Lex Caesaris


La institución humana más antigua es la de la magistratura. Antes casi que cualquier otra cosa, ya se nombraran magistrados y jueces, que actuaban en nombre de Dios y de sus Leyes. Quienes reclaman una ulterior justicia divina, desconocen generalmente aquello que invocan. En esa Justicia se juzga y dicta sentencia a la vez, no cabe apelación posible, y lo sentenciado tiene siempre carácter eterno. La gran aportación de Rousseau sería la separación de poderes (Parlamento, Estado y Justicia) y ámbitos (divino y humano). Esto a la larga provocará la aparición de la jurisprudencia, y también la separación de la culpa judicial y del sentimiento personal de inocencia.

Por este motivo, los humanos, y partir de esa inspiración, crearon su justicia y sus magistrados, que cobraron su máxima expresión en el Derecho romano, que eso sí, solo abarcada a aquellos que tenía la ciudadanía romana. Sin embargo, este justicia ya era independiente de la divina, logro muy importante. Los ámbitos quedaron separados ya para siempre. Las magistraturas son pues muy antiguas, pero también independientes. Este clase de justicia, ya muy desarrollada, tampoco admitía apelaciones, salvo por una intervención del César. Así nacieron los indultos.

La independencia incuestionable del tercer Poder del Estado, en países democráticos, no quiere decir que los magistrados sean insensibles al ambiente político que les rodea, ni tampoco que no sean influenciables por él. Eso sí, los magistrados/as, solo aplican aquellas leyes de las que disponen, pero para que no existan diferentes interpretaciones de un hecho, las leyes deben dar poco margen a la interpretación del juez o jueza. Por tanto, los delitos y faltas deber estar claramente definidos. Cualquier cosa más compleja que el robo de una gallina, nos lleva de modo directo a las interpretaciones judiciales y a los márgenes entre los que puede sustanciarse un delito o falta. ¿Qué es prevaricar, qué es un delito electoral, qué una asociación ilícita o una falsificación de documento público?

La Sentencia y la memoria del tiempo oscuro

La cuestión sería especular acerca de los delitos por los que fueron enjuiciados, y sobre su existencia real, sin poner en duda nada de lo ratificado y sentenciado por las instancias judiciales. En la mitad de los 33 acusados iniciales, los delitos no pudieron sustanciarse en la sentencia N. 29/18 de la Audiencia Provincial de Málaga, sección 7, ni tampoco en otra de las condenadas por esta última revisión, y que ahora ha sido absuelta por la sentencia 120/2021 del Tribunal Supremo. No es posible dudar de las sentencias dictadas, aunque hayamos visto ejemplos de tribunales que califican de manera distinta un mismo hecho (caso de la manada), o de otros que anulan por completo lo demostrado en un tribunal anterior (caso Rocío Wanninkhof). Las sentencias se recurren y discuten en ámbitos judiciales, pero no puede refutarse públicamente.

El caso del voto por correo pertenece al tiempo oscuro de la etapa más reciente de la ciudad. Una mayoría absoluta sostenida durante tanto tiempo, acaba degradando cualquier área de la actividad ciudadana, porque se convierte en absolutismo. En todas las elecciones celebradas en esas largas décadas, el Partido Popular siempre obtenía mayorías absolutas, con resultados inesperados (15 diputados en dos ocasiones), independientemente de las circunstancias, sin recibir desgaste electoral, y sin que la participación ciudadana en la votación tuviese incidencia alguna. El resultado era igual con abstención alta o baja. Desde el 2000, los diputados y senadores pertenecen al Partido Popular, y solo cabe analizar la diferencia de los márgenes. El PP pierde votos y senadores en Ceuta y en Melilla no. Esto sí llama la atención. En cualquier provincia de España, los escaños ya han cambiado de partido en varias ocasiones, porque la oscilación electoral es una tendencia estadística medible.

Los hechos ahora sentenciados ocurrieron en la mitad de aquel periodo (2008). Aquellas elecciones, pese a la estimulación innegable de la solicitud del voto por correo, fueron ganadas por el Partido Popular. Los resultados fueron proclamados y validados por la Junta Electoral Provincial, y durante todo el proceso no se produjo ninguna denuncia sobre posibles comportamientos que pusieran en duda la validez del proceso. La denuncia fue fabricada después, en lo que se puede calificar como utilización instrumental de la Justicia. La Fiscalía tampoco instruyó ninguna denuncia de oficio sobre supuestas práctica irregulares. Fue el Partido Popular el que interpuso la denuncia, y forzó la intervención judicial y la investigación.

