Sobre la ofensa a la Theotokos y Panagia


A partir de ahora asumiremos la terminología ortodoxa cristiana oriental y ya solo nos referiremos a Maria como la Theotokos ( Madre de Dios) y Panagia (Toda Santa). Títulos excelsos que configuran con la mayor dignidad posible, el papel que esta mujer representa dentro de la teología cristiana y de la propia religión. Una posición y un lugar que no tiene comparación posible en el marco de cualquier otra creencia.

En la nueva polémica religiosa católica de Melilla, el año pasado fue la del árbol, nos enfrentamos más con la vulgarización de temas complicados que con la ofensa. Desde luego los que se rasgan las vestiduras son los escribas y fariseos, siempre prestos al escándalo. El caso es que parece que nos encontramos frente a una obra teatral, en la que la presunta ofensa pasó desapercibida en años anteriores.

La adaptación de cuestiones teológicas al tiempo actual es siempre un riesgo, porque la susceptibilidad es mucha y un esceso de contemporaneidad puede llevar al error y a una interpretación retorcida, como parece ser el caso. Una vulgarización es llamar a una representación en imagen de la Theotokos, «novia de Melilla», aunque eso sea considerado una expresión de fe.

Concord, Mirrolde son creaciones de Jose Maria Antón y Teresa Jornet, ambos eminentes profesores de Melilla, ambos cristianos y de ideas socialistas, por lo que resultaría difícil aceptar que de un grupo teatral que extiende su legado, pueda surgir una ofensa armada contra los dogmas católicos. Para ofender tiene que existir tanto una intención, como un hecho manifiesto, que tampoco parecen ser el caso.

Si existiese una deficiencia en el control de calidad de lo representado, afectaría también a los años anteriores, en los que se representó esta obra. De un grupo teatral como Mirrolde, con muchas tablas, tampoco puede esperarse una calidad deficiente.

¿Qué ocurre pues? La sensación que ofrece todo esta polémica es que se busca el escandalo y el enfrentamiento a toda costa, y que cuando «se juega a diario con la ruleta rusa, se acaba encontrando la bala». No resultó el año pasado con el árbol, tampoco parece ser este con Mirrolde.

Lo que yace debajo de todo es el carro de la censura, al que muchos no dudarían en subirse, y el acabar con el intento de crear y mantener una multiculturalidad en la que nadie quede o se sienta excluido.

La Theotokos y el Paráclito ( Espíritu Santo) están muy por encima de todas estas vulgaridades en las que nos enredamos.

Feliz Navidad 2021


Como cada año, a todas y todos los que han llegado hasta aquí en nuestra compañía, a los que estuvieron, a los que están, a los que se cruzarán con El Alminar en algún momento, a todas las personas de buena voluntad; les deseamos Feliz Navidad 2021.

Estamos a punto de dejar atrás el segundo año de la pandemia que ha barrido el mundo. El cansancio es notable y son ya muchos los que no han podido culminar el año. A todos y todas los tendremos en nuestro recuerdo. Son 5.357.096 fallecidas en personas en todo el mundo, 88.708 en España y 117 en Melilla. En nuestra ciudad se han contagiado 12.000 personas desde el inicio de la pandemia. Las epidemias de peste solían asentarse entre dos y y tres años sobre un territorio, pero esto era en el pasado. Aun así, debemos espera que el año entrante sea el último en el que convivamos con la COVID-19, y se inicie el reflujo de la ola en todo el mundo. Las epidemias provocan cambios visibles en las estructuras económicas, sociales y por ende en las personas. Nada vuelve a ser como antes.

El espíritu de la Navidad acaba alcanzando a todos/as, y en ese ánimo que compartimos con todos, convive el pasado, el presente y el futuro. Al igual que ocurriera con Ebenezer Scrooge en la novela de Charles Dickens, escrita en 1843. Del pasado compartimos una imagen ya irrepetible, la del solitario Belén del Centro Asistencial, que montaba cada año monseñor Buxarrais con la ayuda de algunas mujeres voluntarias, en la capilla del centro, ya cerrada. Del presente y de nuestra poco destacable iluminación navideña, compartiremos dos cosas, una la imagen del árbol, que sí es un símbolo navideños, pese a la alharaca de la Navidad pretérita, y una fotografía de la ciudadanía melillense intentando recuperarse de la zozobra, el pasado domingo en la parte peatonalizada del centro de la ciudad (del que no se sabe qué modelo final aplicar).

