Asalto al barranco de Cabrerizas


Enlosando la naturaleza

Fue el terce artículo de la historia del Alminar, un 8 de mayo de 2011, de hace ya 13 años. La especulación intentaba asaltar uno de los pocos espacios naturales vírgenes del territorio melillense. Quería canalizar el barranco, y construir encima, en medio del entorno natural. El proyecto no se llevó a cabo, pero los constructores nunca se olvidan de las cosas. Ha pasado mucho tiempo, y el asalto actual va en serio, de hecho, ya ha comenzado. Hubiese sido suficiente con evitar que se hubiese convertido en un vertedero ilegal de escombros, como casi todo el entorno natural de la ciudad, lo que se llamaba el campo de Melilla. Desde que podemos dar cuenta de las cosas, la propia existencia del Alminar, el deterioro ha ido en aumento constante. El gran problema del barranco es que por allí no va nadie, y por eso apenas tiene defensores, salvo este blog y algún puñado más, lo que facilita el asalto y destrucción de un entorno natural.

El clima no es algo que se puede controlar. Nunca hace el tiempo que se necesita. Inmersos en el cambio climático, a periodos de sequía extraordinaria le siguen los de abundantes aguaceros. Si los barrancos y torrenteras están urbanizados y enlosados cuando llegan las lluvias torrenciales, las consecuencias serán muchos mayores, o catastróficas. Lo acabamos de padecer en la Comunidad Valencia y en el ya tristemente célebre barranco de Torrent.

El poblado histórico de Cabrerizas

La obra ha comenzado con la alteración del perfil del terreno, para crear bordes y líneas rectas, que habrá que sujetar con muros de piedra y cemento, o lo que es lo mismo, la degradación del terreno. Con el tiempo y las lluvias (que llegarán) se producirán derrumbes y desperfectos, pero eso garantizará el mantenimiento del negocio de las obras. Sin embargo, lo primero que se ha destruido son las ruinas históricas del poblado bereber de Cabrerizas, que por cierto, no le interesan a nadie. Es una zona arqueológica de primer grado, que no tenía catalogación alguna y por lo tanto, estaba desprovista de cualquier protección. Y esto no es algo que nos hayamos inventado, pues está señalado en el diario del capitán Francisco de Miranda, héroe melillense y colaborador posterior del Libertador de América, José de San Martín. Lo normal, en un paseo atento por el barranco, es encontrar en superficie, junto a todo tipo de restos contemporáneos, gran abundancia de fragmentos cerámicos antiguos, trozos de asas, bordes de vasijas, e incluso restos óseos. Alterar todo eso con palas excavadoras, sin miramientos, supone perder decenas de datos del pasado melillense. Además, insitimos que se ha empezado por la zona más sensible, incluída en la cartografía militar de 1970 con la denominación de «ruinas del poblado bereber de Cabrerizas«.

Cabrerizas y su cábila, conformaban uno de los asentamientos históricos de la zona, y era una de las que se alternaba en la guardia y custodia del entramado de Lal-la Zurzut (Higuera sagrada), del que también hemos escrito en este blog. La llegada de los españoles y su potentísima artillería, obligó al refugio de los lugareños tras la loma de Santiago, en denominación castellana. En la zona existe también una abundante presencia de silex tallado, el material neolítico por excelencia, junto con la existencia de cuevas naturales del macizo calcáreo, pero con claros indicios de ampliación y utilización humana. La presencia de poblaciones en el entorno melillense está documentada desde hace al menos 5.000 años (estudios de Bravo, Bellver y Posac). Así pues, al daño ecológico a una zona, que pese a todo se había mantenido casi inalterada, se une el daño a la historia y pasado del entorno de Melilla.

El barranco de Cabrerizas, un entorno natural

En la turbulenta historia melillense, son pocas la zonas que no han sido explanadas y modificadas por las necesidades bélicas, las urbanísticas, o las de extracción de materiales. Melilla, ciudad de colinas y de arroyos, ha visto modificada su orografía por necesidades muy diversas. Normalmente se establecian nuevos barrios sobre las cimas de los cerros (Camellos, Reina Regente, Mª Cristina) y sus laderas, pues el sentido común llevaba a dejar expeditos los cauces de arroyos y torrentes, Este es el motivo por el que permanecía inalterado el de Cabrerizas, que es el acceso a la zona más elevada de la ciudad, la meseta de Rostrogordo. Pese a todo, se ven restos de antiguos pilares de puentes, restos de muros de contención o o de antiguas balsas de agua. Es una zona natural a preservar y así lo escribimos en 2011. Además y lo decimos en 2024, es una zona histórica a conservar y estudiar. Ya no es nada porque la destrucción y la alteración han empezado por ahí. Las fotos de 2011 prueban que la utlización como escombrera y vertedero se ha llevado a cabo en los 10 últimos años. Entonces estaba solo olvidado.

No habíamos escrito nada en todo este tiempo, precisamente para no llamar la atención sobre la zona, confiando en que el olvido la protegería, pero no ha sido así.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/05/08/el-barranco-de-cabrerizas/