Carteles de Semana Santa


  «Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe». San Pablo, Carta a los Corintios

  Desde Sevilla llega una obra que ha ocultado cualquier otro cartel oficial de las semanas santas de todo el país. Si una de las intenciones de cualquier artista es que su obra destaque y se distinga por encima de cualquier otra, Salustiano García lo ha conseguido de pleno. Su nombre es ahora conocido, incluso para aquellos que no habíamos oído hablar de él. Es sevillano, artista, licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla. Conoce pues a su ciudad y a la Semana Santa. Suponemos que fue designado por el Consejo de Hermandades y Cofradías de la capital hispalense como autor del cartel oficial para el presente año 2024. Curiosamente, la cuenta de X del Consejo no pèrmite comentario alguno, imaginamos que para evitar un debate en mil direcciones, que den lugar a todo tipo de opiniones, herejías e incluso de blasmefias, porque de todo eso hay en cualquier semana santa, Hay mucha fe, mucha devoción, y también otras cosas, menos piadosas. Por algo es una semana de pasión, de sentimientos encontrados.

 Cartel de carteles, es la obra de Pablo Córdoba para la semana santa de Granada 2024. En Málaga, el artista antequerano Ángel Sarmiento, en un trabajo tridimensional, le da protagonismo a los monaguillos, que casi ajenos a lo que les rodea, se entretienen en lo que pueden. Sin embargo, hay cosas que solo son posibles en Sevilla, y esto es lo que ha sucedido este año con el resucitado de Salustiano García. Hay igualmente vida y fe en los caminos tradicionales (Granada), en la exploración de nuevas sendas artísticas (Málaga), con una obra en madera y terracota; o incluso en los límites de la fe y del arte, que es lo que representa el cartel de Sevilla. La resurrección es el límite de la fe, más allá no hay nada, y su resucitado (su propio hijo), está en el límite de lo que puede ser representando en un cartel religioso. Más allá tampoco hay nada.

  Es el límite de lo representable, porque su resucitado, como en casi todas las obras de imaginería, está solo cubierto por «el paño de pudor». Se trata de un cuerpo joven, sin signos de sufrimiento, tal y como ha explicado el propio autor. No hay impudicia ninguna, más bien todo lo contrario. ¿Por qué no se reconoce al Cristo resucitado? Pues porque nadie lo reconoció, como se afirma en los evangelios. El cuerpo resucitado es algo que no se reconoce y como nadie lo ha visto, no tenemos otra manera de representarlo que a través de un cuerpo mortal, lo más desposeido de cualquier veleidad corporea. Un cuerpo resucitado no tiene vello, por eso su aspecto barbilampiño. No hay nada más allá, no busquen. ¿Por qué buscáis entre los muertos a aquel que está vivo?

  Así pues, volvemos a la obra de arte, a la creación artística. Es hipnótica, atrapa la mirada en cuanto se le echa la vista encima. Ese rojo salustiano, como denominan en Sevilla tiene una fuerza tremenda. «Es rompedor, muy aniñado, muy limpio», nos comenta una mujer devota en las escaleras de la iglesia arciprestal melillense. Otra feligresa, poco creyente, nos dice que lo que le inspira la figura representada «es belleza y ternura».

  Es el Cristo de Salustiano, así se le puede buscar ya en Google, Edge, Bing. Si te ofrecen una oportunidad así, la de elaborar el carte ofical de la semana santa de Sevilla, no se puede desaprovechar. Es arte, todo es opinable. Y para el que quiera otra respuesta esquiva y sublime, la de un sevillano, también en redes: «juega en el Betis».

  

¿Qué es genocidio?


    

 La Convención para la Prevención y del Delito de Genocidio fue promulgada en 1948 por la Asamblea de Naciones Unidas. Su definición, firmada por la casi totalidad de los Estados miembros es la siguiente: «En todos los períodos de la historia el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad. El genocidio es un delito que puede cometerse tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz». El Artículo II de la Convención describe el genocidio como: Un delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Tenemos ya aquí unas apreciaciones importantes, una es la intencionalidad de destruir, y otra el alcance, que puede ser total o parcial, y circunscrita a un área pequeña, como Srebrenica (8000 muertos), o una área regional grande, como la de los cristianos armenios ¿1.000.000? a manos del Imperio Otomano. A día de hoy, Turquía ni siquiera permite hablar de este tema. Otro gran genocidio fue llevado a cabo por los Jemeres Rojos de Pol Pot en Camboya (1,5 millones de personas).

