La apoteosis de Mayo


       

               ¿Hasta dónde llegará El Alminar?, ¿quién lo leerá en el futuro?, ¿cómo se conservará todo lo escrito?, ¿qué quedará de todo esto?. Han pasado dos años, 25 meses, 400.000 visitas, 7000 comentarios, casi mil artículos. Hay un grupo de personas fijas, que nos acompañan casi desde el principio y todavía permanecen. Hay quienes entran y salen de modo intermitente, y nos están diciendo que continúan. Hay quienes han desparecido y no han vuelto más. Esa es la libertad que ofrecemos. ¿Hemos conseguido hacernos entender?. ¿Cuántas veces tenemos que perdonar las ofensas, preguntaba Pedro?, y se le respondió: «hasta setenta veces siete». Se busca un significado en cada cosa que vemos o hacemos, porque es necesario recibir señales de modo constante. Nadie quiere andar errado o sin saber por dónde va, por eso siempre es necesaria la luz de un candil, por pequeño que este sea. Hay temor en las calles y en las casas de la ciudad, hay temor entre las personas, porque la incertidumbre está ya instalada en todos lados. No hay nada más fácil que ensamblar las profecías, después de haber ocurrido el suceso. Lo difícil es hacerlo antes. No es algo que hayamos hecho en demasía, no es bueno hacerlo, no debe hacerse.

                     Nuestro intento, es el mismo que expresara Wittgenstein en sus «Observaciones a la Rama Dorada de Frazer»: Es decir, hay que descubrir la fuente del error puesto que, en caso contrario de nada sirve escuchar la verdad. Ésta no puede penetrar si otra cosa ha ocupado su lugar.    Para convencer a alguien de la verdad no basta con constatarla, sino que se debe encontrar el camino que va desde el error a la verdad. He de sumergirme siempre, una y otra vez, en el agua de la duda.

                    ¿Estamos consiguiendo algo?, Eso no puede ser dicho desde dentro, sino desde fuera. ¿Hasta cuando durará El Alminar?, al menos hasta tres veces siete. Al igual que las velas, hemos registrado hasta la más suave brisa o cambio en la dirección del viento, sin que la luz se apague.

           Nota: http://etimologias.dechile.net/?apoteosis

Mizziam, Claudio Temprano y Franco


                           La leyenda del chalet olvidado

      En la carretera de Farhana, en la que se conoce como milla de oro de Melilla, en la que viven la familias más adineradas de la ciudad y también las de más abolengo, se encuentra Villa Amor, la propiedad en la que vivía la familia del que fuera General de Franco y del Reino de Marruecos.  Lleva muchos años abandonada y cerrada. Su antiguo esplendor está hoy perdido,  y los nombres de un suceso que pudo cambiar la historia de España, camino del olvido.

                         Claudio Temprano, Ben Miziam y Franco

      Como casi todos aquellos años, 1924 fue un año de guerras en el territorio norte marroquí. Las tropas españolas se encontraban en muchos lados, pero las de este suceso, estaban situados en el poblado de Abada, en octubre de 1924. La zona había sido ocupada y pacificada, según la terminología imperante, y los Ttes. coroneles Claudio Temprano, de Regulares, y Francisco Franco, del Tercio de Extranjeros,  se encontraban sentados, probablemente descansando. De repente, un grupo de rifeños intentó recuperar la posición e irrumpió en la población.

            Temprano y Franco solo pudieron ver a un rifeño que les apuntaba con un rifle Mausser, con peine de cinco balas.  Es conocida la proverbial capacidad de tiro de los rifeños, ambos militares solo tuvieron tiempo de tirarse al suelo, y esperar la muerte en apenas un minuto, el tiempo que se necesita en disparar, abrir el cerrojo, soltar el casquillo de la bala, volver a cerrarlo, apuntar y volver a disparar de nuevo.

   Los oficiales Francisco Franco y Claudio Temprano hubiesen acabado sus vidas en aquel lugar, si no hubiese aparecido  Mohamed Ben Mizzian,  otro tirador rifeño, más rápido que el que apuntaba a los españoles, pero igualmente preciso en su disparo. Ben Mizzian no falló en su único disparo, como tampoco lo hubiese hecho el tirador rifeño que apuntaba a Franco y Temprano, de haber tenido la ocasión de hacerlo.

