Mirrolde y los Pecados Capitales


Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. ¿Cuál es el rector de todo ellos?  «Creció primero la avidez de dinero (avaricia) y luego la de Poder (soberbia), y esa fue la fuente de todos los males». Así se expresaba Salustiuo , en el siglo I a.C. Esto prueba que los Pecados Capitales son consustaciales a la humanidad.

  No son romanos, son Mirrolde: Manu Arrarás, Delia Pardo, Lola Padial, Aurora Pajares, Fran Pérez, Rubén Abad, Olalla Valle, Marina Borreguero, y en el papel estelar del diablo Raquel González, con la dirección de Sonia Rubiano.

  Escoge tu color, frase con la que el diablo conduce una vez tras otra a todos los presentes en la representación,  y que parece una metáfora de nuestros tiempos. Cada color te conduce a una estancia determinada del cielo o del infierno,  según la creencia de cada uno/a. Los indefinidos, los que escogen color según la ocasión,  o los que se equivocaba, que también los había,  permanecerán por siempre en la desangelada y fría meseta del purgatorio.  Cada color, cada pecado es una cueva y refugio.  Una vez llegado ya no se puede escapar de allí.

  Pero ellos eran y son Mirrolde, en una representación teatral, dentro del recinto de Victoria Grande, el fuerte que fue prisión. El fuerte que definió los límites de Melilla, el epicentro de nuestro semicírculo. Todo es a la vez representación y metáfora, teatro y vida.

El rojo es el color del infierno,  sin que eso sirva para extrapolarlo fuera del texto. Nos encontramos con la carroza del diablo de Mirrolde en 2015, en las calles de Melilla, y siguen aquí, y eso es un gran valor para la cultura de esta ciudad, pese a la desatención constante. Eso es la vocación.

«Nunca ha habido otro comienzo que este, ni más juventud que esta, ni más vejez que esta, y nunca habrá más perfección que esta, ni más cielo, ni más infierno que este», así se expresaba Walt Whitman, y la selección de texto del diablo estaban extraídos de sus obras. Fue un autor finalista, firme partidario de que toda la partida se juega aquí, entre los cuatro puntos cardinales del mundo.

  El diablo, Raquel González, condujo todas las visitas de los espectadores a las antiguas celdas desde los adarves y muros de Victoria Grande, en donde esperaban las representaciones de los pecados capitales, adaptadas a los tiempos.  El diablo tiene su papel y lo juega con todas las bazas de las que dispone. Las principales son 7, las mencionadas en el principio.

Tras el umbral del Patio del Cura


Historia de un abandono de 30 años

El fuerte y las faldas de Camellos. La Remonta y sus espaldas. La estación de Radio Melilla, desde la que se retransmitió el bando de guerra en 1936. Todo eso sucedió en esta zona y sus inmediaciones. Las edificaciones de viviendas, el Hospital Comarcal, la iglesia de Santa Mª Micaela, y la creación del propio barrio de la Victoria, cambiaron ese pasado. Pero las historias siempre buscan su final y salir del olvido.

Habíamos entrado allí, y recorrido su superficie en 2009, antes de que existiera este blog. Guardamos las fotografías y seguimos en otras cuestiones. Eran tiempos muy convulsos y del Patio del Cura no se ocupaba nadie. El Estado lo transfirió a la Ciudad de Melilla en 1996. La Ciudad Autónoma se lo regaló al Obispado de Málaga en 1999, solo tres años después, sin ni siquiera haber intentado buscarle una utilidad. En 2023 el Obispado lo devolvió a Melilla, incapaz de recuperarlo o destinarlo a algún fin que no fuesen las clases de catequesis. Desde hace al menos dos décadas lo utiliza la Banda del Cautivo, como almacén y local de ensayo. También se usa como zona de verbenas de las comunidades parroquiales. A lo largo de todos estos años, y desde la publicación del artículo en El Alminar en 2011, hemos estado allí en escasas ocasiones, pero sin traspasar el umbral del patio. El edificio solía estar cerrado, y solo se usaban las aulas de la planta baja, para las catequesis y alguna celebración navideña.

