La aspillera del fuerte de San Miguel


               Decididamente hay algo que nos guía. Un pequeño soplo, una leve sensación de tener que ir a un sitio preciso. La intuición de que hoy era la última oportunidad. Un día festivo. las guardias suelen estar bajas.  No había hecho fotos nuevas desde el pasado 11 de abril, hace casi un mes. Desde aquella incursión toda ha cambiado. Se ha demarcado la zona con valla metálica. Se han colocado los preceptivos carteles de: «Prohibido el paso a toda persona ajena a la obra». Sin embargo, en la zona que alguien indicaba en su comentario, como la del «Rastrillo de Espadas», no habían completado el vallado, entre otras cosas porque están sacando escombros y porque además vive gente, ese es el acceso a una vivienda. No siempre pueden cerrar todo. Están demoliendo un muro y allí existía una  casa que ya derribaron, quizá la expropiada por solo 120.000€, por cierto: ¿A quién se la expropiaron?.

         Sin penetrar en la obra, sin incumplir ningún mandamiento legal, subido a una pequeña montaña de escombros, obtengo las mejores fotografías posibles. Tampoco se puede demorar uno mucho,  porque la red de alerta temprana se activa de modo lento pero total. En cuanto se publiquen las fotografías, el cerrojazo será absoluto. Completarán el vallado, cubrirán con tela la verja para que no se sepa lo que sucede allí dentro. En la parte baja del solar han empezado a colocar pilotes. La obra no se detendrá ante nada. Este muro iba a ser demolido de modo completo, se había declarado de poco o nulo valor histórico. La superposición de materiales no indicaba que existiese un valor específico que indicase el derecho a la protección. Los expertos habían hablado. No esperaban encontrar esa aspillera. Seguimos sin noticias o explicaciones oficiales. En una de las troneras se apreciaba la existencia de una bola de hierro, en la contigüa parecía que también. Las han podido encontrar en los últimos días y las han dejado allí, o quizá ya estaban. 

            Mostramos todo lo que encontramos.   Contamos todo lo que sabemos o nos dejan saber, que no es lo mismo. Tenemos muchas más fotografías. Han destrozado bastante. Mostraremos lo que se hace en otras ciudades. La comparación siempre es en nuestra contra y en detrimento de nuestra historia.