Fernando Arrabal: Urbi et Orbi


En la ocultación del portentoso escritor Mustafa Arruf siempre presente en la Fuente de las Maravillas fa

Así comienza el texto de la bula, urbi et orbi, que esta mañana ha emitido desde París, a las 9h 31´a.m. , el melillense más universal, el dramaturgo y poeta Fernando Arrabal Terán, a una ciudad conmocionada por el fallecimiento inesperado de su escultor más importante, Mustafa Arruf, y que también es la suya, la de ambos, la de todos.

La bula de París dice: «Adiós al prodigioso escultor y entrañable amigo MUSTAFA ARRUF, ocultado en Melilla el 10 de febrero de 2025. Desde la torre del Alminar de Melilla (Enrique Delgado) y París, comunico la tremenda noticia de la ocultación de mi entrañable amigo Mustafa Arruf, fa».

A lo largo del día nos ha hecho partícipes de otros dos textos, uno de ellos en forma de poema, y otro en el que pregunta por su «soneto a Melilla», junto con otra obra de Mustafa Arruf, en un parque al lado de Barajas, y que transcribimos. Fernando Arrabal no comete errores, si hace llegar algo, o envía un texto, es porque quiere que recibas exactamente eso.

[¿sigue  siendo a la entrada del parque cercano a Barajas la prodigiosa y muy alta escultura a Melilla de MUSTAFA ARRUF con mi soneto? si así fuere ¿puedes fotografiarlos?] fa

La escultura de Mustafa Arruf a la que alude Fernando Arrabal (fa), se encuentra en el Parque Juan Carlos I, en Madrid. No la conocíamos, pero ahora sí. A cada paso que se da, se engrandece la figura de Mustafa Arruf, ensalzada por otro melillense, el más insigne de todos, y «amigo entrañable» suyo.

Y como esto va de descubrimientos, damos a conocer la existencia de un proyecto inédito del escultor melillense Mustafa Arruf, que iba a ir situado en la plaza de Héroes de España, en sustitución del águila franquista, pero que fue apartado por el gobierno anterior a 2019, y que vuelve a ser el mismo desde 2023. Al parecer Arruf tenía a un perseguidor, que postergaba en lo posible sus obras para la ciudad. Nos lo contó hace no mucho. El proyecto existe y fue presentado al gobierno mencionado. Para solaparlo se ideó un encargo a Antonio López y a García Ibáñez, para la creación de un conjunto escultórico para la plaza, por 1 millón de euros, y que fue aparcado por el gobierno presidido por Eduardo de Castro.

Nota:https://seordelbiombo.blogspot.com/2014/06/arruf-encuentros-las-esculturas-del.html

Adiós al escultor Mustafa Arruf


Mustafa Arruf es uno de los pocos melillenses que alcanzó, en vida, el honor de tener una calle con su nombre. Esto es algo reservado a muy pocos. Un artista siempre debe romper moldes, y uno ellos es el de ser profeta en su tierra, en este caso, Melilla. Mustafa Arruf sí ha triunfado en su tierra. No solo las calles melillenses están llenas de sus esculturas, sino que además fue profesor de taller, en la Escuela Municipal de Enseñanzas Artísticas, que debe llevar ya su nombre. Le faltó, eso sí, como a otros muchos, la Medalla de Oro de su ciudad natal.

Ocupar un espacio en el mundo del Arte Universal, no es tarea fácil, pero él lo había conseguido. Y no solo eso, sino también llegar a otras esferas artísticas, como puede ser la del mundo las Letras, a traves de su amistad con otros melillenses insignes, como Fernando Arrabal Terán, el más universal de cuantos melillenses lo hayan sido, y del que era amigo. Había conseguido acceder al particular Olimpo personal del gran dramaturgo, melillense de nacimiento, y mirobrigense (Ciudad Rodrigo) de adopción, al que le falta, como no, el premio Cervantes o el Princesa de Asturias. España es un país de faltas, y reconocimientos tardíos.

