Encontrarás dragones (Hic sunt dracones)


n         A lo largo de todo el pinar de Valsaín, a solo unos pocos kilómetros del Real Sitio de San Idelfonso ó La Granja. Los meandros del río Eresma en su viaje hacia Segovia, forman una serie de pozas en donde es posible el baño, reencontrarse con la naturaleza y el silencio. En una de esas pozas, con la única compañía de las libélulas, aparecieron los dragones, en este caso el lagarto  ocelado. Hemos podido observar durante tres días a esta pequeña familia de hermosos lagartos ocelados en la ribera del Eresna. Prefieren este tipo de habitar, bosque despejado y la compañía de un río. Se mantuvieron siempre entre cautelosos y curiosos, y nos observamos con la misma atención. Es una especie amenazada, de hecho, nunca había los había visto, pese a las tres largas décadas de visitas a este lugar.

          Hic sunt dracones (aquí hay dragones), es una vieja leyenda que se escribía en los mapas, en territorios ignotos y sin explorar. Encontrarás Dragones es el título de la película que sobre la vida de San Josemaría Escrivá, se estrenó hace unos años, para compensar en algún modo, la imagen negativa que pesaba sobre su fundación, el Opus Dei, en el libro y luego película de El Código Da Vinci.

             El fanático sacerdote Silas, se ha visto correspondido en la actualidad con el sacerdote español  Ángel Vallejo Balda, que conspiraba y filtraba documentos para socavar la labor del Papa Francisco. En el Vaticano se está librando una intensa y profunda lucha entre La Prelatura, y la orden negra, o La Compañía de Jesús, a la que pertenece el propio Papa.

              A lo largo de una vida, de una actividad social, política o de comunicación, hay ocasión de encontrarse con dragones. En El Alminar, a lo largo de estos cinco años, han aparecido dragones.  Por eso recurrimos a las máximas y preceptos de San Josemaría, alguna de gran valor, contenidas en su obra Camino, como ésta, la 688: «Otra vez, que han dicho, que han escrito..en favor, en contra…con buena y con menos buena voluntad…: Reticencias y calumnias, panegíricos y exaltaciones, ..sandeces y aciertos. ¡ Tonto, tontísimo!: ¿Qué te importa cuando vas derecho a tu fin, cabeza y corazón borrachos de Dios, el clamor del viento o el cantar de la chicharra, o el mugido, o el gruñido, o el relincho?.         Pues eso hacemos, pese a que intenten salpicarlos con pendencias, de las que no formamos parte. Hemos escogido este oficio, o cruz literaria y vamos derechos hacia el fin que nos hemos propuesto. No nos falta de nada en este camino, ni colaboradores, ni amigos/as, ni tampoco dragones.

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Las mareas de Melilla


                                            Parábolas de las mareas

                     Las mareas son un fenómeno que dan para símiles, parábolas y todo lo que uno quiera. Las mareas en Melilla son casi inexistentes, como en todo el Mediterráneo, en eso no somos una excepción. Las mareas políticas de Melilla no existen en el terreno social, y eso sí resulta paradójico, y nos sitúan  fuera del juego político español. En una democracia, la única posibilidad de cambio radica en los votos, y en nuestra ciudad, los cambios producidos por los votantes son casi tan imperceptibles como sus mareas. Esto provoca un inmovilismo político, social y cultural, que nos hace estar cada vez más distanciados de la España continental europea. Solo hace falta viajar para comtemplarlo, para establecer diferencias y comprobar la evolución de todo lo que nos rodea. El cangrejo ermitaño se mueve hacia atrás o de lado, como todos los cangrejos. La patella permanece inmóvil siglo tras siglo.

             Hasta este año no habíamos conocido las mareas atlánticas de Isla Canela, en Huelva. El océano, el que tan bien conocía el almirante de la mar océana, Cristobal Colón. El agua se retira casi un kilómetro de la línea de costa, y la diferencia de nivel supera los dos metros. Cuando la marea cambia de sentido y el agua empieza a subir, pleamar, lo hace de modo constante y las olas producen un sonido parecido al de un motor.