El proceso, o la investigación, pareció dormir durante 10 años, hasta que en 2018, se instruyó la macro causa, se celebró el proceso y dictó la primera sentencia. De haberse investigado los hechos denunciados con celeridad, el asunto estaría cancelado desde hace años, y las posible penas de inhabilitación ya cumplidas. Manejar los tiempos judiciales es algo muy importante, y también el mantener las denuncias vivas, mediante técnica legales para evitar el sobreseimiento o el archivo. Aquí existió una vigilancia atenta en los denunciantes, y algo de desidia o exceso de confianza en los denunciados.

De los delitos, de las penas y el voto por correo

Hay delitos y faltas muy difíciles de discernir, de saber a ciencia cierta si se cometieron, o si ciertos comportamientos pudieron asemejarse a los delitos denunciados, o si son igual a otros que hemos visto a lo largo de los años y que no fueron denunciados por nadie, y que se dejaron pasar. El artículo 146 de la LOREG dice: Quienes por medio de recompensa, dádivas, remuneraciones o promesas de las mismas, soliciten directa o indirectamente el voto de algún elector, o le induzcan
a la abstención.
El 140 c: Cambiar, ocultar o alterar, de cualquier manera, el sobre o papeleta electoral que el elector entregue al
ejercitar su derecho
. Nos centramos en esto, porque casi todos los demás delitos mencionados, decayeron en la 1ª sentencia y también han sido limados por el Tribunal Supremo.

Sin embargo, sorprenden algunas cosas. Una que se considere como testimonio fundamental el de una anciana que apenas comprendía el español, y que probablemente no entendió jamás qué había ocurrido: «Pese a la dificultad del interrogatorio durante el acto del juicio (la testigo hablaba mal el español y posiblemente hubiese algunas preguntas, en las que insistía la
representante del Ministerio Fiscal, que no entendía bien), su testimonio es uno más de los que permiten afirmar que el
sistema de captación de votos tan comentado fue una realidad»
. Sobre los dos principales acusados, Mustafa Aberchán y Dionisio Muñoz, es interesante resaltar estas afirmaciones de la sentencia de la Audiencia Provincial. Sobre el primero se afirma lo siguiente: «Si bien por obvias razones de jerarquía hubiese sido imposible hallar un testigo que hubiese podido verle realizando labores materiales, sí encontramos algunos testimonios que lo señalan como alguien que necesariamente había de darse cuenta de lo que sucedía…Que el presidente del partido, estando en plena campaña electoral, ignorase lo que acontecía en la sede de su
formación política, se antoja insólito»
. O sea, que realmente no existe nadie que le viese cometiendo los delitos por los que ha sido condenado, pero se le responsabiliza por la imposibilidad de desconocimiento. Seguir razonamiento nos llevaría a inquietantes reflexiones sobre muchos cosas que han sucedido en Melilla, entre 2000 y 2019. En cuanto a Dionisio Muñoz se afirma: En cuanto era cabeza visible del Psoe en Melilla y persona que acudía a la sede de Juventudes Socialistas, no podría haberle pasado
desapercibido lo que sucedía en dicho lugar, realizado fundamentalmente por el acusado Nordin Ab-del La Chadli, cuya
labor de manipulación de sobres electorales fue vista directamente por uno de los testigos más destacados. Su familiaridad con el ofrecimiento de puestos de trabajo, tanto de los planes de empleo –que hizo a x x x, como de otros, lo sitúa en el conocimiento del empleo del reprochable sistema de captación de votos.
Se dan por sobreentendidas muchas cosas y tampoco hay testimonios directos que lo vieran ordenar, dirigir, o promover «las cartas falsas de los planes de empleo», cuya autoría y edición jamán pudieron ser probadas ni atribuidas. Por cierto que la expresión dirige hacia «un reprochable sistema de captación de votos» y votantes, pero no verifica un proceso de compra, manipulación o cambio de votos por dádivas.

