




¿Ciudad de peatones?
Hace varios años escribimos un artículo con un título paracido. Son decenas los artículos escritos sobre el «envilecido» y muy poco controlado tráfico de nuestra ciudad. Hemos escrito mucho sobre accidentes, puntos negros, atascos, y otras circunstancias viales, sin que la evolución del tráfico presente signos de esperanza.
Partimos del supuesto de que nadie quiere matar a otra persona cuando conduce un coche, una motocicleta o una bicicleta, pero hay peatones fallecidos por cualquiera de las tres clases de vehículos. Las normas de Seguridad Vial están previstas para evitar los accidentes o paliar las consecuencias de los mismos. Nadie está a salvo de nada, pero sobrepasar las velocidades limitadas provoca que el tiempo y el espacio de reacción, ante una circunstancia imprevista sea mínimo, como por ejemplo, encontrarse a un peatón sobre la calzada.
Hace unos años, un matrimonio melillense estuvo al borde de la muerte por un atropello salvaje en un paso de peatones, hablamos del doctor José Torres y de su esposa Mari Carmen Muñoz, que fue concejala del Ayuntamiento de Melilla. Salvaron sus vidas, pero físicamente quedaron con graves secuelas. Hace 5 años, la ciudad quedó conmocionada por el atropello mortal al ciclista Carlos Huelin. Desgraciadamente, sobre un volante, no existe demasiado margen para la duda. El que conduce suele ser el responsable, en más de un 95% de las ocasiones. Solo en muy pocas ocasiones hay una causa puramente accidental, el resto suelen son conductas temerarias, imprudentes, a veces, con resultado de muerte.
Vías Burnout
Burnout fue y es una exitosa saga de videojuegos de carreras. La cuestión radica en que hay gente que no distingue entre realidad y juego. Ante una tragedia como la vivida en estos días, las recetas que se ocurren son las mismas, y siempre ineficaces (control de velocidad, pasado sobreelevados para peatones), que son necesarias. Cualquier ciudad española gestiona un territorio de al menos 200 km², y Melilla sólo tiene 12,4. Estos sucesos no deberían ocurrir en nuestra ciudad, al menos con consecuencias tan fatales, pero es que no se planifica nada, y la solución no es expulsar a los coches de determinadas vías, porque se saturan otras, como Álvaro de Bazán y General Polavieja, que se han convertido en vías, para burnout y también altamente saturadas.
En Melilla ciudad de peatones, resulta que los que han perdido su espacio son los peatones, a los que defendemos, porque todo lo demás son vehículos. En el barrio del Industrial se han perdido pasos de peatones, el carril de bicicletas está por detrás de la línea de aparcamientos, y los peatones deben cruzar la calles atravesando dos tipos de circulación, porque ya hay atropellos con patinetes, y sigue sin existir un reglamento de uso. Frente al Centro de Salud de la Zona Este se suprimió el paso de cebra, y ahora los usuarios deben dar un rodeo para accede al mismo, y recordamos que los que acuden al Ambulatorio de Polavieja, no suelen estar para. demasiados rodeos.
Muchas obras de movilidad sostenible están poniendo las cosas muy difíciles para todos, como el tramo final del carril bici del Paseo Marítimo, que estrangula sin remedio la salida de este populoso barrio. Se debería haber ampliado la acera e incorporar ese tramo. En muchas ciudades del mundo exterior, lo habitual es eso, y no reventar el tráfico. Los peatones están antes que nada.
A todo esto se añade una deficiente iluminación urbana, mala señalización, una ubicación inadecuada de muchos pasos de peatones, sin suficiente iluminación, un abandono de la regulación vial durante décadas, y sobre todo, esa persistente minoría que nunca hará caso a señalización alguna.
Nota: https://elalminardemelilla.com/2019/04/24/el-paso-borrado/