            Nada que ver con nuestras casi imperceptibles mareas, que pueden observarse en la antigua dársena pesquera. Esos pocos metros que desciende el mar, dejan al descubierto las patellas ferrugineas de Melilla, el ser vivo más inmóvil de la mar y del océano. Nos interesa sobre todo, señalar el momento en el que de modo imperceptible, la marea cambia de sentido. Es un fenómeno muy complejo, como casi todo lo que nos rodea. La pleamat descubre un mundo que antes era imposible de ver, pero siempre hay que estar atentos a su cambio de sentido. La pleamar, movimiento ascendente, puede dejar aislado a más de uno, en su pequeña isla.

 

 

El oficio del Alminar


 

La cruz frente a la persecución

      El puente del Guadiana comunica dos países en Ayamonte, un túnel une lo que separa una montaña, como éste de Gádor. Ocurre que a veces hay quienes no están dispuestos a atravesar ese puente, ni siquiera mirar al otro lado del túnel. Hay personas que viven encerradas en si mismas. El Alminar es un puente, un faro, un túnel que comunica diferentes mundos, en el que escriben aquellos que quieren, y leen muchos más. No hay tema que no hayamos tocado, el abanico que hemos desplegado sirve para que todo el que quiera, encuentre aquí algo, que venga y vaya cuando le apetezca.

      Los artículos que presentemos están elaborados desde la perspectiva más amplia posible, y con la mayor objetividad de la que somos capaces. Hacemos uso de la «Libertad de expresión», derecho consagrado por la Declaración Universal de Derechos Humanos, y por la Constitución Española. Nos movemos dentro de sus márgenes, en la parte central, sin siquiera rozar los límites. A lo largo de 1752 artículos, varios miles de imágenes, 15.000 comentarios, centenares de colaboradores, millones de palabras, y miles de imágenes, no hemos hecho una sola crítica personal. Hemos admitido críticas muy adversas, y pese a todo, hay quienes se han marchado de aquí muy airadas. No le hemos cerrado la puerta a nadie, la entrada y la salida es libre en El Alminar.

           Hace cuatro años, en julio de 2012, nos anunciaron la interposición de una demanda. Cuatro años después nos anuncian otra, casi en las mismas fechas, casi por los mismos motivos. Si la primera carecía de motivos, esta segunda está interpuesta contra lo inexistente. Nos acusan de lo que no hacemos, de lo que no hemos escrito. El objetivo es amedrentarnos, instalar el temor, que no escribamos sobre determinadas cosas, que la libertad de expresión quede en libertad vigilada. En la anterior ocasión dejamos pasar el tiempo, esta vez vamos a salir a defendernos, vamos a solicitar el amparo de todas las instituciones con jurisdicción sobre esta materia. Implicaremos a todos, porque nos persiguen sin motivo.

        Hemos criticado muchas cosas, hemos ofrecido cientos de soluciones sobre los problemas de la ciudad, en la que vivimos y que a todos nos afectan, pero hemos sido absolutamente respetuosos con las personas al frente de los «poderes y cargos públicos». Nadie podrá encontrar nunca en El Alminar, la menor referencia despectiva hacia cualquier persona. Hemos suprimido y podado muchos comentarios, porque resultaban demasiado personales. No queremos caer en lo que otros hacen, y de lo que luego acusan a los demás. Si alguien pensaba que no íbamos a hablar de esto, es que no nos conoce.

             Nos subimos a la elevada Santa Cruz de Gádor, en Almería, para conseguir la mayor perspectiva posible. Desde allí contemplamos todo con absoluta humildad, con total conciencia de nuestra pequeñez. Mostramos lo que vemos y lo que otros pueden comprobar. Somos perseguidos y quizá, incluso odiados por unos pocos, pero son muchos más los que nos apoyan. Buscamos y nos apoyamos en los hombres y mujeres de buena voluntad, frente a los que han convertido el saludo de «paz y bien» en santo y seña de la intolerancia.

