Imágenes del Casino Español


¿Es el Casino Español una de la obras emblemáticas de Enrique Nieto? ¿Podría este edificio tener un uso institucional o comunal? ¿Debería adaptarse antes de que el deterioro avance y sea más onerosa su conservación? La respuesta a estos interrogantes es sí, pero hay que tener proyectos e ideas.

La administración local paga dinerales en alquileres para parte de sus oficinas de atención al ciudadano, algunos muy incómodos, mientras la ciudad se llena de edificios vacíos en un centro urbano que pretende ser escaparate turístico y su motor económico.

Hace ya muchos años que nadie sube por estas impresionantes escaleras, salvo los integrantes de la junta directiva, y muchos más años desde que nadie transita por su interior. Casi la mitad de los melillenses ya no recuerda nada del interior de este espléndido edificio, una de las joyas urbanas del modernismo melillense. La principal entrada principal se encontraba en la fachada de la avenida principal, que ha contado con diferentes denominaciones, la actual es Rey Juan Carlos I.

Según la única edición histórica del Callejero de Melilla de la Asociación de Estudios Melillenses, el Casino Español es la asociación más antigua de Melilla, con origen fundacional en la ciudad vieja. En 1910 compraron el solar sobre el que se ubica el edificio y le encargaron el proyecto a Enrique Nieto, que desarrollo en las tres primeras décadas del siglo XX la mayor parte de sus 102 obras, según el Cronista Antonio Bravo, en su obra La ciudad de Melilla y sus autores.

La ciudad nueva, la neoclásica, la modernista, la art decó, eran partes de un conjunto ilusionante de una urbe europea que se abría sobre el norte africano. Los mazazos de las tres guerras (1909, 1921, 1936) irían erosionado y deteniendo ese magnífico empuje. Desde este blog primero y después desde la página y grupo Facebook, Melillenses por la Defensa del Patrimonio Histórico, con casi 900 integrantes, se intenta dar a conocer todo lo que todavía queda en pie, y evitar una mayor pérdida patrimonial.

El edificio consta de una planta baja, en donde estuvo la última cafeteria hasta la década de 1980, y también dispone de otras dos más con amplios salones, en el que se han celebrado todo tipo acontecimientos. Tiene una biblioteca y todavía mantiene lámparas, cuadros y mobiliario con al menos un siglo de antigüedad. En los años de decadencia sufrió un importante expolio ornamental y bibliográfico.

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Melilla 1983


Barriada de La Constitución

Melilla, como casi toda España, salió muy pobre del franquismo. Era un ciudad paupérrima, Rafael Ginel Cañamaque, el primer alcalde constitucional, disolvía la UCD en 1983, y se retiraba de la política. El modernismo estaba en ruinas, tras décadas de desatención. Casi toda la ciudad era de planta baja y las condiciones de los barrios y de las viviendas eran muy deficientes. Las llaves y nombres de los adjudicatarios se entregaron en marzo de 1983 y las familias empezaron a residir en el mes de junio.

La primera barriada residencial popular construida en la ciudad, para alojar a 400 familias, fue la de La Constitución. Contaba y sigue contando con una asociación de vecinos, diversos locales de negocios, y con el tiempo, se edificaría un colegio en la linde del barrio.

El único problema fue que se edificó sobre la ladera de una colina, por lo que la nivelación del terreno resultó imposible. Melilla, como Roma, está asentada sobre 7 colinas. La urbanización fue proyectada bajo el amparo de Unión de Centro Democrático y las viviendas fueron entregadas con el primer gobierno socialista, que alcanzó su primera mayoría municipal en mayo de 1983. La última etapa de los gobiernos ucedistas estuvieron dominadas por los escándalos del cemento con aluminosis. El mercado de mayoristas, que tuvo que ser derribado o los esqueletos de hormigón de los que hoy constituyen la urbanización de Minas del Rif, y que se mantuvieron en estado espectral durante una década.

En aquellos tiempos y décadas, conceptos como la accesibilidad no existían. La diferencia de altitud entre la parte baja y alta del barrio es muy notable, tanto que crean dificultades que no han sido resueltas, pese a que la barriada cumplirá ahora 40 años, casi los mismos que la Constitución a la que homenajea. Enormes desniveles, eso sí, sobre una tierra fértil, lo que hace que tenga uno de los mejores bulevares urbanos. Las rampas, las escaleras, los desniveles, e incluso trincheras sin muros siguen presentes, sin que nadie les encuentre solución.

