- Identificación de la mujer
- La mujer y los agentes
- Junto a la furgoneta
En el medio día de hoy, llamaba la atención la fuerte presencia de la Policía Local frente a la puerta del Ayuntamiento de Melilla, algo que no suele ser habitual. Casi en ese mismo instante, la aparición de una mujer en fuerte estado de ansiedad y nerviosismo, ponía en acción al grupo policial, que a la voz de: «ahí viene», se dirigieron hacia ella y la rodearon de forma casi instantánea. En la mano, la mujer llegaba lo que parecía una garrafa llena de gasolina. Ella no ofreció resistencia alguna y entregó la garrafa a uno de los agentes. El resto intentaba calmarla, mientras la apartaban de la curiosidad pública, y la conducían hacia un lateral de la furgoneta policial, en donde prosiguieron con la labor terapéutica de conseguir calmarla.
Hay desesperación en las calles, hay desesperación en las casas. Apenas se manifiesta nada en la vida diaria y casi nada trasciende a los medios de comunicación. La gente sufre sus problemas en la soledad, bien personal o familiar, y solo en casos muy desesperados, como el de la fotografía, los hechos transcienden al ámbito público. Mientras tanto, la clase política y gobernante, salvo honrosas excepciones, siguen inmersos en debates y actitudes que nada tiene que ver con los problemas de la gente.
Se necesita un cambio radical de la clase política y gobernante, porque la situación social se está tornando cada vez más tensa e irrespirable. Todo esto sucedía a la vez que se anunciaba la Semana Náutica del presente año, acontecimiento que no genera beneficio económico alguno en la ciudad. Es una acontecimiento deportivo solo para las élites que disponen de barco. No se puede seguir como si nada estuviese pasando en la calle. La fractura social es inmensa y algún día, el muro de contención que suponen las familias no podrán aguantar tanta desgracia económica y personal.
Todos los días, frente al Ayuntamiento, se concentra un grupo de padres de familia sin empleo.