En cuanto al futuro deseamos paz, convivencia y armonía para todos, pero bajo la protección del arbolado melillense. Esperamos que se detenga la especulación urbanística, y que no acabe devorando los acuartelamientos de Santiago y Alcántara. Una ciudad sostenible y amable, no se puede asentar solo sobre las aceras y el pavimento, sino sobre abundantes zonas verdes y de uso colectivo. También sobre la igualdad de oportunidades. El cambio no puede consistir solo en el asentamiento de nuevas oligarquías o castas, el gran concepto ya en desuso.

Aún así y pese a todas las dificultades, Feliz Navidad a los/as lectores/as del Alminar. A los/as comentaristas y a todos los que nos acompañan desde hace una década. Y sobre todo, nuestro mayor deseo es que sigan evitando el contagio.

Tribulaciones navideñas


Todo sigue su curso, y cualquier acontecimiento nos seguirá esperando a partir del 31 de diciembre. Estamos a punto de completar el segundo año de la peste del siglo XXI, pandemia inesperada que indudablemente marcará la historia del siglo en curso. Al contar con una fecha fija, todo parece acelerarse mas, aunque ese final en realidad no lo sea.

Seguimos en medio de las tribulaciones, la gran palabra que dio carácter al Quijote y que inmortalizó Cervantes, en la gran obra que todo el que se dedica al oficio de la escritura admira de algún modo. Son muchas las ocasiones y circunstancias en las que hemos equiparado la trayectoria de este blog, a la aventura del gran personaje cervantino, que se lanzó al mundo a «desfacer entuertos y enredos». En solitario en la primera salida y acompañado por su escudero en la segunda.

Es imposible saber qué nos deparará el futuro, porque como hemos podido comprobar nada puede predecirse. Los signos y agüeros llegan, pero pueden interpretarse en un doble sentido. Eso sí, hay que saber irse, antes de dar ocasión de acabar derrotado, como don Quijote en las playas de Barcelona, aunque fuese por una maquinación entre el cura y el estudiante.

En estos 10 años, en esta década del Alminar que se cerrará en unos días, hemos visto gigantazos, molinos, algún descomunal jayán. También molinos, galeotes y malandrines, encantadores y magos como Frestón. Nos hemos topado con la iglesia y visto de lejos a la Santa Hermandad, que siempre ronda por los campos. Siempre habrá quien siembre, y los pajarillos se adelantarán prestos a coger los primeros granos de trigo. Si se hace brotar una fuente, mil beberán de ese agua. Un agujero en el muro servirá para que un centenar puedan pasar por él. La luz de un candil iluminará una estancia completa.

Toda obra humana tiene principio y fin. Todo final es a veces el principio. Cada siglo trae su propia confusión. Las novelas de caballería no nos han abandonado, aunque ahora se conozcan como «Juego de Tronos», Siempre necesitaremos batirnos frente a Florimorte de Hircania, igualar en valor a Galaor, Amadís o al caballero Platir; y derrotar en singular combate a Bramidán de Tajayunque.

Una obra así, queda entremezclada con la vida. Lo mismo ocurre ya con el Alminar y su creador, tras esta década de escritura constante. Así lo afirma el propio Cervantes, a través de Cide Hamete y su pluma: «Aquí quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, adonde vivirás luengos siglos. Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solo los dos somos para en uno».

No nos quedan cuentas pendientes, al menos que podamos reconocer. Hemos escrito todo y dado testimonio de todo lo que hemos visto. Si ya escribimos, es por propia voluntad.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/05/06/el-fin-de-la-2a-salida/

El Industrial, la saturación de un barrio


Urbanismo sin orden ni concierto

Desde la plaza de la Goleta hasta la de Adolfo Suárez, y con los límites del Paseo Marítimo y la calle de García Morato, el antiguo barrio del Industrial conforma un rectángulo de aproximadamente 1 km2 , en el que habitan casi 8000 personas. La densidad de población se obtiene sin necesidad de operación matemática alguna.