  Los genocidios activos en la actualidad afectan a Myanmar y la población Rohingya, o a Iraq y los cristianos yazidíes a manos del Estado Islámico. Para que exista genocidio tienen que producirse otra serie de condiciones asociadas: Matanza de miembros del grupo. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia
que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo. Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo. Los otros dos focos de genocidios activos se concentran en Sudán y Sudán del Sur

          La Guerra de Gaza

Gaza no está en guerra con Israel, ni la autoridad Nacional Palestina, ni la población Palestina. Es Hamas, un movimiento radical islamista de carácter totalitario que se hizo con el Poder político en 2007, el que llevó a cabo el pasado 7 de octubre un ataque bélico o una acción de guerra contra Israel, con el lanzamiento de más de 5000 cohetes, y la perpetración de matanzas intencionadas sobre población israelí, que alcanzó la cifra de 1400 víctimas. La mayor matanza de judíos desde el Acuerdo de la ONU sobre la partición del territorio de Palestina en 1947. El modo de matar (violaciones, mutilaciones, quebrantamientos de extremidades, seccionamientos corporales, evisceraciones y decapitaciones), convirtieron ese día en una de las jornadas más escabrosas de lo que va de siglo. ¿Qué pretendió Hamas? Es algo que ningún experto ni analista del mundo árabe ha logrado descifrar. La acción de guerra, más que atentado, debía prever que la respuesta del Estado israelí nos llevaría a una «guerra total» contra el movimiento islamista, con el que existía cierto grado de «contención» que no tolerancia, por parte de Israel.

  Desde la guerra de 2014 y el fin de las Intifadas, no habían existido grandes escenarios bélicos tan amplios. Permanecían eso sí, la presión israelí sobre todo el territorio, sobre las fronteras, y la política de autorización de nuevos asentamientos en los territorios palestinos, así como múltiples atentados y lanzamiento de cohetes desde Gaza. Una tensión mutua y permanente entre un Estado y un movimiento de milicias armadas. Quizá la causa haya que buscarla en el propio Benjamín Netanyahu, que gobernó Israel de modo ininterrumpido entre 2009 y 2020. Las dos guerras más sangrientas, la de 2014 y la presente, ocurren durante sus gobiernos. ¿Estamos ante el Milosevic israelí?

   El siglo XXI concentra suficientes ejemplos de mandatarios belicosos y endurecidos, como para que haya que recurrir a comparaciones excesivas y desafortunadas, que permiten una fácil defensa de la potente división mediática israelí. Por mucho que se quiera estirar la comparación, y la tentación sea demasiado fácil, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), están muy lejos de las acciones despiadadas e inhumanas de las Waffen SS en Europa. Sin embargo, las milicias mercenarias del ISIS (Estado Islámico) y de Hamas, sí las recuerdan, sobre todo en el modo de matar, y en el ensañamiento con las víctimas. ¿Calculó mal Hamas las consecuencias de su acción del 7 de octubre, como lo hiciera Japón el 7 de diciembre de 1940 en Pearl Harbour? Probablemente sí, y despertaron a un dragón dormido, el dragón de la guerra total, la destrucción absoluta, y el sufrimiento infinito de los civiles. Decimos esto sin que sea posible equipar a un Estado con una milicia armada cuyo único objetivo es el terrorismo, la guerra y la destrucción de Israel.