                        La forja de un rebelde y de dos generales

     La primera parte de este título da cuenta de la novela de Arturo Barea, soldado en 1921 y  que acabó luchando en el lado republicano. Describe de manera inigualable la brutalidad de la guerra de Marruecos, el tremendo caldo de la corrupción que asolaba al ejército, y que lo llevaría a la pérdida completa en Annual. Esa guerra bárbara y brutal, endurecería para siempre el carácter de los dos militares sobrevivientes, Franco y Mizzian, cuando ambos exportaron al suelo peninsular lo aprendido en el Rif y sus métodos de guerra.

        El suceso de Abada explica la amistad y la deferencia con la que Franco trató siempre a Mizziam, le debía la vida, y eso es algo que solo sabe el que ha estado en una zona de combate. Ben Mizziam fue Capitán General en Galicia y Canarias, y Franco le dispensó siempre, por su condición de musulmán, de realizar la ofrenda al apóstol Santiago, y de acudir a actos y banquetes oficiales, durante el mes de Ramadán. Al producirse la Independencia de Marruecos en 1956,  le fue permitida la marcha, conservando el rango y el escalafón en el Ejército de España.

          Mohamed Ben Mizziam había nacido en Beni-Enzar, en donde fue inaugurado un Museo en su memoria hace algunos años, y que parece que ya está cerrado. La inauguración levantó gran polémica en su momento, por el perfil  militar del general hispano marroquí, conocido por su dureza tanto en el campo español, como en el campo marroquí.

             Claudio Temprano Domingo era nacido en Ceclavín, Cáceres y falleció apenas un mes después del suceso narrado, el 19 de noviembre de 1924, entre Xeruta y Zoco el Arbaa. En el antigua cuartel de Regulares, en donde hoy está la Base Militar, había una placa con su nombre, que desconozco si seguirá existiendo. Daba cuenta del hecho por el que le concedieron la Laureada, a título póstumo, y de que su nombre no caería en el olvido.

              Notas:  Claudio Temprano, el héroe olvidado de Ceclavín (02/06/2006) y Mohamed Ben Mizzian, cuando la mano de Alá salvó a Franco (12/06/2006), El Faro de Melilla.  Autor: Enrique Delgado

El paso perdido


        

           Buscando fotos del ferrocarril, encontré ésta del antiguo paso a nivel existente junto al entonces activo Hospital Militar. Melilla es una ciudad que conserva muy pocas cosas de su pasado. Todo ha sido barrido en un momento u otro. Primero desaparecieron los pasos a nivel y las vías del ferrocarril y ahora, solo la paralización de las obras del nuevo hospìtal, ha detenido la acción de la piqueta. Por eso he podido obtener la imagen de las antiguas oficinas del Hospital e identificar el lugar de paso a nivel.

          En la carretera del Tiro Nacional, todavía existen las pilastras del antiguo puente ferroviário del Rastro o Polígono, perfectamente integradas en las nuevas viviendas.  Algo más arriba, junto a la entrada del polvorín de Horcas, quedan los restos de otro puente, y su antiguo vano de luz.

       Nota: He colocado una fotografía del montaje fotográfico de Uno de Melilla, porque además de ser muy bueno, él es el pionero de este tipo de montajes entre el pasado y el presente en Melilla.  Incluiré una fotografía de las pilastras del puente de Sidi Musa, y otra de las vías férreas en medio de la ciudad, aunque por esa época, ya no circulaban los trenes.

 

  

El depósito de agua y la riada de Cabrerizas


En el interior de las ruinas malditas

           Muchos ven el depósito desde lejos y resulta desagradable.  Bastantes  pasan cerca de él, y no suelen mirarlo cuando transitan por la carretera del Tiro Nacional. Solo algunos  han entrado dentro. Una ciudad con sensibilidad, hubiese eliminado estas ruinas hace mucho tiempo, pero los gobernantes melillenses no tienen sensibilidad. Hace ya dos años que ni siquiera conmemoran el trágico aniversario. Ni en el cementerio ni en lugar alguno de la ciudad, existe un monolito que conmemore el suceso y que sirva de recuerdo conjunto a las víctimas. En los dos últimos años no se encuentra ni siquiera una referencia del suceso en todo el conjunto de la prensa. Ningún estamento político lo recuerda ya. En la nueva barriada de Averroes, la que se edificó sobre el lugar que ocupaba la antigua, no hay tampoco placa o monumento alguno. Es un suceso olvidado y que todos quieren olvidar.