Es el barrio comercial y residencial más importante de Melilla, además de estar ubicado junto a las playas de la ciudad, lo que le convierte en un destino obligado en la temporada estival. Pese a la magnitud de las cifras, solo cuenta con un pequeño parque infantil de apenas 100m2. Tiene colegios, supermercados, un Teatro-Cine, un centro de salud, la sede de Correos, y sobre todo, una pésima planificación del tráfico rodado. Todas las reformas que se han realizado no han hecho otra cosa que empeorar el tránsito por el barrio.

Las familias que viven allí, las que se acercan a realizar compras, o a disfrutar de las playas, tienen derecho a hacerlo en coche, entre otras cosas, porque no todo el mundo puede desplazarse a pie o en bicicleta. Los peatones tienen por supuesto el derecho a desplazarse con comodidad por su entorno. Sin embargo, y como paradoja, está exento del «transporte urbano». No llega hasta él, ni tiene posibilidad de llegar, ningún autobús urbano (COA), ni tampoco existe una sola parada de taxis en todo su perímetro. Para abundar más en esta saturación, los pasos de cebra han disminuido, y se ha creado un carril de bicicletas, por detrás de la línea de aparcamientos en una posición peligrosa y de escasa visibilidad, en la calle marqués de los Vélez. Esto quiere decir, que un peatón debe estar atento a dos tipos de tráfico distinto, si quiere cruzar esa calle. Todo un despropósito.

El nuevo mantra de la ciudad es el de «hay que ganar terreno», pero no se dice que es para la construcción, no para el ciudadano. Hay terreno de sobra para duplicar la superficie edificable en Melilla. De hecho, se están levantando, o edificado 100 nuevas viviendas en el barrio, en donde antes solo existían casas bajas unifamiliares y almacenes del antiguo industrial. Es más, hay dos enormes solares, uno ya expedito, que multiplicarán en años próximos el efecto de saturación, porque no se van a añadir ninguna nueva obra de esparcimiento urbano, o zona deportiva colectiva, que atenúe esa saturación.

Las terrazas de las cafeterías se expanden sobre las aceras, provisionalmente, sin límite alguno, y pierde espacio el peatón. Se proyectan calles mixtas, peatones y coches sobre calzada única, y al final el espacio de aparcamiento se ocupa o por más terrazas, o por mobiliario urbano, dificultando el abastecimiento de los comercios. También se cierran calles al tráfico y se dificulta el acceso de los residentes, al que se obliga a recorrer casi todo el barrio, para poder cambiar el sentido de la circulación, o para acceder a otra zona del barrio.

¿Cuá es el fin de todo esto? Crear la necesidad de que la Ciudad Autónoma arrende o compre el garaje fantasma de los bajos de los antiguos talleres Montes, ocupados hoy por un supermercado. Con todas estas reformas no solo se dificulta la vida cotidiana del barrio. Se impide también el acceso de cualquier vehículo de emergencias (policiales, bomberos, sanitarios). El transporte público excluido, por supuesto.

Ateneo, la asociación cultural


El 13 de febrero de 1989, Manuel Céspedes Céspedes, a la sazón Delegado del Gobierno, autoriza los estatutos de la Asociación Cultural Ateneo, una de las más importantes de la incipiente historia democrática de la ciudad. En apenas 3 años Melilla tuvo abordar la llegada de los primeros inmigrantes subsaharianos, sin ningún tipo de instalaciones o de plan para su atención. Fue un hecho que cambió nuestro modo de ver el mundo, y la ciudad antes aislada, empezó a ser un reflejo de los conflictos bélicos y políticos existentes en el mundo, es más, empezó a ser parte de él.

La Asociación Ateneo, tenía como valores promover el fomento de la cultura, el desarrollo de la convivencia, la tolerancia, los hábitos democráticos, la lucha contras las discriminaciones y la solidaridad entre los pueblos. Sus miembros fundadores fueron José Luis López Belmonte (primer presidente), Mª Victoria Pleguezuelo, Mª Ángeles Sánchez (última presidenta), Enrique Delgado, José Mª Sánchez Jauregui, Francisco Cárdenas, Antonio Sarompas, Javier Burbano, Rafael Morales y Javier Quiros.

La presentación a las autoridades se materializó el día 1 de marzo del mismo año. La primera actividad fue una charla de Esteban Beltrán, Presidente de Amnistía Internacional en ese mismo mes. La 2ª estuvo dedicada a la Objeción de Conciencia y Servicio Militar, que fue obligatorio hasta el año 1998, en la que también participaron militares. Los reemplazos fueron la mano de obra esclava de Franco, para mantener la ocupación permanente de su propio país, con miles de cuarteles repartidos por cada palmo de terreno del territorio nacional. Dentro del mismo año y en el mes de noviembre, recaló en nuestra costa el buque insignia de la organización Greenpeace, el Sirius, como 2ª actividad estrella de Ateneo y con la colaboración de Guelaya.

