El bosquecillo de Francisco Pizarro


Es un bosquecillo al que le tenemos echado el ojo hace mucho tiempo, antes incluso de que El Alminar existiera. No dejamos de vigilarlo, de estar pendientes de él. Le damos este nombre porque está en el lado par de la calle Francisco Pizarro, aunque su situación espacial es indefinida, porque hay una parte que no está en esa calle, ni tampoco en la de Ramiro de Maeztu.

Forman un bonito conjunto de 21 árboles, los contamos para que no falte ninguno, entre pinos y algunos cipreses, en una zona urbanísticamente indefinida, lo que la hace vulnerable a futuros cambios en la parcela. Por el tipo de disposición, debió formar parte de una anterior zona ajardinada. Hoy todo es descuido allí.

El terreno sobre el que se asientan está calificado como suelo, por lo tanto no existen y la zona, con árboles incluidos, puede desaparecer o ser remodelada, cuando entre en funcionamiento el Colegio del acuartelamiento de Gabriel de Morales. Hay dos viviendas que parecen en estado de semi-abandono, y que pudieron pertenecer o no, al acuartelamiento abandonado.

Parte de ese terreno quedará libre, ya que el nuevo colegio no ocupará toda la planta, por lo que se supone que se construirán más viviendas y la zona se abigarrará, por lo que será necesario crear más viales de acceso y reordenar la zona, en las calles ya existentes.

Lo ideal sería que todo este conjunto se consolidara como parque, con estos mismo árboles y otros nuevos, pero visto lo sucedido en las laderas del cuartel de Santiago, es mejor empezar a curarse en salud, dando a conocer este bosquecillo, al que hemos otorgado el nombre del conquistador del Perú.

Lo que corre peligro son pequeños bosquecillos como este, en zonas poco conocidas y transitadas. Árboles que nadie fotografía porque Melilla tiene fronteras internas. Las alarmas han saltado en Santiago y hay muchos temas de los que escribir. La conservación y cuidado de estas zonas verdes urbanas es uno de esos temas prioritarios. Poco a poco iremos dando a conocer todos esos «bosquecillos» olvidados.

Ponemos el foco en esta zona porque su reordenación va a ser inmediata. No debe existir ansiedad en el mundo de la construcción, porque hay terreno sobrado sobre el que especular, de aquí en lo que queda de siglo. Hay barrios enteros que demoler y reedificar en condiciones dignas para la habitabilidad, pero tampoco se puede construir en cada m2 disponible, y hacer un conjunto hiper urbanizado como el antiguo Industrial, y paseo marítimo.

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Árboles altos


               La altura de algunos árboles de Melilla es muy llamativa, como los tres ejemplares de palmera mexicana de la plaza de Torres Quevedo. Estas tres palmeras son las únicas supervivientes de la vegetación primitiva de la plaza, y aparecen reflejadas en las postales de la década de 1970.

                         ¿Existen árboles centenarios en la ciudad?. La evolución del territorio hace pensar que no, pues las necesidades defensivas de un territorio en guerra obligaban a la explanación más completa. Solo a partir de la segunda década del siglo XX pudo iniciarse la plantación de árboles y otras especies vegetales. Por las fotografías existentes, los árboles más antiguos podrían estar en el parque Hernández, pero no puede asegurarse que alguno de sur árboles pertenezca a la plantación primitiva. Lo que sí parece apreciarse en las fotografías antiguas es que era mucho más frondoso. Los árboles más antiguos del territorio de la expansión sí podrían estar aproximándose al siglo de existencia y se encontraría en este parque, que es el termómetro verde de la ciudad.

                 Las araucarias, los eucaliptos colorados y los de cabeza mazuda, junto con los pinos australianos pueden contarse como los árboles más altos de Melilla. En los antiguos cuarteles existen todavía árboles de gran altura, destacando los del acuartelamiento Pedro de Estopiñán, fácilmente reconocibles desde el exterior.

