En memoria, siempre, del Juez Giovanni Falcone


           Se cumplen 20 años de su asesinato a manos de La Mafia

 El Juez antimafia Gianni Falcone viajaba en su vehículo blindado el 23 de mayo de 1992, cuando los 500 kilos de explosivos fueron detonados con un mando a distancia, en la autovía Palermo-Trapanni, a solo 20 kms. de la capital de Sicilia. Con él murieron su esposa Francesca Morvillo,  y los tres agentes de custodia. Dos meses después, el 19 de julio de ese mismo año, volaba con 100 kilos de dinamita, su amigo y también Juez, Paolo Borselino, junto con 5 policías de su escolta. En el caso de Giovannni Falcone, la carga explosiva fue tal, que saltó por los aires un tramo completo de la autovía.

        Los movimientos de Giovanni Falcone, no eran conocidos más que por 4 o cinco personas en todos el Estado italiano. Por eso, la sombra del complot, del chivatazo desde dentro del Estado, nunca ha abandonado a los atentados contra estos dos jueces, que deberían ser un modelo de los defensores del Estado. La corrupción existe, pero en todos los ámbitos, incluido el judicial. La corrupción es algo que contamina todo el espectro social, desde el escalón más bajo, hasta el más alto. La mayoría de los jueces de esta País cumplen con sus funciones de manera irreprochable, pero se echa en falta una implicación mayor en los casos de corrupción política y económica, quizá haya que dotarles de una estructura especial dedicada solo a eso. La sensación es que en España resulta demasiado fácil enriquecerse a costa del Estado. No es admisible que la condena por «tirar» del bolso a una anciana, sea mayor que por la  de  desfalco  al Estado. Hay que reformar las leyes, y tipificar claramente los delitos económicos.

       El asesinato de los jueces Falcone y Borselino cambió lo todo en Italia, porque la conmoción social fue enorme. Se desarolló la creación de La Dirección de Investigaciones Antimafia, una estructura estatal que coordina las actividades de policías y jueces. Ningún juez o policia se enfrenta ya solo a las investigaciones, sino que actúa respaldado por un órgano estatal que les ampara. No se trata solo de vencer, sino también de poner las cosas difíciles a ciertas actividades y prácticas; y también de convencer. Convencer de que la defensa del Estado, de una vida honesta, no solo es deseable, si no que es lo correcto, lo que debe hacerse.

              Giovanni Falcone siempre lo tuvo claro, en sus conversaciones con la periodista Marcelle Padovani, tras el atentado fallido de 1989, le dijo: «Es cierto que todavía no me han matado, pero no han rizado aún el rizo. Mi cuenta con la Cosa Nostra permanece pendiente. Sé que solo podré saldarla con mi muerte, natural o no».

             Hace un año, en El Alminar de Melilla recordábamos su muerte (https://elalminardemelilla.com/2011/05/23/en-memoria-del-juez-falcone/). El Alminar del mes de mayo de 2011 solo fue visto por 500 personas. Un año después la media de visitas mensual es de 20.000. Para este blog, para mí, Giovanni Falcone es uno de los grandes héroes, es un mito, incluso un santo.

         Nota: Melilla debería tener calles dedicadas a estos dos jueces. Tenemos el callejero lleno de «nombres grises», y de nombres de tonterías. Hay pocos ejemplos en dónde mirarse, nombres que sirvan de estímulo y que estén reflejados en el callejero. Ese debe ser el objetivo del callejero de una ciudad, servir de recordatorio a la propia historia y enaltecer a quien realmente lo merezca. No se me ocurre nadie mejor que Giovanni Falcone, en un día como hoy.

    PD: El monolito de mármol rojo marca el lugar exacto en donde murió el Juez Falcone, en la autovía de Palermo.