Melilla, el 17 a las 17


        Los cuatro de Comandancia: Romerales, Ferrer, Rotger y Seco

El título de este artículo hace referencia al artículo del historiador Carlos Seco Serrano, publicado en 1964, con motivo de los 25 años de Paz, denominación decretada por la Dictadura de Franco. El título fue utilizado por Gil Honduvilla1en 2009, sin una atribución completa, algo de lo que se quejó Seco Serrano, en una conversación que mantuvimos. Aun así, es uno de libros que indagan mejor en el inicio del golpe de Estado en Melilla. Al ser comandante jurídico, tuvo acceso a expedientes y causas procesales, que habitualmente se niegan al resto de los mortales, y hacen su relato muy veraz.

En 1999 publicamos en El Telegrama de Melilla del siglo XXI, la 1ª serie sobre el inicio del golpe de Estado, conocido también como alzamiento militar. Era lo primero que se publicaba en la ciudad, por eso llevó el título de «La historia nunca contada sobre el alzamiento en Melilla». También se publicó la primera lista pública de represaliados, entre ejecuciones y asesinatos, en la ciudad. Los artículos ocuparon 3 meses y hubo que aumentar la tirada del periódico. Uno de ellos, el de Ferrer y Rotger, fue traducido al mallorquín y publicado en el Diari de Balears, el 14 de noviembre de 1999.

Las diferencias

Manuel Romerales no puede ser nunca lo mismo que el taimado y oscuro coronel Soláns Lavedán, jefe del golpe en Melilla y sustituto espurio del cargo que ocupaba en la Comandancia General de Melilla. Los comandantes Seco y Ferrer, y el capitán Rotger, leales hasta el fin a la figura de y cargo de Manuel Romerales, no son ni serán nunca lo mismo que Zanón, Seguí o Blanco Serrano . Los tres primeros defendían el juramento prestado al gobierno y la lealtad debida a su general, y los otros cuatro eran simplemente los asaltantes. El golpe del 17 de julio era militar, y por eso solo los militares estaban enterados del mismo. En esta ocasión se cuidaron mucho de no dejar señales visibles. No solo Romerales, sino ninguno del resto de mandos militares tenía idea alguna de lo que se estaba fraguando a sus espaldas. La victoria final de los sublevados, después de tres años de guerra, no justifica, que hoy en día se siga teniendo consideración histórica y moral hacia alguno de estos jefes militares sublevados. Hicieron algo absolutamente ilegítimo en un Estado democrático, por muchos defectos que se le quieran achacar, y fue la sublevación militar y el asalto al Poder mediante acción armada. Si alguien merece reconocimiento no es el asaltante, sino los defensores, aunque perdieran. Es hora de cambiar ese recuerdo y ese homenaje. No la historia, ni los hechos, lo cual es imposible.

La maldad institucional de la Justicia franquista

Fusilar a Romerales, apenas un mes después de haberle destituido por la fuerza, en una farsa de juicio, fue un acto de maldad institucional. No estaban facultados para llevar a cabo ese juicio y ni mucho menos para llevar a cabo esa condena. Tampoco en los casos de Ferrer y de Rotger, últimos ejecutados de diciembre de 1936 y del año. Gil Honduvilla desgrana varios de los defectos procedimentales de los juicios y de la ausencia de garantías, y aporta una información muy reveladora. Pero lo que fallaba era la base, o sea, el juzgar por rebelión o traición, a los que se habían mantenido leales. Esto lo diría alguien tan relevante como Serrano Suñer, abogado, unos años antes de su muerte, en la revista Interviú: «La mayor aberración jurídica del franquismo fue juzgar por rebelión, a quienes fueron leales a su gobierno». En realidad, los tribunales militares eran las Checas del franquismo. Tenían las mismas garantía unos que otras. Juzgar al general Romerales el 25 de agosto, dictar sentencia de muerte el 26, sin instancia de apelación posible y fusilarlo el 28, es un acto institucional criminal. Deberían ser anuladas por Decreto Ley, todas las sentencias dictadas por tribunales militares entre 1936 y 1945, bajo la acusación de «auxilio a la rebelión» o «traición». Sin leer nada más, con un solo Decreto.