            En estos días, de conmemoración del Alzamiento del 17 de Julio, se ha podido ver cómo el Alminar es puente de comunicación, de la verdad, y de las personas. Utilizamos el sustantivo cruz, en sentido literario y religioso. Nos servimos de las dos cosas, y servimos a ambas, aunque sea difícil de comprender, pero no hay temas vedados a nadie, ni nadie que pueda apropiarse de la cruz, ni de símbolo alguno. Nos mantendremos firmes frente al silencio que oculta el mal, y que sea la voluntad de Dios.

         Nota:https://elalminardemelilla.com/2013/07/08/el-alminar-es-objeto-de-una-demanda/

El origen del Mal


             ¿Cuándo empezó el Mal que actualmente conocemos?, ¿cómo acceder a información sin contaminar?, ¿es lo mismo el Estado Islámico que Al Qaeda o el Daesh?. Para poder empezar a explicar algo, hay que poner una fecha al  origen, un instante de inicio?. ¿Quién se acuerda ya de «los señores de la guerra afganos»?. ¿Significan algo ya en estos tiempos los nombres de Gulbuddin Hekmatyar, Abdul Rashid Dostum,  Burhanuddin Rabbani, o el mítico Mohammad Omar, más conocido como el Mulá Omar, célebre por huir de los helicópteros soviéticos en un ciclomotor, tras derribarlos con sus lanzacohetes (tipo rpg de fabricación norteamiericana) de un solo disparo, el Mulá Baradar, o el túnel de Salang?.

             Todo esto comenzó en diciembre de 1979, cuando el ejército de la Unión Soviética entró en Afganistán, con la excusa de sostener a los partidarios del presidente  de la República Popular de Afganistán, Mohammad Taraki, depuesto tras un golpe de Estado, en un territorio ya amenazado por el incipiente movimiento talibán, fundado en la frontera paquistaní.

                  El ejército de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), se metió en un avispero del que salió muy mal parado en 1989. Otras de las intenciones de aquella invasión, fue evitar la influencia del incipiente islamismo, en las entonces repúblicas socialistas de Asía. Nada se evitó, porque la URSS se desintegró en 1990, y las repúblicas asiáticas formaron Estados independientes. Sin embargo, aquella invasión lejana, fue aprovechada por Estados Unidos, para socavar el régimen socialista soviético, imponer nuevas de sus dañinas sanciones económicas, y provocar el colapso económico de su antagonista político, cosa que sí consiguieron.

      Los Estados Unidos proveyeron de abundante material militar, asesores militares norteamericanos, y de una lluvia de millones de dólares, a todos los grupos islamistas  que combatían a los soviéticos, agrupados bajo las denominaciones genéricas de Alianza del Norte o movimiento Talibán, y entre cuyos nombres más destacados figuraba ya el de Osama Bin Laden, convertido luego en terrorista internacional y fundador de la organización criminal Al Qaeda. Una vez conseguida la marcha de los soviéticos, Afganistán se convirtió en la universidad del islamismo radical, en una república presidida por  el pastor y clérigo, mundialmente conocido como el Mulá Omar.

             Tras el repliegue ruso en 1989, la República Popular de Afganistán vivió una lenta agonía, con cada vez más territorio conquistado por los talibanes, que entraron en kabul en 1996, ejecutando de modo salvaje al último presidente Mohammad Najibulá. Ya hemos establecido el origen de dos movimientos que siguen presentes en la región, de la que los estadounidenses se olvidaron, hasta la brutal reaparición de Al Qaeda en el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, del que se cumplirán 15 años en próximo 11 de septiembre, y 20 desde la caída de Kabul en manos de los talibanes, en el mismo mes. Nada se ha resuelto desde entonces.