La principal reflexión que invita a cuestionar la existencia de esta gigantesca conspiración, es que ni siquiera en esta ocasión se logró evitar la victoria del Partido Popular. Los hechos existieron, están probados, la cuestión es si se sustanciaron, indubitablemente, en delitos físicos y punibles.

Planes de Empleo

Que son la clave y la piedra de toque de muchas influencias y políticas parece indudable, pero la investigación de la Guardia Civil solo logró acreditar la relación de uno de cada 4 votantes de voto por correo: Se dice así, por ejemplo, y lo traslada el Ministerio Fiscal sus conclusiones, que alrededor de un 25% del total de personas que se beneficiaron de un puesto de trabajo en los planes de empleo en la convocatoria ordinaria de 2.008, coinciden con personas que votaron por correo en las elecciones generales de Marzo de 2.008. Lo que queda mas claro aún es lo contrario, que 3 de cada 4 votantes «estimulados», en la supuesta trama, a ejercer el derecho del voto, no lo hizo por que esperara una promesa laboral, una dádiva o una recompensa. Más claro aún, que en el 75% de los casos, los supuestos inductores, no esperaban influir o alterar el sentido de voto de todos los que acudieron a las sedes de los partidos. Quién votó por correo a CPM y PSOE en 2008, lo hizo porque quiso, y no bajo la promesa de una recompensa.

En 2011, el Partido Popular recuperó el Gobierno de la Nación, y casi de las primeras cosas que hizo la Delegación del Gobierno, en la etapa de Abdelmalik el Barkani, fue ceder la gestión de los planes de empleo a la Ciudad Autónoma, para buscar una mayor agilización de los mismos. ¿Se buscó en todos aquellos años la relación entre votantes por correo y los beneficiaros de un puesto de trabajo?

Acatamiento y recurso

La sentencia, ya ratificada por el Tribunal Supremo es la que es. Está bastante rebajada en lo que respecta de las pretensiones iniciales de la Fiscalía. No cabe más que esperar sin ansiedad su aplicación, y recurrirla en los extremos en que sea posible. Es un triste final para un diputado y expresidente de Melilla como Mustafa Aberchán, también para alguien que dirigió al PSOE en el tiempo oscuro, caso de Dionisio Muñoz, y para todos aquellos que han visto ratificadas sus condenas, aunque afortunadamente no en las previsiones iniciales.

Si realmente se pretendió acabar con la vida política y personal de los acusados, con peticiones de cárcel, perdidas de empleo e inhabilitaciones, lo que sigue estremeciendo, aunque ya ha sido corregido, fue el intento de destrucción familiar de Mustafa Aberchán, con la acusación inicial de su hija Nor al Houda y la condena en 1ª Instancia de su esposa Zhara Karam. Esto sí recordaba a las persecuciones estalinistas.

Normalidad democrática en Melilla


Retirada la estatua de Franco dictador

La última estatua de Franco en España ha sido retirada esta tarde, en la zona en la que se ubicaba desde el año 1977, presidiendo inmerecidamente la entrada a la ciudad. Si algo hay que destacar es la completa normalidad con la que se ha producido, Es un lugar complicado, porque confluyen la salida del puerto, en donde estaba atracado el buque Ciudad de Melilla, la bajada desde Melilla la Vieja y el final de la avenida del general Macías.

Tras aprobar el Pleno de la Asamblea la retirada de la estatua, la plataforma Millán Astray, anunció una ofensiva judicial para paralizar su retirada. También, y en una operación de tenaza, el Partido Popular amenazaba con una posible impugnación del acuerdo aprobado ayer mismo. Se trataba de provocar un retraso igual al que se sometió al Gobierno de la Nación, en su decisión de exhumar al dictador del Valle de los Caídos. El frente estaba abierto, y demuestra la importancia que le otorgaban a esta última efigie del dictador, pese a que manifestaban lo contrario.

El Gobierno de Melilla se vio obligado desde primeras horas de la mañana, casi con el café sin tomar, a moverse rápido y acelerar el cumplimiento de la decisión tomada ayer. El bunker franquista estaba activo y alerta. Hoy se conmemoraba el 40º aniversario del intento de golpe de Estado de Tejero, Armada y Milans del Bosh. Era necesario poner en marcha una operación técnica de retirada, con apenas 5 horas de margen, sin levantar demasiada expectación, y llevarla a cabo en el menor tiempo posible. La operación T-Rex se ha llevado casi con el mismo secreto que el desembarco de Normandía.

