El imperio de las gaviotas


         En el principio se adueñaron de Melilla La Vieja, tras la eliminación por parte de la Consejería de Medio Ambiente, de la colonia de cernícalos primilla, que las mantenía a raya. De todo ello hablamos y escribimos en El Alminar en tiempo y forma.

                    Perdido el miedo, rompieron la barrera de la costa y empezaron a merodear por el centro urbano, y llegaron hasta el barrio de El Rastro, atraídas quizá por el olor del pescado. Eso pensábamos, pero éramos unos ilusos. No querían solo eso. Ninguna barrera las hacía frente, y al igual que en la parábola del pastor imprudente, parece que se ocupó más energía en eliminar cualquier barrera natural que las contuviese, que en poner freno a su incipiente imperio.

                     Y llegaron, y se adueñaron de todo, y lo habíamos avisado, y escrito, pero todo el esfuerzo fue baldío. Somos la voz que predica en el desierto, y la maldición que los dioses del Olimpo impusieron a Casandra la profetisa, cubre la alta voz del Alminar.

                    Ya están en todos lados, se las dejó entrar. Ahora mismo anidan en los tejados y calles del Real, y eso es tierra adentro. Se dan cuenta de todo, protegen solamente a sus pollos. Son extremadamente ruidosas y buscan serlo. No hay lugar con el que no se atrevan. Les gustan los lugares altos y aunque lo parezca, no conviven con las otras aves de la ciudad, como los gorrioncillos, aunque llegado el caso, si es necesario descender hasta el suelo, lo hacen. No comparte estrato, aunque si es necesario.  Han hecho de los pináculos del Teatro Kursaal, el emblema de su imperio, el de las gaviotas, teñido con el blanco de sus deposiciones.

              Mucha gente se acerca hasta El Alminar y pregunta qué hacer o por qué nos fijamos en ellas tanto,  pero el problema es que ya están aquí, están dentro. Permiten una gran cercanía, pero no hay que confundirse o dejarse seducir por ellas. Representan muchas cosas, y por más que algunos se empeñen, no son los mismo que los gorriones, los vencejos, los estorninos  o incluso las golondrinas.

   Notas: https://elalminardemelilla.com/2011/07/07/la-colonia-del-cernicalo-primilla/

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Stª Mª Micaela, Adoratrices y la gran campana


          Hoy es el día de Santa Mª Micaela, cuyo nombre y religiosas llegaron a Melilla en 1938, para acometer el trabajo de intentar ofrecer a las mujeres «víctimas de la prostitución», una segunda oportunidad.  De todas las discriminaciones, desigualdades, violencia y humillaciones que sufren y han sufrido las mujeres, a lo largo de toda la historia, la prostitución es la más degradante . Es una situación que se podría equiparar perfectamente a la de la esclavitud. No en vano, se califica como «explotación sexual de mujeres». Lo peor de todo es que es un gran negocio, uno de los 3 más lucrativos del mundo, junto el del tráfico de drogas, y el de armas.

       He escrito muchas veces que a las Religiosas Adoratrices le fue mal en nuestra ciudad, y que poco pudieron hacer ante el peso de «uno de los vicios de Melilla», como dijera Indalecio Prieto en el Parlamente español. Claro que no era el vicio solo de Melilla. Es el vicio del mundo y de la historia, la gran vergüenza del machismo y de la sociedad patriarcal. Hay una amplia ideología, un consentimiento legal, y un amparo mundial que permite, en el siglo XXI, el tráfico y la explotación sexual de personas, que afecta, en más de un 90% a las mujeres.

                             Las Religiosas Adoratrices en Melilla

     Llegaron a la ciudad en 1938, traídas de la mano de por la Institución Militar. La calle Mar Chica estaba llena hasta «petar», de casinos y lupanares, de modo que su nombre, ha quedado asociado de modo indeleble, a la explotación sexual de mujeres. Desde esa fecha hasta 1955,  estuvieron alojadas en lo que se conocía como Casa del Reloj, y que pronto caerá víctima de la especulación urbanística. En 1953, con la edificación de la nueva iglesia de Santa Mª Micaela, las Adoratrices se fueron a su nuevo colegio residencia en la frontera de Beni Enzar, en donde  estuvieron hasta su marcha de Melilla en 1978. Nunca llegaron a estar en esta iglesia.

           La campana de Santa Mª Micaela, bendecida en 1953 por el obispo de la diócesis de Málaga, Ángel Herrera Oria, fue en su momento,  la mas grande de la provincia malacitana, a la que entonces pertenecía Melilla. Es una campana de volteo de 561 kilos.  Curiosamente, el colegio de las Adoratrices, mientras estuvo en la Casa del Reloj (1938.1955), se convirtió en uno de los más exclusivos, en donde recibían clases muchas hijas de las más afamadas familias de la ciudad. Sin embargo, el nombre de Santa María Micaela no debe ser disociado del motivo al que su fundadora quiso dedicar sus esfuerzos y empeños.

                              Mujeres, crisis y prostitución

          En cualquier acontecimiento de la humanidad, crisis sociales, económicas, guerras, las más perjudicadas son siempre las mujeres. Las calles de la ciudad se están llenado de mujeres que ejercen la prostitución, desde el Real, hasta el mismísimo  centro de la urbe, y no sólo proceden del país vecino. La pobreza aumenta y los que hacen negocio con ella, también. De todo esto no se libra país alguno, y quiere convertir a España en un gran casino, con todo lo que lleva eso asociado.