Mustafa Arruf nació en uno de los barrios de la expansión de Melilla, en las calles lindantes con el arroyo de Mª Cristina y el Barrio Hebreo. Esto le dejó la impronta de la humildad y la modestia, de la ausencia de cualquier rastro de vanidad, en su personalidad artística, y también personal. En una etapa oscura, sus estatuas empezaron a «desaparecer» del Paseo Marítimo (una de ellas desapareció para siempre), motivo por el que pidió ayuda a «esta modesta torre del Alminar«, y por supuesto se la prestamos. Fueron momentos de gran tensión y de enorme hostilidad hacia esta humilde atalaya de vigilancia y observación.

El consenso entorno a la calidad de su obra es unánime, y acerca de su calidad humana también. Aquel apoyo nos lo devolvió con creces, y en 2019, cuando Fernando Arrabal acudió a la ciudad para inaugurar la sala de Fando y Lis, pudimos compartir unos instantes y fotografías con el más insigne melillense, y con él mismo. La representación de sus figuras de mujeres, con extremos metálicos (precursoras del T-1000) , son el emblema del Paseo Marítimo, y una de sus grandes rupturas de moldes. De igual modo, su gran obra Encuentros, es la llave que abre el camino al centro de la ciudad, y que también es un mensaje para el futuro de esta ciudad, que no puede ser otra cosa que «tierra de encuentros». O sigue siendo eso, que es lo único que la diferencia, o será una de tantas.

¡Que la tierra te sea leve, Mustafa Arruf, amigo!

Nota:https://es.wikipedia.org/wiki/Mustafa_Arruf

Mujeres escritoras de poesía


Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla

Con un solo comentario, la poeta y escritora Encarna León, descubrió una importante falla en El Alminar. En una década no hemos escrito nada del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla. Esto es algo que queda solucionado aquí mismo. Este premio es una parte muy importante de la cultura de la ciudad desde 1979. También nos señaló un error que corregimos: El premio ha sido ganado en dos ocasiones por poetas melillenses (Miguel Fernández,1982; y Antonio Abad, 1986) pero por ninguna mujer melillense. Solo Josela Maturana (2000) y Elena Fernández (2012), han sido las únicas poetas melillenses en alcanzar el galardón de obra finalista. En el caso de la primera poeta, esto se produce al año siguiente de obtener el premio de Poesía Carmen Conde (1999), convocado por la editorial Torremozas, desde 1984.

El premio de poesía de Melilla cuenta con una colección propia, RUSADIR, que edita tanto la obra ganadora como la finalista. En una primera etapa se denominó como Premio de Poesía Ciudad de Melilla, que años más tarde fue elevado a la categoría de Internacional. En el año 2003 se conmemoró la XXV Edición, con una publicación antológica que corrió a cargo del profesor y gran impulsor del mismo, José Luis Fernández de la Torre. En las obras consultadas de las autoras melillenses, se percibe la influencia redaccional de Miguel Fernández . Esto es algo que el profesor Fernández de la Torre le señalará a Encarna León en su prolijo estudio sobre su obra poética, en concreto a la hora de enfocar Sobre cristal desnudo (1994): No resulta fácil presentar estos poemas o series de Encarna León, pues se quieren homenaje y rememoración de Miguel Fernández. Intentar animar a los posibles lectores y decir que sobre cristal desnudo es una invitación a la lectura de otros títulos y obras o poemas resulta utópico o imposible.

Encarna León resulta más cercana cuanto más se acerca a sí misma y se desprende de otros aditamentos, ya heredados o alcanzados en su extensa y no completa obra. Y como dato aportado por ella misma y de modo quizá inconsciente, nos refiere esta anécdota del más grande escritor melillense, Fernando Arrabal, quien se ve a sí mismo como un Mesías de las letras, en postal que él mismo me enviara. En la dedicatoria que le firmara, escribe: «Para R. y Encarnita esperando que se libere y venga a pasar unas vacaciones conmigo en Hawai«. Lo que viene a ser una reinterpretación del pasaje evangélico: ¡Señor! ¿Qué tengo que hacer para salvarme?. ¡Deja todo lo que tienes y sígueme. Fernando Arrabal le pide a Encarna León que se libere de sus ataduras y le siga, al Olimpo de las Letras, en donde él habita.

Camino de Soledad

Camino de soledad tengo a mi paso y un estallido de brumas sin fin, quiebra mi voz. Cierro mis ojos porque mirar no puedo allá.

Adormecido el corazón se queda luego, insensible al tiempo y al espacio gris que me acongoja inesperadamente solo.

