


El escaño en Europa dentro de la circunscripción de España se alcanza con unos 500.000 votos. Eso permite la visibilidad y es el Rubicón o Paso del Mar Rojo para una cantidad considerable de pequeños partidos. En las elecciones europeas de 2014 VOX no consiguió ningún diputado pese a obtener 250.000 votos. Los dos grandes partidos (PSOE y PP) suelen repartirse la mitad de la baraja electoral, con el 50% de los votos emitidos y la mitad de los escaños europeos. El último vencedor es el Partidos Socialista en la convocatoria de 2019, con más de 7 millones de votos y 20 escaños. Aunque dicen que no son elecciones extrapolables, la realidad dice que se extrapolan y mucho, y que importan ganar cualquier convocatoria electoral, sea de lo que sea.
Las presentes elecciones europeas se van analizar como un refrendo o rechazo de las últimas acciones del «gobierno de progreso», que tomó posesión hace apenas un año. En el otro lado, la derecha, abanderada por el Partido Popular evaluará el liderazgo de Feijóo y de su política de desgaste del gobierno. En apenas un año, que parecen 10, Pedro Sánchez llega a las elecciones europeas en la agitación social y política más complicada de la última década, aunque pudiera ser solo mediática. No sabemos si el ruido y el estruendo de los medios de comunicación, a favor o en contra, podría ser más aparente que real, aunque la crispación sea mucha. La gente está agitada, pero es porque se la agita desde arriba. Es tiempo de argumentarios y no de argumentos. Nadie pretende convencer, sino gritar más alto y más veces.
Las izquierdas y los guardias rojos
Los rojos, aunque hoy sea el adjetivo de moda (positivo o negativo) quedan ya muy pocos, y está circunscritos a los partidos más clásicos de la izquierda, adscritos a movimientos leninistas, trotskistas, y a la 4ª Internacional. Uno de los lamentos clásicos es el referido a la aparente desunión de la izquierda, pero es que eso ha sido así siempre y además constituye su esencia, la de los matices. No es lo mismo un leninista, que un seguidor de Mao, un abanderado de Trotsky que otro de Stalin, aunque este último, el que resultó triunfante, es en realidad el negador de todo. Los rojos pues, son el clásico PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España). el de los trabajadores o PCTE y la Corriente Revolucionaria de los Trabajadores (CRT), que parecen los más actualizados de entre los partidos de izquierda más tradicionales o históricos. La Corriente Revolucionaria aparecen por primera vez en estas europeas, encabezados por Pablo Castilla y Lucía Nistal. El PCPE suele obtener 29.000 votos y el PCTE 19.000 en el año 2019. Esto es la ortodoxia roja, el resto es la izquierda más actual, o aburguesada, según los análisis más ortodoxos. Esta opción la representarían Sumar, antes Izquierda Unida, y los restos de Podemos después del naufragio. Podemos, la opción de izquierdas surgida en 2014 , que alcanzó los 2,2 millones de votos en las europeas de 2019 y 6 diputados, ha sido dilapida en solo una década, por un hiperliderazgo tóxico. Los obreros de derechas, que lo hay pero no quiere decir que sean defensores de los patronos, tienen su hueco electoral con Frente Obrero. El PCPE suele tener en Melilla 22 votos en las convocatorias europeas. Quedan también los menos definidos de Izquierda Española.
Ciudadanos, las derechas y Alvise
Ciudadanos certificará en las presentes europeas de 2024, su defunción electoral. El único diputado que les queda, saldrá elegido en la lista de VOX. Ciudadanos, opción también surgida en 2014 con 2 eurodiputados, alcanzó su cima en las de 2019, con casi 3 millones de votos y 7 europarlamentarios. Fue la mejor opción de centro desde la UCD de Adolfo Suárez. El liderazgo de Albert Rivera fue aún más centrifugador que el de Pablo Iglesias en Podemos, e imprimió una mayor aceleración a la destrucción del partido. Ambas opciones han corrido un camino muy parecido, si bien Ciudadanos solo alcanzó gobiernos en Autonomías y en algunos ayuntamientos. La caída de Podemos se ha producido desde las máximas alturas del Estado.
La derecha concurre siempre lo más agrupada posible a cualquier cita electoral, y esto también es del manual básico electoral. Lo mismo que la radicalización de la campaña provoca que el voto se concentre o derive hacia los dos polos (PSOE-PP) electorales. Siempre hay a quien votar. La sopresa electoral puede darla el ciudadano Alvise, que podria alcanzar el acta europarlamentaria, con su candidatura de Se acabó la Fiesta. Alvise pasa por ser un gran fabricador de bulos, y procede también de la descomposición de Ciudadanos. Un enigma.




