Una de las primeras medidas llevadas a cabo por el nuevo gobierno municipal de Gonzalo Hernández fue la de retirar el nombre del Generalísimo para la avenida principal, que se mantenía incólume en 1983. Quizá fue una de las últimas capitales en retirarlo de su callejero. A las elecciones concurrieron Alianza Popular, el Partido Socialista, la Unión Melillense Independiente de Pepe Imbroda, dos listas vecinales, el Centro Democrático y Social, y el Partido Nacionalista Español de Melilla. El PSOE de Gonzalo Hernández consiguió 14 concejales, 6 AP de Eduardo Guerras y 5 concejales para la UMI. En ese año se instaló el monolito de la Constitución en el borde de la plaza de España.

La sinagoga de la Luz Sagrada


Or Zaruah, la Luz Sagrada, obra de Yamin A. Benarroch y de Aquiba Benarroch, para el perpetuo recuerdo de su nombres y para uso de toda la comunidad israelita de Melilla, por los siglos de los siglos.

La disposición y entrada de la luz, las lámparas, la Menorah, el recuerdo de los que ya no están, porque los nombres no deben ser olvidados, la llama perpetua y los rollos de la Torá, permanentemente tapados salvo en el Sabbat, y a los que nunca se debe dar la espalda una vez que las cortinas del Aron Kódesh los muestran. También llamado Hejal, es el armario ritual que representa el Arca de la Alianza. En una sinagoga todo es representación y recuerdo del Templo de Jerusalén, destruido por los romanos en el siglo I. Ya no se volverá a edificar otro hasta el fin de los tiempos.

No hay sensación de vacío en una sinagoga, porque están llenas de lámparas, de muebles, de bancos, de ornamentos, de libros y estanterías, y de todos aquellos elementos que los fieles judíos quieran. En el centro se sitúa el Bimah, similar a los púlpitos cristianos, desde el que el rabino dirige la oración, que se realiza tres veces al día; y que llena la estancia.

No suelen prodigarse las visitas interreligiosas en los templos, y más cuando son templos activos, con culto. Sin embargo, un católico no debe sentirse extraño en templo alguno, porque hay elementos rituales comunes, y mucho menos en una sinagoga, en la que teológicamente, aquél al que se dirigen las plegarias, al Eterno, es el mismo Dios al que se dirigía Jesucristo. Las monoteísta son religiones orientales y esto se evidencia más en la iglesia Ortodoxa, con más elementos comunes con las sinagogas que las romanas. Pese a todo, las distancias vivenciales y litúrgicas son enormes. El algún momento se tiene la sensación del regreso a la casa del Padre, pero también la inquietud de sentir que en algún esa relación se enfrió y se tornó distante. No es posible elevar un rezo católico en una sinagoga, ni celebrar un rito judío en un templo cristiano, y esto, conceptualmente resulta extraño y difícil de explicar, porque todo viene del mismo libro, aunque el orden de los libros de la Torá y el Viejo Testamento católico sean diferentes.

La tradición judía o Mishná y la de los Padres de la Iglesia, evolucionaron hasta convertir a estos dos religiones en completamente divergentes e incluso antagónicas. Un desencuentro absoluto en el plano teológico. Todas las plegarias judías están dirigidas hacia Adonai y son enormemente parecidas a las que los católicos entonan hacia el Padre. Tras la expulsión de los judíos sefarditas en 1492, casi todo rastro de sinagogas, cementerios, bibliotecas, viviendas, quedó completamente borrado de la península ibérica, que probablemente habitaban desde el siglo II, cuando llegaron los primeros contingentes de la gran diáspora provocada por la destrucción del general romano Tito en Jerusalén y la liquidación de Palestina. Es el mayor error de la historia de España, inducido probablemente por una sola persona.

Bendito eres tú Adonai, nuestro Dios Rey del Universo. Por favor, escucha mi plegaria en este momento, por el mérito de Sara, Rivka, Rajel, y Lea mis madres. Ilumina nuestra lámpara que no se apague jamás. Ilumina tu semblante y sálvanos. Amén.

La edificación es de Enrique Nieto con materiales nobles. Las yeserías y molduras de Vincente Maeso. Todos los detalles están cuidadosamente escogidos, como las 14 ventanas que representan a las 14 tribus de Israel. Lo único que resulta extraño es que no esté situada en la planta baja.