  Es el Martirio de Gaza, como lo define Norman Finkelstein, solo que en esta ocasión Hamas no puede eludir su responsabilidad ante la apocalíptica situación a la que ha llevado a Gaza. Según este autor judío estadounidense (muy cuestionado), las desproporcionadas y violentas respuestas de los gobiernos de Israel ante cualquier agresión (doctrina Dahiya), son una advertencia y un medio disuasorio, ante cualquier posibilidad de sumarse al conflicto por parte de los innumerables Estados, y de milicias armadas que pretenden la destrucción completa del Estado israelí. Es evidente que no se ha producido una escalada internacional del conflicto, como auguraban algunos pensadores arabistas, pero también ha restado apoyos a Israel y «su derecho a la defensa» frente al terrorismo. No todo está justificado, aunque la presente situación tenga pocas salidas. Pese a las innumerables críticas a los Estados Unidos, es también un hecho que la única válvula de contención para acciones más desproporcionadas de Israel, está en los gobiernos de Washington. Lo sucedido el pasado 7 de octubre fue demasiado extremo y salvaje. Aunque sirva de muy poco, más bien de nada, Hamas ha reconocido errores en esa acción criminal, que será la última que lleven a cabo, porque su desaparición será completa tras esta guerra, que debería ser la última para la franja, un territorio de 351 kms2 totalmente rodeado por Israel.

          Guerra y Paz y dos Estados

  La destrucción completa de Gaza, el desplazamiento de toda su población, la ruina total de su economía, y por supuesto, las varias decenas de miles de muertos y de heridos, no son un horizonte admisible para ningún Estado democrático, pues después de la guerra ya no existirá nada.

Según las cifras recopiladas por la Organización de Naciones Unidas, las cifras de heridos en las dos últimas décadas de conflictos de diverso grado, son muy elevadas, multiplicando de modo exponencial a la de fallecidos. En la guerra de 2023, la que supondrá el fin político de Netanyahu, el número de heridos rebasaría los 100.000, según las organizaciones humanitarias sobre el terreno gazatí. Incluso Ariel Sharon, el gran halcón, derivó hacia posiciones moderadas, tras el abandono de Gaza por parte de su gobierno en 2005. Solo Netanyahu discrepó abiertamente de esa posición.

  El gobierno de Israel tendrá que detener la guerra, primero de modo temporal y luego definitivo, porque el riesgo sanitario para la totalidad de la población, atrapada en el sur de la Franja, es elevadísimo. Sin pretenderlo, y no es la intención de Israel, se puede causar una hecatombe para la población civil de Gaza. El gobierno de Netanyahu tendrá que detener la guerra porque no ha conseguido, tras 100 días de ofensiva militar, ninguno de sus principales objetivos: la liberación de los rehenes, y la desaparición física de Hamas, pese a que afirma haber eliminado a más de 8000 de sus milicianos. La guerra de 2023, le ha destapado como el gran halcón, nombre con el que se designa a los políticos israelíes más intransigentes.

Hamas tendrá que liberar a todos los rehenes, estén en el estado que estén, porque de no hacerlo no tendrán ninguna posibilidad de sobrevivir. No saldrán nunca de sus túneles. Más guerra y más destrucción ya solo añadirán sufrimiento a la población civil, inocente en su mayoría de esta guerra, y ajenos a las acciones e intenciones del movimiento islamista. El tiempo ya corre en su contra. La muerte de más rehenes les dejará sin opción ninguna. Lo que imaginaban como una baza, será su condena.

         La lucha por la culpa y la responsabilidad

    Se libra en la redes una intensa lucha mediática por la culpa y la responsabilidad, con Roni Kaplan, y HoyPalestina, en posiciones visceralmente enfrentadas, como principales cabezas visibles de ese otro conflicto, el de la información y de la responsabilidad. La información que nos llega está muy condimentada, con la especie y el veneno del odio esparcidos, y no permite ver el final de un conflicto, que indudablemente lo tendrá. Retrotraernos a la guerra de Judea en el siglo I, al dominio Otomano, o a la Administración Británica (muy negativa), no sirve de nada.

El reconocer esto no implica justificar nada de lo que está sucediendo, pero sí lo explica, aunque tampoco sirva, ni a los muertos, ni a los heridos, que ascienden de mil en mil cada día. Las pérdidas humanas de la FDI, empiezan a hacerse insostenibles, incluso para alguien tan convencido, y poco dado a reconocer nada, como Netanyahu. Nadie quiere ser culpado o responsabilizado de esta barbarie, aunque asistamos a otras parecidas, pero con menor difusión mediática. La cifra de victimas actual supera la de todas las guerras anteriores.

