José Luis Navarro, el escritor y sus palabras


Agradezco sus amables renglones, pero no creo que mi visión sirva de mucho, a usted y a otros ponentes de este muro. Entro en él porque ello me da ocasión de saberme parte de algo; porque es grato vérselas con gente inteligente y concienciada, cual sea su marco y bandera, y porque, como el poeta, pienso que la palabra es un arma cargada de futuro; futuro que se me cierra porque ya no hay tiempo. No hay más, créame. José Luis Navarro en El Alminar (2015)

El que escribe tiene una faceta pública que rebasa el propio ámbito individual y familiar. No se puede silenciar o poner sordina a la desaparición del escritor y militar José Luis Navarro, que aunó en su actividad personal las dos profesiones preferidas de Cervantes: Las armas y las letras. Además de sus dos profesiones, ambas vocacionales, fue un perseverante comentarista del Alminar, en el que dejó un legado de 383 comentarios. No hubo charco al que no saltase y desbordase con su fina ironía, sus medidas y precisas palabras y con su sabiduría. Porque era sobre todo un cuidadoso y meticuloso usuario del lenguaje. Decía exactamente lo que quería decir, aunque a veces se dejase llevar por su propio genio, característico de un escritor talentoso, prolífico, muy galardonado y exiguamente reconocido en la ciudad de sus desvelos, Melilla.

Él descendía hasta el Alminar desde su altura, puesto que estaba en un dimensión distinta, pero lo hacía porque conformaba un espacio, como dice su propia cita, en el que se sentía cómodo y a gusto, pese a que en ocasiones era necesario alternar la tijera de la poda con la pluma, dada la crudeza de algunas opiniones de otros participantes. A un escritor se le despide con sus propias palabras y textos, y ya luego cada uno lo despedirá como padre, esposo, amigo o como quiera y crea adecuado. José Luis Navarro era apreciado en su profesión militar, aunque eso le limitaba mucho, en su vocación literaria. Quizá por ello la primera para de su obra está dirigida hacia los cuentos juveniles, en los que era un maestro, o porque creía que esa es la edad y etapa en la que todavía es posible influir en los espíritus en formación. Tenía también algo de Séneca, y el Nerón al que intentaba educar era el mundo circundante.

De entre todos sus libros, que son muchos, el más ácido, el que condesa toda su crítica, mordacidad y auto afirmación de libertad es Políticos Sans Peine. Siempre pretendió afirmar sus veleidades anarquistas, pero sin sus excesos. Quizá puede ser entendido como un manual de supervivencia en el proceloso mundo de la política, en el que, como dijera la Epístola moral a Fabio: «las esperanzas cortesanas prisiones son do el ambicioso muere y donde al más astuto nacen canas. El que no las limare o las rompiere, ni el nombre de varón ha merecido, ni subir al honor que pretendiere». Ni era santo, ni nunca pretendió la devoción de nadie. En el Alminar nos complace haberle servido de alojamiento durante 5 años, hasta 2016, en el que voluntariamente dejó de escribir, pero nunca de leernos. Así lo afirmó en uno de sus últimos comentarios publicados: Nunca me he ido; allá en las semanas finales de 2015.

¿Mereció una despedida distinta? Quizá sí, algo más vistosa, más acompañada, pero en realidad era un solitario Quijote, papel ccn el que se sentía satisfecho, aunque pareció albergar alguna duda, que es la madre de cualquier sabiduría. En un debate sobre el cementerio de Melilla, dejó este profundo comentario: «Entiendo lo beato, en su acepción popular peyorativa, como un fundamentalismo más, y por ello, reprobable. En cambio, lo devoto, desde la creencia en Dios a las manifestaciones litúrgicas populares, es una piadosa manera de pensar y obrar. Por eso respeto y llego a meter pluma en aquellas entradas y comentarios, como es este, en las que se habla de esencias, presencias y sentimientos religiosos. Suerte tienen los que así piensan y obran porque la oscuridad no acaba con ellos«. Si algo le gustaba, y si a sus ojos era merecedor de ello, no dudaba en decirlo y en participar. Señalaba cualquier defecto, y no escatimaba elogios, o ambas cosas a la vez, como este comentario dirigido al autor de este blog, en un debate pasado sobre la casta y sus privilegios: «Demasiados, sí, visto la forma sesgada con la que abordas el problema. Nunca has sido objetivo en tus exposiciones ni ecuánime en tus respuestas; lo cual, mira, divierte lo suyo y a ti te hace encantador«.

