Con mar en calma


Con una completa calma en el mar y en ausencia de viento, del martes 8 de octubre, un día después del aniversario de la batalla naval del Golfo de Lepanto. Así ha partido de nuestro puerto el buque multipropósito Juan Carlos I, que permanecía amarrado en el muelle del faro desde el pasado viernes. Las gentes del mar, que no son la misma que nosotros, dicen que «mar en calma no hace marinos«, ni probablemente navegantes tampoco. Es en las tempestades en donde se manifiestan y templan los caracteres humanos. Pero nadie quiere las tempestades. No se puede vivir en tempestad permanente, hay que saber vadearlas o navegar dentro de ellas. El estado del mundo induce a pensar que estamos inmersos en un ciclón, y quizá solo al principio.

El buque insignia de La Armada de España partió del puerto en la mitad de la mañana, tras una complicada maniobra en la que fue auxiliado por dos remolcadores, uno tirando desde popa para desalinerar el buque del dique de amarre Nordeste 3. La ausencia de viento proporciona las mejores condiciones posibles para una maniobra de desatraque. Durante esta maniobra, cada miembro de la tripulación se encuentra en su puesto en cualquier parte del buque.

Desde ese momento y en paralelo con el dique, el portaaeronaves L-61 pareció cubrir la entrada al puerto de Melilla, con lo que podemos hacernos una idea de la distancia entre el dique melillense y el marroquí, que todavía está en obras de ampliación y modificación. La profundidad media en la zona es de 14m. La maniobra de salida se prolongó por espacio de una hora, luego la proa del buque enfiló el rumbo norte. Todo constituye una clara metáfora de la vida y de este blog.

No podemos saber cuándro regresará o si lo hará, pero aquí, en El Alminar de Melilla, hemos cerrado una historia de 11 años, cuando visitó por primera vez la ciudad, y en la que no pudimos subir a verlo. Ahora el ciclo está completo. Conviene siempre no dejar cabos sueltos, algo que también dicen mucho los marinos. Siempre hay que tener claro el rumbo, y que no se llega a él por una única ruta de nacegación. Esta vez hemos podido asistir a la estancia completa, verla y poder contarlo.