En 1990, y con una subvención de 500€ (90.000 pesetas) concedida por la Fundación Municipal Socio Cultural, llegó a Melilla el ginecólogo Germán Sáenz de Santamaria, en pleno debate sobre la Ley del Derecho al Aborto. Un año después, 1991, estalló la 1ª Guerra del Golfo, y Ateneo formó parte de la Plataforma contra la Guerra. En febrero, Ateneo organizó la conferencia del profesor palestino Mahmud Sobb, hecho que nos hizo merecedores de la estola de «pacifistas al servicio de Saddam Hussein».

Javier Ortiz, subdirector de El Mundo ofreció una conferencia en abril de 1993. José Antonio Gimbernat, presidente de la Asociación pro Derechos Humanos fue el conferenciante de 1994. El anarquismo ibérico estuvo representando por José Luis García Rua, en otra charla en la UNED. En 1994 estuvo en Melilla el Magistrado del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín.

Ateneo con la inmigración y contra el Racismo

Desde la llegada de los subsaharianos en 1992, se crearon todo tipo de tensiones políticas y sociales y Ateneo se dedicó con intensidad a concienciar a las autoridades sobre la necesidad de su atención y el respeto a los derechos de la persona. En diciembre de 1992 llegó a la ciudad el Defensor del Pueblo Andaluz Diamantino García. Mesas redondas, concentraciones la participación en el Movimiento del 0,7% del presupuesto para los países subdesarrollados, ocuparon todo la actividad de Ateneo, frente a dos administraciones, la Local y la Estatal, insensibles en un principio. Todo está en la prensa y no nos extenderemos en ellos, pero El Alminar debía saldar la cuenta pendiente con el Ateneo, del que formó parte, antes de que existiera como tal. Al final, se acabó creado el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, y la inmigración se convirtió en un arma arrojadiza entre los grandes partidos. Como conclusión de todo aquel conflicto que llenó páginas en todo el orbe, algunos recogieron la hoz de la cosecha y Ateneo, al menos en sus cabezas más visibles, se quedó con el martillo.

En 1999 Ateneo promovió la fundación del Colectivo Ciudadano para la Supresión de los Símbolos Franquistas, con la presencia de todas las formaciones políticas y sindicales de Melilla, salvo el Partido Popular. En muchos aspectos, la asociación Ateneo fue la precursora de muchas actitudes y políticas, hoy asumidas por el discurso político común. La más importante de todas ellas, el Concierto África, la primera actividad cultural, musical y de fraternidad, realizada en Melilla, en el Campus de la Universidad de Granada, también en colaboración con Guelaya. En la ciudad, la Duquesa de la Victoria debe la denominación de su calle a una propuesta de Ateneo.

El caso de los dos búlgaros en Melilla

En 1996, atraídos no se sabe porqué promesa, llegaron a Melilla dos búlgaros: Valentín Gueorguiev y Svetozlav Valentinov Dochev, quedando atrapados en nuestro territorio. Nos los presentaron a Ateneo unos amigos comunes, y les mantuvimos alojados en la pensión Rioja cuando era solo una pensión. Muy desesperados por la imposibilidad de salir de la ciudad, decidí utilizar mi cercanía a Manuel Céspedes, para habilitarles una salida rápida de la trampa del tratado espacio Schengen. En apenas un mes, el Delegado del Gobierno me llamó y me recibió con los billetes de vuelta a casa para los búlgaros, y mezclando esa ironía y afectuosidad de la que solía hacer gala en muchas ocasiones y cuando se veía en confianza, me dijo: «dile a tus amigos que en Melilla se entra, pero no se sale». Los envió de regreso a Sofía, acompañados por fuerza policial, con prohibición de entrada a la CEE en 5 años. En su momento me/nos pareció un exceso, pero algo más tarde comprendí que les ahorró dos años de sufrimiento en la ciudad. A día de hoy, es algo que todavía le agradezco, y de lo que quería dejar constancia.