                    Sin embargo, los árboles más hermosos y majestuosos de Melilla,  son los dos eucaliptos situados junto a la frontera de Beni-enzar. Las copas son las más elevadas de la ciudad, además de las más grandes y espectaculares. Son solo dos árboles pero de una superficie colosal. Un auténtico monumento arbóreo.

                    Constatar la pérdida de grandes árboles en la última década, utilizando como referencia el libro de Antonio González y Carmen Enrique. También queda de manifiesto la mala salud del arbolado urbano, debido a las constantes y devastadoras podas. Las fotografías muestran que los árboles más grandes y saludables están en aquellos lugares en donde no están al alcance de intervención alguna, como cuarteles y zonas aisladas.

 

Los troncos secos de los árboles


La ciudad de los 1700 ficus

        Las podas constantes y amplias están descubriendo muchas cosas, entre otras la de la mala salud de muchos árboles en Melilla, la ciudad que un día tuvo 1700 ficus, según reconocía el concejal de la Unión Melillense Independiente en 1982. La plantación masiva de ficus, del tipo retusa, se llevó a cabo en las décadas de 1940 y 1950, algo que el entonces concejal encargado del área fue un error, «por su poder destructivo» sobre las aceras y el pavimento. Error o no, el caso es que los árboles están ahí y cada vez en peor estado, algunos incluso completamente secos o muertos.

           El rápido crecimiento de los ficus es un hecho cierto, pero cuando se le somete a podas racionales y a su debido tiempo. La frondosidad de la copa de los ficus oculta a veces que una parte del ramaje del árbol ya está seca, o incluso también su tronco. En la calle de La Legión hay un ficus seco, y en otras calles se pueden observar partes del tronco igualmente secas o incluso en grave deterioro. Hay ramas y troncos que pueden partirse en cualquier momento, o en el siguiente vendaval.

                El estado del arbolado es pésimo. Melilla pierde la vegetación de sus calles. En esta primavera se podrá comprobar qué cantidad de arbolado no volverá florecer y que precisará replantación. Urge un nuevo plan para el arbolado de Melilla, que no sea solo ornamental, que también se encuentra en una situación lamentable. Hay que retirar los árboles secos y plantar otros nuevos dentro de  un plan de reforestación, que tenga en cuenta el clima, la flora de la zona y la ¡ necesidad de sombra para el tiempo cálido.

El final del gran ficus


             La devastadora poda ordenada por la Consejería de Medio ambiente sobre los tres grandes ficus de Correos empezó el lunes. Nada ha podido detenerla, ni el conocimiento público, ni una queja presentada en la ventanilla ciudadana el martes, cuando solo había sido serrado el primero de ellos. Hemos dado cuenta de la «fechoría» que supone devastar las copas de unos árboles con más de medio siglo de existencia, y que proporcionaban una abundante y agradable sombra a toda la calle de Pablo Vallescá, que es en donde estaban situados. El ritmo ha sido de un ficus por día, aunque la poda del último se detuvo el jueves a media mañana, sin causa aparente. Era el más grande, el más frondoso. Nadie comprende qué problema podían causar unos ficus de hoja grande, totalmente sanos, que no suponían ninguna amenaza ni para la fachada ni para la acera, que estaba en perfecto estado. Tampoco se entiende la actitud de una administración que no atiende las reclamaciones ciudadanas, ni el aparece de grupos ecologistas que se muestran siempre dispuestos a colaborar en el asesoramiento del mantenimiento del arbolado. No vale tampoco la denuncia pública o la reclamación escrita.

                    El final del último ficus empezó hoy viernes, aunque se había iniciado en la mañana del jueves. Las ramas cortadas caían a plomo sobre la acera y el buzón del antiguo edificio de Correos, provocando un gran estruendo. El árbol temblaba de modo completo y se cimbreaba, al desequilibrarse por la pérdida de ramas de gran peso. Ha sido un final lamentable, de un principio que nunca debió iniciarse. No sombraban estos ficus. No necesitaban poda alguna. Nada hay más agradable en una ciudad que el poder mostrar árboles antiguos, con varias décadas de antigüedad, y en la plenitud de su frondosidad. Todo esto ha acabado hoy.

