El gigantismo de las aceras


                     La falsa peatonalización de la piñata

        Las obras de la calle Carlos Ramírez de Arallano llevan más de tres meses en curso, solo para agrandar las aceras, dificultar la maniobrabilidad de los coches, autobuses urbanos y vehículos pesados que luego tendrán que pasar por allí. Dicen que es una obsesión común a los dictadores el modificar el espacio urbano a su antojo, en busca de una monumentalidad exagerada.

             La propaganda y los vídeos oníricos presentan la obras de un modo que luego no coincidirá en nada con la realidad finalizada. La falsa peatonalización de esta zona de la ciudad, y de otras,  solo se plasmará en la eliminación de aparcamientos públicos gratuitos, en el gigantismo de las aceras, con unos pasos de peatones desproporcionados, y en las dificultades para la carga y descarga de vehículos en los comercios de la zona, aparte del estrechamiento de los carriles de circulación en la calzada. No servirán de nada todas estas obras, porque no son espacios que luego pueda utilizar los ciudadanos melillenses para el ocio, o para el juego de los niños. Es añadir más cemento gris a la ciudad. No son nuevas zonas verdes. son solo explanadas.

        Se sigue enterrando dinero en el suelo y se edifica una ciudad cada vez más gris, color escogido para el Palacio de La Asamblea. Gris es el color del cemento. Melilla se ha vuelto gris. Es el color imperante. El estado de obras se prolonga durante meses, cuando solo se trata de agrandar las aceras.

Nota: https://elalminardemelilla.com/2014/07/13/real-y-arellano-obras-que-no-se-entienden/