          El 17 de noviembre de 1997, varios millones de m³ de agua, se abalanzaron sobre la barriada de Averroes y sobre el barrio de El Rastro. La fuerza del agua, incrementada por la altura, la pendiente y la angostura de las calles, arrancó las planchas de cemento del depósito y las movió como si fueran de madera, convertidas  en guillotinas de piedra  que cortaron los primeros edificios de Averroes como si fueran de mantequilla. La ola provocó 9 muertos y la ruina física de dos barrios en apenas 30 minutos. Nadie que vivió el suceso lo ha podido olvidar.

          Mientras tanto, las horrendas ruinas siguen ahí, en lo alto del monte, como un siniestro recuerdo de lo sucedido. No es un lugar al que se mire, ni por el que suela transitarse. Ni siquiera los sin techo, o gentes de malos hábitos lo suelen utilizar como refugio. Es algo que debería haber sido demolido hace mucho tiempo y enterradas las ruinas. Fue una catástrofe previsible y anunciada, precedida por denuncias sobre filtraciones de agua y sobre problemas en su diseño y construcción. Nadie construye un depósito de ese tamaño, a esa altura, y sin proteger las paredes con el terreno. En su diseño, era una bomba de agua y así resultó, pues proyectó todo su contenido con la fuerza de una catapulta.

                               El depósito de agua de Cabrerizas

        Es un lugar sórdido y tétrico, que ni «los malos» quieren utilizar como habitáculo. Hay signos de presencia humana, pero son las menos. Las víctimas de la riada de Cabrerizas se vieron impelidas a aceptar las indemnizaciones estipuladas, o arriesgarse a un largo y tortuoso proceso judicial, de varios años de duración,  y de resultado incierto. Nunca hubo responsabilidades políticas, ni tan siquiera judiciales. La constructora se hizo cargo de las indemnizaciones  y los ingenieros responsables pactaron unas penas mínimas de inhabilitación. Todo se cerró de modo apresurado  y a partir de ese momento empezó a posarse sobre la zona el impenetrable manto del olvido. Ya es algo que no se recuerda de modo oficial, salvo por la inquietante presencia de las ruinas.

          El acceso es fácil, el paraje resulta desolado y desolador. Produce un gran desasosiego. Allí encima colocaron el morlaco publicitario de Osborne. Ni siquiera tienen sensibilidad para ubicar las cosas. Hay mucha energía negativa en esa zona.

Los abastecedores de Los Peñones


Melilla y los helicópteros

    Desde hace unos años, los melillenses nos hemos acostumbrado a la presencia de los helicópteros de vigilancia fronteriza, pero antes que ellos, los helicópteros del Ejército del Aire, llevaban desempeñando de manera constante, aunque ruidosa, la labor de abastecimiento a Los Peñones e islotes de soberanía española en el Norte de África (Vélez de La Gomera, Alhucemas e Islas Chafarinas).  Hasta la década de 1990, la mayor parte del suministro se realizaba con los barcos de la Compañía de Mar, la unidad más antigua de las Fuerzas Armadas españolas. Uno deseos barcos, ya desaparecido, era el Mayoral. Las más alejadas de tierra, con respecto a la costa, son las Islas Chafarinas, o islas del Muluya en su nomenclatura marroquí. El Peñón de Velez de La Gomera está unido a tierra por un istmo. El abastecimiento por helicóptero es más rápido, y permite realizar un mayor número de viajes, aunque exige condiciones climatológicas casi perfectas, sobre todo, la ausencia de viento.

           Nos hemos acostumbrado a los aviones, a verlos despegar, aterrizar y volar, de modo que casi todos entiende como vuelan. No sucede lo mismo con los helicópteros. Su despegue y aterrizaje sigue teniendo un poder hipnótico, e incluso su vuelo es algo más complejo que el de los aviones. La base de los helicópteros o helipuerto, está situada en el monte de Mª Cristina. Hoy hemos visto a éste despegar desde su base terrestre, y hemos estado incluso mucho más cerca de ellos. En días de poniente, las Islas Chafarinas son perfectamente visibles desde Melilla.

