Baches y socavones


         El bache es un hoyo  en el pavimento de calles, carreteras o caminos, producido por el uso u otras causas, según el diccionario de la Real Academia (RAE). El socavón es el hundimiento del suelo producido por una oquedad subterránea. El pavimento de Melilla es ondulante.  Los coches oscilan sobre él como los trenes de cercanías, que registraban cualquier ondulación del terreno. Un mismo tramo de calle se puede componer de varios tipos de pavimento distintos (adoquines, cemento y asfalto). Al haber fracturado el pavimento para instalar las nuevas tuberías de conducción de agua, se han provocado todo tipo de desniveles.

           En donde en principio existía asfalto se rellenó luego con cemento, y en dónde había cemento se volvió a insertar el mismo material, pero como parches o remiendos. El resultado es un mosaico con ranuras por donde penetra el agua. Los distintos materiales y capas con niveles de resistencia y antigüedad diferentes hace que se produzcan ambos tipos de hoyos, esto es: baches y socavones. En esta ocasión hemos registrado los más grandes, aquellos en los que el hundimiento del suelo resulta peligroso y también dañino para amortiguadores y ruedas.

Imágenes del inicio de año


  Inmigración, rebajas, baches y La Cañada de Hidúm

        Diversas imágenes han llamado mi atención en este inicio de año en Melilla, o me he encontrado con ellas, como se prefiera. La inmigración sigue siendo  incesante. Todos los días, a primeras horas de la mañana, decenas de centro africanos se concentran frente a la sede del Cuerpo Nacional de Policía, registrándose tras una entrada, o en espera de obtener el pase a la península. Los inmigrantes, al día en que se les autoriza el tránsito al resto del territorio nacional, le llaman: «The freedom day», el día de la libertad. El pasado año, el primero de gobierno íntegramente popular, después del septenio del partido socialista, la inmigración ha alcanzado su máximo histórico, incrementándose en un 10% sobre el año anterior.

             Otra imagen que se produce  vez tras vez,  en los periodos de rebajas,  en las franquicias comerciales que se han asentado en nuestra ciudad, es la de la ropa tirada por el suelo sin ninguna consideración. Las cosas pueden caerse, pero esa cantidad de ropa en los suelos, más bien parece la de una total falta de consideración, que no se produce ni siquiera en los mercadillos callejeros. Hay una manera de comprar en nuestra ciudad, que resulta insólita, chocante.

            Los baches, el deterioro de las calzadas, mil veces fragmentadas por las obras, muchas descoordinadas, resultan una  incomodidad y un peligro. En este de la calle Comisario Valero, un vehículo ha hincado la rueda esta mañana. Por el ruido, parecía que había rajado el amortiguador. No puede ser, el estado de la ciudad resulta bastante deficitario. No se corresponde con el dinero que se gasta en el mantenimiento de la misma.

            Y por último una imagen de la carretera de Hidúm, en donde esta tarde  la Policía Local ha cortado el acceso rodado al barrio, a la altura de la Urbanización Las Palmeras. Da la sensación de que vivimos sobre un polvorín social, que puede estallar en cualquier momento. Hay demasiada pobreza, demasiado paro, demasiada gestión ineficaz. Los altos cargos del Distrito IV y V ya están nombrados, pero no se ve el desarrollo. Es una política de parcheo.