La jubilación del último romano


Jacinto Montes Barberena, profesor de latín

Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum
lingua Celtae, nostra Galli appellantur
.

Somos romanos, en nuestras supersticiones, en nuestro lenguaje, en el modo de ejercer el poder, en la corrupción inherente al sistema, en nuestras relaciones sociales, en las guerras fratricidas. Casi todos los alumnos del antiguo BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), excepto los de ciencias, tradujeron esas primeras líneas de La Guerra de las Galias, del divino Julio Cesar. ¿Cuántos presidentes de gobierno se han sentido tentados a escribir sus memorias en libros? Que conozcamos, todos.

Hay noticias que te pillan con el paso cambiado, como la de la próxima jubilación de Jacinto Montes, D.m., al final del presente curso. Es algo que no había pensado, pues a lo largo de todos estos años, siempre he contado con la tutela y consejo, con mayor o menor intensidad, del que es mi amigo, pero sobre todo, mi profesor de latín. Contar con su apoyo y valoraciones, es algo parecido como tener a mano a Séneca. Cualquier romano que participase en la Res publica, necesitaba siempre de un tutor, que indicaba sobre todo, el momento en que te pasabas de la raya (ahora se les denominan como Ceo, o spin doctor). Nada nuevo, como podemos comprobar.

¿Quiénes de los presentes en Melilla conoce todo el pasado político que nos ha traído a la situación actual? Uno de ellos es Jacinto Montes, el palentino de Fromista. Melilla, la ciudad en la que solo se vive con la mitad de lo que tiene cualquier otra ciudad española, tiene una gran desventaja, y es que casi toda su población mayor se jubila y se va. En cualquier otro lugar, el que concluye su vida laboral, regresa a su localidad natal para pasar la etapa de jubilación y aportar sus conocimientos a su ciudad de origen. En Melilla sucede lo contrario, entre otras cosas porque en esa etapa se necesitan servicios y atenciones que esta ciudad no puede ofrecer, Esta es la parte que ninguna administración cuida o planifica. Esto nos priva de tener un consejo de sabios, como en Atenas, o un senado, como en Roma, en definitiva de testigos del pasado.

De la Consejería de Cultura a La Resistance

Todos los males que nos asolan, tienen su origen en el «cesarismo» de la etapa de Ignacio Velázquez y su abrupto final. En 1999 el Partido Popular desapareció por sus propios demeritos y se abrió la etapa del «gobierno de las Taifas» que presidió Mustafa Aberchán, con el apoyo del «populismo gilista», que saltó de Marbella a nuestra costas. Las detenciones y dimisiones de consejeros, colocaron a Jacinto Montes en el puesto de Consejero de Cultura.

Sociedad gastronómica La Resistance

Sin embargo, hay un aspecto en la vida pública del profesor de latín y griego Jacinto Montes, que interesa resaltar, por ser el menos conocido. Es el de ser el creador de la sociedad o peña gastronómica La Resistance, junto a Alfredo Trevijano, Antonio Caparrós y Cosme Ibáñez, y las incorporaciones posteriores de Manuel Céspedes, José Luis López Belmonte, Diego Fernández, Ángel Castro y Sebastián Sánchez. Quien ha sido o representando algo en este ciudad, ha pasado por sus cenáculos. La única condición que debía cumplir un invitado, además de ser resistente a la comida abundante y al vino, era someterse al interrogatorio final, al tercer grado de los postres y las copas. Una de las invitadas a una de esas comidas fraterno-políticas fue Carlota Leret, en las fotos que recuperamos y compartimos. Fue en el año 2011, justo en el origen del Alminar de Melilla.

Decenas de veces hemos discutido sobre quién podría entrar en el perfil de César, quién en el Tiberio o en el de Nerón. En lo que sí había consenso, era en que ninguno de nuestros dirigentes podía comparar a Octavio Augusto. Ambición hay mucha, pero nadie comparable al divino Augusto. Candidatos incendiar la ciudad hay muchos.

Hacen muy mal los responsables de los dos principales partidos de la ciudad en no decidirse a pasar a la historia y permitir la renovación. El primero por seguir pensando si continúa, el segundo por incumplir su promesa de la retirada. Llevamos desde 1996 en esta polarización y guerra electoral fratricida. Con las elecciones adulteradas por el espectáculo vergonzoso del voto por correo.

