




El primer paso para recuperar una lengua es hacerla presente. Fijar y recuperar sus tradiciones orales, sus cuentos, sus leyendas, sus refranes. El hecho cultural y humano amazigh siempre estuvo ahí. La presencia física de sus restos, grafías, dibujos, aparecen sobre el terreno en muchos lugares. En su cábilas, en su aduares, vieron llegar a los fenicios, cartagineses, romanos, bizantinos, árabes y finalmente a los castellanos. Sin olvidar tampoco la diáspora judía, que fundó pueblos y sagas familiares en todo el norte de África.
¿Cuál es el estado actual de «la cuestión amazigh» en Melilla? La respuesta es que está en situación de «respiración asistida», se conoce perfectamente qué debe hacerse, pero nadie se atreve a dar ese paso. Un plan para la recuperación de la lengua y la consolidación de la cultura amazigh debería haberse iniciado en el mismo momento en el que se aprobó el Estatuto en 1995. Todo ese tiempo es el que se lleva perdido. Las iniciativas que han surgido son temporales y estratégicas, y casi todas con finalidad política. La situación es que la cultura propia del Rif, se está retirando frente a la neo islamización cultural y religiosa, que trae aparejada la extensión del árabe. Desaparecen morabitos, tradiciones, el conocimiento de la historia de un pueblo, que mantuvo su identidad frente a todos los invasores del norte mauritano y marroquí.
Son pocos los que se atreven a dar el paso, y lo suelen hacer alejados de la zona, como el caso de Zoubida Boughaba y sus Cuentos Populares del Rif (2002), que al ser presentada en Melilla en 2020, se encontró el rechazo frontal de la Comisión Islámica, y el nulo apoyo de entidades o asociaciones amazigh, porque no existen. Mohamed M. Hammú, rifeño melillense, publicó en 2011 una colección de cuentos de memoria familiar, bajo el nombre Houria, junto a M.A. Monleón, afincados ambos en Granada. Los relatos son historia viva de la ciudad, en un pasado no tan remoto. La más reciente de todas las publicaciones es la de Karima Bouallal, natural de Alhucemas y profesora de la Universidad de Granada, que recopila Adivinanzas Populares Rifeñas, con el acierto añadido de presentar la transcripción fonética de las mismas, con grafía latina, lo que permite reconocer muchos vocablos. Se podría decir que no hay melillense que no conozca al menos 100 palabras de la lengua amazigh. Tanto el idioma y como el conocimiento están ahí, pero hacer falta recogerlo y ponerlo en valor y paridad, frente a la cultura española. Existe un estudio etnográfico y antropológico sobre las mujeres de Rif, de Araceli González Vázquez, titulado Mujeres islam y alteridades en el norte de Marruecos, que es de los más interesantes de los últimos tiempos, sobre las tradiciones, leyendas y ritos del Rif.
Faltan un pensamiento y una línea «amaziguista» (en expresión de nueva creación), en un ciudad que podría ejercer de centro irradiador de esta cultura, la propia del Rif, desde tiempos ancestrales.