Las caras en los edificios de Melilla


Enrique Delgado

La simbología en la edificación modernista

La Melilla de la expansión coincidió con la explosión del modernismo arquitectónico. Una ciudad nueva debía abrirse a nuevas tendencias y edificarse sobre un concepto distinto. La ciudad pétrea y defensiva, sin la más mínima concesión al adorno, se convirtió en un territorio abierto a cualquier influencia. El campo exterior era un erial, en el que por necesidades estratégicas, se había talado absolutamente todo.

Melilla se reencontró con la naturaleza, uno de los principales motivos de inspiración en la construcción modernista, y creó parque y jardines en cada rincón. La burguesía catalana vio en la nueva ciudad una tierra de promisión, y desembarcó aquí en busca de negocios, pero también trajo sus influencias arquitectónicas. El diseño de los nuevos barrios eran de calles amplias y espaciosas, en calles y avenidas diagonales, y paralelas. La promesa de un «nuevo dorado» atrajo tanto al capital como al proletariado, y junto a los barrios nuevos y burgueses, surgieron otros insalubres, de barracones, que habitaron los desheredados.

El enigma de las caras modernistas

El modernismo fue un movimiento con vocación trascendente. No solo se adornaba, sino que además esos adornos, sobre todo vegetales, tenían significado. No se escogían de modo aleatorio. La presencia de elementos de la naturaleza, animales (leones, elefantes) o plantas, tenían una función específica. Sin embargo, la presencia de caras, casi siempre femeninas, pudiera estar relacionada con divinidades específicas del mundo natural, siguiendo una tradición clásica y neoclásica.

Rostros serenos, algunos cansados, situados en la parte más alta de los edificios, o sobre las ventanas y puertas de acceso, parecen tener relación con la búsqueda de saberes ocultos y poderes protectores perdidos. La quiromancia y la fisiognómica constituyeron seudociencias medievales, rechazadas por el esplendor científico del Renacimiento.

Los rostros o caras de las personas reflejan estados de ánimo y por eso eran estudiadas. Las caras presentes en los edificios de Melilla no son hieráticas, tienen hasta pupilas, y no sabemos si llegaron a tener algún cromatismo mas revelador. Ahora están cubiertas por la misma paleta de colores de las fachadas, por lo que resulta más difícil conectar con su expresividad original.

Todas siguen patrones comunes, como el de mirar al frente, aunque en algunos casos las caras se inclinan, en leve genuflexión, a modo de saludo. De las supervivientes, al menos una centena, casi todas son de mujeres (90%) (niñas/os 8%) y varones (2%). Solo en un edificio no miran al frente, sino hacia el Oeste, al Sol poniente; es el caso del edificio de La Reconquista.

Son muchas más de las que nadie recordaba, porque la gran mayoría están a gran altura, y muchas están confundidas con el color de la fachada, lo que las hace pasar desapercibidas. Algunas han caído recientemente junto con sus edificios, y otras lo harán en breve tiempo.

En junio de 2021 se creó el grupo Melillenses por la Defensa del Patrimonio Arquitectónico, en la red social de Facebook, ante la oleada de derribos de edificios singulares y característicos de Melilla. El interés era dar a conocer el elevado número de edificios en peligro, y también promover el conocimiento de este todavía abundante patrimonio, así como servir de «alerta rápida» ante derribos inminentes. Facebook es la red que ha acompañado al Alminar desde su origen en 2011. Ha servido como multiplicador de audiencia, de la que proviene el 20% de las visitas, como lugar de difusión y también como catalizador.

La experiencia del Alminar es compartida de múltiples formas. Nadie se salva solo, nadie triunfa en soledad. La comunidad es siempre necesaria.

Nota: https://espores.org/es/es-arte-y-naturaleza/modernismo-y-naturaleza-forma-y-simbolismo-de-las-representaciones-vegetales/

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Los restos del pasado


 

              El desmonte en Altos de la vía muestran restos de cercados

      Una agrupación de piedras alineadas y lo que parece ser la entrada a una pequeña cueva o silo, podrían albergar algún tipo de restos históricos, al menos eso es lo que parece intuirse en los pocos restos que han quedado al descubierto.

       Para imaginar qué ocurrió aquí tenemos que pensar en una disposición del terreno muy diferente, pues el territorio de Melilla estaba compuesto de pequeñas elevaciones o cerros y también con algunas mesetas, como la de Rostrogordo, Altos del Real y Cerro de Camellos. El territorio circundante, con continua presencia de riachuelos, pequeños embalses y pozos naturales, así como de tierras muy fértiles, hacían que el terreno fuera propicio para los asentamientos humanos. No hay zona de Melilla en la que no se hayan encontrado restos de presencia poblacional. Es un hecho que se han encontrado enterramientos en cualquier lugar del territorio, aunque eso sí, desaparecían de modo inmediato.

