San Juan de Dios en Granada


La calle de los pobres y los Hermanos Hospitalarios

Siempre habrá pobres entre nosotros, y la evolución económica del mundo indica que las desigualdades seguirán aumentando y que la erradicación de la pobreza está muy lejos de encontrarse entre los objetivos humanos. En los países desarrollados existe una atención a la pobreza y ayudas a personas y familias sin suficientes recursos, o totalmente sin ellos. Sin embargo, todo exige estar registrado en padrones, en domicilios (sean de las características que sean), y una capacidad mínima de gestión, que a menudo no resulta fácil. Los trámites burocráticos necesitan solvencia y es un servicio que deben proporcionar siempre las administraciones públicas (estatales, autonómicas, locales).

Pero hay un número cada vez más creciente de personas y familias que escapan o no llegan a todos esos controles y requisitos administrativos. La paradoja de estas sociedades desarrolladas es que para poder vivir con unas comodidades mínimas, se necesitan un nivel de recursos medios, que a veces ya no se alcanzan, ni siquiera teniendo un trabajo. Pero este sería el umbral de la pobreza, y de lo que queremos hablar es de la pobreza pura, sin recursos.

La calle de San Juan de Dios está en pleno centro de Granada. Es perpendicular a la Gran Vía de Colón, y corre casi paralela, aunque a no gran distancia de la avenida de Los Reyes Católicos. Justo en el centro de esta calle está el hospital de San Rafael, la basílica barroca, y la sede de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, que atienden a todas esas personas que están fuera de los márgenes administrativos y sociales. Son los desheredados de la fortuna, auténticas vidas en quiebra. Aumenta la pobreza, pero falla la caridad, sobre todo entre los ricos, entre aquellos que más tienen o más acumulan, que por lo general viven de espaldas a todas estas realidades. Son más caritativos y solidarios aquellos que forman las economías medias.

Las cifras de los Hermanos Hospitalarios

Surgidos desde la voluntad y esfuerzos del mendigo divino, Joao Cidade o san Juan de Dios, en el pasado año han atendido 541 personas en Granada, en el programa de urgencia social. Han ofrecido duchas, ropa, pagado facturas, alquileres y otro tipo de ayudas por importe de 17.738€. La atención a menores para compra de material escolar, gafas, audífonos y ayudas al desplazamiento, han supuesto 3768€, obtenidos todos de aportaciones individuales de quienes colaboran con ellos. La entrega de alimentos a familias y de personas atendidas en el comedor social han alcanzado la cifra de 245.591€. La atención hospitalaria de personas sin seguros medicos u otras coberturas han supuesto un gasto de 142.833€. Son cifras importantes, pero en Granada hay mucho dinero. El mantenimiento de las esplendidas instalaciones de San Rafael necesita recursos económicos muy elevados. El rico no suele distinguirse por su caridad, pese a las excepciones. Esas cifras debería multiplicarse varias veces.

Los Hermanos Hospitalarios cuentan con la ayuda de muchos granadinos/as, que contribuyen como voluntarios, desde la atención directa como cuidadores o auxiliares, hasta en otras misiones. No sabemos si existen otros altos profesionales que contribuyan de modo gratuito prestando sus servicios en el hospital y en otro tipo de colaboraciones.

Atención hospitalaria y Día de La Enfermería


 

                              La fundación de La Cruz Roja

          La atención médica y hospitalaria, es una de las mayores conquistas sociales de la historia humana. La Cruz Roja se funda en los campos de batalla, porque hasta el siglo XIX,  nadie se molestaba en recoger a los heridos de las guerras. Debía ser dantesco el panorama de cientos de hombre heridos tras una batalla, agonizando durante días, sin que nadie se molestara en atenderlos, o en salvarles la vida. Eso y no otro, es la causa fundacional de la Institución que creara Jean-Henri Dunant.

                                Hospitalarios de San Juan de Dios

        El portugués Joao Cidade Duarte, San Juan de Dios, nació y murió el día 8 de marzo, (1495-1550), por eso se conmemora en ese día tanto su onomástica, como su patronazgo sobre los trabajadores/as de enfermería y de la atención hospitalaria. Joao Cidade Duarte, era un soldado al servicio del Rey español Carlos I. En batallas y guerras recorrió toda la península hasta llegar a la ciudad de Ceuta. En 1538 se estableció en Granada, en donde fundó una pequeña librería y se dedicó a la venta de estampas, tras abandonar la vida bélica. En 1539, tras escuchar en predicación a San Juan de Ávila, decide transformar su vida y dedicarse a la ayuda a los desfavorecidos y a la atención  de los enfermos, que no era cuidados por nadie, salvo en centros asistenciales, o en centros de incurables o en leproserías. Nadie curaba o se preocupaba de  nadie, salvo que dispusiera de recursos y pudiera pagar cierta atención.  La primera Orden Hospitalaria para el cuidado, hospedaje y sanación de enfermos surge en el sigo IX, en la ciudad italiana de Siena.

                          La derecha neoliberal  y la atención sanitaria

           La demolición de la sanidad pública y universal, es el gran objetivo de la derecha y del neoliberalismo económico. Habrá atención sanitaria, pero para el que pueda pagarla. El resto se tendrá que conformar con la atención asistencial y resignarse al «copago» (pagar por recetas médicas o por tratamientos médicos),  una de las acciones políticas más injustas de nuestra historia reciente. Es una media socialmente injusta, ineficaz y que supone una «traición» directa al modelo sanitario español, perpetrado por quienes dijeron que no iban a hacerlo. No es que no lo llevaran en el programa electoral, es que dijeron que no lo iban a hacer nunca. El copago no sirve para nada, salvo para castigar a los más débiles, para disuadir de acudir al médico, y para negar tratamientos y pruebas necesarias, tanto para la detección de enfermedades, como para la lucha contra las mismas.  Es un salto atrás de casi 500 años.

             Curiosamente y no de modo casual, mientras se derriba el sistema público de salud, aumentan las compañías privadas de seguros médicos y de asistencia sanitaria primaria. La atención sanitaria es  un buen negocio y algunos quieren rentabilizarlo. Es simplemente que quieren acabar con el sistema público. El dinero de la sanidad se está fugando en las contratas de servicios a hospitales (suministros, medicinas, comidas, material hospitalario), y así mientras se empobrece y deteriora lo público, se enriquece el sector privado. Todo es la misma guerra ideológica,  de la que llevamos hablando varios días. Mientras tanto, todos hacen negocios con los hospitales públicos.

        Nota: http://www.sanjuandedios-fjc.org/es/