A las 15h 00, las redes sociales empezaban a alertar de una inusual concentración de maquinaria pesada (retro excavadoras, radiales y martillos hidráulicos), junto a un nutrido número de operarios municipales. Lentamente se fueron concentrando viandantes, curiosos y trabajadores de los medios de comunicación de la ciudad. No sabemos desde donde se dirigió la operación ni quién era su responsable.

A las 15h 30′, el equipo especializado de los Servicios Operativos Municipales, iniciaba el trabajo de demolición y derribo del pedestal sobre el que se asentaba la estatua, de modo profesional y exquisito, para no dañar ni la efigie, ni las placas conmemorativas. Todo estaba anclado a la masa de hormigón, mediante pernos metálicos y gavilla de hierro, rodeada de un revestimiento de ladrillo macizo. Se calcula que el conjunto podría resistir movimientos sísmicos superiores a la propia escala Richter.

El trabajo de demolición y separación de los anclajes se prolongó a lo largo de hora y media, ante unas 60 personas concentradas allí por diversos motivos. La normalidad ha sido absoluta y en ningún momento se ha producido el más leve incidente. Esto sí es democracia y ejemplo de ciudadanía. Los trabajadores y sus potentes máquinas, se han empleado a fondo en la labor de retirada de la estatua de Franco dictador, convirtiéndose a su vez, en parte de la historia de Melilla. La estatua que fue instalada de modo subrepticio y sin publicidad, ha sido retirada de modo público y con luz y taquígrafos.

Hoy ha sido un día inesperado y grande, que completa la jornada histórica de ayer. Estos son días con significado, de una ciudad que clausura un pasado que se ha prolongado demasiado, y que abre la puerta a un futuro común y no impuesto. Nuestras más sinceras felicitaciones a la Asamblea y al Gobierno de Melilla, a la Consejera de Cultura, a todos y cada uno de los/as diputadas/os que dieron su voto favorable a esta retirada, por haber sabido escuchar la voz de los ciudadanos que reclamaban atender a la Memoria Histórica y Democrática y situar a nuestra ciudad en la misma senda que el resto España. La otra memoria, la franquista, ha ocupado casi un siglo de la historia de Melilla. Hoy, ya es el futuro.

El último día de la estatua de Franco


22 de febrero de 2021

Nos inspiramos en el título de la novela de Alexander Solzhenitsyn (venerado en este blog), «Un día en la vida de Iván Denisovich«, para componer el epitafio de la estatua del dictador Franco en Melilla, la única erigida después de muerto, y la que más ha prolongado su estancia en todo el territorio del Estado. Si reinar después de muerto es posible, eso es lo que ha hecho esta estatua en nuestra ciudad, hasta el día de hoy, en el que se ha decidido su retirada, en un acto de la misma categoría jurídica con la que fue instalada.

La estatua ha extendido la negra sombra del franquismo hasta el primer cuarto del siglo XXI, y ha impedido el favorecimiento de una monumentalidad distinta a la bélica, solo quebrada con las esculturas de Mustafa Arruf, el artista urbano más representado y representativo de la ciudad. Esta retirada era algo importante y necesario, porque su sola desaparición desfranquistizará la imagen de la ciudad, y la noticia circundará el mundo en un solo día. No puede haber más monumentos bélicos en las calles de Melilla. La sociedad civil, su creatividad, y su riqueza cultural también existen, y debe fomentarse su representación a partir de ahora.

La historia no puede borrarse, eso es una verdad de perogrullo, pero del mismo modo en que no puede borrarse todo lo concerniente a la catástrofe de 1921, y la derrota de Annual, tampoco se puede pasar por alto, ni omitir, que Francisco Franco impuso su dictadura militar a toda España, entre 1939 y 1975. Por tanto, aunque la estatua lo representase desnudo, seguiría siendo una estatua al dictador,

Dunia Almansouri, Vicepresidenta de la Asamblea; Gloria Rojas, Vicepresidenta del Gobierno; Elena Fernández, Consejera de Cultura, defendieron la propuesta retirada por parte del gobierno de coalición. En la otra bancada, Miguel Marín, y Juan José Imbroda, ex presidente de Melilla, defendieron la «falta de sentido y contenido de un Pleno extraordinario, para dirimir la retirada de una estatua, a un comandante del ejército». Para ser algo sin importancia, y que no afecta ni preocupa a la ciudadanía, se han tomado demasiadas molestias en su defensa en los últimos 20 años, y hasta el último día. No solo ellos, sino también todos los que les secundan.

