El regreso del cormorán negro


            Cada años, desde hace varios, una colonia de cormoranes negros llega hasta Melilla procedentes de las latitudes del Círculo Polar, lugar que cobró fama mundial por estar allí situados los campos de trabajo forzado del camarada Stalin.  El cormorán negro es una ave piscívora de gran envergadura, alimentándose en el mar y en los estuarios fluviales.

             Suele anidar en los acantilados y se desplazan en grupos grandes. Como siempre, la acción humana estuvo a punto de extinguirlos en algunas zonas, pues los consideraban competidores para la pesca. En algunas zonas de Noruega se cazan al igual que las perdices en España, pues está considerada un ave cinegética. En otras zonas se consideraban un buen augurio y su presencia era considerada como un signo de buena suerte.

            Hoy los hemos visto pescando en las aguas de la bahía melillense, desde el dique del puerto deportivo. Se introducen en el agua y recorren una gran trayecto en busca de los peces, llegando a estar más de medio minuto bajo el agua, y reapareciendo a gran distancia de la zona de inmersión. La naturaleza siempre ofrece imágenes bellas.Quien regresa es siempre bienvenido.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2015/01/19/cormoranes-en-melilla/

Herrerillo africano y el carbonero


      El herrerillo africano o canario es una especie residente en el Norte de África y Canarias, de ahí sus dos nombres. Es muy parecido al herrerillo común, que puede encontrarse en la península ibérica. Es un ave sedentaria que no realiza desplazamientos largos, por lo que puede considerarse un ave establecida en Melilla. En las Islas Canarias existen varias subespecies del herrerillo africano, y se la considera una ave en vías de extinción en algunas de las islas, debido a la expansión del medio urbano.

    Fotografiar aves » a quemarropa» es algo difícil, porque los pájaros se mueven constantemente. Apenas hay tiempo para sacar la cámara con cuidado, enfocar el objetivo y disparar. El otro modo es el que podríamos denominar como «Rodríguez de la Fuente«, que sería determinar un punto de observación, una zarza, arbusto o árbol, mimetizarse con el paisaje y esperar una o varias horas a que las aves se vayan posando y desapareciendo.

        Melilla es territorio de aves, unas residentes y otras de paso. Todas muy hermosas y variadas. Merece la pena dedicar algunos minutos a observarlas,  a distinguirlas y a clasificarlas. Este es uno de los motivos por que debería tratarse mejor a nuestros árboles, y establecer un calendario de podas, que respete las épocas de reproducción y nidificación. Esta diversidad de fauna arbórea lo merece. En este caso hemos fotografiado un carbonero, que es un ave muy similar y que también anida en nuestros parque, el Lobera en este caso.

           Nota:http://www.pajaricos.es/h/h1/herrerillocomun.htm

El petirrojo en Melilla


    El petirrojo es una ave residente en casi toda Europa y que que viene a pasar el otoño y el invierno en la costa norte de África. Es un pájaro vistoso y sociable, y también celoso de su intimidad. Se da perfecta cuenta de cuando es observado y se esconde, pero también es muy curioso y no puede evitar mirar a través de las hojas entre las que se camufla, o incluso volver a salir. Esos sí, sus paradas son muy cortas, porque se mueve constantemente y tampoco se fía demasiado del observador. Es una ave muy rápida y cambia de posición constantemente, volando veloz de un árbol o arbusto a otro.

    Busca siempre la temperatura fresca y templada, y salvo subespecies específicas, suele alejarse del calor y de frío.. En verano migra hacia el norte de Europa, y al inicio del otoño viaja hacia el norte de África. El petirrojo hace dos nidadas, en abril y en julio.

Nota: https://es.wikipedia.org/wiki/Erithacus_rubecula

Alguien voló sobre el nido de las aves


One flew over the cukoo´s nest

            ¿Quién mira hacia arriba?, ¿quién puede diferenciar el trino de los pájaros en medio del ruido urbano.  Hay personas que lo hacen, y quienes pueden distinguirlos. En medio de las escabechinas de las podas, las aves silvestres de Melilla resisten, pero todavía no tienen un libro o un catálogo dedicados a ellas. Son muchas y muy diversas. Pocos, pero todavía existen parques en la ciudad que no son solo cemento y decoración. Los animales, las aves, necesitan naturaleza verdadera, suelo auténtico en donde encontrar insectos, lombrices y gusanos.

          Cuando uno se inicia en un mundo desconocido hasta ese momento, descubre dos cosas, la primera es la cantidad de personas dedicadas a su estudio y conservación, de modo altruista, al margen de cualquier ayuda oficial o programa de inversión. La segunda es la riqueza del pequeño universo ornitológico de Melilla, que resiste pese a la agresión constante a la que se somete a los árboles.

             Se descubren pequeñas joyas como el bulbul naranjero (declarado como mascota del Alminar). Tórtolas, pinzones, gorriones comunes, gorriones alameros, currucas, mirlos, cotorras (escapadas de la jaula del parque forestal). Un pequeño mundo que merece ser conocido y catalogado, pero sobre todo, preservado y cuidado.

               No se puede podar a lo largo de todo el año, de forma salvaje en algunas ocasiones. Hay que respetar las épocas de anidación y cría, pero sobre todo, deben conservarse los parques naturales.