               Hoy es un hecho claro y asumido, que tras la primera Guerra del Golfo en 1991, Iraq quedó sin capacidad armamentística para atacar a nadie. La segunda Guerra del Golfo en 2003, no solo supuso en error estratégico y político de la coalición liderada por Estados Unidos, sino que además, se basó en un mentira (la existencia de armas de destrucción masiva en manos de Saddam Husein. Tras la descomposición del Estado iraquí, amplias zonas quedaron sin control, y en ellas se ha establecido lo que conocemos como Estado Islámico, el acrónimo DAESH, o el califato del Levante, en realidad un nuevo estado en formación; dentro de un territorio, en el que está reorganizándose un nuevo mapa político de la zona. Esta es la tesis del reciente libro La trampa DAESH, del francés Pierre-Jean Luizard.

              Por primera vez, hay Estados lo suficientemente poderosos, con oscuros grupos económicos de incalculable poder de presión detrás de ellos y de sus acciones, capaces de alterar el mundo conocido. Puede descomponer naciones o establecer otras nuevas. Siria, Iraq, Libia,  no volverán a existir nunca como las hemos conocido.

           El problema, y eso es lo que estamos, están pagando con sus vidas los ciudadanos de a pie, es que los cálculos que realizan en sus mesas geoestratégicas, generalmente no les suelen salir como esperaban.

Cinco imágenes de Melilla


             No diremos jamás aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor, pero al menos sí parecía más verde, mas frondoso. En 1976 el generalísimo Franco había muerto, y Melilla ni siquiera tenía una estatua dedicada al dictador. Probablemente era la única ciudad de España que no lo había hecho. Todas las estatuas del tirano, tanto la pedestre como la ecuestre, son erigidas al menos cuatro años después de su muerte, lo que convierte todo en algo más inexplicable. La nostalgia suele ser casi siempre mala. Es bueno recordar cosas, pero no dejarse llevar por la nostalgia.

    Todas estas postales son de la década de 1970, y hay algunos aspectos interesantes que merecen destacarse. El primero es que la ciudad tenía más zonas verdes que en la actualidad, y que eran incluso más frondosas. El monumento a los Héroes de África, en la plaza de España, estaba mejor conservado sin la fuente de agua que lo está destruyendo, y que instaló el alcade Mir Berlanga. A pesar de estar todavía el mosaico del águila maligna, que retirara el ayuntamiento del socialista Gonzalo Hernández, el aspecto de la plaza difiere poco del actual.

        La postal más interesante, es la vista general de la ciudad, desde el Cerro de Camellos, en el que se aprecia el aspecto original de la mezquita del Habús, destruida por un rayo en 1980, y que hemos sacado en detalle. La mezquita antigua, inaugurada en tiempos de Gómez Jordana, tenía un acceso distinto, un patio y un frondoso árbol en su centro. La mezquita quedó en ruinas hasta que fue rehabilitada bajo el mandato de Gonzalo Hernández.

         También puede verse el antiguo aspecto de los bazares del mantelete, la estatua del «fundador» de la Melilla española, Pedro de Estopiñán, en su posición original, y que fue desplazada durante el mandato del popular Ignacio Velázquez. La demolición del resto de la Estación de Autobuses, dio paso con el tiempo, a la actual Plaza de las Culturas.

La ciudad tras los terremotos


              A lo largo del día 13 de julio la falla de Alborán Sur ha registrado tres nuevos movimientos sísmicos, de magnitud de 3,6, 1,9 y 2,3 respectivamente, entre las 02h 25´y las 21h 34´. Ya no son percibidos por la población, ya no son objeto de noticias o de información, pero el terreno y las edificaciones sí dan cuenta de su existencia. El día anterior, 12 de julio, se produjeron otros dos movimientos de magnitud 3,3 y 2,2, en el plazo de una hora, entre las 3 y las 4 de la madrugada. Los movimientos siguen registrando un persistente secuencia, bien procedan de Alborán Sur, Norte y Oeste.

