El monte Gurugú


Todo ha pasado alguna vez en el Gurugú, aunque cerca de Alcalá de Henares existe un cerro homónimo. Nadie sabe de dónde sale este nombre, ni quien se lo puso, pues verdaderamente se llama Yebel Sidi Hamed el Hach, nombre del santón del morabito que da está en la cima del monte, y que en realidad es un macizo montañoso de tres coronas o picos de 879, 795 y 725 metros de altura. El historiador Claudio Barrio se ocupó de este monte en su libro «Melilla mítica». Es un libro importante, porque estudia en su totalidad toda la zona y ofrece todas las citas de historiadores, tanto antiguos como modernos.
El macizo del Gurugú es un volcán sin actividad, pero debió serlo y mucho en el pasado remoto, pues toda esta zona está llena de formaciones de origen volcánico. Debió ser un monte colérico, y lo que es y fue su cráter, es de considerable tamaño. Su última explosión, de la que no hay noticias escritas, yace sepultada en la noche de los tiempos. La constante actividad sísmica de sus inmediaciones, indica que aunque profundo, su sueño no es total.
En el pasado más cercano, sus laderas, especialmente la de Sidi Hamed el Hach, fue testigo de cruentas batallas entres españoles y rifeños. Es un monte que está en le cancionero popular español, y que narran la guerras allí celebradas. Ha sido testigo de todo lo sucedido a lo largo de los siglos, y su imponente tamaño servía de gigantesca atalaya para advertir de cualquier amenaza, y también de refugio en caso de invasiones. La visibilidad en días de poniente es absoluta, por lo que resulta difícil creer que desde sus lomas, no fuese advertida la llegada de la flota castellana en 1497, pese a todas las precauciones que tomaron y de las que dan cuenta las crónicas. No solo la llegada, sino también el desembarco y el asentamiento posterior.
Se ve desde cualquier punto de la ciudad, y su presencia es a la vez protectora y amenazante. Su casi kilómetro de altura, retiene las nubes en los periodos de levante, y conforma un microclima infernal sobre la ciudad de Melilla, que es casi la única a la que afecta. En Nador apenas se percibe su presencia, y pasado Zoco el Had, en dirección a Cazaza, su paraguas nuboso desaparece.

Mujeres bajo el velo


Las mujeres sobreviven bajo condiciones de desigualdad en todos los países de planeta, en situaciones que rara vez se aprecian, porque no están a la vista. En los países democráticos y desarrollados, se cobra menos en el mismo trabajo por ser mujer, porque se las contrata en categorías inferiores. Si una mujer comete un delito, se le imponen penas más duras que a los varones. En general, la justicia es más dura con las mujeres. Podría extender los casos hasta el infinito. La mujer de los países desarrollados y democráticos, está sometida a la dictadura de la estética, y se usa su cuerpo como reclamo publicitario, y todo parece normal y sano, cuando realmente es un síntoma de una enfermedad difícil de erradicar.
Por ello, resulta llamativa la acción agresiva de una mujer contra otra ( una mujer profesora quitó por la fuerza el velo a una mujer alumna), por el simple hecho de llevar un pañuelo/jimar, y que por extensión conocemos como hiyab. Hay mucho de estética en el hiyab, pero esto ya lo idearon las mujeres iraníes, que volvieron locos a los ayatolás islámicos, usando pañuelos de mil colores, hasta que los medievales clérigos de la República islámica de Irán impusieron el negro, como único color admitido para el hiyab. A veces, equivocamos el lugar de la batalla, que no está en el pañuelo en sí, si no en el color.
Hay mucha libertad y riqueza humana bajo el velo y hay mucha opresión bajo la utlización del cuerpo de la mujer como reclamo publicitario y como objeto de negocio estético. Pero que nadie piense que las mujeres que usan hiyab o chador no son víctimas de esa misma situación. No se está mas protegida por ir tapada, ni menos por bañarse en bikini. En el Afganistán del burka la prostitución o las agresiones sexuales existen igualmente. Lo que existe en todos lados es fundamentalmente hipocrecía social, política y religiosa.
La cuestión es que ambas cosas se hagan en libertad (utilización del hiyab o de la vestimenta occidental, o la mezcla de ambas), pero la libertad, en grado absoluto no existe para casi nadie. La verdadera batalla no está en la cuestión del pañuelo, tiene mucho más fondo, mucho más calado y no es visible.
El Alminar es feminista, en la medida de lo posible, y está del lado de las mujeres, porque está del lado de los oprimidos, que en su gran mayoría coincide también con las mujeres.
              El velo islámico en Melilla
El hiyab es una moda que proviene de Oriente, es también un signo visible de normalización religiosa. Ocurre que las mujeres, el ser humano, se adapta y busca acomodar «la recomendación religiosa de su uso», con el ejercicio de la libertad individual. En Melilla se ven grupos de mujeres en los que unas llevan pañuelo y otras no, en donde los llevan todas o en donde no los lleva ninguna. El uso completamente voluntario en Melilla, pero con incidentes así, podría empezar a dejar de serlo.
Hacen mal quienes minimizan el incidente y lo reducen a la nada, es una agresión evidente, pero también hacen mal quienes le ponen una lupa y lo califican de «crimen». Es voluntario el paso de utilizar el pañuelo, pero es más difícil recorrer el camino inverso. El mayor de los incendios, suele iniciarse únicamente con una chispa.
Hay mucha ideología detrás del pañuelo, como también detrás de la dictadura estética y de todas las discriminaciones y desigualdades que soportan las mujeres. Todo esto tiene un nombre común para todas las religiones, culturas y sociedades. Es el nombre de la dominación y control de las mujeres por la sociedad patriarcal, y por su bastardo vástago, el machismo.
Lo único que salva es la actitud individual, y la suma de ellas en movimientos colectivos.
Nota: Todas las fotografías de mujeres están hechas de espaldas para preservar la intimidad de las mismas.