Jacinto Montes lleva en esta ciudad desde 1984, vinculado sobre todo al Instituto Enrique Nieto, aunque yo lo conocí en el Leopoldo Queipo. No conocemos que decisión tomará tras jubilarse. En cualquier caso, en el blog tomamos nota de la advertencia de Don Quijote: «Vámonos yendo Sancho, que en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño». Ya es otro tiempo y hay que ir dejando paso a otros.

La iluminación navideña melillense


En manos del tenebrismo luminoso

Parece como si se hubiesen barajado las luces, cambiarlas de lugar y emplazamiento, pero sin llegar a ofrecer la sensación de que todo parezca nuevo. A nada que se tenga algo de memoria y fotos, se descubre el truco. Que podamos probar, estamos con el «cambiazo de las luces» desde el año 2014, aunque los ejercicios de memorias y algunas fotografías perdidas nos llevan hasta el año 2012, con algunos adornos iguales. La iluminación de los Reyes Magos puede datarse en el siglo XX.

Nos hubiese gustado calificar el resultado como «tetrismo«, pero al no estar admitido como vocablo en uso, debemos conformarnos con el calificativo de tenebrismo. Si hay luz en las calles es por las farolas, sobreabundantes en algunos sectores. No pretendemos que se sucumba a la locura consumista o al cambio constante, pero si al menos que exista una renovación y un diseño con significado para cada fiesta. Estas luces, algunas multifunción, como las de herradura, que según el momento y lugar en dónde se coloquen, iluminan una fiesta u otran, provocan cierta indiferencia estética. No somos ni Vigo, ni Málaga, ni Madrid o Sevilla, pero al menos debería intentarse algo diferente. La sensación que se ofrece es que «el iluminador» ha rebuscado en el fondo del armario y ha sacado todo lo que tenía allí guardado, que era mucho.

Melilla es la ciudad de las culturas en convivencia. Cada fiesta, cada celebración, tiene su significado y su sentido. Son fiestas de origen religioso, pero que tienen su reflejo social y cultural y su propia dinámica. También existe una sociedad laica. Salvaguardando cada esencia y especificidad, se debe alcanzar a todos/as.

Existía un blog sobre iluminación navideña (https://lucesdenavidadentuciudad.wordpress.com/) que facilitaba la dirección y nombre de decenas de empresas de iluminación, con diseños diferentes para cada ciudad y para aquello que se quiera resaltar. El problema no es que haya que hacer un contrato más caro para el año que viene, no queremos eso. La cuestión está en el contrato y en la empresa que lo gestiona, que es siempre la misma y a la que estamos atados como un barco a sus maromas. Unos de los muchos problemas que tiene esta ciudad, es el de los monocultivos empresariales, unos ya consolidados y otros en proceso. Al final del recorrido no habrá opción para la oferta y la demanda, en definitiva para la renovación.

Los contratos de servicios se están incrementado de modo progresivo, sin que esté en relación con el resultado final. Si ya se palpa en la ciudad cierta desesperanza, el tenebrismo de la iluminación navideña no ayuda a disipar las sombras del espíritu, ni a desvanecer la sensación de tristeza que flota en el ambiente. Son muchas las personas conocidas que han desaparecido con la «peste del siglo XXI», el Covid. Al menos se podría haber hecho una decidida apuesta por la luz, sin necesidad de derrochar, ni de pagar un potosí en la factura. el centro de la ciudad está vacío y en obras. Los locales de hostelería no lo llenan todo, y fuera de ellos y de las franquicias, hay poco mas en el centro comercial de la ciudad.

El que toda la zona centro esté blindada a los vehículos, sin zona azul, ni verde, sin opciones para los vehículos de servicio público, o para la carga y descarga, aumenta la sensación de solar, en el centro melillense. Quizá no pueda evitarse el abandono de los centros históricos de las ciudades.

Para el año que vienen nos prometen las luces del Paraíso, pero al precio del Dorado. Sin embargo, en donde estamos ahora, es en el presente. Ya mostramos en pasados años, sin éxito alguno, que las cifras de gasto en algunas capitales de provincia, son proporcionalmente menores que las nuestras. A veces las absolutas también. Las previstas para el año que viene, asustan.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2017/12/08/iluminacion-de-navidad-en-malaga/. https://elfarodemelilla.es/melilla-destina-4-millones-euros-iluminacion-fiestas-4-anos/