   Sin embargo, ni siquiera la Guerra de Ucrania divide a la opinión pública mundial como la guerra en Palestina, siendo mucho más peligrosa la primera, en la que algunos dirigentes rusos se manifestaron proclives a usar armamento nuclear, llegado el caso. ¿Por qué ocurre esto ? Por el antijudaísmo y de fondo, que subyace en este conflicto desde 1948, y que también está afectado y contaminado por posiciones ideológicas y políticas, y por la islamofobia más reciente. En todo este tiempo, hemos visto a reputados analistas posicionados en uno u otro lado, quedar invalidados por posiciones inadmisibles para alguien que pretender ejercer como intelectual. El intelecto debe servir para aportar soluciones, y no para mantenerse en una posición fija. Si algo puede aprenderse, es que todo es tan complejo y tiene tantos matices, que difícilmente puede mantenerse una posición inequívoca. Paz y dos Estados, esa es la única solución.

La cuestión del genocidio

  Un Estado puede denunciar a otro por un posible delito de genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y crimen de agresión. La denuncia presentada en el TPI (Tribunal Penal Internacional) de La Haya fue presentada por Sudáfrica, un movimiento político muy extraño. El Tribunal Penal de La Haya ya emitido varias sentencias condenado tanto a Hamas como a algunas de las represalias israelíes como crímenes de guerra. Es presumible que la denuncia sudafricana, no sea admitida como «genocidio» y sea derivada hacia la calificación como crímenes de guerra, que deberán ser probados. El último genocidio demostrado y condenado fue el de Ruanda (1994).

  Aun así, esta cifra enorme de víctimas tendrá sus consecuencias. La guerra debe detenerse al finalizar enero. El riesgo para la población civil palestina, desplazada a la zona sur de Gaza, es elevadísimo. Epidemias y otras enfermedades derivadas de la ausencia de techo, agua, alimentos, y medicamentos, pueden hacerse presentes y diezmar a la población, y causarse aquello, que ahora mismo ni está presente ni en el horizonte más inmediato.

  El futuro pasa por la paz, la existencia de dos Estados tal y como estableció la ONU, el reconocimiento pleno de Israel, la reconstrucción de la Autoridad Nacional Palestina, la detención de los asentamientos, la desaparición de Hamas de la Franja, y probablemente por el fin político de Benjamín Netanyahu, que quedará marcado por el clamoroso fallo en la seguridad de Israel, el sello de identidad de su gobierno, en la matanza del 7 de octubre, cuya responsabilidad es atribuible íntegramente a Hamas.

      

  

La AEAT distingue a Carlos Esquembri


  En la mañana de hoy, en la sala de Juntas de la AEAT, en un acto presidido por el delegado de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria Francisco Pérez, acompañado por el secretario general Rafael Lozano, y telemáticamente por la delegada especial para Andalucia Isabel Fernández, desde Sevilla; otorgaron su máxima distinción al funcionario de Vigilancia Aduanera y oficial jefe intructor de operaciones especiales Carlos Esquembri Hinojo, fallecido en acto de servicio en aguas del Atlántico Norte, el pasado 18 de marzo. En concreto se trata del Reconocimiento de Méritos Relevantes, por su actuación en la interceptación de un velero, desde el patrullero de altura Fulmar de la
Agencia Trubutaria, embarcación de la que era su primer oficial. En el acto de reconocimiento estaban todos sus compañeros de Vigilancia Aduanera de Melilla, los delegados de Hacienda y del Tribunal Económico Administrativo, y del Ministerio de Justicia, ya que la causa e investigación de este accidente se sigue en la Audiencia Nacional.

  El Secretario General de la AEAT leyó el acta del Reconocimiento de Méritos Relevantes, y el Delegado de la Agencia Estatal realizó una semblanza del funcionario Carlos Jesús Esquembri, en la que destacó su gran valía profesional y personal, así como su competencia profesional en el desempeño de su labor, y su reconocida capacitación como Jefe e Instructor de Operaciones Especiales. En representación acudió su viuda Matilde Gómez, quien recibió la placa, la certificación y un ramo de flores. Al emotivo acto de reconocimiento, en el que quedó de manifiesto el cariño y el respeto que se le profesaba, tanto en la Administración, como en cualquier otro ámbito de sus múltiples facetas personales; siguió un desayuno de confraternización.

