Reflexiones electorales finales


Estampas afganas melillenses

A estas alturas, a solo dos días de la finalización de la campaña electoral y a cuatro de la jornada electoral, a nadie le importa lo más mínimo los programas de los partidos, ni que Coalición por Melilla, en sus momentos más bajos de credibilidad, no lo haya publicado, ni que dos formaciones ni siquiera concurran a las elecciones o sean fantasmas. Da igual que la lista del Partido Popular sea casi la misma que la del año 2000, que el PSOE esté renovado o no, ni que sus medidas sean en serio, que probablemente lo son. Nadie cree a Créame, ni sabe lo que son los de Somos, ni tampoco importa. Ni las 800 medidas ni ningún otro resumen de 50 medidas principales. Nadie se ha leído nada, entre otras cosas porque ya nada es creíble y porque alguien tiene que gobernar y también, porque es lo mismo que vote el 70% del electorado que el 35%. Alguien sale siempre.

Una sola fotografía en la plaza de Torres Quevedo resume lo que ha sido esta campaña electoral, tras el gobierno del cambiazo, en la que ya no importan ni los candidatos. El electorado va a ir a votar igual que se acude al campo de fútbol, a la cancha del baloncesto o al tendido de los toros: a gritar a su favorito, a pedir orejas y rabo, vuelta al ruedo o a lanzar al albero lo que tenga a mano. Esa instantánea de la céntrica plaza está presidida por una estatua de la Reina Isabel I, bajo cuyo reinado fue conquistada esta ciudad en 1497. Frente a ella y ese desaparecido mundo, se encuentra un cartel electoral del candidato de Vox, los únicos que creen todavía en él. En el lado opuesto está el cartel de CPM y su candidata tutelada, pero que se convertirá en la titular, porque deberá dirigir la obligada travesía hacia la renovación, tras la catarsis a la que se enfrentan por el caso del voto por correo. En plena campaña electoral, el segundo máximo dirigente del partido cepemista, está irreversiblemente afectado por el escándalo del inflado artificial y dopaje del voto por correo. Si otros lo han hecho antes (que sí) y si otros lo han hecho más (que también) es lo de menos. Como en los exámenes solo importa al que pillan, y eso que algunos, justo el de al lado nuestra, en la cara del profesor, estaban los que se copiaban por norma, y siempre salían de rositas. Cierra la foto en la distancia, Juan José Imbroda, el patriarca en su otoño y que como Grover Cleveland en Estados Unidos, sumará dos mandatos distintos. Ganará las elecciones porque será la lista más votada y podrá escoger su final político. Mustafa Aberchán fundador de CPM, el partido llamado a transformar la ciudad, ya no tiene más recorrido político. El PSOE no tiene carteles en esta plaza, no se le ve, pero está detrás de todo.

La cuestión de los votos por correo

En Correos, o en el zulo de los votos todavía no descubierto, vagan más de 8000 votos perdidos. Quien haya diseñado esta estrafalaria estrategia de asalto al sistema electoral de Melilla, mereceria un puesto en el gobierno de Kabul, junto al Mulá Baradar, pues ha desamparado a un porcentaje elevadísimo de ciudadanos melillenses. Nadie entiende porque se prefiere atascar las tuberías del sistema, a ir a cara descubierta y dni en la mano a una de las 80 mesas electoral. El voto por correo es un sistema ideado para los residentes ausentes, unos 6000, o para los electores que no puedan acudir a las urnas por alguna circunstancia imprevista.

Los colegios electorales son suficientes. Están ubicados en el centro de los distritos y secciones electorales para facilitar el acceso a cualquier ciudadano, y también para evitar los desplazamientos motorizados en lo posible. Se ha querido asegurar el resultado a través de un trampa monumental, porque la mayoría de los votos están ya atrapados en un limbo del que es imposible recuperarlos. Queda sólo jugar la carta desesperada del órdago a la grande, o sea la impugnación, que también tiene sus riesgos.

Queda la sensación de bochorno y de humillación a la imagen de la ciudad, convertida ya en ejemplo mundial de lo que no deben ser unas elecciones. Las imágenes de sedes quemadas, del registro en las sedes estratégicas de un partido, de la custodia policial a los agentes de Correos o del blindaje policial de su se sede, ya han dado la vuelta al mundo, y se estudiará en los próximos cursos de Ciencias Políticas y de Derecho. Surgirá algún Master sobre trampas electorales y se estudiará en Melilla.

Esto es lo conseguido, pero en el pecado llevan la penitencia, porque quien pierda estas elecciones, lo hará sabiendo que existen 8000 votos no contados en alguna parte, esperando el recuento final en el infierno.

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Un comentario en “Reflexiones electorales finales

  1. Cabría solamente
    Ensayo sobre la Lucidez
    pero en Melilla no tenemos esa madurez, ni siquiera improvisada. Nunca tan poquísimo porcentaje de votos (salvo que la vergüenza cruzada generalizada lance a las urnas a quienes no han votado nunca) habrá decidido sobre tanto presupuesto en España.
    Incluso algunos que se han ganado irrelevancia por irrelevancia de su programa y sus cuadros de mando, pueden rascar más de lo que iban a hacerlo, con seguridad.
    Melilla, sociedad (ciudad) fallida

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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