Algunas habitaciones con colores raros, restos de actividades pasadas y la pintura fantasmal del pasillo, recuerdan a Silent Hill. Allí hubo vida y uso, como los restos de un belén,  algunos libros o la presencia de objetos varios desperdigados, sin conexión aparente.

Son 30 años de abandono documentado (1996) o de infrautilización. El edifico fue levantado en la década de 1960. Tuvo uso como instalación deportiva del Instituto Nacional de Deportes, y así lo prueba la abandonada pista de baloncesto y fútbol. También fue escuela de enseñanzas artísticas e incluso residencia. Pero de todo eso desapareció la memoria. No queda nada en ningún lado.

A pesar del largo tiempo de abandono, y del transcurrido desde su construcción, el edificio presenta un aspecto bastante bueno. No hay grietas en los muros, no se han levantado los suelos, los marcos de las ventanas resisten bien, y solo presenta humedades en techos y paredes de algunas habitaciones. Hace falta un proyecto para darle uso. Puede ser hasta residencia del párroco de la iglesia de Santa Mª Micaela, a la que pertenece, aunque todo esto precisa ser estudiado. Biblioteca de barrio, punto Wifi, sede de organizaciones y asociaciones. Hay muchos usos posibles, además del de zona deportiva y de esparcimiento. Cuenta con unos frondosos eucaliptos y unas vistas inmejorables de Melilla la Vieja y el macizo del Gurugú. La instalación  cuenta con aseos, duchas, cocina y algo de mobiliario, aunque antiguo.

  La ventaja es que no precisa de una reforma milmillonaria, y su puesta en utilidad pública podría ser casi inmediata, al menos en alguno de sus usos, como el residencial.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/09/26/el-extrano-caso-del-patio-del-cura-2/

Siete novelas de Sevilla


El Descubrimiento y conquista de América en 1492 convertiría a Sevilla en la capital de Indias y en una de las ciudades con más riqueza de España. Todo el oro de América pasó en algún momento por allí, gracias a algo único, como es su río navegable. Fue un año transformante en el que, tras la conquista del Reino Nazarí de Granada, España iniciaba su andadura europea como una nación sólida, pero se convirtió en una nación universal, y en Sevilla se concentraron todo lo bueno y también lo malo, del Nuevo Mundo y del antiguo. Riqueza, grandeza, burguesía, Contrarreforma y también miseria y sucesos oscuros. Todo está allí, historia y leyendas en su grado máximo. En Sevilla todo es tan magno como su catedral y todo está en sus novelas, que pretenden explicar las peculiaridades de esta ciudad.

La última publicada es Madera de Virgen, del mexicano Guillermo Sierra, que no culmina las expectativas creadas por la novedad narrativa de una imagen de santa Úrsula, que tiene la capacidad de ver y de escuchar. El orden establecido, aunque desafiado, siempre se impone. La anterior fue La Babilonia, 1580, de Susana Martín, que bajo el amparo de la serie de La Peste, se adentra en la vida de los burdeles y suburbios de Sevilla, cercanos al río, que ocultaen sus cenagales del Arenal, cualquier posible falta contra la Ley. Eugenio de Ron y Damiana, son los personajes que nos conducen a través de unos suburbios turbulentos, y entre crímenes espantosos, averiguamos algo sobre los movimientos, idas y venidas de las flotas de Indias. A una vida de crímenes, pecados e infortunios, se abría la esperanza del nuevo mundo, pero antes había que escapar, y eso era lo imposible. Las requisitorias y órdenes de arresto de España, atravesaban el mundo y te daban alcance. Es el triunfo del orden imperante.

