Las caras de Melilla


Enrique Delgado Jiménez

Son 33 inmuebles y componen un grupo de 144 caras o rostros humanos. No son todas las que estuvieron, porque en el tiempo del Alminar (11 años) hemos vistos desaparecer al menos 10 de ellas. Su presencia se extiende desde la calle Alta, en Melilla la Vieja o Pueblo, hasta la calle Cataluña, en el barrio del Real, aunque estas son las más comprometidas, y su desaparición es prácticamente segura. Curiosamente, son las más parecidas entre sí, pese a que las de la calle Alta son las más pequeñas de todas, pero parecer proceder de un molde o patrón común. El predominio es de las figuras femeninas, 112, y una presencia testimonial de figuras masculinas, 4. Las caras o rostros infantiles son 28, de los que niños parecen ser 16, frente a 12 figuras niñas. Los rostros de los infantes son de dos tipos, salvo las dos niñas de la calle Millán Astray, que se diferencian claramente del resto y parecen dormir.

Hay otros grupos de pequeñas figuras (victorias aladas y una divinidad oriental), en las calles Alonso Martín nº 15 y Carlos Ramírez de Arellano nº 13 (9 y 16 respectivamente). No hay figuras completas, salvo los niños colgantes del edificio Melul, en la avenida principal. Todas las caras miran hacia el frente, salvo algunas del edificio de La Reconquista, que miran hacia el Sol poniente y a su lado derecho. Algunas, las que están sobre los portales, parecen realizar una leve inclinación hacia adelante, como saludo o señal de respeto. Suelen estar situadas muy altas, en las columnas de las azoteas, y en las esquinas de los edificios, por lo que muchas no son conocidas.

Además de un motivo ornamental, tienen un valor simbólico, cuyo valor ya nos es desconocido, o en desuso. Es un claro componente del neoclasicismo imperante en las primeras décadas del siglo XX. También aportan un matiz orientalista a las edificaciones. Las hemos visto en Segovia, en Almería, en Palacios Reales, en Catedrales, pero el alto número existente en Melilla, las convierte en algo atractivo. Están hechas de materiales pobres, como el cemento o el yeso. No parece haber ninguna labrada. Muchas están ocultas por el mismo tono de color de la fachada, que las oculta e invisibiliza. Otras están deslucidas por el cableado, y desconocemos si originalmente tuvieron alguna policromía espacial. La ponemos en un primer catálogo, diferenciadas del resto del universo decorativo modernista (monos, dragones, leones, grifos, monstruos). Si estuviesen pintadas en colores distintos del resto de las fachadas, resaltadas, e incluso identificadas, serían uno de los grandes atractivos del modernismo melillense, incluso para los propios ciudadanos, que las desconocen casi en su totalidad.