El levante en San Juan


Dársena de Melilla con levante

           Dicen los melillenses, que el viento presente en San Juan es el que marca y caracteriza a ese verano. La memoria siempre es débil aliado, pero hasta donde recuerdo, creo que he asistido a más noches de San Juan con el levante impregnando de humedad la noche, que a las ventosas y secas del viento de poniente. Este último viento dispersa los fuegos artificiales de la noche de San Juan, y el primero los humedece hasta dejarlos casi irreconocibles. Ambos vientos son muy molestos y enloquecedores, pero como en todo, hay división de opiniones. Muchos melillenses prefieren el poniente, casi la mitad, y otros tantos el levante. De entre los dos, el más dañino es el de levante, ese que casi estuvo a punto de arruinar la conquista de la ciudad en 1497, por la opinión contraria de Cristobal Colón, el almirante de la Mar Océana. Para el egregio marino, el puerto de Melilla no servía de gran cosa, por estar dominado por los vientos de levante, o sea, que para el descubridor de América, de los dos vientos, es el más dominante, como sucede casi con todo en la vida. Los temporales de levante han casi destruido la ciudad en varias ocasiones, porque este viento mueve y mucho, el mar.
El viento de levante fue inmortalizado por Federico Trillo, Ministro de Defensa con José Mª Aznar, durante el incidente de la isla de Perejil, un 17 de julio de 2002, al enviar al Ejército de España a reconquistar el islote, «bajo un fuerte viento de levante».
Aún así, el levante de este año no ha sido demasiado fuerte, lo que permite alguna esperanza en cuanto a disfrutar el verano en las cada vez más exiguas playas melillenses.

