Día de La Constitución y del trabajo


 

        La clase política melillense conmemora hoy el día de La Constitución en la plaza de España con un acto Institucional. Después de esa dura jornada de trabajo, imagino que se producirán varios ágapes donde poder enjugar con vino y rosas, los sinsabores del trabajo político. A la vez que se produce esa imagen, que El Alminar no recogerá, esforzados trabajadores de las empresas contratadas por el municipio, desgranan con sus martillos hidráulicos las calles, para rebajar las aceras y hacer accesibles las mismas a las personas cono discapacidad. Es un contraste representativo y adecuado de lo que está pasando en Melilla, en otras comunidades, incluso  en El Estado. La falta de sintonía entre la gente y sus problemas, y la clase política,  es algo que ya pone de manifiesto todo el mundo. Sin embargo, la disociación entre clase política gobernante y pueblo es lo más parecido al abismo.

           Por supuesto que hay que celebrar el día de La Constitución, pero el gesto de poner una corona de flores frente a un monolito no sirve para nada, si no va acompañado de otros gestos, el más inexcusable es que el día sea festivo para el mayor número de trabajadores posibles, salvo en los centros de trabajo en donde se trabajas las 24 horas del día. Proseguir con el rebaje de aceras en un  día así,  no tiene sentido alguno, es absurdo. Existe el derecho al trabajo y también al descanso. Eso debería cuidarse, al menos desde la propia Administración

                  En Melilla, la clase política gobernante no ofrece nada, en el Día constitucional, a las clases populares y trabajadoras. Ni un sólo acto lúdico o festivo, o testimonial. Al menos, al igual que se invitan a las autoridades a los actos, y en esa lista no falta ni uno, se debería invitar, al menos por un día, a los colectivos desfavorecidos de la ciudad. Representación de los parados, de los alojados en albergues, de los inmigrantes, de asociaciones de barrios humildes. Eso sí, ellos se han gastado 30.000€ en comprar 55 Ipad, para ayudarse a desempeñar su duro trabajo, y no han reservado ni un solo euro para conmemorar La Constitución junto al pueblo. Nada de jornadas de visita al Palacio Municipal, al Salón de Plenos, al Salón Dorado, o una recepción del Presidente a una representación de los ciudadanos. Viven en su zona privada, de espaldas a la realidad, o volando por encima de ella.