Calle/plaza/avenida /Figura /Situación /Unidades

Alta nº10 mujer estable 6

Álvaro de Bazán nº36 mujer estable 6

Antonio Falcón nº10 mujer peligro 2

Cabo Ruíz Rodríguez nº 42 niños estable 3

Capitán Viñals nº 2 hombre riesgo 4

Cardenal Cisneros nº 1 mujer estable 10

Cardenal Cisneros nº 10 mujer estable 3

Cataluña nº 36 mujer peligro 5

Duquesa de la Victoria nº 11 niñas estable 5

Duquesa de la Victoria nº 10 niño estable 1

Duquesa de la Victoria nº 15 mujer estable 2

Duquesa de la Victoria nº 20 mujer estable 1

Duquesa de la Victoria nº 30 niñas estable 4

FernándezCuevas nº 4 niña estable 1

García Cabrelles 34 mujer riesgo 4

García Cabrelles nº 1 mujer estable 6

General Pareja nº 12 mujer estable 5

General Polavieja nº  35 mujer estable 6

General Polavieja nº 34 y 36 mujer estable 6

Gran Capitán nº 35 mujer riesgo 4

Juan Carlos I Rey nº 9 mujer estable 6

León nº 14 niños estable 3

López Moreno nº 12 mujer estable 1

Lopez Moreno nº 16 mujer peligro 10

López Moreno nº20 mujer estable 1

Martín de Córdoba nº 16 niños estable 9

Menéndez Pelayo nº 3 mujer estable 15

Miguel Zazo nº 35  mujer estable 2

Millán Astray  nº 10 niñas estable 2

Reyes Católicos nº 1 mujer estable 8

Reyes Católicos nº 2 mujer estable 2

Sor Alegría  nº 9 mujer riesgo 1

Jesús de Perceval y los indalianos


Almería indaliana

En una calle de la capital almeriense, denominada Jesús de Perceval, languidece arruinada y devorada por la vegetación, una antigua casona que fuera residencia de uno de los más conocidos pintores almerienses, impulsor y creador del movimiento Indaliano, Jesús de Perceval. Almería ejemplifica en grado máximo, el haber sido crisol de todas las violencias posibles, primero con los comités populares revolucionarios, que ajusticiaron a 465 personas, entre 1936 y 1938. Luego recibió los duros bombardeos de la marina de guerra italiana, de la alemana y de la aviación franquista, en todo el periodo de guerra civil (con cifras imposibles de conocer) y finalmente, fue objeto de la represión del nuevo Estado Nacional de Franco, que alcanzó a las 373 personas, según la estimación de Víctimas de la Guerra Civil (1999) de Santos Juliá y otros autores. Almería fue el punto final de la huida y masacre de la población civil, huida de Málaga, tras su asalto final efectuado por las tropas franquistas en el mes de febrero de 1937, en lo que se conoce como «La Desbandá, y que constituyó uno de sus más atroces episodios, junto con la plaza de toros de Badajoz y Paracuellos del Jarama.

El arte en un Estado totalitario

Contamos todo esto porque uno de los papeles de Jesús de Perceval dentro del totalitarismo franquista, en su faceta artística, fue el de imaginero, y restaurador del patrimonio artístico religioso, que había quedado enteramente destruido, tras el incendio de iglesias en la capital almeriense, tras la sublevación militar contra La República, en julio de 1936. Antes de todo, ya era un artista conocido y con proyección dentro de Almería, en el prolífico universo artístico republicano. Luego vino el apagón, y la dureza de la provincia, reflejada en Campos de Níjar de Juan Goytisolo.

Jesús de Perceval creó un espacio físico, esta finca urbana abandonada, en donde se cobijaban artistas de todos los campos, y también un espacio imaginario, el Movimiento Indaliano. Colorido, luminosidad, regreso a los orígenes, al mar común, el mediterráneo, y el uso de una técnica pictórica en desuso, la encáustica. En realidad, para uno de sus biógrafos Antonio F. Gil Kayros, todo fue un movimiento propagandístico, bajo el férreo control de Falange. Perceval era amigo de otro pintor, Zuloaga, el retratista de Franco. El arte tiene poco espacio dentro de los totalitarismos. El nazismo calificó como «arte degenerado» a todas las vanguardias y quemó miles de obras artísticas. La Rusia de Stalin promocionó lo que se denominó como «realismo socialista», que si bien era hermoso, era también mentira. En España sucedió algo similar, desapareciendo artistas y sus obras. Se promocionó el costumbrismo y el retorno a un pasado tan mítico como irreal.

Hasta los primeros años del siglo XXI, con algunas exposiciones y conferencias, se intentó reflotar el proyecto de la Casa Museo de Perceval, pero pasados 20 años desde el 2002, última referencia conocida, todo parece haber quedado en el olvido. Cuando preguntamos en Almería a quién pertenecía esa casona en ruina, nos dijeron el nombre con un susurro. Regresa al génesis del movimiento indaliano, supondría regresar también a ese pasado de violencia que asoló Almería en apenas un lustro. En la actualidad, sus cuadros pueden verse en la Casa Mueso de Doña Paquita.

Nota: https://elpais.com/diario/2002/12/18/andalucia/1040167350_850215.html

La estratégia de las obras


Acumulación de obras y caos

Las obras estratégicas no pueden discutirse, porque son necesarias para el desarrollo de una ciudad, pero también hay obras tácticas, y obras electorales. Las tácticas serían aquellas que se realizan en determinados barrios y zonas abandonadas durante legislaturas, y que sirven para incorporarlos o igualarlos con el resto del territorio que recibe más atención y cuidados. Las electorales son el clásico asfaltado, y el repintando de la señalización vial, deteriorados e invisibles durante años. Las obras se diseñan y planifican, para que no coincidan todas a la vez, o en el tiempo inmediato a las elecciones. ¿Funcionan como truco electoral las obras tácticas? Hay quienes piensan que sí, y de hecho ocurre en muchas ciudades. En algún lugar debe existir en algún manual de gestión, que aconseja la reaparición de la señalización vial en tiempos preelectorales.