José Luis Navarro Lara era su propio mundo, su propio universo en expansión. No cultivó, ni hay ejemplo que sepamos, de alguna poesía suya, pero ese pecado, de serlo, lo hemos cometido todos, el de escribir poesía. Ahora ya el escritor habita entre nosotros.

Aparte del ya mencionado, la obra literaria que puebla nuestras estanterías es nutrida: El último vuelo de Bill Barnes, Irina y un hombre enorme, El soldado incorrupto y otras soledades, Tavia de los sueños, Ángeles de arena, Un punto más que el diablo, Clotilde (caca de plata caga la vaca), Tragos de vicio.

Nota: La fotografía es del año 2010. Corresponde a la presentación de su novela El último vuelo de Bill Barnes, que recrea los últimos momentos de Virgilio Leret y Carlota O´Neill en el Atalayón, en julio de 1936. El acto fue organizado por la asociación Ateneo, presentado por su presidenta Mª Ángeles Sánchez, y contó con la participación de Carlota Leret.

8 comentarios en “José Luis Navarro, el escritor y sus palabras

    • Muchas gracias desconozco quien es yo soy su única hija era un gran hombre un gran padre abuelo murió agonizando y deseaba vivir y amaba la vida murió sin poder despedirse de lo que más amaba su nieta ni yo de él su hija mi silencio guarda para mí en este triste final que no debía aún haber sido de un gran hombre en estos tiempos escasean las personas tan inteligentes valientes de ideales y bellas porque mi padre era bello cuanto me gustaría poder abrazarlo.

  1. Cómo se desmorona cierto mundo conocido. No era mejor. Pero tenía buenos jinetes a los que observar en su galope. No hay espacio que haya sabido recorrer nadie más como ellos. Juanjo Medina, Fernando Belmonte, José Cabo, Esquembri, ahora José Luis. Naipes que vuelan y dejan esta tierra cada vez más yerma, más páramo intelectural. Es cierto que nada se espera de la política, donde el deja vu que vivimos nos ha pillado ya exhaustos («consejeros» fantasmas que a duras penas entienden siquiera el puesto regalado por el sumo hacedor; una legión de subalternos igualmente a dedo de sueldos estratosféricos para rellenar la medianía…o la mediocridad). Y cierto es que en la cultura ha podido sobresalir alguito que no existía antes. Pero que más allá de ganarse el pan (aunque sea por fin, con su arte), poco aportan al día a día de las ideas. O a su futuro.
    Hay un sentimiento grande de orfandad.
    Gracias, Alminar.

  2. Buenos días a todas/os hoy viernes mañana luminosa en la Barcelona modernista. A la que acompañan Reus y Melilla, A las tres bellas ciudades quiero y admiro. Mejor no se puede describir lo que acontece en una Melilla donde siempre hay más de lo mismo. Por cierto nada bueno que resaltar. Icono es de alabar y destacar tu homenaje a grandes melillenses que los hubo y habrá siempre a pesar de los pesares. Te felicito por ello y te mando un abrazo y GRACIAS al ALMINAR y a nuestro noble y solidario Hospitalario. FELIZ NAVIDAD.

    • Mil y una gracias Hospitalario y a todas/os los que engrandecéis con vuestra participación y comentarios al ALMINAR a diario. Feliz 2024 con salud y bienestar.

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