cita electoral pisando ya los talones políticos. El polvo que levantaria su derribo parece ya oscurecer y nublar muchos entendimientos, incluso el de aquellos que prometen su restitución y que saben bien que no lo llevarán a cabo. A los más les atemoriza.

Sin embargo se trataría de un ahora o nunca, de un acto de justicia histórica, de una oportunidad de oro. Argumentos no faltarían, pero Crono avanza inexorable y sus cestas también rebosan de oportunidades perdidas, que es el empedrado del suelo del infierno. Pedro Sánchez no desaprovechó la suya y quedará para la historia, dicho por él mismo, como el presidente que sacó del Valle de los Caídos al dictador. No hay una situación intermedia, o se derriba hasta la cimentación o se deja.

Restitución del nombre de José García Viñas


La cuestión de la calle teniente Sánchez Suárez

Jaime Fernández Gil de Terradillos fue el último delegado del gobierno republicano en Melilla. Arrestado en julio de 1936 y luego canjeado por algún prisionero franquista en la zona republicana. Dejó escrito un memorándum sobre lo sucedido en nuestra ciudad en los semanas previas a la sublevación militar del Ejército de Marruecos. Ese informe fue interceptado por las autoridades franquistas, que lo depositaron en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.

En ese informe oficial, se sitúa al teniente Sánchez Suárez, aún presente en el callejero melillense, en el escenario de al menos dos crímenes, el del concejal Aurelio Solís, y el del alcalde de Melilla Antonio Díez. El informe es conocido desde hace décadas y pese a todo, el siniestro personaje no logra ser descolgado del nomenclator urbano melillense. Es como si existiese un temor atávico y reverencial hacia ese nombre. Fue el jefe de los escuadrones que encargados de la represión callejera en la ciudad, y el encargo del reparto de pistolas junto a Seguí, con las que se dirigió el asalto a la Comisión de Límites, que supuso el inicio técnico del golpe de Estado contra la II República. Tenía el grado de teniente de Ingenieros.

Dos Leyes de Memoria, la de 2007 y la actual, no han conseguido acabar con su presencia nominal en nuestras calles y el motivo no es el desconocimiento, porque es algo que sabe todo el mundo. Se están quitando nombres poco representativos del denominado «alzamiento», pero los nombres significativos siguen presentes y vigilantes.

Calle del doctor García Viñas

El doctor malagueño y figura internacional del movimiento anarquista García Viñas, acabó ejerciendo su profesión médica en nuestra ciudad, en donde atendió a sus pacientes hasta el último día. Era muy querido entre las clases populares, que le siguieron guardando gratitud más allá de su fallecimiento en septiembre de 1931. Le fue otorgada esa calle en su memoria, y que le sería retirada en 1940 por el primer ayuntamiento franquista, para colocar en su lugar al teniente Sánchez Suárez, el represor muerto en acción de guerra en Oviedo en marzo de 1937.

El doctor José García Viñas es una celebridad política que decidió acabar sus días en Melilla. Es muy numerosa la documentación biográfica existente sobre su persona, y fácilmente localizable. Los historiadores e investigadores melillenses Carlos Esquembri, Juan Díez y Francisco Narváez (Culi), han glosado y rescatado su figura desde diferentes aspectos relacionados con su acción en nuestra ciudad, y de los que ofrecemos algunos enlaces.

Completamente ateo, decidió ser enterrado en una tumba sin nombre de la antigua parte civil del cementerio de La Purísima, bajo dos enormes piedras de granito del Gurugú. A su lado, le acompaña su esposa Josefa Dómine, también sin nombre y en las mismas condiciones. Sus tumbas, desconocidas para muchos, reciben culto constante, a punto de cumplirse un siglo desde su fallecimiento. La gente solo deposita monedas y flores en las dos enormes piedras, y ninguna figura de culto o rito católico.

Así pues, la cuestión es doble. Por un lado la inmediata salida del teniente represor del callejero y al que no queremos nombrar más. Por otra la restitución de la memoria del doctor García Viñas, ocultada desde hace más de 80 años, debe hacerse sin ninguna dilación ni excusa más. No podemos esperar a una tercera ley de Memoria. En realidad, de haber existido voluntad, no hubiese hecho falta casi ninguna.