  Nota: ¿Por qué vuela un helicóptero?. http://elmundodelhelicoptero.blogspot.com.es/2009/06/por-que-vuela-un-helicoptero.html

¿Derribo o rehabilitación?


        Hemos escrito constantemente acerca de derribos y demoliciones de edificios en Melilla.  Sobre este edificio de la calle Gral Marina/Gral. Pareja ya hemos escrito, aunque no de modo individual. Yo lo dí por candidato a la demolición en una entradas sobre edificios en ruinas, y fue Uno de Melilla el que sembró la duda sobre si iba a ser rehabilitado o no, pues él no encontró el expediente de ruina. Desde entonces lo he seguido con más atención y aunque la apariencia todavía engaña, lo sigo dando como candidato a la demolición. Este sistema de hacer caer el edificio sobre sí mismo y poco a poco, es la demolición de termita. Primero se apuntala toda la estructura para evitar su desplome y luego se empieza a derribar desde la azotea hasta el suelo. Es un sistema poco aparatoso, casi camuflado y así el edificio desaparece de modo paulatino, con lo que el impacto visual es menor. Cuando el edificio llega al suelo, parece que siempre fue un solar y ya nadie  recuerda que allí hubo un edificio.

     Yo creo que es derribo, aunque se admitirán todo tipo de opiniones. A favor del derribo juega el que se retiran marcos de puertas y de ventanas, rejas de balcones y cristales. Tampoco se ha apuntalado la fachada, por lo que no parece como candidata a ser salvada. Si la demolición prosigue, se irá haciendo caer lentamente, hacia el interior. Ya ha desaparecido todo el suelo de la azotea y la última planta está ya a cielo abierto. No hay elemento alguno que apunte hacia la rehabilitación. El último edificio derribado por el sistema de la termita, es el de la calle Santiago, en el barrio del Mantelete. Todo señala en esa dirección. Este es el sistema de derribo menos perjudicial para los edificios colindantes.

    Nota: https://elalminardemelilla.com/2013/02/19/todos-al-suelo/https://elalminardemelilla.com/2013/05/07/la-gestion-de-las-ruinas/

Donde acabarán los solteros


                Driss Deiback en el Centro Asistencial

     Driss Deiback es amigo y un conocido cineasta melillense, formado en Los Ángeles y en Alemania. Tanto su primera y única película «El Refugio», como el primero de sus documentales «Natural de Melilla», fueron financiados por la Ciudad Autónoma, regida entonces por Ignacio Velázquez. No suele haber nombre propios en El Alminar, pero para toda norma acaba habiendo una excepción.

        El Centro Asistencial es un lugar muy conocido y visitado de la ciudad, en el que se puede encontrar a personas de muy variada procedencia, bien sea residentes, trabajadores o visitantes. Los lunes es frecuentado decenas de ciudadanos anónimos, en las conocidas  «peregrinaciones de San Nicolás».

      Acudir con determinada regularidad a un lugar, hace que podamos observar la evolución humana del mismo, porque la física es más lenta. Aunque el lugar ha cambiado mucho, conserva una parte histórica y otra en constante evolución. Allí ya hay placas de varios presidentes y alcaldes de la ciudad.

          Sin embargo la novedad de este lunes, estaba en la presencia de Driss Deiback, que rodaba allí las últimas escenas, que no las finales, del episodio piloto de la serie «los solteros».  Muy pocos saben  que el cineasta melillense, es mi mayor proveedor de reliquias de la extinta República Democrática de Alemania (DDR), el país del que procede Ángela Merkel, y uno de los más venerados por mí. La coincidencia ha sido lo suficientemente inusual, como para merecer un hueco en El Alminar de Melilla.     

           Siempre se encuentra algo distinto en los mismo lugares, y además, resultaba una profecía, porque es casi seguro, que algunos de los flamantes solteros de la serie, acabe allí sus días, salvo que el neoliberalismo que representa en España el Partido Popular, acabe con cualquier rastro del Estado del Bienestar.