     Sin embargo, la explanación, la deforestación, y la apertura de vías de comunicación entre el centro de la ciudad y la frontera, provocó una brusca alteración de la fisonomía del territorio. Como escribió el investigador melillense Francisco Narváez en Los tranvías en Melilla, un intento de articulación urbanística: «La fisonomía y el desarrollo urbano de Melilla se configuran y adaptan a la presencia del ferrocarril». Esto quiere decir que hay que explanar todo, porque el ferrocarril no resiste las pendientes, ni las curvas excesivas. Necesita líneas rectas.

     En la zona del Real siempre han aparecido restos humanos,  y otra zona de abundante presencia de restos es la próxima al aeropuerto, en otra elevación del terreno, lejos de la costa y a salvo de las incursiones de los piratas que arrasaban la zona.

          El enorme y no justificado desmonte de la ladera de Altos de la vía ha dejado a la vista estos pequeños restos, que indudablemente son obra de pobladores. Están unos cuatro metros por debajo del nivel del suelo en la parte alta, lo que descarta que sea algo reciente, pues esa ladera era natural . La vía del ferrocarril pasaba por la zona, y el desmonte de principios del siglo XX dejó  a salvo esta ladera y estos restos. ¿De qué se trata?. No vamos a hacer especulación alguna, solo vamos a mostrarlo, pero son anteriores a la explanación de principios del siglo XX. Podría tratarse de un cercado indígena. Las fotos muestran claramente que el resto de cercado solo se encuentra en esta zona y no en el resto del terreno desmontado.

             Hay muchos restos que manifiestan la presencia indígena mauritana en todo el territorio, pero las directrices imperantes caminan en otra dirección. Ya saben: «En Melilla lo que no interesa, se oculta, se destruye, se tapa». La máxima trinitaria de los servidores de lo oscuro.

La piedra del emperador Carlos


                               Cultura e investigación en Melilla

       Uno de los emblemas del Alminar es la defensa de la cultura y de la historia como patrimonio común. Nos hemos pasado 8 años luchando contra «la nomenclatura» que se ha adueñado de la ciudad. No hay manera de consultar nada, sin pasar por los filtros detectores de partículas, porque sobre todo, faltan la ideas. El plagio, la apropiación de ideas, y la ocultación de temas y datos están a la orden del día en Melilla. Esta es una de las muchas cosas que hay que cambiar en el área de Cultura en nuestra ciudad. Los temas culturales y de investigación no puede ser un coto de una decena de personas, que nunca publican lo suficiente como para que sus curriculums queden ahítos. La investigación y la publicación académica son una cosa, y la divulgación es otra, aunque tan importante como ellas. Una ciudad sobrevive o cae si consigue conformar una historia de elementos comunes. Para ello hay que abrir los archivos a todos los interesados en la historia de la ciudad, y facilitar las búsquedas, y la reproducción de documentos y fotografías con métodos del siglo XXI

                                   Una piedra para la historia de Melilla

              Cultura debe erigirse como la única depositaria de la historia de Melilla, y abrirla a cualquiera que quiera investigar el pasado de la ciudad. En la última década, una entidad superpuesta, ha patrimonializado toda la investigación, las excavaciones, e incluso la divulgación. Nada se da noticia  de lo encontrado y no hay a quien dirigirse, porque la respuesta siempre es la misma, o sea, «no».

             Ha sido una constante de la historia del Alminar, la lucha contra la ocultación. Una y otra vez a lo largo de 8 años, hemos dado a conocer todo lo sucedido con el yacimiento de la Casa del Gobernador, al que no se deja entrar a nadie. El estado de esta zona es de gran deterioro y de abandono absoluto. Ellos ocultan y nosotros desvelamos. Afortunadamente, contamos con el apoyo de muchas personas, que nos cuentan, informan y localizan los hallazgos, de los que no se tiene noticia. En cualquier ciudad, ante cualquier noticia relacionada con la localización de un resto histórico, se redacta una notica y se divulga. Todo eso en Melilla no sucede. Todo es secreto, porque no es propiedad de los melillenses.

               Estos vicios siguen sucediendo en nuestros días, y así se hubiese mantenido una legislatura más, salvo la oportunidad que ofrece el nuevo gobierno, y la nueva responsable del área de Cultura, Gloria Rojas, a la que ofrecemos toda la colaboración que precise.