En Historia del Movimiento Obrero de Melilla, Narváez y Miguel Ángel Roldán documentan el periodo final de la vida de García Viñas en Melilla: Tras varios años ejerciendo la medicina en Málaga llega a Melilla en 1902 donde fue nombrado médico de beneficencia por la Junta de Arbitrios, con un contrato temporal que devino en definitivo en 1906. Fue Director de la Casa de Socorro, Decano del Cuerpo de Médicos de la Beneficencia Local y Director del Centro Higiénico (servicios de laboratorio y profilaxis) desde el año 1923 hasta su jubilación con ochenta años en los primeros meses del 1927. Su etapa en Melilla estuvo exenta de activismo político o sindical, salvo en sus intentos de fomentar la implantación de la Liga del Impuesto Único que comentamos en otro apartado de este libro. Participó activamente en las actividades de la Cámara de Comercio, de la que era miembro electo por el gremio de profesionales y, sobre todo, tras 29 años en la ciudad dejó marcado un camino ejemplar entre la clase trabajadora, pues «no había obrero para el que fuera desconocido y que al hablar de él no lo hiciera dignificando su personalidad» pues en Melilla, como en Málaga y Barcelona, «fue esclavo de su profesión, en cuya práctica puso siempre desinterés, amor al prójimo y atención esmerada y meticulosa».

Nota: (1) https://melillaizquierda.blogspot.com/2011/11/la-antigua-calle-doctor-garcia-vinas.html; (2) http://elheraldodemelilla.blogspot.com/2009/02/doctor-jose-garcia-vinas.html; (3) https://elalminardemelilla.com/2016/07/08/la-historia-obrera-de-melilla/

¿El monumento fusilado?


Decía Wittgenstein que nunca podremos estar seguros de haber dicho la última palabra sobre nada, porque en realidad esa última palabra nunca llega, porque no existe. Llevamos más de dos décadas escribiendo sobre el este monumento, pero nunca habíamos escrito lo que vamos a contar ahora, porque ni lo sabíamos, ni nadie nos lo había contado.

Es la historia de un viejo amigo, residente en el Centro Asistencial, pero que sale a tomar café con churros una vez por semana, en la pequeña cafetería del mercado del Buen Acuerdo. Me lo contó la semana pasada y confieso que no le creí nada, porque a lo largo de todos estos años me han intentado colar historias de todo tipo-. Sin embargo, en El Alminar se comprueba todo, para evitar que nos cuelen posibles historias de dudosa factura.

El viejo amigo nos insistió esta semana, y hoy mismo hemos repasado la estatua del requeté, con su fusil, y bandera. Unos dicen que es un legionario, otros que un soldado, pero en realidad es un requeté, que despliega la bandera carlista. Ya conocemos que la estatua fue obra del gran retratista melillense Vicente Maeso, que el proyecto dicen que fue de Enrique Nieto pero no ha podido comprobarse, que es el monumento conmemorativo al «alzamiento nacional», que homenajea la sublevación franquista contra La República y que nadie se ha atrevido a quitarlo. También dicen que debajo hay una fosa con falangistas caídos en los frentes, pero es mentira. Hay tantas historias como personas con las que se hable.

Tiroteo sobre el monumento

-Mi amigo me dijo: «Cuando el alzamiento, él lo llama así, había muchos masones y comunistas que pedían perdón en los periódicos, hasta que un día un militar escribió que ya estaba bien de lamentos públicos, que quien quisiera redimirse se alistase en La Legión, y allí fueron muchos», Solían cumplir su máxima de: a nadie importa mi vida anterior, esto es cierto. Así que sus filas se llenaron de republicanos, comunistas y masones no significados. Mucha gente anónima, de los que muchos murieron en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Había que tener cuidado de que la identidad anterior no fuese descubierta.

El caso es que un legionario, eso decía nuestro amigo, no pude soportar más esa doble vida, ese ocultamiento constante, y una noche, de madrugada, tiroteó el monumento desde todos los ángulos posibles. Debía ser buen tirador y rodeó el monumento disparando de modo certero sobre la figura. Le apuntó a los testículos, al corazón, al cuello, a los muslos, a la cabeza. Debió de vaciar el cargador de una pistola. Si llega a ser un humano, lo hubiese dejado muerto sin ningún género de dudas. La efigie está acribillada. Los agujeros de los disparos fueron rellenados y la imagen fue pintado. La luz solar resalta los orificios de las balas. Está más acribillado que el techo del Congreso de los Diputados. Dicen que el legionario escapó a la zona francesa del Protectorado, que se pidió su entrega a las autoridades para fusilarlo convenientemente, pero que los franceses, ya en plena Guerra Mundial no quisieron entregarlo y le salvaron la vida. Nunca se supo su identidad.

Nuestro amigo nos prometió revelarnos más cosas, no quiere llevarse secretos al más allá. Y hay muchos.