La tarde del 17 de julio en Comandancia

A su regreso de la reunión con el delegado gubernativo Gil de Terradillos, Manuel Romerales debió entrar en su despacho oficial completamente aturdido. Se acababa de enterar de que existía una inminente conspiración, pero sin que nadie conociera su alcance y profundidad. Rodeado de los leales Ferrer, Seco y Rotger, que llegó pasados unos minutos, empezó a realizar llamadas a los jefes de regimientos. Ferrer Madariaga salió en dirección al suyo y allí fue detenido. Seco sí lo sitúa en algún momento en el despacho de Comandancia. Pero el ambiente era tenso y violento. Solans, el jefe de la conspiración apareció el último, cuando se aseguro de que la Comandancia ya no recibiría ningún tipo de auxilio. El mismo Solans, y Zanón conminaron a Romerales a resignar el mando, para evitar consecuencias irreparable. Le amenazaron de muerte sin disimulos. El capitán Rotger se interpuso en algún momento frente a los que forzaban a Romerales a resignar el mando. de manera contundente le decía: «No entregue el mando, mi general, es una traición». Solans, que llegaría a teniente general durante la dictadura, observaba todo siempre desde una esquina, interviniendo lo indispensable. Su mano derecha, Seguí Almuzara, entro violentamente en la Comandancia y encañonó al Comandante General. El hecho es, por tanto, que Manuel Romerales no resignó el mando. Fue detenido, junto con Seco y Rotger, de una manera bárbara y brutal, por Seguí, que vestía ilegalmente el uniforme, pues había abandonado el Ejército con la llamada Ley Azaña. Este militar retirado, murió en Santa Marta de los Barros, en Badajoz. el 19 de agosto de 1936, en situación de combate.

¿Por qué se ejecutó a Romerales, a Ferrer y a Rotger?

Gil Honduvilla desmonta sin paliativos el proceso a Romerales, pero no incide en la base, que era nulo de pleno derecho. Todo era un teatro, un representación bufa, que escondía un verdadero temor. En agosto de 1936, la suerte de la guerra civil no estaba echada, de hecho no lo estuvo hasta otoño de 1938. Si las tornas hubiesen favorecido al Gobierno de la República; Romererales, Ferrer, Rotger y Seco, hubiesen sido testigos de cargo contra todos los alzados. Y ese temor los llevó a ejecutarlos rápido, en previsión de que alguno de ellos pudiera hacer llegar declaraciones al extranjero. Por eso estuvieron todos en situación de incomunicación.

Melilla no se adelantó al Golpe, era lo previsto, como en una fila de fichas de dominó. La sublevación de Mola no valía nada, si no lo hacía el ejército de Marruecos, algo clave en todo el proceso. Todo se retrasó en la península, en previsión de que no fueran las cosas bien en la ciudades del Protectorado. De hecho, se descartó a nuestra ciudad para el transporte de tropas, porque Almería y Málaga permanecieron leales al gobierno, y a Ceuta, porque la marina republicana se mantuvo también leal. Para ese transporte, vital para los sublevados, se adoptó la ayuda de la Lufwaffe de la Alemania nazi.

Melilla no fue la Adelantada, eso es un invento de la historiografía franquista. Como muy bien dijo Romerales en su última charla con Gil de Terradillos, «apenas contaba con tres o cuatro oficiales leales«, frente a una de las fuerzas más poderosas del Ejército español, los Regulares de Nador, que fueron los que ocuparon la ciudad, en la tarde del 17

Notas: (1) Marruecos, ¡El 17 a las 17!, Joaquín Gil Honduvilla

División de Honor juvenil


   A veces,  el pabellón Lázaro Fernández ruge, y se oye por toda la calle de Mar Chica, como hoy. El pabellón está levantado sobre el lugar que debía haber ocupado la iglesia del Real,  pero eso fue un proyecto fallido. La cancha de juego no está a nivel del suelo, sino en el sótano,  porque ese era el emplazamiento de las criptas y de la cimentación,  de lo que hubiera sido la iglesia más grande de Melilla.

