Todos al suelo


                          La liquidación modernista de Melilla

       Es la  célebre frase del guardia civil golpista, Antonio Tejero, y  resulta idónea para describir cual es la situación del modernismo en Melilla, en proceso de liquidación absoluta. Refrendado por el nuevo Plan de Ordenación Urbana, y con el visto bueno de los integrantes de la Comisión de Patrimonio, los edificios modernistas, algunos muy emblemáticos y conocidos, siguen cayendo uno detrás de otro. El ritmo de derribo es frenético. No hay tiempo material para hacer un seguimiento. Todo sucede de un día para otro y salvo que se haya acertado a hacer la foto de modo casual, los edificios desaparecen sin dejar el menor rastro. Esto ha sucedido con este emblemático y único edificio del barrio del Mantelete. Habíamos escrito acerca de su situación en noviembre de 2011. Era un edificio de 1930, firmado por Enrique Nieto, el único con balcones de madera, del estilo de los del Paseo Marítimo de A Coruña. En este momento, cubierto por lonas, se encuentra en estado de demolición. Mientras asistíamos distraídos al derribo del edificio de la calle Polavieja, la demolición de este otro pasaba desapercibida. Solo la casualidad ha hecho que podamos plasmar el suceso, a apenas 60 metros de la sede de la Consejería de Fomento.

                 No hay nada más que decir. Solo ser testigos y dejar constancia.

   Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/11/17/edificios-en-ruinas-la-historia-en-peligro/

Adiós a un edificio característico de La Avenida


          Este era el edificio que cerraba La Avenida de Melilla. Allí estuvo instalado durante años el anuncio luminoso de Sanyo, la firma patrocinada durante años el melillense Ayu Lanchandani, promotora también de Las Galas de Verano de La Casa Sanyo, gracias a las cuales miles de melillenses pudimos conocer en directo las actuaciones de los artistas más emblemáticos de las décadas de los  años 70 y 80 del pasado siglo.

        El edificio ha estado cerrado durante más de diez años, atravesando los tres tipos diferentes del «estado de ruina», hasta que la demolición ha sido ya su único y posible fin, como La Casa Paraíso, como tantos y tantos otros edificios característicos, que ya no existen y otros tanto que llevan el mismo camino. Son los tiempos sí, pero también es un tipo de gestión despreocupada por mantener lo característico y apostar por la construcción de una ciudad nueva, pero completamente despersonalizada.

          No es que el edificio valiese gran cosa, pero si su  fin era el derribo, entonces de nada han servido los más de diez años del estado de ruina en el que se encontraba y el lamentable aspecto que ha dado, durante demasiado tiempo, al cierre de La Avenida por el Norte. Lo curioso es que la empresa que ha llevado a cabo el derribo, se anuncia como de «rehabilitación de edificios e inmuebles en general». Este desde luego, lo han rehabilitado de una sola tacada.