En El Alminar creemos que su incidencia sobre la intención del voto ciudadano es escasa, y que su acumulación excesiva por todo un territorio impacta negativamente sobre el voto, y que cuanto más próximas están a la jornada electoral, impactan en sentido contrario sobre el gobierno ejerciente, Las calles recién pintadas, y las obras sin acabar, en la jornada electoral, recuerdan los años de sufrimiento en una ciudad mal gestionada. La acumulación de «40 actuaciones» por parte del gobierno anterior, previas, a las elecciones de mayo de 2019, influyó de modo negativo sobre la candidatura electoral, situación que se sumó al cansancio por la misma lista y los mismos nombres, durante 20 años consecutivos. Parece que vamos hacia lo mismo, sin remisión alguna.

La tormenta de obras sobre Melilla

La gente, la ciudadanía, vota en de contra las obras, tantos las vigentes y que no considera indispensables, como las que debieron hacerse y sí lo eran. No lo podemos decir más claro. La estrategia de obras sobre una ciudad es algo que difícilmente se ve, tanto por el propio ciudadano como por el que las lleva a cabo por un periodo corto de años. El diseño actual de Melilla, el que se está alterando y modificando legislatura a legislatura, fue llevado a cabo hace un siglo, y gracias a él vivimos y nos movemos, aunque cada vez con más dificultad.

La estrategia no se ve y la táctica se sufre. No ponemos en duda la necesidad de las obras, pero sí la acumulación de todas las categorías, en un mismo lapso de tiempo y a escasos días de iniciarse el curso escolar, y del regreso de gran parte de los melillenses que todavía están fuera. También está asombrando la extraordinaria duración de las mismas, de las que algunas parecen eternas, pese a que se trata de calles pequeñas.

En Melilla todo son vías principales o arterias de comunicación, por lo que resulta muy difícil prever vías alternativas. A solo 10 días de la apertura de los colegios y de la puesta en marcha de toda la ciudad, hay un obra que da pánico, y es la de la carretera de Alfonso XIII, por la que circula la mitad del tráfico melillense. Lleva eternizada desde el mes de junio, con un avance lentísimo. Tres institutos y tres colegios esperan. La tormenta ya está en el horizonte.

El misterio de las patrulleras españolas


Guía para crear un falso escándalo

  Las patrulleras españolas vigilan la costa de Melilla, que no sus aguas territoriales, desde el pasado 9 de julio, cuando las fotografiamos. Como no sabemos de todo, sería imposible, preguntamos a nuestros asesores marítimos y nos las localizaron. La respuesta fue clara, son barcos de la Armada Española. La respuesta disipó nuestros interrogantes y nos olvidamos del asunto.

  Los calores de julio, sobre todo en el centro de la península, en donde reside el diputado, provocan una gran evaporación de líquidos y la calima lo confunde todo. Las «antenas» melillenses advierten de que misteriosas patrulleras situadas frente a la alcazaba, chequean a los patrones de las embarcaciones melillenses «junto a la línea de costa de Aguadú y Horcas «. Por supuesto que la información no menciona los nombres de los barcos inspeccionados ni los de sus patrones, porque todo es falso y rumorología.

   El Diputado de la ciudad interviene y realiza preguntas parlamentarias al Gobierno de España, que tarda en reaccionar. Cuesta creer que un patrón de yate melillense no distinga entre un marino marroquí y uno español, pero la información se da por buena, y prosigue su curso.

  Para dar mayor credibilidad a las acciones de la Armada fantasma, el relato se vuelve más impreciso y se dice que los patrulleros «no llevan los distintivos nacionales» que son obligatorios hasta en los barcos piratas.