 

El jardín de los mirlos


En busca del ruiseñor de África, el Bulbul naranjero

           En días pasados llamó nuestra atención una abullonada ave que nombramos como «Curruca mirlona». Nunca nos habíamos fijado en ella, también porque cada vez quedan menos jardines con suelo de tierra, en donde las aves puedan cumplir con su ciclo vital. Los sonidos de la naturaleza, de los cantos de las aves es uno de los más agradables, cada vez se escuchan menos en la ciudad. Las podas constantes y deforestadoras están rompiendo su ciclo de reproducción y anidación. Se altera el habitat de las aves y estas desaparecen de las ciudades.

             La Curruca mirlona y el Bulbul naranjero son aves de muy rara presencia, de hecho no existen en toda la península ibérica. Solo se habían registrado pequeñas poblaciones en Ceuta y ahora en Melilla, donde según nuestros datos están presentes desde hace 5 años, fecha de la primera observación del Bulbul naranjero. Aún así, es bastante difícil distinguir a unos de otros, pues hemos visto centenares de fotografía con una gran similitud. La investigación más exhaustiva, la localización de una colonia de estas aves, ha hecho que todo se decante hacia el Bulbul naranjero, que puede calificarse como una joya ornitológica en nuestras calles. Es una ave muy hermosa, de entrañable aspecto, de tupido plumaje  y llamativo canto. Al Bulbul naranjero se le conoce como «el ruiseñor de Africa».

                  Son aves que llaman la atención, desconfiadas, pero también muy curiosas. Atraen la atención con sus trinos, y luego aparecen y desaparecen de modo continuo. Para anidar, vivir a gusto y cumplir con su ciclo vital, necesitan un pequeño jardín, con vegetación abundante y suelo de tierra, en la que poder esconderse y también alimentarse. Ya sean currucas mirlonas o bulbul naranjero, son dos aves de las que podemos sentirnos orgullosos de su compañía, pues apenas se detectan colonias estables en estas latitudes, y en un asentamiento urbano.

                  No vamos a identificar el lugar, pero forman un perfecto y pequeño ecosistema en compañía de los mirlos, aves astutas y de buen agüero, consideradas sagradas en otros tiempos. La presencia de los mirlos se asocian al ángel Uriel.

Una curruca en Melilla


               Todos/as conocen que nos fijamos en todo. Hace unos días, desde un árbol, un pájaro llamó nuestra atención con un canto no habitual. Detuvimos el tiempo unos instantes para hacerle unas fotografías, y el ave posó orgullosa durante unos instantes. Al sentir el movimiento y el ruido del zoom, alzó el vuelvo. Una vez dentro del coche, el pájaro regresó y entonó su canto de la misma manera. Considerando que ese gracioso pájaro merecía más tiempo para ser objeto de nuevas fotografías, volví a salir del vehículo y se repitió  la misma sucesión de acontecimientos. Por ella, el juego se podía haber repetido hasta la caída del Sol.

                    En El Alminar estamos muy lejos de saberlo todo, y de saber de todo. Todo lo que no sabemos lo preguntamos. Afortunadamente contamos con una pléyade de amigos, colaboradores y expertos, que nos informan y asesoran de todo aquello que no es desconocido.

                   Uno de esos amigos nos informa de que se trata de una Curruca, un ave insectívora que se ha establecido en Melilla hace poco más de una década. Según su opinión, puede tratarse de una curruca mirlona o de un bulbul naranjero, de gran parecido en algunos de sus ejemplares. Es un ave que prefiere el sotobosque y las zonas húmedas. Puede tratarse tanto de un ave residente, como de una migratoria.

                        A pesar de ser un ave común, su principal peligro radica en las podas salvajes y a tiempo completo que se realizan en Melilla, y también en otras muchas ciudades, que no respetan plazos ni tiempos de anidación, ni ninguna otra cosa.  Esta es la principal causa de que Melilla y otras muchas ciudades estén perdiendo sus poblaciones de aves insectívoras, en beneficio de la proliferación de insectos. No vamos a identificar su localización, para preservar su habitat, ya sea permanente o temporal.

                 Nota:http://www.seo.org/ave/curruca-capirotada/

Los gorriones al Sol


           Esta curiosa y tierna imagen se produce en la jaula de las palomas del parque forestal a la caída del Sol. Decenas de gorriones aprovechan sus últimos rayos para calentarse.  Las todavía frías tardes de febrero animan al encuentro en grupo y a buscar un lugar bajo los rayos solares. Los gorriones se agrupan en los primeros instantes  de la mañana y en los últimos momentos de la tarde. Es considerada como el ave más humanizada de todas, pues está perfectamente integrada en el habitat humano. Sin embargo, está reduciéndose su número de modo significativo, sin que los científicos se pongan muy de acuerdo sobre las causas. Yo voy a aventurar una explicación para el entorno urbano, y es el de la poda salvaje y constante que se lleva a cabo en nuestra ciudad, en la que no se respetan  las épocas de anidación , que son varias a lo largo del año, incluidos los meses más crudos del otoño y del invierno, como es el caso.

    Nota: http://www.sierradebaza.org/Fichas_fauna/00_Aves/09-04_gorrion/gorrion.htm