Josela Maturana, la obra finalista (2000)

Josela Maturana es la primera mujer que se acercó al Premio de Poesía Ciudad de Melilla, en el primer año del tercer milenio. Es una escritora con mucho oficio, que también ha escrito obras de compromiso social, como El rapto de las Sabinas: Mujer y analfabetismo. Para muchos, en entre los que nos incluimos, esta nativa melillense saltó al imaginario público cuando sustituyó en el callejero al invicto general Moscardó, héroe del Alcázar de Toledo.

El trabajo con el que obtuvo el reconocimiento como finalista lleva por título: La soledad y el mundo.

Yo he buscado esas rutas en las cartas del tiempo, bajo las nubes pardas, predicciones y envíos, señales en la noche, y he mirado a los hombre que vagan en el borde como propio destierro sin encontrar mi nombre, una huella o un rastro de clara compañía.

En las autopistas una especie transita rurales desvaríos, atajos industriales, meridiano profundo circundando al hombre fuera de toda aldea, de asilo refugiado a donde va el retorno y les acompaño.

Nota: En el anterior artículo sobre mujeres poetas, se originó un debate sobre el término poetisas, que hemos resuelto con esta fórmula empleada en el premio Carmen Conde, convocado para mujeres escritoras de poesía.

Karpov y Kasparov en Sevilla


Los recuerdos también necesitan ser recordados. En 1987 se presentó una oportunidad única y es que por primera vez, el Campeonato del Mundial de Ajedrez se celebraba en una ciudad española, Sevilla, que empezaba su gran transformación hacia el 5º Centenario del Descubrimiento.

Anatoli Karpov (1951) era una joven promesa de la escuela soviética de ajedrez, que en 1974 se proclamó candidato a enfrentarse contra el estadounidense Boby Fischer, el campeón vigente. En aquel entonces todo era política, hoy los deportes son solo deportes. Nadie que se precie discute la genialidad del ajedrecista americano, pero tampoco pueden pasarse por alto sus desequilibrios y tremendas obsesiones, que le llevaron a alterar por completo el campeonato mundial de 1972, en el que le arrebató el título a Boris Spassky en Islandia, único país en el que Fischer aceptó jugar, para escapar de las asechanzas del espionaje soviético.

El 3 de abril de 1975, el estadounidense renunció a la defensa de su título de campeón del Mundo, pese a haberse aceptado sus todas sus exigencias, y fue desposeído del mismo. Nunca quiso enfrentarse a Karpov, que sigue siendo uno de los mejores ajedrecistas de la historia, dominando este deporte y juego durante una década. Por contra y pese a que su máximo brillo fue muy concentrado en el tiempo (1970-1974), el americano sigue siendo considerado «el mayor genio del ajedrez», mientras que la década de Anatoli Karpov (1975-1985) parece como si fuera cualquier cosa, y no lo fue.

Ajedrez en Sevilla

Da igual cuando se vaya a Sevilla, siempre tiene magia, aunque en verano parezca agostarse. Sin embargo, un puente de la Constitución o de la Inmaculada, sí es un buen momento para acercarse a la capital de Andalucía, pudiera decirse que es casi una fecha ideal. En 1987 se celebró allí el campeonato, en el que ya Kasparov era el campeón, y Karpov era nuevamente el aspirante.

Armado con una credencial de redactor gráfico del Melilla Hoy, que me concedió la entonces Redactora Jefe Irene Flores, y con nuestras respectivas parejas, acudimos a Sevilla, para dejar constancia de tan especial acontecimiento. Fuimos hasta Málaga en avión y luego nos trasladamos hasta la capital hispalense en tren, en la que nos alojamos en el Hotel La Rábida. El campeonato se desarrolló a lo largo de varios meses, desde su inicio en el mes de octubre. Nos vimos completamente inmersos en la magia de la ciudad, y también, en el inigualable ambiente del Teatro Lope de Vega , que acogió el campeonato.

Se disputaba la partida nº 21. La diferencia competitiva entre ambos ajedrecistas era pequeña, aunque eran totalmente opuestos en el estilo y aptitudes personales. Gary Kasparov dominó el ajedrez mundial durante 15 años (1985-2000). Eran más que jugadores. Como siempre, Kasparov solía llegar un poco antes y esperar a su rival.

