Parecidos razonables
El año empieza el día 7 de enero, cuando uno se despierta del letargo impuesto por las comilonas navideñas y por la abundancia de vino y otras bebidas como la cerveza. El frenético ritmo del calendario festivo más parece una carrera de obstáculos, que una etapa de relajación y ruptura del ritmo laboral. No hay tregua en Navidad. La familia que permanece unida tras las navidades es que está asentada en sólidos cimientos.
Volvemos a pasear por las calles y nos damos cuenta de que cada vez faltas más papeleras metálicas, uno de los objetos más codiciados del mobiliario urbano melillense. Junto a la proliferación de tiendas de «compro oro», deberían existir otras de «se admite ferralla». La fundición y acería de Selouanne no da abasto con todo el material procedente de nuestra ciudad. Entra las papeleras y las vigas de los edificios modernistas derribados, el horno principal no para deja de fundir metal a ninguna hora del día, lo que es bueno, porque los hornos deben mantenerse siempre encendidos. También es útil para la ciudad, porque en caso contrario no tendríamos lugar para almacenar tanto metal oxidado, bien procedente de las demoliciones o del mobiliario urbano. Esta imagen es del principio de la calle García Cabrelles, una de las más deterioradas de la ciudad, y eso que es solo el inicio.