  Este es el 3er reconocimiento que recibe Carlos Esquembri. El 16 de julio, fue homenajeado por la Comandancia Naval de Melilla, con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de marinos y marineros. El pasado 18 de octubre, fue distinguido por el MAOC-N (Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico, en Palma de Mallorca, en donde fue distinguido de modo especial, por su competencia profesional y capacitación. El MAOC-N es un organismo internacional con sede en Lisboa, e integrado por España, Portugal, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos e Irlanda, con la participación de Interpol, representada en embarcaciones españolas por agentes del Cuerpo Nacional de Policia.

              Accidente en el Atlántico Norte

   Todo esto que hemos escrito, explica la presencia del buque español Fulmar en aguas internacionales. Cuando una embarcación, en medio del Atlántico, por donde discurre la autovía marítima de la droga, en el paralelo de Las Azores, apaga el AIS (Automatic Identification System), activas las alertas de tráfico sospechoso. Esto ocurrió con el velero de bandera maltesa y tripulación de Europa del Este, al que interceptaron en día 18 de marzo. Uno de los momentos siempre arriesgados es el abordaje de las embarcaciones interceptadas, que se realiza con una de las dos naves auxiliares, situadas cada una a babor y estribor del Fulmar. En esta ocasión, en el contacto entre ambas embarcaciones, la parte inferior del velero cae y engancha la nave de presa del Fulmar, la levanta y la hace volcar, con sus 6 tripulantes a bordo. El Fulmar está a pocas millas de distancia, que recibe las señales automáticas de los chalecos salvavidas e inicia inmeditamente la aproximación. La lancha auxilar de Vigilancia Aduanera no tiene el dispositivo automático antivuelco, que será accionado por uno de los tripulantes de la lancha de presa. Todo es rápido, la confusión enorme. Se produce el abordaje del velero por parte de los aduaneros españoles, que identifican los fardos de droga, a la vez que rescatan a los agentes del agua y recogen, ya incosciente, al oficial Carlos Esquembri.

   Se encuentran a 700 millas al oeste de Canarias y a unas 300 al sur de Las Azores. Estan todos en la cubierta del velero, el Fulmar lanza su segunda lancha auxiliar mientras se aproxima a la embarcación interceptada. En la confusión, y mientras intentan reanimar a Carlos Esquembri, uno de los narco-tripulantes lanza una bengala que origina el incendio del velero, lo que provocará a la postre su hundimiento. La confusión se convierte en caos, y el Fulmar deberá iniciar el rescate tanto de su tripulación de abordaje, la ya imposible reanimación del primer oficial, como la de los integrantes del velero, que ingresarán inmediatamente en los calabozos del buque aduanero. La guerra contra el narcotráfico es en verdad una guerra. El Fulmar es equivalente a una corbeta de La Armada.

  Son héroes civiles, son funcionarios de la Administración Tributaria, son agentes de la autoridad, a los que no se identifica con operaciones tan arriesgadas. Sin embargo, el Fulmar lleva en su cubierta dos ametralladoras pesadas, y espacio para un helicóptero. Estaban muy lejos de cualquier posibilidad de ayuda. Se enfrentaban a este riesgo entre dos y tres veces al año, en navegaciones superiores a un mes, y con pocas posibiliades de relevo, porque las tripulaciones escasean. El 20 de enero habían interceptado un barco que transportaba vacas hacia el Líbano, de tripulación asiática, cargado con 4500 kgs. de heroína, en lo que fue el mayor alijo incautado hasta la fecha. Con poco más de un mes de descanso, la tripulación del Fulmar fue de nuevo reunida y enviada a una interceptación larga y difícil, ya que los tripulantes del Rothmans, demostraron estar muy capacitados, con constantes cambios de rumbo, y con una navegación sostenida de entre 7/8 nudos.

  Complace ver el reconocimiento del Estado a la figura de Carlos Esquembri, el cariño y respeto con el que hablan de él sus compañeros, las distinciones de las que se le hace objeto. Pero el sabor es agridulce, porque debió regresar de esa misión, como tantas otras veces. Es guerra pura y dura contra un enemigo que cambia de aspecto en cada ocasión. Era la vida que había escogido y de la que estaba orgulloso, por eso no podemos decir nada más, salvo agradecer que se le reconozca de esta manera, y tener la satisfación de haber compartido con él tantos buenos instantes. Ese es el gran consuelo.