La 2ª industria de la ciudad es el deporte.  Son decenas los clubes deportivos, de todas las disciplinas imaginables, presentes en las categorías nacionales. En la División de Honor juvenil de Fútbol Sala hay dos, el Rusadir y la Peña Ral Madrid, que se enfrentaba el vienes 12 de diciembre, en el centro deportivo con más éxito de la historia de la ciudad.  Lo único compromete la instalación,  que ya quiso ser sustituida para especular con el terreno,  es el techo de Italia, o lo que es lo mismo, de amianto.

  Las gradas rebosaban de un público joven y entregado a la pasion del fútbol.  La Peña Real Madrid, que dominó a lo largo de todo el partido,  pasó algunos apuros en los últimos minutos,  cuando un penalti lanzado por el «diablo rojo» del Rusadir, casi equilibró el marcador en un 3-2. Pero no quedaba tiempo. El partido estuvo detenido por bastantes minutos, por la necesidad de asistencia médica que precisó uno de los jugadores.

  Los ánimos hervían tanto en los jugadores como en las gradas, sobre todo en los padres,  que acabaron organizando un tangana sobre la pista, al final del partido,  por un posible penalti no señalado, en el último minuto del encuentro.

  El encuentro contó,  además de con  numeroso público,  con la asistencia de las directivos futbolísticos de la ciudad y con la presencia del Cuerpo Nacional de Policía,  por ser un encuentro de riesgo elevado. 

  En el fútbol sala el espacio de juego  es pequeño. No hay casi lugar para el error o el despiste, porque se paga en gol. El balonazo rara vez entra en la portería, por lo que es más útil la técnica refinada y la precisión. El trío arbitral está siempre encima,  por lo que deben evitarse las acciones comprometidas. No solo era un partido,  también el se máxima rivalidad regional.

Entre El Cielo y el infierno


   No conocemos las razones reales detrás de esta clausura del Night Club El Cielo, solo las adoministrativas. Fran Antón es un conocido melillense, actor de profesión, y nacido en una familia de conocida tradición hostelera. Su nombre saltó a la primera plana naciona, tras su relación y matrimonio con el afamado Kiko Hernández , tertuliano habitual de los programas del corazón, tras au pasó por la primera edición del concurso Gran Hermano.

  El local de eventos conocido con El Cielo,  venía ejerciendo esta actividad desde hace un año,  con licencia en vigor hasta 2034. La licencia de uso es sobre el local,  aunque este haya sido traspasado. La obligación del propietario es actualizar la titularidad,  pero se entiende que el uso sigue vigente. La zona de Puerto Noray en Melilla es de uso recreativo y de ocio, desde su misma creación. 

  En Puerto Noray está instalado el Casino de Melilla, actividad económica por la que apuesta el actual Gobierno Autonómico, y que hoy reflejan los medios de comunicación.  La cancelación de licencias  podría ser el primer paso hacia el cambio de orientación de la zona. Es la Administración Local la que tiene la sartén por el mango y las cosquillas legales pueden siempre tornarse en espinas.

  Solo conocemos,  por el empresario Kiko Hernández, cónyuge de del melillense Fran Antón,  que en los últimos meses se ha creado un rastro administrativo de comunicaciones y apercibimiento, que han culminado en este cierre total, en plena campaña navideña,  con el consiguiente y quizá letal,  perjuicio económico.  Según Antón,  ya ha tenido que cancelar un evento contratado,  y los próximos de Navidad ya estaban reservados e incluso cobrados, y probablemente correrán la misma suerte.

  Melilla es Melilla, no el resto del mundo. Si se revisasen las licencias de uso y su destino final, debería cerrarse la mitad de la ciudad, o al menos eso dicen. El reglamento vigente, siempre puede ser a favor o en contra. Ahora la Administración Autonómica tiene que explicarlo todo y fundamentarlo. Ahora mismo todo es especulación.

La creación del nuevo puero deportivo en 1996, generó muchas expectativas en la ciudad,  como muchas otras cosas, aunque nunca llegó a cuajar.  Ha habido demasiados cambios en este entorno. Ahora parece ser que Míster Marshall  llegará,  o se espera,  desde el antiguo imperio azteca y del turismo de cruceros. Nada hay seguro,  salvo este presente.