Nota:https://www.clarin.com/viste/descubren-sinagoga-siglo-xiv-espana_0_i8fCGwtLJX.html

El gran alminar de Sidi Ouariach


El alminar o minarete redondo de Sidi Ouariach quedó totalmente arruinado tras los episodios sísmicos de 2016, de los que se cumplirán 6 años el próximo día 25. Así lo reflejamos en un artículo del mes de abril. Tres años antes habíamos subido hasta su parte más alta y ya comprobamos su deteriorado estado, con el cemento en descomposición y la casi inaccesibilidad hasta la parte alta, en donde estaban los altavoces y el pararrayos. Desde el punto de vista artístico era un minarete fuera de lugar, redondo, cuando casi todas las torres de oración del norte de África son cuadradas, porque esa es la tradición arquitectónica dominante norteafricana. Era demasiado grueso como para imitar a los finísimos y esbeltos alminares otomanos. En realidad era un mazacote, y desde 2016 una ruina en proceso de desmoronamiento.

Desde el pasado verano, se están llevando a cabo las obras de ampliación del cementerio musulmán, el mejoramiento de los accesos e instalaciones, la ampliación de las zonas comunes, de la mezquita, y también se edificará allí una madrasa o escuela islámica ,y la sustitución del alminar. Ya está casi derribado el viejo y se ha iniciado la cimentación y el primer cuerpo del nuevo , que constará de cinco cuerpos y cúpula.

Nada de esto sería reseñable, si no fuera porque esas obras están colindantes con el perímetro fronterizo, y porque esa es la senda de aproximación a la pista del aeropuerto de Melilla en su cabecera norte. ¿Puede elevarse frente a ella, aunque esté en un lateral, una torre de 26 metros de altura, que sería la más alta de la ciudad?

Suponemos, aunque nadie ha dicho nada al respecto, que la edificación cuenta con los respectivos informes y avales de AENA, la Agencia Española de Navegación Aérea, del Ministerio de Defensa y en ultima instancia de la Delegación del Gobierno. AENA debe certificar la no intromisión de la torre en las rutas de aproximación y despegue. Recordamos aquí, que se pretende que lleguen hasta la ciudad aviones más grandes, que necesitan de una requisitos distintos a los actuales. Tienen que iniciar el descenso desde mayor distancia y necesitan giros más amplios para su aproximación y alineamiento.

Pero existe algo más, la Ley 8/1975 de 12 de marzo, de zonas e instalaciones de interés para la Defensa Nacional. Este Ley, no derogada por La Constitución, y de la que hablaremos en otras ocasiones, atañe directamente a Melilla, y regula las construcciones en el perímetro de Defensa de Melilla, que no pueden existir, salvo que estén autorizadas, en una zona de exclusión de al menos 200 metros desde el límite fronterizo. Es por otra parte lógico que no pueden existir edificaciones que alteren la visibilidad y la maniobrabilidad en el entorno más inmediato a la frontera. Cualquier obra debe contar con el visto bueno del Ministerio de Defensa y la aprobación de la Delegación de Gobierno. Esta Ley es tan importante, que obliga a que cualquier compra o venta de inmuebles o terrenos dentro de Ceuta y Melilla, cuenten con la obligatoria firma del delegado/a del Gobierno en la ciudad.

Si todo está en orden, la noticia solo es que ya ha caído el viejo alminar y que ha comenzado la instalación del nuevo, pero esa Ley existe, y también es parte de la noticia.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/04/07/sidi-ouariach-la-ruina-del-alminar/

¿El monumento fusilado?


Decía Wittgenstein que nunca podremos estar seguros de haber dicho la última palabra sobre nada, porque en realidad esa última palabra nunca llega, porque no existe. Llevamos más de dos décadas escribiendo sobre el este monumento, pero nunca habíamos escrito lo que vamos a contar ahora, porque ni lo sabíamos, ni nadie nos lo había contado.

Es la historia de un viejo amigo, residente en el Centro Asistencial, pero que sale a tomar café con churros una vez por semana, en la pequeña cafetería del mercado del Buen Acuerdo. Me lo contó la semana pasada y confieso que no le creí nada, porque a lo largo de todos estos años me han intentado colar historias de todo tipo-. Sin embargo, en El Alminar se comprueba todo, para evitar que nos cuelen posibles historias de dudosa factura.