Nota: https://www.epe.es/es/reportajes/20230417/vigilancia-aduanera-profesion-riesgo-barco-85835061

   

Martín Vigil, el sacerdote oscuro


           Pecados tras el confesionario

  Cuando en la década de 1970, aunque el fenómeno venía de antes, los libros del sacerdote de Oviedo, Martín Vigil, inundaban las librerías con sus numerosas ediciones, empezamos a prestarle atención. Sobre todo cuando muchas amigas y compañeras de la escuela y del Instituto, los leían con asiduidad. No nos gustaban los títulos de los libros, ni tampoco su modo de plantear los supuestos temas que preocupaban a los adolescentes de la época. Los libros llegaron sin problemas a la década de 1980. Nos recordaba a los curas preguntones, esos que con rodeos, nunca de modo directo, te preguntaban en las confesiones que si tenías el vicio (siempre respondíamos con otra pregunta ¿el del tabaco?, que si salías con chicas, que si realizábais tocamientos, que si llegabas hasta el final (sin saber en qué consistía eso, porquedesconocíamos hasta el principio). Tal era nuestra inocencia.

No nos gustaba este sacerdote escritor. Su omnipresencia, su influencia, que ya presumíamos como malévola, sobre las adolescentes que conocíamos. En sus novelas, muy sórdidas, se intuía algo maligno. Así pues, iniciamos una particular campaña de liberación, que consistía en buscar sus libros entre amigas, amigos, pedírselos y pegarles fuego en una chimenéa natural que llamábamos «el hornillo Vigil». La idea gustó y tuvimos bastante trabajo.

  El asunto quedó como una anécdota adolescente mas, pero siempre nos estremecía ver sus libros en estantes olvidados, en librerías o bibliotecas, hasta que desaparecieron completamente, e incluso su nombre, que fue borrado de cualquier recuerdo público. Murió en 2011 y no se publicó casi ninguna necrológica suya. Algo había pasado.

          Acusaciones de pedofilia y abusos

  El 5 de abril de 2023, apareció en El País el artículo «Citas y abusos en el piso del cura escritor Martín Vigil». El estremecimiento provocado por el artículo traía también la confirmación de que aquella sospechas adolescentes eran también ciertas. Como alumnos de colegios religiosos (Maristas) estábamos acostumbrado a esquivar las confesiones más escrutadoras, y a los hermanos con «manos largas». Por eso los largas series de preguntas que aparecen en las novelas de Vigil: ¿Sabes qué es la fornicación? ¿Haces el coito? nos impactaban, porque eran esas las preguntas que hasta 1975 oíamos en las confesiones, sin saber qué era una cosa ni la otra. En una de las novelas, uno de los adolescentes pregunta que qué cosa era eso a su madre, porque se lo había escuchado en el colegio como advertencia: «Guardaos de la fornicación«, como si fuese un monstruo que acechaba en las esquinas.

  Que se sepa, al menos se verificaron 12 denuncias por abusos sexuales contra él, pero en Los Jesuitas, su comunidad de origen, existieron sospechas o certezas de esa actividad de depredador sexual, lo que motivo su expulsión de la Orden. Según relata Iñigo Domínguez, sus libros estan llenos de referencias sobre dónde y cómo localizarle en Madrid, o en otras ciudades, como Oviedo. Comprobado esto en unos libros viejos suyos. localizados en los intercambiadores de libros, podemos certificar que sin ningún pudor, en la novela: Y ahora qué Señor Fiscal, ofrece en la última página su dirección exacta, con nombre y apellidos, en el nº 75 de la calle Velázquez, del barrio de Salamanca de Madrid. Sus preferencias se inclinaban hacia los varones (sus descripciones eran claramente sexualidas) , pero tambíen abusó de mujeres adolescentes, a las que identificaba en sus novelas con nombres absurdos, como Totoni.