Ha sido un acierto el Pleno extraordinario y con un único punto en el orden del día, porque eso ha impedido que se mezclase con otros temas y preocupaciones de la ciudad, también muy importantes, y a los que tampoco debe restarse su tiempo. La exposición por parte de las tres representantes de la coalición de gobierno ha estado muy bien trabada, defendiendo cada una su ámbito de actuación, y sin dar oportunidades a refriegas innecesarias. No han dejado fisuras, y eso se ha notado en la intervención del ex presidente Imbroda, más afectado por la retirada de la estatua de lo que nunca reconocerá, y que no ha encontrado perfiles para la defensa de una estatua anacrónica, incluso en el tiempo en el que fue instalada (1977). España ya había cambiado mucho entre aquel noviembre de 1975 y 1977, lo que motivó que nunca se supiera que hacer con ella, ni tampoco como retirarla. Si se mantuvo merodeando en esa zona, fue por la presión del bunker franquista, siempre beligerante en lo que consideraba su talismán.

En 1999 se creó el COCISSFRA (Colectivo Ciudadano para la Supresión de Símbolos Franquistas), siendo Melilla la primera ciudad en la que se pintó, de color malva, una estatua de Franco. Luego seguirían Madrid, en rojo, y Ferrol, en rosa. Una de la integrantes de aquel colectivo, Yonaida Sellam, única condenada en España por pintar una estatua de Franco, ha tenido la oportunidad hoy de votar hoy su retirada definitiva de nuestras calles. Son los rizos del destino y un día que ya siempre recordaremos.

Enhorabuena a todas y todos los que así lo han decidido, y que han llevado el proyecto a su término, con agentes históricos que jamás hubiésemos imaginado. La oportunidad ahora es para Melilla.

Barajando Trasmediterránea


El contrato pandémico

No es posible saber de todo, sin embargo la obligación es escribir de cualquier cosa que tenga relación con la ciudad de Melilla. Esto obliga a leer mucho, a estar al día de casi todo, y lo más importante, a contar con la ayuda de aquellos que conocen temas muy específicos, como el de la navegación y el de las líneas marítimas del Estrecho. La ciudad de Constantinopla cayó en poder de los Otomanos en 1453 porque la marina de Venecia (la más poderosa de la época) le negó su auxilio, y sin embargo sostuvo el asedio durante casi dos meses, porque contó con la ayuda de la marina de Génova. Esto quiere decir que los Estados apenas tienen control sobre las compañías marítimas y que los mares tienes sus propias leyes. Las navieras cambian frecuentemente los nombres de los barcos, los mudan de lugar e incluso los cambian de bandera. También pueden cambiarse las líneas.

Los artículos escritos sobre nuestras comunicaciones marítimas son tantos, o quizá más, como años tiene El Alminar. En este década hemos pasado del mejor contrato marítimo de la historia, al peor; del barco rápido (Millenium 3) al más pequeño posible, el Pinar del Río de Balearia; del «contrato cero» al de la pandemia, de barcos buenos y nuevos, a otros viejos y lentos. Lo que sí puede destacarse, en opinión de antiguos capitanes de marina mercante, es la progresiva falta de control de las Administraciones, sobre las compañías navieras. En este concretamente, salvo el requisito de mantener ciertas frecuencias, a las que ya obliga el propio contrato, el Estado no exige nada más, y desembolsa 11,4 millones de euros. Es verdad que es un contrato de pandemia, que Armas-Trasmediterránea está en quiebra técnica, y que llevan un año prácticamente sin ingresos, manteniendo solo el negocio de la carga, y muy disminuida, dedicada solamente al abastecimiento de la ciudad, porque el comercio con Marruecos está desaparecido.