Fernando Arrabal y el ajedrez

No muchos saben, que nuestro más universal melillense, el escritor Fernando Arrabal, no solo es un extraordinario jugador de ajedrez, sino también un ferviente partidario de Bobby Fischer y fervoroso creyente en la «maldad soviética» ejemplificada en Anatoli Karpov. Desde las páginas de El Mundo (16-01-1992) ironizó sobre las memorias de Karpov, que se presentaron ese año en Estados Unidos, con un artículo titulado: Campeón…¿Gracias a Dios?.

Nota: Un accidente al abrir la máquina fotográfica, para revelar el carrete, nos privó de cualquier recuerdo de aquel viaje. Solo se salvaron las fotografías de Karpov y Kasparov.

In memoriam: Carlos Seco Serrano


 Últimas cartas con Carlos Seco Serrano

           En 1999 internet era un recurso incipiente, no accesible al mundo común como ahora. La única forma de ponerse en contacto con alguien era la guía telefónica y la dirección postal. Eso hice y así contacté con Carlos Seco Serrano para dedicarle un capítulo a su padre, el comandante del batallón de Ametralladoras Edmundo Seco, presente en la Comandancia General de Melilla en la tarde del 17 de julio de 1936. En aquella habitación y reunión hubo grandes traidores, que alcanzarían los máximos grados en el Ejército de Franco.

               En la violentísima reunión en el despacho del General Manuel Romerales, y ante su pregunta de: ¿Pero quién me odia a mí?, el comandante Zanón, de una manera brutal le increpa: «Todo el ejército, mi general». En ese crucial momento, intervino el comandante Edmundo Seco, y ante la amenazadora mirada del jefe de la conspiración en Melilla, el coronel Solans Lavedán, afirmó: «Todos no, mi general, ni Ferrer, ni Rotger, ni yo. Nosotros estamos con usted». Eso es valor y lealtad en estado puro, y sigue sin ser reconocido.

              Hoy 12 de abril de 2020, se ha comunicado el fallecimiento del ilustre historiador, y con él vuelve a morir su padre, Interventor Civil de Villa Sarjurjo (Alhucemas), al que siempre profesó veneración.

                                                     El 17 a las 17

             Este fue el título de un artículo escrito por Carlos Seco Serrano sobre el levantamiento militar en Melilla, solicitado por Manuel Fraga, para una edición conmemorativa sobre los XXV años de Paz, que es como denominaba el régimen a su silencio mortal. Era muy difícil ser historiador en en periodo más negro de la España de Franco.

             Don Carlos, como yo le llamaba, me envió todo, una fotografía de su padre, la carta de su última voluntad y una copia del artículo mencionado, que fue censurado en su 2ª parte, en el diario El Telegrama de Melilla. El artículo era muy extenso y solo se publicó la 1ª parte, pues el director, no autorizó la 2ª. Corría el año 2000 y el búnker franquista ejercía una enorme presión en nuestra ciudad. Entonces no existían los escáneres y tras publicarlo, le devolví los originales.

          En 2002 volvía escribir un relato sobre los últimos días del comandante Edmundo Seco, esta vez en El Faro de Melilla y esta fue la respuesta de Carlos Seco. «Querido amigo: Celebré mucho poder conocer personalmente a usted con motivo de mi reciente estancia en Melilla, y deseo reiterarle mi agradecimiento por sus artículos dedicados a la reivindicación de la figura de mi inolvidable padre. El último artículo, que tuvo la bondad de entregarme, me conmovió profundamente». Hasta ese encuentro que se produjo en el Parador de Turismo, nos habíamos escrito una decena de cartas y llamadas telefónicas.

            Los comandantes Ferrer Madariaga y Rotger Canals, ambos mallorquines,  fueron fusilados el 3 de diciembre de 1936 en Rostrogordo. Seco Sánchez fue trasladado a Ceuta, en donde estuvo preso en el castillo del monte Hacho (junto al teniente Fernando Arrabal, padre del insigne melillense Fernando Arrabal), hasta que fue fusilado el 15 de junio de 1937.