Pero hay otras leyes, menos visibles, que son las de Dios y las de la venganza. La más inquietante de todas las novelas es El Manuscrito de Dios, de Juan Ramón Biedma. Una serie de espeluznantes crímenes se suceden en la ciudad en donde siempre llueve, o hace sol, con relación a un manuscrito que desvela los lazos tenebrosos que la Iglesia, ha tenido que tejer para sobrevivir, a lo largo de dos siglos, y que por supuesto, nadie debe conocer. El Santo Oficio era en su momento el orden establecido. El camino de la venganza es distinto, en él se lo juega una o uno, a una carta. Es siempre todo o nada. Es lo que aparece en Venganza en Sevilla, de Matilde Asensi, solo ella empieza el relato entre Santa Marta y Cartagena de Indias, para arribar a Sevilla, en donde se produce el desenlace y la explicación de todo lo leído, y sus intrincadas raices. Estamos de nuevo en casa, o sea, en la ciudad del río. Nunca falta la Inquisición como personaje tensional, a veces con nombre y apellidos.

Hay una novela no conocida, porque es fruto de una autoedición, titulada Ronda de Mar, de un amigo Isidoro Macarena Estrella, que aunque entra en el esquema (Sevilla, Iglesia, viaje al Nuevo Mundo), es diferente. El personaje que lo une todo es Diego Carrión. En la primera parte se narra la historia de la reforma de un convento, con el Inquisición siempre el resuello, de manera magistral. Es dificil plasmar un conocimiento tan exacto de Sevilla y del alma de esta ciudad, y luego transmitirlo al lector, que se queda con ganas de más, o quizá ahí se encuentre todo lo que se puede decir. La novela es diferente porque aquí no hay crímenes ni nada de lo que escapar. El salto al Nuevo Mundo es mágico, y allí suceden otras cosas. Allí aparecen los ingleses. Son otros personajes, otras historias. El orden establecido siempre dominante.

Sevilla y sus apellidos aparecen en Hija de la Iglesia, de Fernando de Artacho, y las difíciles relaciones entre las familias dominantes, que esconde cientos de secretos, casi todos relacionados con el sexto mandamiento, o con el séptimo. Las leyes civiles no permitían enjuiciar ciertas cosas, así que había que recurrir a los conventos, en donde se guardaban y escondían a los niños engendrados fuera de los matrimonios, o en relaciones prohibidas, que podían dividir o disolver haciendas y patrimonios. Una acusación de herejía a tiempo, permitía deshacerse de herederos incómodos. Y en estas acciones eran imprescidibles los pasillos y los conocimientos.

Son siete novelas, falta una más, El Evangelio, de Elisa Victoria, presentada como un misal antiguo. Es la Sevilla moderna, de una joven que trabaja en un McDonald´s, mientras estudia Magisterio. Aquí los viajes son en los autobuses urbanos. la protagonista no abandone de Sevilla. Al final aparece la Iglesia y un viejo recuerdo de la Inquisición, afortunadamente inactiva. El orden establecido no debe ser desafiado, aunque la realidad es que no tenemos herramientas para ello.

El barrio del Acueducto de Segovia


Incertidumbres y certezas sobre el Acueducto de Segovia

El barrio extramuros de El Salvador, con sus dos imponentes iglesias atalayas, la de San Justo y la de El Salvador, es el entorno urbano del celebérrimo acueducto segoviano, de origen romano y reconstruido en su mayor parte, en época de los Reyes Católicos, en esa zona de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Desde el inicio del tiempo románico, si algo hubo fue «maestros canteros«, que edificaron algunas de las mejores y mayores catedrales de España y de Europa. Son prodigios de piedra, y es aquí donde encontramos la primera diferencia de este acueducto con cualquier construido en época imperial (en esto parece existir consenso), y es en el uso del granito como material. Una piedra muy dura y pesada, abundantísima en la Sierra de Guadarrama, y que los canteros y talladores trataban con virtuosismo.

Esa primera parte del acueducto, la que transcurre por el barrio citado, se inicia tras el último decantador previo al inicio de la ciudad, y consta de consta de una alineación de 129 arcos simples*, en una serie de 6+25+44, agrupados según los giros del acueducto sobre el terreno, para dirigirse a la plaza del Azoguejo, en donde se inicia la parte monumental, y más netamente romana.