El fuego de San Juan


Las hogueras de San Juan ya solo son un resto atávico, al menos en las ciudades, que nos vincula a un pasado del que desconocemos casi todo. En las ciudades, el fuego ha desparecido de las casas, salvo los que todavía fumen, o quienes todavía tengan calentadores de gas. El fuego empieza a ocupar un marginal en nuestras vidas, pese a haber sido el descubrimiento (la capacidad de crearlo), más importante de la historia humana. Hace unos 800.000 años, según el consenso arqueológico, el ser humano, tenía capacidad para transportarlo, iluminar las cuevas, y soportar las bajas temperaturas nocturnas. Sin el fuego, la humanidad no hubiese sobrevivido.
El fuego estaba en la naturaleza, es parte de él, y la noche humana debió ser larguísima y oscura. Pero en algún momento, los humanos y las humanas se dieron cuenta de que podían transportarlo, alimentarlo y conservarlo. Más tarde vendría la capacidad de crearlo, con el rozamiento de piedras, de maderas, haciendo prender la hierba seca. Ese sencillo y complejo paso, costó cientos de miles de años de observación, de esperar en la obscuridad absoluta en las cuevas, a la incierta salida del Sol al día siguiente. ¿Fue un invento de las mujeres o de los hombres. Nunca lo sabremos, pero es una pregunta interesante.
Aunque ya no seamos conscientes de ello, esa es la razón por la que el fuego nos fascina y hechiza. Es algo que está dentro de nosotros, y cuya relación se conserva mejor en los pueblos que en las ciudades. Quemada la hoguera, la noche de San Juan se convierte en un botellón. Cada vez nos quieren más alienados y sometidos. Ni siquiera en las iglesias se permite ya el fuego de las velas de cera. Todo se sustituye por la electricidad y es una lástima, porque el contacto con el fuego es algo místico, crea un instante especial.
La noche de San Juan
Dicen del nacimiento del Bautista, qes el único santo del que se celebra su natalicio, y es verdad, como también lo es que La Iglesia reinante se asentó sobre la religiosidad pagana y sus celebraciones anteriores. Como era imposible suprimir las hogueras del solsticio de verano, lo asimilaron instituyendo la festividad del natalicio del Bautista, que es imposible o no saber si nació el 24 de junio o cualquier otro día.
No había demasiada gente esta año en la celebración de San Juan. La crisis y la depresión se están adueñando de las ciudades, por mucho que a algunos no les guste que se diga, No llegaban a tres mil personas en todo el Paseo Marítimo, cuando hace apenas dos años no cabía allí un alfiler. El espectáculo previo fue ver al helicóptero de la Guardia Civil atravesar tres veces la bahía melillense, con su cañón de luz en busca de alguna patera, que pretendía arribar a las arenas melillenses.

El carril de bicicletas de Melilla


El derribo del carril de bicicletas de Melilla

Un grupo de usuarios de bicicletas de Melilla han constituido un lobby para impulsar la creación de un carril bici en Melilla, algo que en principio puede ser necesario y a lo que no habría que oponer demasiadas objeciones. Sin embargo, cuando la propuesta que se escucha es que se va a cerrar un carril completo del Paseo Marítimo, en una ciudad con una alta densidad de tráfico, para hacer una zona reservada al tráfico de bicicletas, porque tampoco sería un carril bici. solo queda empezar a rezar, el que sepa o quiera, porque van a convertir la circulación por esta importante vía de urbana, y en las calles adyacentes, en un infierno, en un atasco constante. Tendrán que cambiar el sentido del tráfico en muchas calles, e incluso habilitar alguna con doble sentido de circulación (Marqués de Montemar o Carlos V).
Lo que muy pocos se acuerdan es que esta ciudad ya tuvo en carril bici, que hubo que derribar, concretamente en 1999. No van a hacer caso a nadie y seguirán adelante con su proyecto. Hay lugares para hacer una zona de circulación de bicicletas, todo el espigón del Dique Sur, o la parte de paseo marítimo que limita con las casetas de La Hípica, la mayor zona desaprovechada de la ciudad. Claro que esto sería limitar los privilegios de unos cuantos y siempre es preferible causar molestias a toda la ciudad.
Me da la impresión de que hacer ese carril en el Paseo Marítimo es una obsesión. Cortar un carril completo de circulación es un disparate. Aun así, este emblemático paseo melillense, tiene suficiente acera, como para hacer el carril de bicicletas sobre ellas.

La arquitectura urbana melillense


                    Los restos modernistas del barrio del Real
En los Cuadernos de Historia de Melilla, editados por la Asociación de Estudios Melillanes, en la década de 1990, tenía cabida tanto profesionales de la historia, como aficionados o personas simplemente interesadas en la búsqueda y divuulgación del pasado de la ciudad. Entonces no estaba formada la nomenclatura y no existía la monopolización de los temas. Luciano Tejedor Mata, fue el primero que intentó buscar una categoría diferente a la de «modernista» y llamó «arquitectura melillense» a todo al decorativismo del conjunto de edificios de la ciudad, impregnados del patrón modernista.
Liquidado casi todo en los barrios del Tesorillo y Monte de La Libertad (Calvo Sotelo), solo quedan unas pocas muestras de esa específica arquitectura melillense, en el centro urbano y en la calle Polavieja, a parte del barrio del Real.
Una chapa con la etiqueta y firma de Enrique Nieto, vale lo mismo en el nº 2 de La Avenida, que en la calle Valencia, porque si decimos que uno tiene valor y el otro no, entonces se puede tirar todo, empezando por los talleres Montes del barrio del Industrial.
Como consecuencia de la última entrada, hizo un recorrido somero por el barrio del Real, buscando los últimos vestigios de edificios decorados con influencias modernistas, y los encontramos. Algunos están ya cerrados, esperando la declaración de ruina técnica. Lo preocupante es que ninguno de los defensores del modernismo, deja ya oir su voz. Los barrios se despersonalizan, se convierten en masas informes del cubos de todas las características posibles, sin atractivo ni carácter alguno. Nosotros seguimos dejando constancia, pese a ellos.