            Entresaco este párrafo de su carta de despedida: «Duéleme, en cambio, la triste estela que en la sociedad en la que viví deja mi nombre, porque he sido calumniado con verdadera saña. Todos me atribuyen cosas que solo han imaginado o que escucharon a otros que no hicieron sino imaginarlas. Los que me conocían saben bien cómo yo era y quizá llegue la hora de la justicia y de la reparación. Y perdono a los que consciente o inconscientemente contribuyeron a mi descrédito y a mi muerte». Adiós. Edmundo. El Hacho.

         Nota: Entre 1995 y 2007, Carlos Seco Serrano estuvo a disposición de la Ciudad de Melilla, para diversos proyectos culturales o editoriales, visitándola en varias ocasiones. En ella residió la familia, hasta que se trasladaron a Madrid tras su fusilamiento en Ceuta. Podemos asegurar, que en esta despedida final, solo hubiese deseado que escribiéramos sobre su padre, al que nunca olvidó.

 

                         

 

Guardalavaca


                                    Historias de la Melilla estrambótica

                 Gardalavaca es el nombre de una playa de la provincia cubana de Holguín. Las vacas de colores es una de las historias más estrambóticas de la última década en Melilla. Casi veinte años de «poder incorrupto» producen sainetes, estrambotes, esperpento y escenas de teatro pánico. Bien pensado, el más grande melillense de la historia, Fernando Arrabal, no podría haber nacido en otra localidad que no fuera la nuestra. Sin ella no hubiese llegado nunca a los cielos de la inmortalidad.
                                        La leyenda negra
Mucho se habla ahora de «leyenda negra» de lo que se ha dado en llamar «imbrodismo» o un peculiar modo de ejercer el poder democrático otorgado por las urnas, convertido en la práctica en un modo de absolutismo. A todos los que ahora se rasgan las vestiduras con la denominación de «leyenda negra», habría que recordarles que las tranquilas aguas estancadas del poder melillense se vieron agitadas en febrero de 2012, por las revelaciones de un joven popular, presidente de Nuevas Generaciones y del Consejo de la Juventud de Melilla: José Valdivieso-Morquecho, el singular creador de las vacas pintadas que poblaron las calles de nuestra ciudad, tiempo atrás, en los orígenes del Alminar.
A lo largo de tres meses y en tres reportajes de la revista Interviú, ya desaparecida, este joven popular fue desgranando las mil y unas supuestas prácticas corruptas del gobierno y partido al que pertenecía. Enormes listados de gastos desorbitados, del soborno como norma, del presupuesto inflado como el arroz, de designaciones a dedo, tanto de contratos de servicios como de puestos de libre designación. Todo era posible si pertenecías al reino de Valhalla. Hay que recordar que Valdivieso fue relevado, en Nuevas Generaciones, por la hoy senadora Sofía Acedo.
Todo esto fue revelado desde dentro, como en la película Alien. Así pues, los defensores del absurdo, deben revisar sus notas y la hemeroteca, para saber cual es el origen del monstruo de la corrupción. Todo salió del interior, nunca de fuera. El Alien sigue dentro, aunque todo aquello quedase en nada, en términos judiciales. En realidad, poco tiempo después, el Tribunal de Cuentas envió miles de folios a la Ciudad Autónoma, detectando decenas de irregularidades administrativas, y de ejemplos de mala praxis administrativa, como el fraccionamiento de contratos. Todo esto también acabó en humo, y todo fue calificado bajo el epíteto de «errores».
Nos encontramos en la nave Nostromo, ahí fuera nadie oye nuestros gritos, porque todos/as están luchando contra sus propios monstruos de la corrupción. Es un artículo más, de los centenares que llevamos archivados.
¿Qué fue de las vacas?. Fueron consideradas malditas, seres aborrecibles. Recordaban algo funesto y fueron desapareciendo, quizá exterminadas o enviadas al Gulag. Hemos vuelto a ver una, encerrada, en la zona de exclusión del Mercado del Real. Al verla allí nos han recordado estas historias, ya olvidadas.

         Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/01/14/liquida-a-una-vaca/

Melilla, el arrabal de Fernando


         

               Fernando Arrabal, el melillense más grande y universal que ha dado esta ciudad en sus muchos siglos de historia, es tan grande, que ha convencido incluso a aquellos que no le querían, porque él siempre ha deseado ser querido en Melilla. Ha vuelto a la ciudad, pero en realidad siempre está, nunca se ha ido, porque en su obra siempre está Melilla de una u otra manera, al igual que su propia biografía. El mundo es la ciudad de Fernando, y Melilla su más importante arrabal. Es una unión imposible de ser disuelta y atravesará la posteridad.

