Horace Sebastiani en Granada


La historia del Puente Verde

Horace-François-Bastien Sebastiani, conde de La Porta, natural de Córcega, al igual que el Gran Corso, general y mariscal de Francia, llegó a Granada un 28 de enero de 1810, como gobernador de la antigua ciudad Nazarí, y nueva capital de la España cristiana, además de Toledo. Las tropas ocupantes se asientan sobre todo el recinto de La Alhambra, y permanecerán en ella hasta el 17 de septiembre de 1812. Los datos sobre la ocupación napoleónica de Granada están muy dispersos.

Uno de ellos es el del desaparecido Teatro Cervantes (1966), que fue terminado e inaugurado en 1810, precisamente por Horace Sebastiani, pero con el nombre de Napoleón. Lo que sí quedó de las obras de Sebastiani, aparte de la memoria del saqueo patrimonial de Granada, es este puente, que ya no es verde, sino que toma memoria de una anterior de madera pintada de ese color. Las constantes avenidas del río Genil se llevaban por delante todo lo que encontraban a su paso, como los puentes de madera. Así pues, se necesitaba piedra, porque este material sí permanece.

La gran cantera de piedra se encontraba en la torre del Real Monasterio de San Jerónimo, fundado por los Reyes Católicos en 1492 en Santa Fé, pero que será trasladado a su actual emplazamiento en 1502. La edificación correrá a cargo del Gran Capitan desde 1520. Tras la llegada las tropas napoleónicas en 1810, será usado como cuartel y caballerizas, iniciándose el deterioro y el expolio. La torre será demolidad y sus sillares servirán para la edificación del puente de Sebastiani, conocido hoy como «puente verde». El puente no necesitará reforma alguna hasta 1984. Tras la salida de los franceses en 1812, el Real Monasterio de San Jerónimo quedará abandonado y se iniciará su expolio sistemático, que tendrá su punto máximo con la Desamortización de Mendizabal en 1835. Desde esa fecha y hasta el incendio de 1927, no hay demasiadas noticias sobre lo que sucede en este vasto espacio de tiempo.  Hasta el inicio de su restauración en 1958, tampoco, pero ya no quedaba mucho de su estado original. La recuperación se debe al empeño de la monja, historiadora y poeta sor Cristina de Arteaga.

  Sin embargo, Sebastiani preparaba su gran venganza con Granada, la demolición completa de La Alhambra, que pudo ser evitada por la acción heroica del cabo de inválidos José García,  soldado herido en Bailén en 1808. Eso sí, el monumento quedó en el miserable estado en que lo descubrió Washington Irwing.

  Pero siempre hay algo más,  en este caso, el Real Monasterio de San Jerónimo era el lugar de reposo de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán, vencedor de franceses y de turcos, como reza la leyenda de la fachada principal. Así que Horace Sebastiani decidió cobrarse su triunfo final sobre el legendario virrey de Napoles. Abrió su tumba, aventó los restos y se llevó su calavera a Francia.

Nota: Iniciativa para recuperar la calavera del Gran Capitán: https://chng.it/fwZsm6MR8y