Todos los nombres de los muertos


Las campañas del Rif (1893-1927)

El proyecto es tan sencillo y complicado como crear una base de datos, investigar todos los archivos militares (Melilla, Madrid, Segovia y Guadalajara), y buscar todos los nombres de los fallecidos en las Campañas de África uno a uno, sin saltarse a nadie, corrigiendo cualquier error, cotejando toda la documentación existente, o recibiendo las aportaciones de otras personas, asociaciones y archivos, incluidos los de los cementerios, principalmente el de Melilla.

Esto es lo que han hecho Eduardo Sar Quintas y Francisco José Moreno Lara, de un proyecto inicial sobre la Campaña de 1909, en la que el nombre de nuestra ciudad resonó en España entera. La edición original del trabajo recoge 1200 nombres de militares profesionales y soldados fallecidos. El primero sería Martín Abad Daure, soldado de 2ª del Batallón de Cazadores de Mérida nº 13, fallecido por de fiebres tifoideas y enterrado en el osario general. Así hasta un total de 15. 099 nombres. Cada ficha se va completando, caso de que existan, con los expedientes personales, hojas de servicios, fotografías y cualquier otro registro existente. La intención es no olvidar a nadie, encontrar hasta el último nombre.

Esto en sí sería una gran novedad, la recopilación de todos los nombres de los muertos en las Campañas de Marruecos, sin ninguna pretensión belicista, africanista o nostálgica del Protectorado español. Solo hay una contextualización histórica mínima sobre las 5 Campañas (Margallo-Rif-Kert-África y Marruecos). La gran novedad es que todo el material digitalizado y de apoyo se comparte, sin ningún tipo de restricciones. La base de datos tiene actualmente un volumen de 30Gb, y ofrece las actualizaciones y ampliaciones. El único requisito es estar registrado mediante una dirección de correo electrónico. Esto ha sido y es imposible en nuestra ciudad, en donde no solo no existe ni un solo recurso digitalizado, a excepción del Archivo Militar Intermedio, que ha digitalizado todos sus fondos documentales y pone a disposición de los investigadores todos sus recursos. Además, cuenta con la Biblioteca Militar, con un amplio catálogo bibliográfico y unas salas muy cómodas. En una ciudad en la que investigar en Melilla es ha sido llorar, el Archivo Militar ha roto esa realidad. Esto es lo que hace diferente a este trabajo y a estos fondos documentales, a disposición de todos los que tengan interés en ellos. La senda de la digitalización y el acceso a los recursos espera al resto de archivos y bibliotecas de la ciudad.

La edición del trabajo

Iniciado en Melilla por la propia Comandancia General y el Centro de Historia y Cultura Militar, ha acabado siendo acogido y editado por el ayuntamiento de Alhaurín de la Torre y el Centro de Estudios e Investigaciones Julián Sesmero Ruíz. El motivo de este patrocinio fue la existencia de un grupo numerosos de soldados de esta localidad, fallecidos en el conjunto de las campañas, y enterrados en Melilla. De los más de 15.000 nombres de militares y soldados muertos en las guerras de Marruecos, solo se tiene constancia documental de algo menos de la mitad. Al menos 8076 están enterrados de forma anónima en el cementerio de La Purísima, y solo se tiene el nombre como todo dato de su existencia, y de su paso por la vida. También hay constancia de al menos 600 enterramientos sin identificar. Tantos héroes anónimos, tantos héroes forzados.

La edición del trabajo supuso la plasmación de más de 10 años de un trabajo que no cesará hasta que no se encuentre el último nombre, según nos contaba unos de sus autores, Francisco José Moreno. Desde su publicación ya se han realizado 5 actualizaciones, se ha duplicado la carga documental desde los 14 Gb iniciales. Están todos los expedientes de los laureados, como el del teniente Samaniego, el primer laureado de Regulares.

El impacto de las guerras de Marruecos, que se prolongaron a lo largo de medio siglo, alteraron la política española en el reinado de Isabel II y posteriores, comprometiendo la actuación de todos los gobiernos de la época, pero sobre todo, condicionaron el siglo XX español, hasta el punto de resultar decisivas. Nada escapó a la influencia del Barranco del Lobo, o a las tremendas consecuencias del Desastre de Annual.

Nota: Para contacto, descargas y actualizaciones. http://www.lamelillamilitar.com/. Email: rif18931927@gmail.com

¿Conquista o fundación de Melilla?


La necesidad del Día de Melilla

Sabemos que fue en septiembre, y que una de las dos crónicas de la conquista fija la fecha en el día 17, aunque cambiando el año, por el de 1496. Sabemos también que no hubo una gran batalla, más bien casi ninguna, en el momento de ocupación y conquista. Hubo un enfrentamiento armado, pero cuando ya estaba asentada la propia conquista. Melilla existía ya con ese nombre, por lo que no fue fundada. Fue reedificada y reconstruida, porque estaba en mal estado debido al abandono, al constante asalto de los piratas, y a que ya no era sostenida por ningún imperio. Los almohades desaparecieron de la historia de España en 1248, tras la conquista de Sevilla, y el Reino de Fez no tenía suficiente fuerza.