                   Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/11/23/el-agente-naranja-3-2-1/

Las higueras del cerro de Camellos


             Nombres históricos como el de Cerro de Camellos desaparecen del callejero urbano, no hay una sola calle o plaza en el Barrio de la Victoria que tenga ese nombre, mientras que otros casi se repiten, como el de Paseo ciudad de Málaga, y el de Calle camino ciudad de Málaga.

                             Tiempo de brevas y de higueras

           La casi ausencia de invierno, y la llegada temprana del calor, han adelantado el florecimiento de las higueras en Melilla. En otras ocasiones y años hemos escrito sobre ellas en el mes de junio. La higuera es una planta de la familia de las moráceas, árboles de madera blanda, de grandes hojas verdes y de intenso e inconfundible aroma. En principio era una especie monoica, con flores separadas de ambos sexos, en un mismo pie. Razones biológicas han hecho que con el tiempo, se convierta en una planta dioica, con flores separadas de cada sexo. Las higueras masculinas se denominan cabrahigos, y las femeninas son las comunes o cultivadas.

            La higuera es un árbol muy resistente, no requiriendo especiales cuidados, salgo que se quiera cultivar. Una vez plantada y teniendo las condiciones necesarias de humedad y calor, solo hay que esperar a que de su fruto anual, las brevas al inicio de la temporada y los higos al final. Actualmente se está cultivando la higuera brevera, brevales o bacorera, pues son los frutos más apreciados en el mercado, y su valor alcanza un precio más alto. No todas las condiciones climáticas son adecuadas para que la higuera de fruto dos veces al año, y en muchos casos, los frutos de otoño no llegan a florecer. Cuanto mayor es la calidad del suelo, mayor es la calidad del fruto.

                      Las higueras de las faldas de Camellos 

       Al final de la calle Mesones, hemos encontrado una gran y florecida higuera, en una ruta que todavía es muy utilizada para descender desde la zona de La Remonta, hasta la mitad de las escaleras del monte. La otra, que en realidad es un conjunto de tres, está situada también en la falda del monte, junto a las otras escaleras, las que dan acceso a la calle Pérez Oses y Auxilio Social. Allí queda en la ladera el resto de una escalera que ya no es utilizable.

Nota: (1)https://elalminardemelilla.com/2011/12/16/melilla-el-absurdo-en-las-calles/

La procesionaria del pino


 

              La procesionaria del pino indica la llegada de la primavera, que es cuando las larvas de la mariposa nocturna, nacidas en verano, empiezan a salir de los bolsones en los que han pasado todo el invierno, ocultas entre las ramas de los pinos, y entre las acídulas. No ha sido un invierno frío en Melilla, salvo la parte final del mes de febrero. La naturaleza tiene sus propios ritmos y no entiende de las hojas del taco del calendario. Su presencia también es un síntoma de un pinar enfermo. Los pinos de Rostrogordo presentan problemas ecológicos importantes desde hace años. Un experto lo califica como paleo pinar. Muchos de sus ejemplares están bastante secos y su color en marrón, en claro contraste con las zonas menos frecuentadas e inaccesibles en coche.

                     Estas procesionarias iban camino del pinar militar del cuartel de La Legión, más fresco y apetecible para establecerse. Es un pinar y un monte bajo custodia militar, por lo que la presencia humana está prohibida y eso hace que se conserve en buen estado, frente al deteriorado y reseco pinar que sirve de zona de recreo de los melillenses.

                   La presencia de la procesionaria resultaba impresionante. Constituían dos largas filas, y en el momento de la fotografía atravesaban un zona reseca y pedregosa, equivalente para su tamaño a lo que resultaría el desierto de Tabernas para cualquiera de nosotros. La fila no se detenía ante nada, piedras o ramas, y no se descomponía en ningún momento. En apenas dos o tres días estarán colonizando su lugar de destino, el pinar de La Legión.