             Tras la demolición de la antigua casa Sanyo, adosada a la muralla de la calle de Santiago, ha quedado a la vista un nuevo paño de la muralla defensiva de la ciudad. Una oportunidad así es muy importante, porque puede apreciarse la distinta procedencia de los materiales e identificar sus etapas constructivas, de las cuales, unas interesan y otras no, porque aquí se investiga con ideas preconcebidas y se selecciona o descarta según qué.

         En el desmoronamiento del edifico adosado, ha quedado de manifiesto el maltrato anterior a la muralla, aunque resultante de épocas en las que este tipo patrimonio no era apreciado. Tambien ha aparecido una piedra labrada con una inscripción, castellana, que parece decir lo siguiente: NUESTRO EMPER..? ..LO I?. Lo primero que hay que preguntar es por qué no se ha informado del hallazgo. La vamos a reproducir en calidad máxima, para que sea descargada, compartida y analizada por quien corresponda o tenga interés. De momento no vamos a comentar nada más, pero a todo esto hay que ponerle fin.

 

 

Las puertas ocultas de la muralla


 

          Todo lo relacionado con la Ciudad Vieja, su pasado oculto, su historia y sus cuatro recintos, conforman el Área 51 de Melilla. No hay información de nada y si se descubre algo no se comunica a nadie. La divisa sigue siendo: «Se oculta, se destruye, se tapa». Es la doble ocultación, el desconocer que ni siquiera se sabe. Aparecieron «muertos» en el 4º Recinto y las fotografías y la información están ocultas bajo 7 llaves, en la cofradía de los secretos absurdos. Hay mucho miedo a descubrir algo que no se quiere conocer, o a aquello que no debería esta ahí.
La lucha contra la ocultación en el Área 51 es una constante en la historia del Alminar, ayudados siempre por la colaboración ciudadana. Un año tras otro, con la perseverancia del borrico en la noria (san Josemaría dixit), hemos desvelado la situación de la Casa del Gobernador, verdadero epicentro de la Zona Cero, de la que nada puede saberse o decirse.
                                            La 7ª puerta sobre la muralla
Todo se construye sobre algo y se edifica con los materiales anteriores. En la mezquita-catedral de Córdoba están contadas todas las columnas e identificadas sus distintas procedencias. En Melilla a muy duras penas se reconoce el pasado de la ciudad sobre la que se asentaron los españoles en 1497. Si existe un hallazgo inconveniente, solo se explica si hay una historia posterior y creíble (caso del aljibe viejo de la Batería Real).                En caso contrario no se vuelve a saber de él. Una de las zonas en donde no se respetó nada de su configuración original, fue en el Baluarte de San Fernando, en la rehabilitación/falsificación que se llevó a cabo en 2011, el año de la creación del Alminar. Afortunadamente habíamos fotografiado cada palmo del terreno, para luego mostrar la alteración irreparable. Desde entonces hemos seguido esa táctica: fotografiar y guardar.
El frente sobre el foso del Hornabeque, entre los baluartes de San José y San Fernando, presentaba, además de un lamentable estado, una configuración extraña. En un lateral, era claramente visible que no todo el frente de la muralla era homogéneo. Había claros indicios de haberse tapiado una puerta o un hueco. Así ha permanecido años hasta la actual «rehabilitación», en la que sobre una muralla de piedra, se ha colocado una puerta de chapa. Por supuesto no hay comunicación alguna sobre la localización de esta puerta o hueco. En las escaleras de acceso existía una oquedad excavada sobre la piedra, que podía ser un antiguo silo de almacenamiento de grano, como otros muchos que todavía poder verse sobre en la Ciudad Vieja. Algunos fueron eliminados por completo.
Los indicios sobre la piedra indicaban claramente que allí existía algo, que ahora aparece. Nos ofrecerán una explicación o no. En cualquier lugar se comunica cualquier hallazgo, por mínimo que sea. En la taifa africana, no. También puede que se todo más sencillo, y que hay cosas en las que simplemente no tienen ningún interés.
Hay muchas otras zonas interesantes a lo largo de Melilla la Vieja. Como siempre hemos dicho: «queremos mirar donde otros han mirado, y ver lo que otros no han visto». Todo esto ha sido una escombrera hasta la fecha y esta ya es la 3ª rehabilitación en 10 años.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/07/15/baluarte-de-san-fernando/; https://elalminardemelilla.com/2012/02/05/en-busca-del-monolito-perdido/

Del Renacimiento al ocaso


               Cuestiones sobre la feria medieval de Melilla

   Melilla tenía una Feria medieval de verano, de la que hemos escrito cada año, sin embargo, este año decidieron, los nuevos rectores de la cultura melillense,  que ya no era medieval sino renacentista, para situar nuestra ciudad con el resto de ciudades imperiales: Toledo, Valladolid, Gante y ensoñaciones diversas. No son capaces de mantener algo a lo largo de los años, e ir dotándola de un carácter propio y diferente al del resto de «ferias» de este tipo. Este año la ensoñación era ser una ciudad imperial, e incluso hicieron aparecer al fantasma de Carlos I, el monarca más grande de la historia de España.