                    Queremos decir con esto que los terremotos de Alborán, y sus consecuencias sobre la ciudad, deberían ser el primer objetivo de la agenda del Gobierno Local, sobre todo tras la decepción de que los 12,9 millones de euros en valoración de daños sobre edificios, se quedaran en tan solo un respaldo de 4,5 millones por parte del Gobierno de España, del que se presume que está atento a lo que pase en Melilla. La frase del Consejero de Fomento: «nunca dijimos que nos fuesen a dar todo», debería pasar a los anales del reconocimiento de la ineficacia política y de la gestión administrativa.

                     La realidad es que sólo recibirán ayudas para reparar sus viviendas y edificios, aquellos propietarios e inquilinos,  que tengan contratados seguros de hogar y de edificio. El Consorcio de Compensación de Edificios, o sea, el Estado, solo responderá por las inmuebles asegurados. La Ciudad de Melilla no tendrá ni para cubrir los gastos. No saben todavía cual será el proyecto para la rehabilitación de los torres del Palacio de la Asamblea. Volvemos a reiterar que la denominada como torre sur tendrá que ser demolida. Muchos edificios del «Centro modernista», no aguantarán más sacudidas sísmicas, que sin embargo se siguen produciendo.

                  Hay una realidad oculta e invisible a los ojos de los ciudadanos, pero mucha gente del Centro de la ciudad, y del barrio del Tesorillo, están viviendo en edificios arruinados. Hemos entrado en dos, que están completamente apuntalados, con grietas de gran tamaño, desde el portal hasta la azotea. Uno se encuentra en la calle de Luis Morandeira, el otro es muy conocido, La Casa de los Cristales, en la que cedieron dos pilares, y que ha dejado la escalera de mármol al mismo borde del desplome. Mucho de lo que hoy contemplamos está en el límite de la ruina. Todavía no se ha resuelto el problema de las familias desalojadas. El gobierno de la ciudad vive en la irrealidad.

            Es urgente la creación de un comisión de seguimiento sobre los daños provocados por los movimientos sísmicos. Melilla se desmorona.

Atasco en el puente


        Han sido días de vientos y lloviznas cargadas de arena. Todos los automóviles de la ciudad han quedado impregnados de una capa de tierra rojiza, como si todos hubiésemos salido al desierto. Lo insólito, es que la ciudad con la tasa de más  coches del mundo por habitante, tengo solo un lavacoches automáticos, y que no tenga estaciones de servicio al estilo de las que suele haber en Europa. El consumo de gasolina en la ciudad es uno de los negocios más prósperos, porque la conducción en ciudad dispara la media de consumo, incluso en los automóviles más modernos. No hay quien baje de los 12 litros cada 100 kms. El beneficio de este tipo de servicio es uno de los más elevados de la urbe, sin embargo, la inversión no se corresponde con las necesidades del automovilista local.

          En el mundo moderno, el del siglo XXI, las gasolineras cuentan con mini-mercados, venta de periódicos y revistas, e incluso cafeterías. En la sociedad actual, nadie puede desprenderse del coche durante una hora, coger turno desde el día anterior, y esperar a que te devuelvan el coche. Se necesitan estaciones con máquinas de lavado automático del vehículo. A lo largo de todos estos días, los esforzados trabajadores del lavacoches del Puente del Ferrocarril, no daban abasto para satisfacer la demanda de limpieza de vehículos. En Melilla no hay nada que esté a la altura de lo que se ofrece más allá del Mediterráneo. Con tanto vehículo, con tanto consumo de combustible, los usuarios melillenses deberían tener otras opciones para lavar el vehículo, que no sea en la calle, o en una interminable espera frente al único lavacoches  semi.automático del Puente.

   Nota:https://elalminardemelilla.com/2015/08/31/lavacoches-en-melilla/