En el ciclo de conferencias desarrolladas con ocasión del 450 Aniversario de su conquista, en el Casino Militar de Melilla, Tomás García Figueras relató minuciosamente los datos disponibles, que no son muchos más de los que hay ahora, y mencionó que el morisco Mebile, informó al duque de Medina Sidonia del mal estado de la ciudad, en 1495. Ese mal estado se acrecentará con la certeza de su inminente conquista, según había quedado estipulado en el Tratado de Tordesillas en 1494, entre España y Portugal. Se acaba de derruir la ciudad, para que no sirva de refugio a «los cristianos», como reflejará en su obra, Juan León, el africano.

La estrategia política de los Reyes Católicos estaba centrada en África. En 1497 ningún español había pisado todavía el continente americano. Nadie podía saber en aquel momento que España se iba a convertir en el mayor imperio que habría de conocer el mundo y que el norte de África, estaba a punto de perder su interés estratégico y político para España.

Dia de la Ciudad Autónoma de Melilla

A la efeméride de la conquista solo se le empieza a dar importancia tras la expansión de la ciudad desde sus límites históricos, en lo que siempre hemos denominado como «la larga noche de los 400 años». La definición como día de la conquista solo empieza a tomar cuerpo histórico con el franquismo. Ya en Democracia, en la etapa de Gonzalo Hernández y a las puertas del ayuntamiento, se celebraba una pequeña fiesta popular, en la que se repartían bocadillos, cervezas y refrescos. Será con Ignacio Velázquez cuando se declare día festivo, y se consolide la celebración, tras la aprobación del Estatuto en 1995.

Melilla necesita un día que la identifique como Ciudad Autónoma, pero esto debe hacerse con consenso y con el acercamiento de posturas. Rechazarlo sin más, y sin proponer nada a cambio no es una actitud que sirva para el futuro de la ciudad. Insistir solo en la efeméride bélica, sin escuchar otro tipo de contenidos, tampoco, porque tampoco puede hacerse de un día, lo que no fue. El Día de Melilla necesita de una definición y de un acuerdo, pero con un requisito irrenunciable, que es el de su vinculación efectiva con la historia de España, y en este caso existen solo dos posibilidades. El día del Estatuto (13 de marzo) no sirve para nada, y no es el día de Melilla, porque entre otras cosas, no es lo que estaba previsto en La Constitución. Tampoco ayudó el que fuese urdido detrás de las cortinas del salón de Plenos.

Melilla no fue fundada, en ningún caso, pero sí es un primer intento de buscar un camino que sirva para todos. Sin olvidar la efeméride, se intenta buscar una alternativa. Sin embargo, esta iniciativa no llevará a ningún lado, si los dos partidos mayoritarios persisten en tirar en sentidos opuestos, sin ofrecer opción alguna. Al final, Melilla se quedará sin Día propio, y eso traerá malas consecuencias.

De la propuesta Fundación española de Melilla, entendemos que ha sido elaborada por la parte socialista del gobierno, sin colaboración alguna de los socios cepemistas. De todo lo propuesto, es digno de alabar el interés por resignificar el 17 de septiembre, y la inclusión de los fuegos artificiales. Todo lo relacionado con las Medallas de Oro de la ciudad (Javier Imbroda y Carlos Baeza) y los pebeteros a las víctimas de la pandemia, son un acierto y deben permanecer. La sustitución del lugar del evento, plaza de Las Culturas por la de Armas, es algo que debe continuar y definirse más, pero para eso es necesario el acuerdo y el debate público en la Asamblea.

Lo que sí hay que replantear, aunque históricamente conste como conquistador de la ciudad, es el homenaje a Pedro de Estopiñán, cuya estatua e invención histórica es solo atribuible al alcalde franquista Mir Berlanga. A lo largo de 11 años hemos indagado todo lo posible sobre la figura de Estopiñán, y pese a la certeza de su nombre, existencia y fecha de fallecimiento, no hay nada más. Se puede mantener el 17 como Día de Melilla, porque el acontecimiento es real, pero sin el escollo político del conquistador. O estamos todos juntos en esto, o la catástrofe y la fractura social de la ciudad llegará antes de lo que nadie desea, y de lo que esperábamos ver.

Una fecha tan redonda, 525 años desde la conquista, hubiese merecido un esfuerzo mayor.

Nota: https://elalminardemelilla.com/2021/10/14/hic-iacet-don-pedro-de-estopinan/