Martín Vigil, el sacerdote oscuro


           Pecados tras el confesionario

  Cuando en la década de 1970, aunque el fenómeno venía de antes, los libros del sacerdote de Oviedo, Martín Vigil, inundaban las librerías con sus numerosas ediciones, empezamos a prestarle atención. Sobre todo cuando muchas amigas y compañeras de la escuela y del Instituto, los leían con asiduidad. No nos gustaban los títulos de los libros, ni tampoco su modo de plantear los supuestos temas que preocupaban a los adolescentes de la época. Los libros llegaron sin problemas a la década de 1980. Nos recordaba a los curas preguntones, esos que con rodeos, nunca de modo directo, te preguntaban en las confesiones que si tenías el vicio (siempre respondíamos con otra pregunta ¿el del tabaco?, que si salías con chicas, que si realizábais tocamientos, que si llegabas hasta el final (sin saber en qué consistía eso, porquedesconocíamos hasta el principio). Tal era nuestra inocencia.

No nos gustaba este sacerdote escritor. Su omnipresencia, su influencia, que ya presumíamos como malévola, sobre las adolescentes que conocíamos. En sus novelas, muy sórdidas, se intuía algo maligno. Así pues, iniciamos una particular campaña de liberación, que consistía en buscar sus libros entre amigas, amigos, pedírselos y pegarles fuego en una chimenéa natural que llamábamos «el hornillo Vigil». La idea gustó y tuvimos bastante trabajo.

  El asunto quedó como una anécdota adolescente mas, pero siempre nos estremecía ver sus libros en estantes olvidados, en librerías o bibliotecas, hasta que desaparecieron completamente, e incluso su nombre, que fue borrado de cualquier recuerdo público. Murió en 2011 y no se publicó casi ninguna necrológica suya. Algo había pasado.

          Acusaciones de pedofilia y abusos

  El 5 de abril de 2023, apareció en El País el artículo «Citas y abusos en el piso del cura escritor Martín Vigil». El estremecimiento provocado por el artículo traía también la confirmación de que aquella sospechas adolescentes eran también ciertas. Como alumnos de colegios religiosos (Maristas) estábamos acostumbrado a esquivar las confesiones más escrutadoras, y a los hermanos con «manos largas». Por eso los largas series de preguntas que aparecen en las novelas de Vigil: ¿Sabes qué es la fornicación? ¿Haces el coito? nos impactaban, porque eran esas las preguntas que hasta 1975 oíamos en las confesiones, sin saber qué era una cosa ni la otra. En una de las novelas, uno de los adolescentes pregunta que qué cosa era eso a su madre, porque se lo había escuchado en el colegio como advertencia: «Guardaos de la fornicación«, como si fuese un monstruo que acechaba en las esquinas.

  Que se sepa, al menos se verificaron 12 denuncias por abusos sexuales contra él, pero en Los Jesuitas, su comunidad de origen, existieron sospechas o certezas de esa actividad de depredador sexual, lo que motivo su expulsión de la Orden. Según relata Iñigo Domínguez, sus libros estan llenos de referencias sobre dónde y cómo localizarle en Madrid, o en otras ciudades, como Oviedo. Comprobado esto en unos libros viejos suyos. localizados en los intercambiadores de libros, podemos certificar que sin ningún pudor, en la novela: Y ahora qué Señor Fiscal, ofrece en la última página su dirección exacta, con nombre y apellidos, en el nº 75 de la calle Velázquez, del barrio de Salamanca de Madrid. Sus preferencias se inclinaban hacia los varones (sus descripciones eran claramente sexualidas) , pero tambíen abusó de mujeres adolescentes, a las que identificaba en sus novelas con nombres absurdos, como Totoni.

  Pero el pecado y la conciencia del pecado deja rastro, y en sus libros recrea sus modelos de confesión, o su predilección por la mortificación de la carne, como método de penitencia. Esto aparece claramente en Sexta Galería, un novela ambientada en la minería asturiana. Sus páginas están llenas de posibles localizaciones para encontrarle en Madrid (Paseo de la Castellana, parque del Retiro, sótanos de Granvía) y otras muchas, pero la que se repite de modo incansable es la del «piso de la abuela en Velázquez, que no se te olvide». Hay 12 casos documentados, pero pudieron ser centenas. Su depravación pudo extenderse a lo largo de décadas. Su más de 40 novelas y cientos de ediciones, le permitieron comprarse pisos en diversas partes de España. Tambíen había sido ingeniero naval, además de jesuita y escritor.

  Pero lo más impactante es esta última confesión suya: «Sé que aunque sea yo el diablo en persona, ya encontrará Él la manera de salvarme». Está claro que su lugar de destino era el averno. Este mal, el de los abusos es insondable. Se extiende a cualquier actividad social y profesional, y efectivamente hunde sus raíces en el mismísimo infierno.
Nota:https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20120111/muerte-olvidada-martin-vigil-1315323

2 comentarios en “Martín Vigil, el sacerdote oscuro

  1. Las recomendaciones elaboradas hace 40 años sobres las obras de Martín Vigil siguen vigentes. Los dos libros encontrados y utilizados para la presente entrada, fueron llevados al contenedor de papel, para que sirvan de material combustible a la incineradora. Su lugar sigue siendo el fuego del infierno.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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