El ingeniero e historiador Isaac Moreno Gallo, que tiene un canal de Youtube dedicado a la monumentalidad romana en Hispania. Toda esta primera parte, aunque llamativa, porque convive con las calles, las casas y los vecinos, «es la reconstrucción de siglo XV». Los 129 arcos simples no guardan concordancia entre sí, y están compuestos de maneras bastante toscas, algunas incluso en el siglo XIX, según el estudio del arquitecto F. Jurado, y que data esa última reconstrucción en 1868. Hay arcos casi ojivales y algunos de tamaños parecidos a los de los puentes medievales. Hay otro dato incontestable, según Isaac Moreno, en su canal Traianvs. » y es que ningún monumento romano llegó a la Edad Media en estado íntegro, sino completamente destruidos o muy seriamente afectados. Esto daría carta de credibilidad a la tesis de que se trata de «una grandiosa reconstrucción», en época, y eso sí está apoyado en documentación, de los Reyes Católicos.

La razón del Acueducto de Segovia

No hay ninguna fuente documental romana que justifique la edificación y presencia de un acueducto de esta envergadura en la antigua población de Segovia. Una civilización como la romana, utilitarista y práctica, no construiría una obra así sin una razón que lo justificase. La presencia permanente de una guarnición, de un pretor o cónsul, de un nudo de comunicaciones, o de una línea de retaguardia. Nada. La presencia del acueducto sigue sin explicación, pero no solo en las fuentes romanas. No hay crónica alguna, o rastro arqueológico que lo explique o ratifique. Ni tampoco en las fuentes visigodas o árabes. Hasta la reconquista de la ciudad en el siglo XI, el acueducto, en su forma original, parece no existir. Con los Reyes Católicos sí, porque lo reconstruyen y si se reconstruye, es porque estaba, pero no sabemos en qué forma, pero probablemente sí en el mismo trazado, desde el siglo I o II.

Lo más romano, a partir del momento en que toma la segunda arcada, e incluso los arcos anteriores simples, son romanos, según el experto Isaac Moreno. El acueducto en su parte central es toda romana, excepto la línea de arcos superiores, que fue reconstruida casi en su totalidad. Los inmensos pilares, o pilas, quedaron en pie, porque es imposible derribarlos sin que todo caiga encima del derrumbador, porque todo se derrumbó de manera intencionada, en todas las partes del caído Imperio Romano de Occidente. Las pilas tenían y tienen la suficiente entidad por sí mismas como,para permanecer erguidas, aunque todo lo demás estuviese en el suelo, como de hecho estaba.

La primera arquería de la parte central, junto con las cornisas, habrían quedado en pié a lo largo de los siglos, hasta la llegada de los Reyes Católicos, cuando solo eran monarcas regionales, y nadie pensaba todavía en la conquista del Reino Nazarí de Granada, o la que es lo mismo, el único resto de la Hispania musulmana. Mucho menos en el Descubrimiento de América.

No hay un día en que un segoviano no vea el Acueduto,  de hecho es un mínimo de 10 veces el que se ve al cabo del día.  Mientras vivimos allí,  en el barrio de El Salvador,  nuestro Juegos giraban en torno a sus arcos. No explicaban muchas cosas porque sigue sin saberse mucho sobre él.  Hoy, guiados por un experto, vemos y distinguimos las diferencias en cada piedra, en cada pila, y en cada hilada. La verdad,  histórica en este caso, sigue estando ahí fuera.

La vida breve


Farinelli en La Granja de San Ildefonso

La Vida Breve es una serie de televisión emitida a través de la plataforma Movistar +, que intenta adentrarse en los múltiples secretos de la historia del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, que hasta ahora nadie se ha atrevido a desvelar, o no lo ha logrado. La serie desvela parte de la historia del fundador de este lugar, Felipe V, primer Borbón español, de su hijo Luis I, nacido de su primer matrimonio con Mª Luisa de Saboya, y que solo gobernó 229 días, tras su prematuro fallecimiento un 31 de agosto de 1724, hace ahora 301 años.