                          En 1997, con ocasión del V Centenario de la Ciudad, se publicó su obra teatral completa, bajo la edición de Francisco Torres Monreal, y editada por el patronato del Centenario. También y por iniciativa de la Asamblea, se reinstituyó la Medalla de Oro de Melilla y ese primer galardón fue para él, que se le entregó en el Auditorium Carvajal, de manos del entonces Presidente Ignacio Velázquez.

             Luego llegaron los tiempos de olvido y de la negación, como Pedro. En enero de 2011 volvió a la ciudad casi «como un ladrón en la noche«, de la mano del disidente Velázquez y su extinto Populares en Libertad; y ofreció una conferencia en las catacumbas del Palacio de Congresos.

                                                         Arrabal y Pollux

               Para esta ocasión vino acompañado por el director teatral, traductor y dramaturgo Pollux Hernuñez, quien hizo una larga pero necesaria introducción, que empezó con un retraso no bien explicado. Lo escribimos porque Pollux dijo que una de las obsesiones de Fernando Arrabal era la puntualidad, hecho que luego fue ratificado pro el propio escritor, que dijo que «uno de sus defectos era su manifiesta imposibilidad para llegar tarde», explicando en una anécdota que dejó de asistir a una conferencia en la Universidad de la Sorbona, porque en la invitación olvidaron poner la hora.

                      Fernando Arrabal vuelve una vez más a sus raíces africanas, que no africanistas. Contó muchas cosas, como la influencia de Luigi Pirandello en su vida. Al parecer y según Arrabal, el dramaturgo italiano, tras serle concedido el premio Nobel de Literatura en 1934 afirmó que el futuro del teatro estaba  en África. El teatro Pánico, la renovación del teatro, surgió de las manos y de la cabeza de un escritor africano, Fernando Arrabal, nacido solo dos años antes de esa profecía. Pirandello era un escritor fascista, como recordó el dramaturgo melillense, porque el fascismo es lo que más daño le ha hecho en su vida.  En 1936, en Melilla, se inició la desaparición de su padre, el teniente Fernando Arrabal, y es esta ausencia y búsqueda del padre perdido, la que también está presente en toda la obra arrabaliana. Cuando se otorgó el nombre su nombre el Teatro Kursaal, pronunció la frase más hermosa posible: «Por fin el nombre de mi padre está ya en Melilla».

                                                       La inspiración

                     ¿Qué es la inspiración? se preguntaba Arrabal. «Es eso que todo escritor espera por la noches cuando escribe. Sin embargo lo que aparece siempre son los recuerdos y la imaginación». Esta es la cuarta vez que estamos frente al genio, frente al dramaturgo, frente al melillense más grande de la historia y hemos percibido algo nuevo. No solo es todo eso, es también un consumado actor. Sabe perfectamente en qué lugar se encuentra y frente a quién. No improvisa nada, mide cada palabra y cada gesto. No solo escribe y habla sobre él mismo, es que también se representa. Dice exactamente aquello que quiere decir y lo acompaña de gestos, cambios en el tono de voz y miradas. Una de las cosas que más le gustó de la pequeña sala de conferencias del Kursaal, es que tuviera espejo, y se mostró encantado de hablar frente a un espejo.

                  Desde aquella aparición de 2011, apenas unos meses antes de la creación del Alminar, siempre aparece en Melilla con la misma chaqueta, de emperador oriental y bocamangas napoleónicas. Sin embargo esta su chaqueta quedó manchada con la pintura de una pared o puerta recién pintada. Esto nos lo contó nada más vernos en la puerta del Kursaal, al saludar muy cariñosamente a su amigo, el escultor Mustafa Arruf, con el que volvió a reencontrase y con el que mantiene una larga amistad.

                     Poco público, poca difusión y una sala demasiado raquítica para la grandeza literaria y personal del melillense más universal. A cualquier otro, de infinita menos relevancia, le hubiesen ofrecido el Salón Dorado, la misma Uned.