  Pero el pecado y la conciencia del pecado deja rastro, y en sus libros recrea sus modelos de confesión, o su predilección por la mortificación de la carne, como método de penitencia. Esto aparece claramente en Sexta Galería, un novela ambientada en la minería asturiana. Sus páginas están llenas de posibles localizaciones para encontrarle en Madrid (Paseo de la Castellana, parque del Retiro, sótanos de Granvía) y otras muchas, pero la que se repite de modo incansable es la del «piso de la abuela en Velázquez, que no se te olvide». Hay 12 casos documentados, pero pudieron ser centenas. Su depravación pudo extenderse a lo largo de décadas. Su más de 40 novelas y cientos de ediciones, le permitieron comprarse pisos en diversas partes de España. Tambíen había sido ingeniero naval, además de jesuita y escritor.

  Pero lo más impactante es esta última confesión suya: «Sé que aunque sea yo el diablo en persona, ya encontrará Él la manera de salvarme». Está claro que su lugar de destino era el averno. Este mal, el de los abusos es insondable. Se extiende a cualquier actividad social y profesional, y efectivamente hunde sus raíces en el mismísimo infierno.
Nota:https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20120111/muerte-olvidada-martin-vigil-1315323

Conspiración contra la Reina


   Los Borbones en Pelota

 El silencio y el alejamiento son necesarios, pero hay que ponerle fin cuando puede llegar a confundirse con la aquiescencia total sobre el estado de lo que nos rodea, o cuando la gravedad de algunos asuntos requiere un posicionamiento sobre ellos. Un gobierno no necesita defensa externa porque cuenta con suficientes medios para ello, pero con las personas que integran o constituyen la Jefatura del Estado, la cuestión es distinta. No pueden salir a defenderse de modo público de cuestiones particulares o personales. Cuanto más alto se está en el Estado, menos errores deben cometerse y más expuesto se está. La cuestión es compleja, porque la ausencia de respuesta aumenta la impunidad.

  En 1868 se publicó en España la mayor sátira política posible contra una Reina de España, en concreto Isabel II. Eran viñetas obscenas y pornográficas contra la Reina, en las que se la representaba de la manera más indigna posible. Tanto a ella como a toda la familia Real y sus colaboradores más cercanos. La bajeza en España puede ser realmente extrema, y la manera más fácil es cuestionar la sexualidad o las relaciones de la reina. Aunque sigue sin saberse quien o quienes propiciaron aquella acción infame, se atribuyó siempre a los hermanos Becquer y a su imprenta sevillana, y se tuvo al general Narváez, «el espadón de Loja», como su inductor o propiciador. La consecuencia de todo ello fue la caída irremediable de la Reina Isabel II; «la mil veces traicionada«.

  La intención queda meridianamente clara en el excelente estudio de Pilar Burdiel, sobre esta etapa y estas publicaciones denigratorias: La fijación crítica en el cuerpo y la sexualidad de la reina– para deslegitimar a la monarquía isabelina; para lograr la pérdida de respeto entre sectores amplios de la población y, en último término, para crear el ambiente propicio y también la justificación moral de la revolución que la destronó en 1868. Algo similar sucedió en Francia con Mª Antonieta, dice la autora del estudio Los Borbones en Pelota, en el que se llegaba a dibujar a la Reina de España «copulando con un asno»: ¿Actuó la personalidad de Isabel II (considerada tan peculiar) como caja de resonancia y caleidoscopio de las contradicciones de su época respecto a qué cosa debía ser la monarquía constitucional y qué cosa debían ser las mujeres?

  ¿Qué molesta, la monarquía o las mujeres? preguntamos desde el Alminar, en el que no vamos a defender a nadie, pero sí señalar que quienes deben y tienen capacidad para ello, no lo hacen. En el diseño de Estado que se configura tras las presentes turbulencias territoriales, no caben ni el actual modelo de la jefatura del Estado, ni la redacción constitucional en vigor. El camino más fácil para crear una crisis profunda, es abatir la imagen pública de la Reina, tanto da si es consorte como titular. Sigue siendo así de machista la historia. Y en eso se está, sin que nadie sepa como atajar ese despropósito, en los que las supuestas intimidades de la Reina Letizia salen a la luz, sin ningún criterio de verificación posible. Las ambiciones personales no se detienen ante nada, ni nadie. No reconocen lealtades de ningún tipo, y ya hay muchos sectores interesados en los microestados autonómicos. En las anteriores constituciones españolas, salvo las dos republicanas, solo se pretendía seguir el modelo inicial de la Revolución Francesa (1789), que no era otra que la proclamación de una monarquía constitucional