La librería Farinelli toma el nombre del cantante italiano, castrati, Carlo Maria Michelangelo Nicola Broschi, que fue contratado por la Reina Isabel de Farnesio, para aliviar la pesadumbre vital de primer Borbón español, el monarca Felipe V. Tanto fue su apego al cantante, que Farinelli permaneció en España por espacio de 25 años. El músico y cantante de ópera, natural de Andria, fue primer ministro de España por espacio de 4 años, entre 1749 y 1753. La librería Farinelli no es una librería más, es un espacio cultural que recuerda al músico italiano y primer ministro de Felipe V. La novedad es que además de sus salones y de sus dos plantas, en los que se encuentran múltiples espacios para leer entre los estantes, en los mismos escaparates, dotados de mesas sillas y sillones, cuenta con música ambiente, y desde hace dos años, con la posibilidad de tomar café, beber vino o cerveza, hasta las 22h 00 de cada día. La vida no es solo breve, sino también dura en algunas ocasiones. Mantener una actividad cultural como medio de vida, obliga a adaptarse a las condiciones cambiantes del exterior.

La Granja de San Ildefonso es un municipio segoviano de 4300 habitantes, situado a solo 11 kms. de Segovia. La actividad veraniega, con gran afluencia de visitantes, desaparece en cuanto se inicia el otoño, manteniéndose solo en los domingos. La volatilidad comercial es alta, lo que da una idea de la dificultad de mantener una librería por sí misma.

Felipe V era un rey extremadamente religioso. Vivía atormentado por su destino en el Más Allá, y dedicaba una parte importante de sus días a los rezos y la asistencia a misa. No quería gobernar, por eso abdicó en su hijo en 1724. Para todo siempre hay un precedente. La desgracia es que, al morir Luis I a los 9 meses de reinado, tuvo que regresar de nuevo al trono, ya hasta su muerte en 1746. A la entrada del Palacio de La Granja, se encuentra la capilla Real o Colegiata, porque Felipe V quería que la presencia de Dios siempre estuviese delante de todo. Es uno de los pocos reyes de España que no está enterrado en el monasterio de El Escorial. Yace allí con su 2ª esposa, la reina Isabel de Farnesio. La capilla Real está dedicada a la Santísima Trinidad.

La serie también ha rescatado el interés por otros lugares cercanos, como el palacio de caza de Riofrío, en donde vivieron Felipe V e Isabel de Farnesio, en el tiempo en el que se desarrollaron las obras del palacio de La Granja, usado no solo por los monarcas españoles. También se celebraron en sus salones muchos consejos de ministros durante el periodo republicano, 1931-1936.

  La Vida Breve esta dirigida por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, con Javier Gutiérrez, Leonor Watling y Carlos Scholz en sus personajes principales.

El ángel alado de Siena


 

A la entrada del centro histórico de Siena, en la fachada trasera del edificio de la Poste Italiane, se encuentra un llamativo ángel alado de bronce,  que recordaba a alguno  de los existentes en los monumentos de melillenses. La estética es parecida. Todo se iniciaba con una estela en latín grabada en la piedra, bajo los pies: Et non tanget illos tormentum mortis. Es uno de los versos de una oración litúrgica cristiana o antífona.

  La antífona completa tiene este texto: «Justorum animae in manu Dei sunt. Et non tanget illos tormentum mortis. Visi sunt oculis insipientium mori,Illi autem sunt in pace«. La traducción reza así: Las almas de los justos están en la mano de Dios, y el tormento de la muerte no los tocará. A los ojos de los insensatos parecieron morir, pero ellos están en paz.

En su momento lo fotografiamos todo para poder interpretarlo adecuadamente. Un año despues de la visita a la ciudad de Siena, la de Santa Catalina, ya tenemos todos los datos de este enigma. A un lado y otro nos encontramos dos cifras, también escritas en números romanos, que indican principio y fin (1915-1918), esto es, la Gran Guerra, la también conocida como I Guerra Mundial. La leyenda lo advierte: No los alcanzará el tormento de la muerte, que puede entenderse como «el olvido»; no serán olvidados. ¿Quiénes? Esto lo aclara una serie de nombres escritos bajo las alas del ángel. Son:  Intendente Americo Broci, oficilles Renato Civai, Armando Antichi, Ezzio Rossi, Bernardino Rovai y los soldados Egisto Niccolucci, Otone Corti, Ascanio Maestrini, Giuseppe Caglieri, Placido Ballati, Arcai Montereggi, Giuseppe Del Fa.