El viejo amigo nos insistió esta semana, y hoy mismo hemos repasado la estatua del requeté, con su fusil, y bandera. Unos dicen que es un legionario, otros que un soldado, pero en realidad es un requeté, que despliega la bandera carlista. Ya conocemos que la estatua fue obra del gran retratista melillense Vicente Maeso, que el proyecto dicen que fue de Enrique Nieto pero no ha podido comprobarse, que es el monumento conmemorativo al «alzamiento nacional», que homenajea la sublevación franquista contra La República y que nadie se ha atrevido a quitarlo. También dicen que debajo hay una fosa con falangistas caídos en los frentes, pero es mentira. Hay tantas historias como personas con las que se hable.

Tiroteo sobre el monumento

-Mi amigo me dijo: «Cuando el alzamiento, él lo llama así, había muchos masones y comunistas que pedían perdón en los periódicos, hasta que un día un militar escribió que ya estaba bien de lamentos públicos, que quien quisiera redimirse se alistase en La Legión, y allí fueron muchos», Solían cumplir su máxima de: a nadie importa mi vida anterior, esto es cierto. Así que sus filas se llenaron de republicanos, comunistas y masones no significados. Mucha gente anónima, de los que muchos murieron en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Había que tener cuidado de que la identidad anterior no fuese descubierta.

El caso es que un legionario, eso decía nuestro amigo, no pude soportar más esa doble vida, ese ocultamiento constante, y una noche, de madrugada, tiroteó el monumento desde todos los ángulos posibles. Debía ser buen tirador y rodeó el monumento disparando de modo certero sobre la figura. Le apuntó a los testículos, al corazón, al cuello, a los muslos, a la cabeza. Debió de vaciar el cargador de una pistola. Si llega a ser un humano, lo hubiese dejado muerto sin ningún género de dudas. La efigie está acribillada. Los agujeros de los disparos fueron rellenados y la imagen fue pintado. La luz solar resalta los orificios de las balas. Está más acribillado que el techo del Congreso de los Diputados. Dicen que el legionario escapó a la zona francesa del Protectorado, que se pidió su entrega a las autoridades para fusilarlo convenientemente, pero que los franceses, ya en plena Guerra Mundial no quisieron entregarlo y le salvaron la vida. Nunca se supo su identidad.

Nuestro amigo nos prometió revelarnos más cosas, no quiere llevarse secretos al más allá. Y hay muchos.

La cafetería Martínez


   Poco a poco, casi sin notarse, van desapareciendo establecimientos y nombres emblemáticos de la ciudad. La cafetería Martínez, frente al ambulatorio de la calle del General Polavieja, ha colocado el cartel de «Se vende», junto al rótulo con el nombre de la cafetería. Sigue manteniendo su actividad, aunque ya sólo en horario de mañana.

  Desde su apertura, es una cafetería intercultural. Junto al clásico té moruno con churros, podía beberse un café con leche, un carajillo o una copa de anís, elementos clásicos de los desayunos de aquellos años, y que ya no están en boga en estos tiempos.  A mediados de la década de los 90 era también un locutorio, un lugar para mandar fax, y con la universalización de Internet, fue una sala de conexión, con ordenadores disponibles para enviar los primeros correos electrónicos, y conectarse para enviar o recibir información. Los conocidos como cibercafés y que ya han pasado a la historia.

    Está situada junto a otro establecimiento emblemático, la cafetería España Dos, que ha pasado por diversos cambios de propietarios en los últimos años. Ambos eran y son, lugares de desayuno habitual para los/as trabajadores y usuarios del Centro de Salud Zona Este.

   Al llegar la crisis de 2009, fue uno de los primeros locales en establecer el «desayuno pagado», bien con las propinas o dejándolo pagado directamente. Con este sistema solidario, se acumulaban desayunos para quienes no pudieran hacerlo.

   Ante el frenético ritmo de cierre y transformación de comercios, cafeterías y ante el riesgo de no poseer fotos ni recuerdos, últimamente, solemos fotografiar aquellos lugares en los que una vibración imperceptible indica la proximidad del fin o de un cambio. Se trata de dejar memoria y testimonio. Así hemos salvado a muchos locales en los que nos hemos dejado vida y recuerdos, de la desmemoria. Prácticamente no hay lugar que no tengamos en nuestros archivos fotográficos. Uno de esos lugares que echaremos siempre de menos, es la librería Internacional. Melilla necesita de una librería de libros antiguos.