En las últimas dos décadas hemos contemplado la privatización de Trasmeditarránea, su venta al grupo Acciona, la compra posterior de la misma por parte de Armas, cuando ésta ya arrastraba grandes problemas financieros. También hemos asistido al lento desembarco de Balearia, la naviera de la familia Matutes, que incluso ha puesto el nombre de patriarca, Abel Matutes, político popular y ex ministro de Asuntos Exteriores, a su barco más moderno y capaz.

Barcos, contratos y sobres

Nadie en su sano juicio puede creer que un sobre de un concurso público pueda dejarse vacío, o que compañías experimentadas cometan errores en la oferta del contrato, y pongan la matrícula de una furgoneta en vez del nombre de un barco, o que equivoquen el trayecto entre Melilla y Almería con la línea de ferrocarril entre Linares y Alcázar de San Juan. No es creíble, porque las navieras no invade las líneas marítimas de otras. Mas bien parece un reparto ordenado, dada la situación financiera de Armas, que volverá a recluirse en el territorio insular canario, abandonando su línea estrella, la de Motril. En las revistas de información naviera se especula con la llegada de la marina de Génova al tráfico marítimo de las Islas Baleares, lo que a su vez desplaza a Balearia hacia el Estrecho, con la casi desaparición de Trasmediterránea, que solo mantiene la línea de Málaga como única y última cabeza de puente. Armas-Trasmediterránea ha pedido un rescate al Estado por importe de 100 millones de euros, que de no ser atendido, provocará a su vez que venda o ceda este línea, a Boluda Corporación Marítima. Ya escribimos en una ocasión anterior, que resultaba irónica la liquidación de la legendaria Trasmediterránea, en plena conmemoración de su centenario.

Los defensores del contrato, solo aciertan a decir que es un contrato pandémico, de mínimos, dado que el tránsito de pasaje está reducido al mínimo, y que solo se mantiene el tránsito de carga, con el objetivo de abastecer la ciudad. Sin embargo, los horarios fijados, cuando vuelva el movimiento de pasajeros, no alentarán al uso del barco. Los trayectos y frecuencias que se pierden, rara vez vuelven a recuperarse, como sucedió en el transporte aéreo. Es más, se ha ampliado el periodo de antigüedad de los barcos, hasta los 20 años.

Luego está la precariedad laboral en el interior de los barcos, la casi desaparición del servicio interior (restaurante, tienda, cafetería), o la más que cuestionable calidad de la limpieza en el interior de los buques, salas comunes y camarotes, imprescindible en tiempos de pandemia. La exigua tripulación, debe hacerse cargo también de la limpieza y desinfección en el interior de los barcos. En la situación actual, esto debería haber ocupado un apartado especial. Pese a la complejidad del mundo de los transportes, la ciudad de Melilla no cuenta con nadie dedicado a vigilar y manejar esta circunstancias, o que entienda de ellas, desde el Gobierno de la Ciudad. Lo de Turismo y Transportes es un genérico, cuando se necesita un gestor específico.

El descabalamiento del Consejero


Hemos esperado 10 días en vano, a que el Consejero de Sanidad, o el superconsejero, Moha Mohamed Mohand, ofreciese alguna explicación de «la paella» entre no convivientes, a la que fue invitado en el primer fin de semana de febrero, en el momento más crudo de los contagios y de fallecimientos, en la ciudad de Melilla. La espera no ha podido ser más decepcionante.

Tenía muy fácil explicar los hechos, le bastaba con decir que había sido invitado, en razón de su cargo, a un almuerzo en donde iban a tratarse temas sanitarios sobre cómo afrontar las vacunaciones, o valorar nuevas ideas o perspectivas sobre la situación de la pandemia. Simplemente podría haber dicho que entendía la inquietud ciudadana, pero que todo estuvo bajo control y que su jefa de partido y del Gobierno de Melilla estaba al tanto de la situación. No ha dicho nada de eso, porque no estaba en esa circunstancia. Era una reunión privada, entre no convivientes, en un chalet privado.