      Acoso y destrucción de la imagen de la Reina

  Francia destruyó la imagen pública de la Reina y luego la decapitó en un una plaza pública, lo que constituyó un crimen de Estado que sigue dividiendo a la sociedad francesa, después de haber hecho lo mismo con el Rey. España ha abatido dos veces a su monarquía, y ha contado con innumerables guerras dinásticas y reposiciones. Otra Reina tratada con crueldad fue María Victoria del Pozo, esposa de Amadeo de Saboya, a la que llamaban «la reina de las lavanderas». La memoria y biografía de esta reina ha sido rescatada por Carmen Gallardo. Nadie cuestiona la calidad democrática de las monarquías constitucionales europeas (Inglaterra, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia y Noruega), pero sí se puede poner en solfa a todas las repúblicas procedentes de los antiguos países socialistas. La cuestión no es pues la forma, sino el contenido y el fondo. Pilar Burdiel lo borda en su estudio: «Desde el principio, Isabel II quedaba excluida del formato de representaciones asociadas al monarca heroico, masculino. Sus virtudes (y sus vicios) habrían de ser esencialmente femeninos. Desde el ángel de inocencia de su niñez, pasando por la imagen de la madre cristiana desprendida y piadosa, hasta la Eva lasciva, la mujer caprichosa, esclava de sus pasiones, del final del reinado». Se repite el mismo esquema, da igual el siglo.

       El cortesano resentido y el amigo traidor

   ¡Cuidado no nos acontezca esa ignorancia rayana en la demencia, no infrecuente, que llega a tomar a un enemigo por amigo y viceversa! San Agustín

 La traición personal, política, siempre anida cerca. El entorno sevillano era el feudo del mayor enemigo de Isabel II, el duque de Montpensier, cuñado de la Reina, y que jamás apareció en las sátiras, como señala Burdiel. Aquí tenemos pues otro elemento importante, el resentimiento cortesano, las ambiciones familiares, y cualquier otra maldad humana, disfrazada de falsas razones de fidelidad, pureza dinástica y supuesta lealtad a la institución. Ninguna buena intención existe en el libro del antiguo y todopoderoso director de Hola, aunque pretenda estar cargado de ellas. Es una repetición de ripios, lugares comunes, material de relleno, cascajos y juicios de valor trasnochados, con un propósito escondido que hemos explicado.

 Señalaremos los nombres para que queden asociados con la villanía, afirmando que no creemos nada de lo afirmado en un libro infame: Yo y Letizia de Jaime Peñafiel (Peñainfiel, como también se le apoda), que quedará ligado a una obra infame y absurda. Cualquier persona tiene un pasado, salvo que esa afirmación pretenda referirse a algo más medieval. El resentimiento de este personaje es infinito y no decae con el tiempo, además de que conceptualmente resulta decimonónico. Ni vale nada lo que escribe y publica, ni valor alguno tiene lo que supuestamente calla. Eso sí, el daño es inmenso, pero no por lo que dice, sino por la intención. Alguien ha querido cerrar una vida de escritura pobre, con una acumulación de cieno y guano. Solo un medio digital, http://www.elnacional.cat, está aventando este pretendido escándalo, aunque real.

  Distinta y aún peor consideración merece el amigo traidor, Jaime del Burgo. Inversor privado, abogado, empresario, amigo personal de la periodista Leticia Ortiz, y del círculo de confianza ya como Reina. Hijo del diputado del Partido Popular del mismo nombre, y que fuera ex presidente de la Comunidad Foral de Navarra. Testigo de las capitulaciones matrimoniales y de la boda de Letizia Ortíz. Probablemente obsesionado con ella, volvió a entrar en el círculo íntimo y familiar, al contraer matrimonio con su hermana Telma Ortíz Rocasolano. Su condición navarra podría situarle en la órbita del carlismo, tradicional y secular enemigo de la actual familia borbónica en la Jefatura del Estado. Cuanto menos se diga de él, mejor.

  Todo lo que insinúan, mencionan y juzgan es incomprobable, y por tanto no puede refutarse ni afirmarse. Tampoco se puede calibrar la intencionalidad, aunque se adivina. El final de esta campaña no puede estimarse tampoco.

Nota: Fotografías, Casa Real de España.