El fuego de San Juan


Las hogueras de San Juan ya solo son un resto atávico, al menos en las ciudades, que nos vincula a un pasado del que desconocemos casi todo. En las ciudades, el fuego ha desparecido de las casas, salvo los que todavía fumen, o quienes todavía tengan calentadores de gas. El fuego empieza a ocupar un marginal en nuestras vidas, pese a haber sido el descubrimiento (la capacidad de crearlo), más importante de la historia humana. Hace unos 800.000 años, según el consenso arqueológico, el ser humano, tenía capacidad para transportarlo, iluminar las cuevas, y soportar las bajas temperaturas nocturnas. Sin el fuego, la humanidad no hubiese sobrevivido.
El fuego estaba en la naturaleza, es parte de él, y la noche humana debió ser larguísima y oscura. Pero en algún momento, los humanos y las humanas se dieron cuenta de que podían transportarlo, alimentarlo y conservarlo. Más tarde vendría la capacidad de crearlo, con el rozamiento de piedras, de maderas, haciendo prender la hierba seca. Ese sencillo y complejo paso, costó cientos de miles de años de observación, de esperar en la obscuridad absoluta en las cuevas, a la incierta salida del Sol al día siguiente. ¿Fue un invento de las mujeres o de los hombres. Nunca lo sabremos, pero es una pregunta interesante.
Aunque ya no seamos conscientes de ello, esa es la razón por la que el fuego nos fascina y hechiza. Es algo que está dentro de nosotros, y cuya relación se conserva mejor en los pueblos que en las ciudades. Quemada la hoguera, la noche de San Juan se convierte en un botellón. Cada vez nos quieren más alienados y sometidos. Ni siquiera en las iglesias se permite ya el fuego de las velas de cera. Todo se sustituye por la electricidad y es una lástima, porque el contacto con el fuego es algo místico, crea un instante especial.
La noche de San Juan
Dicen del nacimiento del Bautista, qes el único santo del que se celebra su natalicio, y es verdad, como también lo es que La Iglesia reinante se asentó sobre la religiosidad pagana y sus celebraciones anteriores. Como era imposible suprimir las hogueras del solsticio de verano, lo asimilaron instituyendo la festividad del natalicio del Bautista, que es imposible o no saber si nació el 24 de junio o cualquier otro día.
No había demasiada gente esta año en la celebración de San Juan. La crisis y la depresión se están adueñando de las ciudades, por mucho que a algunos no les guste que se diga, No llegaban a tres mil personas en todo el Paseo Marítimo, cuando hace apenas dos años no cabía allí un alfiler. El espectáculo previo fue ver al helicóptero de la Guardia Civil atravesar tres veces la bahía melillense, con su cañón de luz en busca de alguna patera, que pretendía arribar a las arenas melillenses.

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