Esto es precisamente lo que el Consejero prohíbe hacer a los ciudadanos melillenses, bajo advertencias de multas y sanciones. Por este motivo, el ciudadano Mohamed Mohamed Mohand, ha desconectado de la confianza de la ciudadanía como Consejero de Sanidad, que es lo único que nos interesa de él. Nada pretendemos saber sobre su vida privada, pero queremos conocer todo sobre esta reunión, a la que acudió, más que probablemente, por razón del cargo que ostenta. En esa casa no suelen invitar a comer a viandantes.

En concreto debe responder sobre la fecha de la reunión, número de personas presentes, y si se trata de ciudadanos de rango privado, o tienen algún matiz público. También debe indicar hasta qué hora permaneció allí. Una vez que explique todo esto, debe valorar cuál es su futuro en ese gobierno, y si está en donde quiere estar.

El Consejero afirma que » no debe dar explicaciones de nada» . Se equivoca, porque debe dar explicaciones de todo aquello que se le requiera. También afirmar que podría «reconocer haber cometido un error». Vuelve a equivocarse, porque ha cometido varios y encadenados, el primero aceptando la invitación a una paella entre no convivientes; el segundo es no reconocerlo, no ofrecer explicaciones, no pedir disculpas y no ser consciente del flagrante error.

Es difícil hacer una rueda de prensa peor, convirtiendo un error excusable en uno difícilmente perdonable. Ha convertido una pequeña falta personal en una ofensa pública y en un desafío a la ciudadanía, a la que ha acusado de juzgarle y condenarle. El Consejero @Moha3M, está enmudecido en su red social de Twitter, desde el pasado 6 de febrero. Ha creado una crisis, en donde solo había un enredo.

Es esa ciudadanía, a la que exige evitar reunirse entre padres e hijos no convivientes, entre abuelos y nietos, entre primos y tíos, la que ahora le reclama y a la que debe explicaciones completas y quizá ya algo más: su cabeza política. Es insólito lo que ha hecho hoy, 15 de febrero, día de san Ágape. En el mes de octubre del pasado año, el Consejero Mohamed Mohand ya ofreció su cabeza si fuera necesario. En esta ocasión él mismo la ha puesto en el cadalso. Como siga así, quizá en breve, se le conocerá como el Consejero de Sleepy Hollow.

La instancia ciudadana

Eso es este blog, nada más. La instancia ciudadana. La que iguala al rey o al tirano, con el último de los ciudadanos. La que obliga a un mandatario a cumplir hasta la última norma que se exige al más humilde de los trabajadores. Algunos no lo entienden, y nos atribuyen más influencia y méritos, que no sean otros que los de haber resistido una década. Esto solo es la instancia ciudadana, la de la libertad, la de la igualdad, la de la fraternidad y la de la libertad de expresión. No hay más.

Nota: Melilla al borde de la intervención sanitaria | El Alminar de Melilla

La llegada de la catástrofe


La catástrofe, aunque no guste el término, se acercó hasta nosotros casi sin que nos diéramos cuenta. Parecía un problema lejano, del oriente asiático, origen de casi todas las epidemias anteriores. En febrero de 2020, China blindó la ciudad de Wuhan, el epicentro de la pandemia, pero el virus ya había escapado de allí y se diseminaba por el planeta de modo silencioso. Esto es lo único que explica la desigual incidencia entre China (100.000 casos y 4800 fallecidos) y el resto del mundo. Los países de Europa Oriental y Oriente Medio también tienen una incidencia muy baja. La pandemia se proyecto sobre el llamado mundo Occidental, como la piedra de una catapulta. La primera de esas piedras arrasó Italia, España y Francia, que se han mantenido desde el inicio en el grupo de los 10 países más afectados.

En la Edad Media, a la peste se la veía avanzar. Su ritmo era de 3 km diarios, pero también se producían saltos geográficos debido al desplazamiento de los barcos, bien por vías marítimas o fluviales. Llegaba primero la noticia de que una ciudad había recibido su mortal visita, luego otra, y otra más, pero a pesar de las distancias y la lentitud, nadie escapó de su abrazo. Entre 1346 y 1353 sucumbió Europa entera.

Pese a la distancia de 7 siglos entre ambas pandemias mundiales, aunque una solo afectó al mundo entonces conocido (América no estaba descubierta) las similitudes son grandes, porque la propagación es la misma, solo cambia la velocidad. Lo errores frente a su inicio son también similares a los de época medieval. El primero y fundamental es pensar que la distancia protege, cuando en realidad solo retrasa. Sin embargo, en un mundo tan comunicado, todo resulta inmediato, como en realidad fue.