Los misterios de Melilla en la radio


Consejería de Hacienda, vestíbulo

No todo lo que sucede puede explicarse y hay cosas que no tienen explicación. Aunque cada vez menos, todavía hay un amplio campo para el misterio. El pensamiento racional es un sólido muro por el que rara vez atraviesa el misterio. Si algo sucede y puede probarse o demostrarse, es porque tiene una explicación. Melilla es una ciudad de leyendas, pero es verdad que todo se va perdiendo, sobre todo, por la dificultad de probar las cosas, catalogadas como «esotéricas», de las que oímos constantemente hablar. Fotos dudosas, grabaciones video-sonoras, sucesos sin explicación. Casas en las que suceden cosas, o eso dicen, porque la repetición de fenómenos suele ser bastante complicada, sobre todo cuando hay muchos observadores y mucho interés concentrado sobre algo. El exceso de atención ahuyenta el misterio y también hay que decir, que hay mucho aprovechado intentando sacar tajada de las gentes sencillas y comunes, que son o somos, la mayor parte de la población. No hay que desdeñar nunca a nadie ni a nada, pero también es cierto que «cizaña y trigo crecen juntos» y hay que saber separarlas.

En los últimos días, los responsables del programa de radio: http://www.enlabusquedaradio.com, Yolanda García y José Antonio Roldán, se han puesto en contacto con El Alminar de Melilla, para que relatemos los casos escritos en la categoría de Melilla esotérica. Personas que buscan otras cosas, nos han encontrado, porque previamente estábamos ahí. Es un estímulo para El Alminar, porque es una prueba evidente de que traspasamos fronteras y descubrimos y nos descubren otras personas.
En Melilla hay gente que saben muchas cosas, que han sido testigos de lo que hemos escrito, y también de otros sucesos a los que todavía no hemos llegado, o en los que todavía no hemos podido profundizar. En la década de 1990, compartí muchas tardes casi en soledad, con Imparcial en la Asociación de Estudios Melillenses. Son tardes de charlas que recuerdo con agrado, fueron también los tiempos en que la AEM se convirtió en la improvisada capilla de La Virgen de La Victoria, mientras rehabilitaban el templo patronal. Todavía lamento no haber hecho fotos de La Patrona en los almacenes de San Juan. El caso, es que muchas tardes, mientras hablábamos de los temas que fuesen, hileras completas de luces de las escaleras se apagaban, para volver a encenderse o no, pasado un tiempo; mientras otras veces se encendían y apagaban de modo intermitente. Siempre lo comentábamos, pero tampoco le buscamos explicaciones.
Los lugares de culto, cuando había espacio para ello, se emplazaban buscando determinadas características, intentando concitar la confluencia de energías positivas, como la presencia de luz solar en una determinada posición, orientando el edificio, o edificándolos sobre otros anteriores, en la creencia de que esos factores positivos perduran, independientemente del culto que se ofreciese en ellos. El feng sui, es la ciencia china que estudia los flujos de energías y su influencia sobre las casas y las personas que las habitan.
Sea cierto o no, esto quiere decir que si existen energías positivas y se estudian y se intenta promoverlas, también lo sería la presencia de energías negativas en nuestro entorno y el modo de evitarlas. Este sería el caso de edificios o lugares, que en el pasado albergaron sucesos lúgubres, y cuya influencia negativa parece extenderse a lo largo del tiempo. Hay lugares que todo el mundo evita y producen rechazo o malas vibraciones, y lugares que son justo lo contrario. De eso se trata, nada más.
Nota: En cuanto el programa se emita, colocaremos el correspondiente enlace al mismo.