   Las autoridades responsables del Gobierno en Melilla permanecen en silencio, lo que infla la presunción de veracidad, cuando debería ser al contrario. Calla la Capitanía Martitima y la Delegación no tiene un enlace activo. Dos ex altos cargos del anterior gobierno autonómico, inundan las redes y los medios con afirmaciones del nuevo asalto a la soberanía de la ciudad, basándose en testimonios directos que siguen siendo anónimos.

Como no existen los mandos intermedios, aparece la propia delegada Sabrina Moh, la única que merece ser citada por su nombre, y dice no tener constancia de esos sucesos, ni de presencia de patrulleras marroquíes. Esto sirve de confirmación absoluta al gran bulo del verano. Ni el diputado ni nadie se desdice de sus afirmaciones, pese a que se presentan fotografías que demuestran que las patrulleras son españolas. Nadie menciona que existen aplicaciones de rastreo, que muestran las rutas de cualquier embarcación, y que no han detectado a ninguna patrullera marroquí.

Lo que queda demostrado es que la oposición popular tiene 10 veces más capacidad de enredo, que el gobierno de deshacerlos, aunque sea contando la verdad.

Adiós a Carlota Leret O’Neill


Carlota, la hija del capitán Leret

Carlota Leret estaba acostumbrada a vadear todo tipo de tormentas, en una vida que le fue adversa desde muy pequeña, concretamente desde el mes de julio de 1936, en Melilla. Una adversidad la ha perseguido hasta su último país de adopción, Venezuela, y hasta su mismo final.

El rigor del bloqueo y la ruina del Estado venezolano y de la República Bolivariana, a los que se sumó la pandemia del Covid, y que le impidieron recibir en persona la Medalla de Oro de la Ciudad de Melilla en 2020. Algunos problemas de salud que había superado con su tenacidad acostumbrada, como la implantación de un marcapasos en marzo del presente año.

Nos habíamos acostumbrado a que Carlota Leret podía con todo y que siempre volveríamos a verla una vez más. Sin embargo, las complicaciones de un imprevisible accidente doméstico, sucedido en los primeros días del mes, la llevaron al fatal desenlace de su fallecimiento, el día 7 de agosto, cuando todavía tenía mucho que decirnos.

Carlota Leret está presente en mi vida desde el año 2000, y en El Alminar desde el mismo año de su creación en 2011. Carlota apareció en la historia de Mellilla en el verano de 2000 y desde entonces se constituyó en el gran símbolo de la Memoria Histórica de la ciudad. Siempre sumó amigos/as en sus numerosas visitas a nuestra ciudad, y en Madrid, en dónde tenía su residencia de España.

Removió el cielo y todos los archivos para recuperar la memoria de su padre, encontrando grandes apoyos en el Ejército del Aire, pero no logró su otro gran objetivo, el más importante, el de remover la tierra y localizar los restos de «su papá», como le llamaba, aunque para todos nosotros/as sea el capitán Leret. La dimensión personal y humana nunca debe perderse de vista, porque Carlota buscaba a su padre, por encima de cualquier otra cosa. Incomprensiblemente, ningún Ministro de Defensa dio la orden de abrir la fosa en donde yacen sus restos. Sin embargo, para el dos veces golpista, dos veces laureado y dos veces enterrado, José Sanjurjo Sacanell, todo fue posible. Pasaron también los fuegos artificiales del aeropuerto Virgilio Leret. Aunque de esto último la responsabilidad recaiga compartida con la otra parte de su familia, los autodenominados como «los Leret», que prefirieron denegar la autorización para que el aeropuerto de Pamplona llevará su nombre, antes que tener que compartir ese honor con sus hijas legítimas y de sangre. Cuando alguien denomina a su página como «la verdad», es que solo cuenta lo que no lo es.

A la verdad se la reconoce, pero no se anuncia. La verdad de Carlota Leret O’Neill resplandece por sí sola, aunque ella ya no esté. Nunca respondió a los desaires recibidos, como el que la impidió recitar los versos de su madre en el fuerte/museo de Victoria Grande de Melilla. Se dio por satisfecha con la representación entre sus muros, en 2021, de una recreación de Romanza entre Rejas, a cargo de la compañía de Ceres Machado. Descansa ya para siempre, apreciada e inolvidable amiga Carlota, con tus padres, y tu hermana Maria Gabriela.