Se encuentra en Segovia, en el término municipal de Zamarramala. Es conocida como la Iglesia de la Vera Cruz, o también del Santo Sepulcro. En algún momento del siglo XIII, tras la pérdida completa del Reino Latino de Jerusalen, las distintas órdenes militares y religiosas que combatían en Palestina, tuvieron que buscar nuevas ubicaciones en Europa. Esta iglesia perteneció a los caballeros del Santo Sepulcro, de hecho su planta reproduce con exactitud la de la iglesia homónima de Jerusalen.
Durante un tiempo se creía que había pertenecido a los templarios, extremo que no ha podido documentarse y que tampoco parece cierto. En la actualidad es propiedad de la Orden de Malta, heredera tanto de las propiedades de los desaparecidos templarios, como de las de los Hospitalarios de San Juan, de la que son herederos lineales y directos, pese a la transformación de nombres que ha sufrido esta antigua Orden.
Tiene algunas peculiaridades, como la bóveda de arco califal, realizada por obreros y artesanos mudéjares (musulmanes que permanecieron en territorio cristiano tras la reconquista). Segovia pasó a manos cristianas en el año 1086, en la misma campaña en la que fue conquistada la ciudad de Toledo, o quizá un o dos años antes. En los alrededores y junto a los muros de la Iglesia, se encontraron algunos enterramientos de caballeros del Santo Sepulcro, que fueron reclamados por La Soberana orden de Malta, a la que pertenece cualquier cosa que se encuentre en su solar.
El patrono de Los Hospitalarios fue Juan el Bautista, primo de Jesucristo, una enigmática figura que ha sido bastante denigrada por el autor Juan José Benítez en su obra: «Caballo de Troya 8 – Jordán». Así pues debemos escoger entre dos versiones antitéticas, una la del recolector demente de miel y otra la idealizada de Los Evangelios. ¿ Qué versión está más cerca de la realidad de este extraño personaje ?. Nada puede decirse con exactitud.