La historia humana es una colección sucesiva de masacres, matanzas, de genocidios. Al menos a este grupo le cupo el honor de ser recordados, aunque pasados 100 años ya apenas nos digan nada sus nombres.  Por el contrario, son decenas de millones los muertos en guerras, de los que jamás se sabrá nombre alguno. Todos esos, la gran mayoría,  son homenajeados bajo el epígrafe del «soldado desconocido», o el de «héroes anónimos». Todo este grupo está enterrado en el cementerio de la Misericordia de Siena, o al menos homenajeados allí. Peor suerte corren los  civiles muertos en esas mismas guerras, y de los que solo queda constancia como cifras. Julio es mes de caídos y de su recuerdo, a mayor gloria de la humanidad.

El mercado de la Melilla fundacional


La larga noche de los 400 años

Regresar, aunque sea durante tres días, y en medio de una recreación festiva, al entorno de los 4 Recintos de Melilla, y a los largos 4 siglos de permanencia y resistencia sobre el peñón calcáreo, debe ser un ejercicio ciudadano, para conectar con un pasado del que venimos todos. Tomamos la idea de Emiliano Zapata, y también de Cándido Lobera, que aludió a los 4 siglos de penalidades sufridas en la roca de Melilla la Vieja, para aludir el derecho de los melillenses a «un territorio de expansión», que se lograron tras el acuerdo de 1860, entre España y el sultán de Marruecos. Fijar los límites, extenderse hacia ellos, superar los recelos, y las indemnizaciones, llevó algunas décadas. Al final se logró la ocupación del territorio marcado por el Tratado de Wad Ras, y la proclamación de la Independencia de Marruecos en 1956, no mencionó a Ceuta ni a Melilla, ni tampoco a los Peñones. Cada cual podrá denominar a las cosas como quiera, pero los hechos históricos, refrendados por tratados, son estos.

El Mercado Renacentista y los 4 Recintos

Son ya 20 años desde el inicio de los mercados medievales en Melilla, aunque solo lo fueron los primeros 10 años, hasta 2016, pues a partir de esa fecha se convirtieron en renacentistas. A lo largo de todo este tiempo se ha visto de todo, esplendor, desidia, transformaciones, caída y tambien renacimiento, y este año es más renacentista que nunca, en ese sentido. Cierto es que Melilla no fue nunca una ciudad medieval, y que el Renacimiento en España se inicia con reinado de los Reyes Católicos, pero sobre todo con la conquista de Granada en 1492. Tuvo que llegar la pandemia del Covid, y sobre todo en año 2023, en el que cesó por completo su actividad, al negarse la Fundación Melilla Monumental, bajo los anteriores gestores, a llevarlo a cabo. A pesar de esos contratiempos, de malas gestiones, de un año de engaños, la idea del «mercado renacentista de las culturas», ha persistido, en los últimos días de junio de cada año. Es su fecha adecuada, porque todavía no han empezados las rotaciones vacacionales, y todos los habitantes de la ciudad está todavía aquí. Es algo que debe consolidarse y siempre en estas fechas.

Para que todos puedan hacerse una idea de lo que fue aquella Melilla, la ciudad fundacional, los recintos deberían estar marcados con colores. Los primigénios fueron el primero y el segundo, mientras que el tercero y cuarto fueron el objeto de una progresión muy dificultosa. La aduana de Melilla y la antigua Puerta del Campo, estaban sobre lo que hoy son el Casino Militar y el edificio del Banco de España. Eso debería estar marcado de alguna manera. El que acuda al mercado debe también conocer el terreno que pisa. El torreón de La Alafía y su pasadizo, conforman el final del perímetro original, a partir de ahí también era tierra hostil, aunque no siempre.

Lo que sí ha dado siempre este Mercado Renacentista, ya sea en sus inicios, en los años buenos, en los de desídia, en los de desorientación, en los de cambio de sentido, salvo en los de colpaso; son buena y coloridas imágenes. Y de todo eso hemos dado testimonio.