¿Se puede cubrir el Río de Oro de Melilla?


       

          Se trata solo de una pregunta retórica, porque ya sabemos que se puede. En realidad, se puede hacer casi cualquier cosa. Hay un amplio consenso en cuanto que no debe hacerse, y más en estos momentos de crisis económica, con priorodades muchas más necesarias. El Gobierno de Melilla vive en la irrealidad y a muy duras penas aceptan renunciar a los gastos suntuarios. Acaban de paralizar la obra del Hospital Universitario y ya anuncian, en una huida hacia adelante, un nuevo y magno proyecto. Sigamos respondiendo a nuestra pregunta.

           En octubre de 2008, el encauzamiento del Río de Oro alcanzó su nivel  máximo de caudal. No falto nada para que se desbordase, de hecho, en la zona  que pretende cubrirse y justo en la desembocadura, el agua rebasó el límite del encauzamiento, inundando la zona aledaña del Paseo Marítimo y el Barrio del Industrial. Por tanto, el futuro cubrimiento debe tener en cuenta que en algín momento puede enfrentarse a un nuevo volumen de agua similar al que vimos hace 4 años, o incluso más.

          Toda obra de encauzamiento supone una reducción del espacio del lecho del rio, y el agua, al enfrentarse a los límites propuestos por la ingeniería humana, sube en altura y aumenta la velocidad. Sabemos también que doctores, en este caso ingenieros,  tiene Roma y la Santa Madre Iglesia. Aquella fecha fue importante porque al alcanzar el agua aquel nivel, como mínimo, la futura  obra tiene que respetar el actual volumen del cauce. Por tanto o tienen que elevar la obra de cubrimiento uno o dos metros sobre el actual nivel del suelo, a ambos lados del margen del río, o tienen que ensanchar el cauce en su parte baja, lo que supondría quitar espacio de la calzada, tanto en el margen derecho como en el izquierdo.   Probablemente la obra se tragaría «los jardines del mar» y parte de   la prolongación ascendente del Paseo Mir Berlanga, hasta la intersección con Alvaro de Bazán. Optar por elevar el encauzamiento supondría la creación de un muro físico entre ambos márgenes.

       En resumen, se trata de una obra complicada, faraónica, onerosa y de nulo valor social. Sólo es alzar la alfombra, para meter debajo aquello que no quiere verse y que no se sabe como solucionar. El debate social, político y técnico está presentado y abierto en todas sus opciones.

Los establos del Rey Augías


               El cubrimiento del Río de Oro

             Los dioses habían protegido al Rey Augías concediéndole  a su ganado la facultad de no enfermar nunca, por lo que llegó a tener el rebaño más grande de toda la Hélade. Sin embargo sus establos no eran conocidos por su magnitud, sino por no haber sido limpiados nunca. El héroe griego Heracles recibió el encargo de limpiar esos establos, pero en un solo día, con el fin de que fracesase en semejante tarea. Viendo la imposible magnitud del trabajo, incluso para un héroe, Heracles recurrió al ingenio  para poder sortear la enormidad de la tarea encomendada y así procedió a modificar el curso de dos ríos para hacerlos pasar por en medio de los establos. La enorme corirente de agua consiguió limpiar los inmensos establos en un solo día.

              ¿Tiene sentido cubrir el Río de Oro en su tramo final?

     Este faraónico proyecto tiene su origen en la época final de Ignacio Velázquez al frente de la Autonomía de Melilla, y en el empecinamiento personal del ingeniero Luis Fernández Muñoz (ex presidente del PP en Melilla, ex concejal y ex diputado, ex consejero de Obras Públicas). El primer avance de ese proyecto ya fue presentado en 1996, en época de bonanza económica y aun así fue desdeñado. Ya entonces resultaba demasiado oneroso y poco útil socialmente. En días pasado y al hilo de otro debate, la colaboradora Dolores sacaba este nombre del olvido. Luis Fernández Muñoz estaba al frente de la Consejería de Obras Públicas cuando reventó el depósito de Cabrerizas. Poco después y desde la caída de Velázquez, pasó a cubrir su plaza de ingeniero en la Confederación Hidrográfica del Sur, desde donde sigue siendo el cerebro gris y el impulsor de este controvertido proyecto.

            El proyecto tiene más detractores que partidarios, pero es un tema recurrente en las obras públicas de Melilla desde hace ya casi 15 años. El Río de Oro ha sido una fuente de historia para la ciudad y también una constante causa de epidemias, desgracias y enfermedades. Su curso natural fue desviado entre diciembre de 1871 y marzo de 1872, fecha desde la que desemboca en el punto en que lo hace actualmente.

               ¿Puede una ciudad con las carencias que tiene Melilla, en cualquier aspecto en que se mire (sanidad, educación, viviendas, trabajo, transporte, comercio),  permitirse el lujo de derrochar una cantidad fastuosa de millones en un proyecto así?. Todo esto sin entrar a valorar los aspectos técnicos, que también tienen mucha controversia.