Los miserables


Víctor Hugo les dio categoría, voz y presencia física en su magistral novela, que fija su relato en lo que fuera el siglo de Francia. La Revolución francesa y todos los convulsos acontecimientos que iban a cambiar la historia del mundo. El pobre no tiene culpa de serlo, y también reclama su lugar en la sociedad, e incluso su oportunidad. ¿Cuántas personas hay viviendo en la miseria o en sus límites en nuestra ciudad?

El cierre de fronteras forzado por la pandemia e iniciado por Marruecos hace ya casi un año, puso al descubierto una realidad que convivía con la Ciudad de las Culturas y también del derroche y de la fastuosa Semana Náutica. La realidad de la miseria, de los ciudadanos marroquíes que residían ilegalmente, y la de otros grupos de población, que ni siquiera son reconocidos por el país de procedencia. Marruecos se enfrenta también a sus propios problemas, a la pobreza de amplias capas de población, a la miseria, y también a la afluencia de miles de inmigrantes procedentes de todos los lugares de África, de los cuales solo una minoría consigue llegar hasta Ceuta o Melilla.

Los centros de acogida de menores, la plaza de toros, el fuerte de Rostrogordo, el CETI, solo albergan a dos tercios de la población inmigrante o sin papeles que antes de la pandemia, recorría la ciudad día y noche. Todavía existe otro tercio de personas que ocupan edificios abandonados, cuevas, puentes, solares perpetuos, o cualquier otro lugar susceptible de ser «habitado», sin salida posible, ni hacia atrás ni hacia adelante. Son los sin papeles, los indocumentados, los miserables.

El problema es que no solo nuestra ciudad alberga este tipo de población, de colectivos generadores de inseguridad, sino que también en el resto de las ciudades ocurre lo mismo, y el problema va a seguir extendiéndose y va a seguir aumentando. Hemos escrito mucho sobre inmigración, pobres y colectivos sin techo en nuestra ciudad. Hay una realidad a la que no puede volverse, y es a lo que sucedía en esta ciudad antes del cierre de las fronteras. Se precisa un acuerdo fronterizo entre España y Marruecos, que regule todos los aspectos de esa realidad de ciudades fronteras. Ha sido muchas décadas de negarse a reconocer lo que estaba sucediendo.

Hoy, un grupo de esos menores desamparados, ya casi adolescentes, que viven en cualquier parte de la ciudad, han intentado manifestarse frente a la Delegación del Gobierno. Han desaparecido pronto, tras rodearla. Lo mismo ocurre con las madres marroquíes con hijos sin escolarizar, y que reaparecen con periodicidad. ¿Se sabe cuál es la cifra de población con residencia irregular en la ciudad? Después de un año de confinamiento en el perímetro, el de verdad, ya es hora de que se empiece a pensar en responder a la pregunta.

Alminar, Melilla y mundo


                                   9º aniversario del Alminar

          Un año más y ya son 9, recibimos la felicitación de WordPress en el día en que inscribimos el blog en esta plataforma, que empezó a desarrollarse de modo público a finales de 2005, y cuya génesis se debe al programador de la CNN Matt Mullenweg, con tan solo 20 años. Estamos aquí casi desde el origen.

             Ya contamos en una ocasión, que antes de que El Alminar existiese, ya era, porque el último nick que utilizamos en una plataforma melillense de noticias, y de cuyo nombre no queremos acordarnos, fue precisamente ese y no queríamos que se perdiese. Por muchas razones era y resultó ser el más apropiado de todos los posibles, y ahora es conocido en el mundo entero, incluida Mongolia.

           Cuando surgió el blog, la situación política de la ciudad en 2011 era muy asfixiante, la de las mayorías aplastantes del Partido Popular con 15 diputados sobre 25 posibles. Existían medios de comunicación, pero la libertad de expresión se encontraba en jaque y vigilancia permanente. El único modo de comunicarse con el mundo y de emitir opiniones libres y fundamentadas, era el de aventurarse en el mundo de los blogs, con una suerte incierta e imprevisible.

          En estos 9 años, hemos visto desaparecer de todo (El Telegrama de Melillla, el semanario La Luz, el Vigía TV, Cablemel radio y televisión) así como otros blogs que nos acompañaban la pasada década, y de las que ya solo existen La Otra Melilla, y Al Sur de Alborán. Salvo que se escribiese sobre el tiempo climatológico y el sexo de los ángeles, las posibilidades de sobrevivir eran muy limitadas. También se podía escribir sobre religión y cofradías, y aun así eso también resultaba peligroso. En nuestra ciudad cualquier tema expone al peligro.

                                Y en esto llegó la pandemia

             Lo que nadie esperaba pasados 9 años, era la conmemoración del aniversario en medio de una pandemia, sometidos a confinamiento en los domicilios, y bajo el Estado de Alarma, que se prolonga desde el pasado 15 de marzo. No hemos podido salir a la calle, pero da igual, porque contamos con la memoria. Hoy además, es domingo y Día de las Madres, así que desde aquí, enviamos un sincero recuerdo a todas las que nos leen y a las madres de todos nuestros colaboradores.

           En 2011 estaba recién iniciada la etapa de desidia en la gestión de la ciudad, en lo que ha constituido su «década perdida». Ese año empezábamos a entrar en el yacimiento del Gobernador, o fotografiábamos la Casa del Capellán, todavía en estado recuperable.

            Agradecemos siempre a todos/as nuestros lectores y colaboradores, a los que siguen, a los/as que estuvieron, a los que permanecen y a todos los que han llenado el blog a lo largo de estos nueve años. Ellos y ellas nos han orientado mucho en todo este tiempo.

 

Nota: https://elalminardemelilla.com/2016/01/16/un-mundo-en-libertad/