Viernes Santo final


Nunca había habido tanta gente en el centro de Melilla, acompañando los pasos procesionales o llenando algunos puntos del recorrido. El Viernes Santo es el día clave, el de las procesiones oficiales. También es el día en que acaba la historia, lo constatable: fue enterrado, muerto y sepultado , y descendió a los infiernos; para dar comienzo al camino de la fe: y al tercer día resucitó de entre los muertos.

La presencia de la semana santa en el norte de África es una reliquia histórica, fruto de la presencia europea desde el siglo XV. Los otros focos cristianos están en Egipto, Etiopía y en el Túnez de San Agustín, aunque allí lo que impera es la tradición ortodoxa oriental y copta, y no el catolicismo romano. La distinta evolución del cristianismo configuró realidades distintas.

A nadie se le escapan las dificultades a las que se enfrenta la existencia futura de la semana santa melillense, algunas de las cuales se muestran cada año, como la insuficiencia de portadores de trono o el escaso número de nazarenos. Aún así, el mérito es mayor que en cualquier otra ciudad española, ya que algunas cofradías portan pasos procesionales dos y tres veces a lo largo de la semana, casi con los mismos portadores o costaleros, sin relevos posibles, como son las cofradías del Flagelado y la del Rocío. El acortamiento del recorrido y la permanencia de los tronos en la plaza de toros, ha ayudado a que todos los pasos permanezcan, desde el retorno de las procesiones en 1984, tras la década iconoclasta.

Semana Santa 2023

La pandemia del coronavirus detuvo toda actividad a lo largo de dos años (2020 y 2021). El regreso ha sido completo. El acierto, ya iniciado el pasado año, de instalar gradas suficientes y sillas en el recorrido de la carrera oficial, ha ayudado a la mayor presencia y permanencia de los melillenses durante el paso de las imágenes. Además, le ha dado una mayor presencia y vistosidad al enorme esfuerzo que supone tener un trono o varios en las calles, a lo largo de 5 horas.

Cualquier reforma futura del centro de la ciudad debe tener en cuenta la pervivencia de la semana santa melillense, y del propio centro como eje económico y cultural. En esta parte de la ciudad hay población y hasta ella se debe acceder con comodidad. Mejorar la accesibilidad no debe significar hacerlo inaccesible. Es un trazado inmejorable y la avenida principal es muy amplia y espaciosa. La calle General Marina iba a ser «reventada» apenas unos días antes del inicio de la semana santa. La construcción no entiende de hechos diferenciadores. No todo puede ser una alocada carrera por ver quién hace más en el último mes.

Imágenes y pasos

Son siempre los mismo, pero siempre cambia algo. Cambian los espectadores, los portadores, los lugares y las luces. Algunos de los que forjaron este modelo de semana santa ya no están, como Sebastián García, hermano mayor y refundador del Rocío, fallecido el pasado mes de marzo. Desde algunos sectores se ha afeado el hecho de que no haya existido un mínimo recuerdo a su importante contribución a la semana santa de Melilla y a sus imágenes más emblemáticas, las del Cautivo y del Rocío.

Cada día tiene su propio afán y su imagen más representativa. El viernes son la de la Virgen de los Dolores (Soledad antigua) y la del Cristo del Socorro, ambas de Melilla la Vieja, o Pueblo. La primera es la procesión oficial, y en la que participan las autoridades civiles y militares. Ante la segunda se realiza el responso oficial desde la tribuna oficial. Siempre quedaran certezas y también dudas. Cada cual tendrá su día y su imagen emblemática, la del Alminar es siempre la de Dolores. Esa imagen tiene algo especial. Llamativa también, la abundante presencia de jóvenes y adolescentes bajo los varales de los tronos.

El futuro de la ciudad se decide dentro de muy pocas semanas, con la sensación de muchas oportunidades perdidas, y la de tener muy pocas alternativas. Quizá haya que esperar más. Quizá no sea este el momento, pero debería. Tras esta semana santa, que ha sido especial, el Alminar cumplirá 12 años de existencia. Demasiado tiempo, nunca esperamos que fuera tanto. Ahora ya, estamos casi en Soledad.

Post Data: Como despedida final, damos el último adiós al amigo y compañero de tres blogs (Al Sur de Alborán, Historia de la Melilla de izquierdas, Historias de la Melilla marinera) Carlos Esquembri, fallecido el pasado día 18 de marzo, en aguas del Atlántico Norte.

Tras el manto de la Virgen de los Dolores


El manto que llegó de Melilla a La Virgen de los Dolores de San Pedro

        Dos años siguiendo el rastro de un manto del que solo tenía la referencia testimonial, proporcionada por Pepe Vacca en 2006. Me decía que era un manto hermoso, espléndido, que procedía a su vez de la Virgen de la Paloma de Málaga. Debió llegar a Melilla en la década de 1940, cuando se reflotó y puso en marcha la Semana Santa melillense. El manto lo lució siempre la Virgen de Los Dolores del barrio del Real, hasta que en 1980, la renaciente Semana Santa de Almería, viajó a nuestra ciudad en busca de tronos, enseres, ornamentos e incluso las propias tallas. Encontraron muchas cosas en Melilla, y la verdad es que le dieron a todo un uso santo. Con el paso del tiempo desaparecieron algunas cosas, se reformaron tronos, ornamentos, pero algo permaneció de modo espléndido, inigualable, porque la hermosura del manto impresiona.

           A pesar de sus 100 años de antigüedad, se ven como nuevas las espléndidas palomas bordadas que hablan del origen del manto, la Virgen de la Paloma de Málaga. Tiene un impresionante escudo de Alfonso XIII bordado en la espalda, que indica la secuencia temporal de su creación. El manto es largo y de una densa tela.  Su textura me recuerda a los tapices del Palacio Real de  San Ildefonso, en Segovia. Desprende el mismo aroma. Se nota el tiempo y las historias que acumula entre sus tramas.

             Me contaba Pepe Vacca que el manto había sido rebordado y restaurado por las Adoratrices de Melilla. Murió sin poder llegar a ver ninguna de las cosas de las que me había hablado y de las que yo desconocía todo. En 30 años nadie fue capaz de encontrar a la antigua virgen de Los Dolores del Real o al Nazareno de Vélez de La Gomera, hasta queen  unas navidades, las del 2008, encontré ambas tallas en la iglesia de La Concepción en Barlerma, localidad de la costa del poniente de Almería.

              El último de esos trabajos de localización era el de este singular, irrepetible y compartido manto (Málaga, Melilla y Almería).  En las navidades pasadas fue iglesia por iglesia de Almería en busca de las vírgenes dolorosas, hasta que en la parroquia de Santiago me informaron de que la virgen y el manto que buscaba, se encontraban en la iglesia de San Pedro. Curiosamente San Pedro tenía las llaves de mi última búsqueda, la que hoy ofrezco y comparto con Melilla. El manto de la Virgen de los Dolores de San Pedro solo lo usa en Semana Santa, en la procesión del Viernes Santo, a la que pienso asistir y buscar.

              Desde el Lunes hasta el Jueves Santo,  la Virgen de los Dolores se encuentra expuesta, con su trono y manto procesional, en la nave lateral de la iglesia, fuera de la capilla en donde pasa el resto del año. Había quedado en Navidad con los encargados de la parroquia de San Pedro, para fotografiar a placer, en Semana Santa,  a la Virgen y a su manto, encontrándome y cerrando con este encuentro, una busqueda que había prometido culminar hace ya más de cinco años.