             Este tipo de pinos es de tipo mediterráneo, propio del Levante y del sur de España, y fue plantado aquí en la época del Protectorado. El espacio en el que se ubica nuestra ciudad fue deforestado por las necesidades bélicas, perdiendo casi toda su vegetación autóctona. Solo tras la llegada de la paz con el Reino de Marruecos, se procedió a la repoblación, con una especie no autóctona de pinos, cuya presencia se extiende hasta Cazaza,. Lo más parecido al bosque original existente en el territorio de Melilla, es el que rodea al cementerio de Sidi Ouarichi.

Cassia itálica o palo de bruja


        En un paraje poco frecuentado y rodeado de escombros y basura, esta vistosa planta llamaba la atención, que nuestro asesor en temas botánicos, Manolo Tapia,  identificó como Cassia Itálica, también denominada como senna de Senegal, de donde es originaria junto con Somalia. Es una planta leguminosa de tipo arbustivo que puede alcanzar hasta los dos metros de altura. Hasta hace no mucho era frecuente en algunos parques y zonas ajardinadas de la ciudad.

         Estos arbustos los hemos encontrado en una zona silvestre, por detrás de la barriada de La Constitución, en el paraje que la cartografía militar denomina como «Huerta de Miaja», por haber esta pertenecido al legendario general republicano, asentado durante muchos años en nuestra ciudad, en la que tenía diversas propiedades, que le fueron incautadas por la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939. Justo al lado del lugar en donde se encuentra esta plantación silvestre, existe una antigua casa de campo que llama mucho la atención.

           Hace apenas unos días, el pasado 21 de enero, el periodista y escritor melillense Marcos Rober, publicó en el suplemento La Gaceta del diario Melilla Hoy, una interesante investigación en la que identifica esta casa y la zona, como la antigua propiedad del General Miaja en Melilla. Marcos Rober recupera parte de la historia del inmueble y de la vida de Miaja en nuestra ciudad. Es una figura que por razones obvias, se encuentra completamente relegada en la historia local, centrada únicamente en la reivindicación del Protectorado y de algunas personalidades del Régimen franquista.

                     Cassia Itálica o palo de bruja

          Es una planta muy utilizada por la medicina tradicional primero, y luego por la voraz industria farmacológica. Como casi todas las plantas utilizadas en medicina, tiene también componentes tóxicos e incluso venenosos. También tiene una utilización cosmética, pues de ella se extrae la henna.

               Su uso medicinal es muy conocido y muy antiguo, y según la intensidad de la decocción, sus usos pueden variar. Tiene efectos analgésicos, y antisépticos, que pueden aliviar tanto los dolores estomacales, como eliminar los gusanos intestinales. También puede pasar de ser un «anticonceptivo natural», empleado en el momento adecuado, hasta favorecer el propio parto. Sus propiedades medicinales siguen siendo muy estudiadas y arrojan todavía nuevas cualidades.

                El tronco puede ser utilizado como leña, para fabricar utensilios de cocina o como cerca para los campos.

                 La medicina de las brujas

         Las mujeres, a lo largo de los siglos, acumularon saberes y se mantuvieron en contacto con los remedios tradicionales, que se transmitían unas a otras. Tenían remedios para enfermedades, dolores, para no tener demasiados hijos, para tenerlos, por eso eran sanadoras. Como la medicina de los hombres era oscurantista, las mujeres fueron acusadas de brujería, porque obtenían resultados de algo que ellos no entendían. Ha quedado claro que de una misma planta, se podía obtener una dosis sanadora o letal. Un error en la dosis convertía a una mujer de ángel milagroso a hechicera malvada.

    Notas:(1) http://www.bulletinofinsectology.org/pdfarticles/vol60-2007-269-270khan.pdf. (2)http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9178184