      El renacimiento no se veía por ningún sitio, y sí algunos indicios del próximo ocaso. Han acabado con el desfile, con las luchas de guerreros medievales de otros años, y casi con los puestos de mercaderías. En años anteriores hubo más abundancia, más participación ciudadana, más espectáculo y más animación. Este año ha estado todo más vacío. Lo único que salva a la feria, año tras año, es el entorno de Melilla la Vieja y el foso del Hornabeque. No hay casi nada que reseñar de la propia feria, ni de su cabalgata, que en los años anteriores ofrecían imágenes interesantes y muy plásticas. Ya no ha venido ni el encantador de serpientes, o el caballo de Troya.

                    Apostar por la mentira histórica

       La historia de la conquista de Melilla, es mucho más interesante que la fábula en la que insisten año tras año, y que han proyectado sobre las murallas del túnel de Santa Ana. Así pues, nos vemos obligados a desmentir el vídeo proyectado, de punta a cabo.

        La conquista de Melilla y Cazaza se decide en el Tratado de Tordesillas, firmado entre España y Portugal en 1494. Se sabía que ambas pertenecían al Reino de Fez, que estaba en litigios con el Reino de Tlemcen, pero no sobre la posesión de estas ciudades. Todos los informes evaluados por los Reyes Católicos desaconsejaban la conquista de la ciudad, especialmente negativos fueron los del Almirante de la Mar Océana Cristobal Colón. Tras el fracaso de la absorción por pacto (alguaciles traidores), Los Católicos desisten de la conquista de Melilla.

            La política exterior española se basaba en la fundación o conquista de ciudades, denominadas presididos, en la costa norteafricana, para impedir la acción de los piratas en el Mediterráneo, que dañaban duramente el comercio.  En 1525, Carlos I, Rey de España, ordenó el abandono de la ciudad exterior: Plaza de Armas, Alafía y Foso de los carneros, para replegarse sobre el peñón rocoso. La puerta de Santiago se convirtió en la frontera de la ciudad, durante más de dos décadas. La pérdida de Cazaza en 1532, supondrá un duro golpe para el valor estratégico de Melilla, quedando ya completamente aislada de su entorno. Este llevará al monarca y emperador español,  a pensar en proceder a su derribo y abandono. Felipe II, que gobernó como regente en los largos periodos de tiempo que su padre pasaba fuera de España, hasta su acceso al trono en 1555, tras la abdicación de Carlos I; pensó en un nuevo plan, que consistiría en establecer una nueva ciudad en el Atalayón, y el puerto dentro de la Mar Chica. Evidentemente, ni se llevó a cabo lo primero, ni se realizó lo segundo, y esto sí es histórico y verdad. A lo largo de los siguientes 3 siglos y medio, Melilla se mantuvo en manos de la Corona española, sufriendo todo tipo de penalidades, calamidades y guerras.

El abandono del templo de Cristo Rey


           El franquismo necesitaba un nuevo templo, y lo construyeron entre 1939 y 1942. Lo dedicaron a la advocación de Cristo Rey, y lo situaron dentro de la superficie del Hospital Militar. No era pues un templo totalmente abierto, pero si estaba dentro de su concepción del mundo, en el que todo estaba regido bajo el ámbito castrense. No escatimaron en gastos, ni en cuestaciones, y lo ornamentaron de la manera más suntuosa posible. Abundantes y ricos exornos, delicados detalles, elaboradas imágenes, como la del Cristo crucificado, situada sobre un panel de madera labrada. Custodias, cálices, y copones de plata sobredoradas sobre oro fino. Sagrario manifestador, crucifijos, reclinatorios, confesionarios, candelabros.

