El descabalamiento del Consejero


Hemos esperado 10 días en vano, a que el Consejero de Sanidad, o el superconsejero, Moha Mohamed Mohand, ofreciese alguna explicación de «la paella» entre no convivientes, a la que fue invitado en el primer fin de semana de febrero, en el momento más crudo de los contagios y de fallecimientos, en la ciudad de Melilla. La espera no ha podido ser más decepcionante.

Tenía muy fácil explicar los hechos, le bastaba con decir que había sido invitado, en razón de su cargo, a un almuerzo en donde iban a tratarse temas sanitarios sobre cómo afrontar las vacunaciones, o valorar nuevas ideas o perspectivas sobre la situación de la pandemia. Simplemente podría haber dicho que entendía la inquietud ciudadana, pero que todo estuvo bajo control y que su jefa de partido y del Gobierno de Melilla estaba al tanto de la situación. No ha dicho nada de eso, porque no estaba en esa circunstancia. Era una reunión privada, entre no convivientes, en un chalet privado.

Esto es precisamente lo que el Consejero prohíbe hacer a los ciudadanos melillenses, bajo advertencias de multas y sanciones. Por este motivo, el ciudadano Mohamed Mohamed Mohand, ha desconectado de la confianza de la ciudadanía como Consejero de Sanidad, que es lo único que nos interesa de él. Nada pretendemos saber sobre su vida privada, pero queremos conocer todo sobre esta reunión, a la que acudió, más que probablemente, por razón del cargo que ostenta. En esa casa no suelen invitar a comer a viandantes.

En concreto debe responder sobre la fecha de la reunión, número de personas presentes, y si se trata de ciudadanos de rango privado, o tienen algún matiz público. También debe indicar hasta qué hora permaneció allí. Una vez que explique todo esto, debe valorar cuál es su futuro en ese gobierno, y si está en donde quiere estar.

El Consejero afirma que » no debe dar explicaciones de nada» . Se equivoca, porque debe dar explicaciones de todo aquello que se le requiera. También afirmar que podría «reconocer haber cometido un error». Vuelve a equivocarse, porque ha cometido varios y encadenados, el primero aceptando la invitación a una paella entre no convivientes; el segundo es no reconocerlo, no ofrecer explicaciones, no pedir disculpas y no ser consciente del flagrante error.

Es difícil hacer una rueda de prensa peor, convirtiendo un error excusable en uno difícilmente perdonable. Ha convertido una pequeña falta personal en una ofensa pública y en un desafío a la ciudadanía, a la que ha acusado de juzgarle y condenarle. El Consejero @Moha3M, está enmudecido en su red social de Twitter, desde el pasado 6 de febrero. Ha creado una crisis, en donde solo había un enredo.

Es esa ciudadanía, a la que exige evitar reunirse entre padres e hijos no convivientes, entre abuelos y nietos, entre primos y tíos, la que ahora le reclama y a la que debe explicaciones completas y quizá ya algo más: su cabeza política. Es insólito lo que ha hecho hoy, 15 de febrero, día de san Ágape. En el mes de octubre del pasado año, el Consejero Mohamed Mohand ya ofreció su cabeza si fuera necesario. En esta ocasión él mismo la ha puesto en el cadalso. Como siga así, quizá en breve, se le conocerá como el Consejero de Sleepy Hollow.

La instancia ciudadana

Eso es este blog, nada más. La instancia ciudadana. La que iguala al rey o al tirano, con el último de los ciudadanos. La que obliga a un mandatario a cumplir hasta la última norma que se exige al más humilde de los trabajadores. Algunos no lo entienden, y nos atribuyen más influencia y méritos, que no sean otros que los de haber resistido una década. Esto solo es la instancia ciudadana, la de la libertad, la de la igualdad, la de la fraternidad y la de la libertad de expresión. No hay más.

Nota: Melilla al borde de la intervención sanitaria | El Alminar de Melilla

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6 comentarios en “El descabalamiento del Consejero

  1. ¿desconectado de la confianza ciudadana?
    ¿Mandeee?
    ¿El cualo?
    ¿Como dice?
    Pues no se yo. Pero confianza, hace mucho que no se le tiene.
    Y ahora, el ir a «ese»chalet, precisamente a «ese» chalet, ya es que la desconfianza es total.
    En fin…
    Dime con quien andas.

  2. Mira que hemos visto cosas de los políticos locales. El indispensable Juanjo Medina sacó toda la punta y la jocosidad a cada una de las meteduras de pata, borracheras, chanchullos, latrocinios, traiciones y demás.
    Pero quizá porque lo echo mucho de menos…en mi memoria no consta una vergüenza tal como la que he sentido hoy escuchando balbucear al otrora «Niño Maravillas» con esto de «el vídeo no dice nada» repetidamente. Se espera de determinada derecha que el cinismo sea bandera. En izquierda no se tolera. Y esa honestidad, ese saber estar, esa coherencia, esa conciencia, a pesar de los numerosos y constantes resbalones de PSOE, que cada vez tiene menos de socialista y de obrero, va en la filiación. Y si no lo sabes o aceptas, tienes que irte. Es inadmisible.

    Da igual lo que trató en el chalet en cuestión y con quien, como señalas con el dedo oculto. Es que si Gloria lo ampara y asume el chaparrón, da muestra de cómo está el PSOE local. Madre mía. Ni siquiera la pésima excusa estaba bien preparada. Patetismo nivel pro.
    De verdad piensan que nos vamos a olvidar cuando los veamos con su piel de cordero por las calles con la banderita pidiendo el voto de aquí a nada? De verdad nos piensan tan estúpidos?
    Sacamos a los manirrotos nefastos del imbrodismo y como mal menor, pusimos a estos. Lo mismo vamos a hacer en las próximas elecciones. Si no entiendes de qué va esto, por mucha soberbia que supures y te creas alguien, no mereces un respeto decente.

    Luego no vengas a que te escuchemos. Te queríamos escuchar hoy. Y ha sido uno de los episodios más lamentables de la política melillense.

    Quo vadis, Melilla?

  3. La deriva del consejero, e incluso del personaje, resulta difícil de calibrar. Tanto si se ha desorientado, como si se ha orientado muy bien, hacia el futuro. No vive en el presente.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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