     La pandemia ha sido muy dura. El año 2020 los locales y negocios permanecieron cerrados casi todo el año. En 2021 se abrió con limitación de aforos y otras muchas restricciones. La cafetería Martínez ha atravesado todas estas visicitudes, y algunas más, como cierre del banco de Santander en la esquina de la misma calle o la desaparición de la antigua residencia de mayores y de otros conocidos establecimientos, como las Bodegas Guerrero. Aún así, la presencia del Cine Perelló y de nuevos establecimientos comerciales, mantiene una adecuada afluencia de clientes.

Como dice la esposa de Manolo, el propietario, y también trabajadora del establecimiento, son muchos recuerdos y muchos años de vivencias en la cafetería.

   

Jesús de Perceval y los indalianos


Almería indaliana

En una calle de la capital almeriense, denominada Jesús de Perceval, languidece arruinada y devorada por la vegetación, una antigua casona que fuera residencia de uno de los más conocidos pintores almerienses, impulsor y creador del movimiento Indaliano, Jesús de Perceval. Almería ejemplifica en grado máximo, el haber sido crisol de todas las violencias posibles, primero con los comités populares revolucionarios, que ajusticiaron a 465 personas, entre 1936 y 1938. Luego recibió los duros bombardeos de la marina de guerra italiana, de la alemana y de la aviación franquista, en todo el periodo de guerra civil (con cifras imposibles de conocer) y finalmente, fue objeto de la represión del nuevo Estado Nacional de Franco, que alcanzó a las 373 personas, según la estimación de Víctimas de la Guerra Civil (1999) de Santos Juliá y otros autores. Almería fue el punto final de la huida y masacre de la población civil, huida de Málaga, tras su asalto final efectuado por las tropas franquistas en el mes de febrero de 1937, en lo que se conoce como «La Desbandá, y que constituyó uno de sus más atroces episodios, junto con la plaza de toros de Badajoz y Paracuellos del Jarama.

El arte en un Estado totalitario

Contamos todo esto porque uno de los papeles de Jesús de Perceval dentro del totalitarismo franquista, en su faceta artística, fue el de imaginero, y restaurador del patrimonio artístico religioso, que había quedado enteramente destruido, tras el incendio de iglesias en la capital almeriense, tras la sublevación militar contra La República, en julio de 1936. Antes de todo, ya era un artista conocido y con proyección dentro de Almería, en el prolífico universo artístico republicano. Luego vino el apagón, y la dureza de la provincia, reflejada en Campos de Níjar de Juan Goytisolo.

Jesús de Perceval creó un espacio físico, esta finca urbana abandonada, en donde se cobijaban artistas de todos los campos, y también un espacio imaginario, el Movimiento Indaliano. Colorido, luminosidad, regreso a los orígenes, al mar común, el mediterráneo, y el uso de una técnica pictórica en desuso, la encáustica. En realidad, para uno de sus biógrafos Antonio F. Gil Kayros, todo fue un movimiento propagandístico, bajo el férreo control de Falange. Perceval era amigo de otro pintor, Zuloaga, el retratista de Franco. El arte tiene poco espacio dentro de los totalitarismos. El nazismo calificó como «arte degenerado» a todas las vanguardias y quemó miles de obras artísticas. La Rusia de Stalin promocionó lo que se denominó como «realismo socialista», que si bien era hermoso, era también mentira. En España sucedió algo similar, desapareciendo artistas y sus obras. Se promocionó el costumbrismo y el retorno a un pasado tan mítico como irreal.

Hasta los primeros años del siglo XXI, con algunas exposiciones y conferencias, se intentó reflotar el proyecto de la Casa Museo de Perceval, pero pasados 20 años desde el 2002, última referencia conocida, todo parece haber quedado en el olvido. Cuando preguntamos en Almería a quién pertenecía esa casona en ruina, nos dijeron el nombre con un susurro. Regresa al génesis del movimiento indaliano, supondría regresar también a ese pasado de violencia que asoló Almería en apenas un lustro. En la actualidad, sus cuadros pueden verse en la Casa Mueso de Doña Paquita.

Nota: https://elpais.com/diario/2002/12/18/andalucia/1040167350_850215.html