Melilla en febrero de 2020

El azar dejó a nuestra ciudad fuera del primer zarpazo del virus. Cuando se cerraron las compuertas, la pandemia apenas había asomado su oscura faz, tanto a este lado como al otro de la frontera. El 24 de febrero las carrozas del Carnaval recorrieron las calles de la ciudad con total libertad y júbilo. El trasiego fronterizo continuaba en todo su apogeo. Hoy, contempladas estas imágenes, producen escalofríos. De haber estado el virus presente, esas concentraciones hubiesen resultado bombas biológicas, pero el destino estaba todavía de nuestro lado. En el artículo habitual sobre el desfile carnavalesco, descartamos esta fotografía, la del diablo y las viudas. La negra sombra ya acechaba.

Los Testigos de Jehová hacían su habitual proselitismo y sus advertencias continuas sobre el fin de los tiempos. Los humos de las laderas del Gurugú seguían ascendiendo a la atmósfera, asemejando fumarolas. El poeta Miguel Fernández y el heroico teniente legionario Francisco Jesús Aguilar, seguían recordándonos las diferentes formas de inmortalidad en la memoria común. Todo parecía en calma pero ya había inquietud.

Las dos primeras semanas de marzo ya fueron distintas. La inminencia de la catástrofe ya flotaba en el ambiente, aunque se desconocía su magnitud y duración. Se celebró la conmemoración del Cristo de Medinaceli pero ya con medidas de protección social, el Día de la Enfermería, y el de la Mujer. Pero ya nada podía evitarse. El reloj de la pandemia ya iba en contra y los dados del azar, también.

Estamos a un año del inicio de la pàndemia, la cifra de fallecidos alcanza los 2.362.735 en el mundo, 64.217 en España, 61 en Melilla.

Las cuevas de Melilla


Regreso al neolítico bajo el Faro

¿Cuál es la cifra de la población no regularizada existente en Melilla? ¿Sigue afluyendo a la ciudad más población en esta situación? ¿Existen túneles y entradas de paso bajo la frontera, al igual que ocurre en otros lugares? Las entradas con salto a la valla son las más llamativas, las que concentran la atención inmediata de los informativos nacionales. Sin embargo, parece existir otro modo de acceso a la ciudad, no localizado aún, pero del que se habla en sectores entendidos. El año pasado (2020), en pleno cierre pandémico, atravesaron la frontera terrestre de Melilla casi 200 personas. ¿Son todos saltos a la valla? La llegada de inmigrantes ha descendido pero no se ha detenido.

Los bereberes fueron siempre grandes excavadores de túneles, allá en donde estuvieron. Se cuenta que Granada, la capital nazarí, estaba atravesada por túneles, en una compleja red de defensa y comunicación. Lo mismo sucedía en otras muchas ciudades de Al-Ándalus. En Melilla, y hasta la llegada de las civilizaciones, el sistema sería el mismo. Es un hecho que la formación calcárea sobre la que se asienta la ciudad favorece este tipo de habitáculos. Hay mucha cuevas bajo las casas en casi todos los barrios. Era un buen modo de esconderse ante la llegada de piratas, y también de mantener ocultas las posesiones familiares, frente a las presiones tributarias de los caídes de la zona, o de potencias invasoras. A este tipo de túneles se les sigue llamando «cuevas moras» hasta en Guadalajara o Ibiza.

El problema está ahí. Las personas sobreviven, pero en situaciones de insalubridad completa. Ocupan las mismas cuevas que se habitaran hace más de 10 siglos. Hay muchas más, y hay túneles excavados a partir de 1860, que pueden seguir estando operativos. La ciudad oculta parece tener unas dimensiones mayores de las que pensamos.

La pandemia ha detenido un descontrol de décadas, en las que la ciudad se iba llevando de población irregular. Ahora estamos los que somos, pero cada día unos poquitos más. La población ambulante no controlada, recorre la ciudad cada día, en busca de sustento, de algo de aseo, pero no es una forma de vivir aceptable. Es una realidad que no se puede obviar, pero que está bajo la lustrosa ciudad monumental.