           La capilla era una de las más amplias de la ciudad, de un solo cuerpo, pero dividida en tres naves separadas por esbeltas arcadas. El techo es de artesonado de madera. Los ventanales eran de cristales esmerilados con figuras de santos. Según la lectura franquista de las Escrituras sagradas, Dios quería: «limpieza, riqueza y variedad». Fue inaugurada, con el rango de capilla, el 25 de octubre de 1942. Se menciona con especial énfasis «la bellísima custodia», de la que no sabemos si sigue existiendo. Este templo sufrió como todos, el rigor de la iconoclástia melillense (1974-1989). Sin embargo, al templo de la magnificencia franquista le esperaba el absoluto abandono, con el cierre del Hospital Militar, y el implacable rigor de los saqueos. Un robo documentado en febrero de 2012, y otro más reciente, pero de datación desconocida.

          Una alta espadaña, una gran campana de leyenda indescifrable. Una frase en la puerta: Esta es la casa de Dios y la Puerta del Cielo. ¿Qué queda de todo aquello 74 años después?. Nada. Desolación, desacralización, abandono, ruina. Hemos podido comprobarlo. Sabemos que se hizo un inventario antes de cerrar el templo, ignoramos si sigue existiendo. ¿Cuanto fue hecho desaparecer antes del inventario?, ¿Cuánto desapareció tras el robo de 2012?, ¿Quedó algo sin robar y fue esquilmado recientemente?. Aquello es una selva, pasto de los amigos de la noche, ejemplo de vanidad y soberbia, que el tiempo ha reducido a polvo.

               Un solo trabajador debe vigilar toda esa área. Por el día no suele haber problemas, pero por la noche la situación es diferente. Hay mucha maleza seca, hojas caídas en la última década. En un verano caluroso, todo puede ser pasto de las llamas, y no las del infierno.            

                                        La profecía de San Malaquías

                 Ellos edificarán y yo destruiré, y será llamado país impío, pueblo contra el cual estaré indignado para siempre. Porque he aquí que llegará un día  semejante a un horno encendido, y todos los soberbios, y todos los impíos, serán como estopa; y aquel día que debe venir los abrasará, sin dejar de ellos raíz ni renuevo alguno. Mas para vosotros los que teméis mi nombre: Nacerá el Sol de Justicia.

  Nota: (1)https://elalminardemelilla.com/2012/02/09/robo-en-la-basilica-del-hospital-militar/

La historia desmoronada


              Al iniciarse la obras para la construcción del Centro Tecnológico en 2012, aparecieron los restos de un fuerte español en el borde bajo del 4º Recinto defensivo, junto al hotel Ánfora. Nunca le tuvieron demasiado aprecio a estos restos, en realidad les estorban, pues suponían un engorro en la mitad del camino hacia una nueva obra magna.

                        Nunca hubo un reconocimiento oficial del hallazgo, en realidad casi nunca los hay, ni tampoco fue ocasión de nuevos y eruditos artículos sobre las antiguas fortificaciones españolas. Eran una ruinas molestas, en medio de un problema aún más molesto, el de la churrería de la antigua estación de autobuses, que cuatro años después, singue sin solución y en el mismo lugar al que fue desplazada de modo provisional.

                       Todo ya está escrito muchas veces en el blog, en realidad cuatro años dan para mucho. Hemos repetido la historia del antiguo fuerte de San Miguel y la de la churrería hasta la saciedad, y todo sigue abandonado, paralizado por el tiempo y por la ineficacia de la gestión. La zona presenta el estado de abandono habitual de toda la ciudad, refugio nocturno para actividades que no pueden ser descritas, pero que dejan rastro físico.

                   ¿Pueden alcanzar unas ruinas históricas un estado mayor de ruina?. En nuestra ciudad sí, el de desmoronamiento por sí mismo. En realidad nunca tuvieron el más mínimo interés en excavar en esta zona, por lo que pudiera aparecer. No es una zona fenicia, pero aquí, en este extremo o vértice del triángulo, acababa España hasta 1863. Más allá de este punto se encontraba el «campo exterior» o «campo moro».

                   Esta ruinas, salvadas a su pesar no estar conservadas, se dejaron tal cual estaban, para que la acción de los agentes erosivos acabaran la labor que las piquetas y las excavadoras no pudieron llevar a cabo. Hay una parte de la muralla conservada que está desmoronada y que puede caerse en cualquier momento, con el consiguiente peligro para quien transite por el antiguo rastrillo de espadas.

                Es una maniobra muy hábil, la de dejar que los cuatro elementos de la naturaleza acaben con aquello que nunca quisieron conservar.

        Notas: (1)https://elalminardemelilla.com/2012/04/29/el-camino-cubierto-de-san-miguel/   (2)https://elalminardemelilla.com/2012/01/09/la-churreria-olvidada/