La procesión de las autoridades


Reflexiones del sábado santo

Todo lo que debía ocurrir, ocurrió el viernes, tal y como estaba escrito. El sábado es para la reflexión y el domingo es pura fe.

    Todo esto tiene su origen en Jerusalén, durante la Pascua judía, en un territorio bajo la administración de Roma. En algunas de las conmemoraciones participaban las autoridades romanas, de las que Poncio Pilato, gobernador de Judea fue la más célebre, tanto que pasó al Credo cristiano. Ninguna autoridad quiere que durante su mandato, se origine un conflicto así, pero tampoco quieren darle la espalda a la población y a sus sensibilidades. Este es el motivo y el origen de la presencia de la autoridad pública, en los desfiles procesionales religiosos. Es un guiño al pueblo gobernado ya también una suerte de conjuro: » y líbranos del mal», dice la única oración instituida por Jesús, para dirigirse al Padre (Abba). Los romanos eran tolerantes en lo concerniente al fenómeno religioso, pero totalmente implacables en cuanto a la supremacía de la Ley y del Estado, romano, frente a la religión. Más de 20 siglos después, seguimos en este conflicto, y en estas disquisiciones.

   Su exigencia era muy sencilla, al entrar en un edificio público, bastaba con añadir a la jaculatoria habitual de «buenos días nos de Diós», la de «y al César». Esas tres palabras finales eran, fueron y son, la causa de los conclictos más salvajes, el detonador más poderoso. La intolerenacia está siempre del lado religioso y en el ideológico. Lo opuesto sería el Estado bolchevique y la destrucción física de todo lo religioso, incluidas las personas, porque el Estado también se puede convertir en una religión.

  Las Democracias representan pues, la única posibilidad de salir indemnes de todo este oscurantismo, pero para nuestras inquietudes, son vulnerables a las intransigencias religiosas e ideológicas, que acaban transformándose en imposiciones. Las autoridades romanas imploraban constantemente la protección de todas las divinidades habidas y por haber, pero divinizaban también a las autoridades. A partir de Augusto, la deificación de emperadores fue habitual. Es más, se ha convertido en una práctica vigente hasta nuestros días, aunque se la denomina como «culto a la personalidad«, influjo y tentación de la que nadie está exento. Eso sí, santificando lo propio y demonizando lo del rival. La política mundial sigue siendo muy romana, muy pasional. La defenestración, otra práctica en uso, es también muy romana. Por lo demás,  el Estado romano no era ejemplar.

La metáfora del Viernes Santo

Los viernes son el día clave en todas las procesiones del mundo católico romano, por eso participan las autoriades, pero solo las que lo son realmente. Ocurre que como tienen público, nada existiría sin él, se suman al carro expositor todos los que pueden o quieren, sean creyentes o no, y aunque no ostenten cargo alguno. Lo que es obligado es la presencia institucional, no la personal. Ocurre también que se critica tanto al que va, como al que no lo hace. Así pues, la opinión pública tampoco deja a veces opción alguna. Solo en el mundo ortodoxo y en el prostestante, están exentos de todas estas participaciones y alternativas sin opción. En El Alminar no criticamos ni la participación, ni la ausencia, sobre todo porque quien participa en las procesiones lo hacen porque quieren, en uso de su libre albedrío. Si además se está obligado institucionalmente, entonces nada hay que decir.

  La obligación, en nuestra ciudad de todas las culturas y todas las religiones, es preservar la neutralidad institucional, y no mezclar lo político con nada religioso.  Es una obligación política, institucional, y también individual, conservar este ejemplo construido a lo largo de cinco siglos, en un mundo que busca el viento contrario. Al final, todo es incienso.

Orden en las pasiones


Notas de un Jueves Santo

Ordenar o gobernar las pasiones suena a antítesis, porque lo pasional no es racional. Sin embargo, se debe hacer. Uno de los mundos más pasionales posibles es el relacionado con la Semana Santa, que siempre tiende hacia el exceso pasional.

  Uno, una, quien sea, siempre quiere ver a su imagen titular en todos lados, y en toda suerte de condiciones, y a ser posible, por encima de cualquier otra. Por eso, porque la esencia de este mundo, el de la Pasión, es así, surgieron los reglamentos.  Sevilla, Málaga o Toledo, tienen las procesiones más largas y complicadas, y con unas normas de funcionamiento más extensas que el Código Civil. En las procesiones de Valladolid o Zamora, conformadas en tradiciones de siglos, es imposible un colocar palillo distinto a lo programado, o saltarse un orden establecido.  Gobernar la Pasión exige tomar decisiones, incluso ordenar, y hasta ceder.

La Semana Santa melillense es diferente. Probablemente es la única que fue liquidada por la propia Iglesia, en 1974. Luego todo su ajuar, mobiliario e incluso imágenes, fueron vendidas en almoneda. Su recuperación se inició casi desde cero. En toda esta segunda etapa, las hermandades y cofradías no han logrado articular un entorno independiente, a salvo de las injerencias políticas ni de las exigencias de la propia Iglesia, como sí hicieron en Málaga. Hemos visto convulsiones tremendas en los últimos 30 años. La iglesia de San Agustín del Real no ha conseguido recuperarse nunca de su auto expolio.

La subvención total libra de las incertidumbres de un futuro próximo siempre incierto. Asegura un presente estable, pero obliga a ciertas «servidumbres». No hay capacidad de decisión en un entorno así. Se colman las vanidades de unos pocos, y se congelan las esperanzas, ideas, y aportaciones de muchos. La Semana Santa subsiste, pero está demasiado controlada. Nunca han estado las cofradías tan ahítas de subvenciones, y nunca tan en silencio, como las procesiones del Viernes Santo.

Hasta el año 2019, estar en la avenida era muy incómodo, con unas tribunas que llegaron a hundirse, y dimos testimonio en El Alminar, y unos cuantos taburetes, insuficientes para resistir durante horas el paso de nuestros pocos pasos procesionales, y a veces muy retardados, casi hasta la desesperación del público, porque sin su asistencia nada tiene sentido. Fue la consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño la que en 2022, después de la Pandemia, instaló unas gradas dignas y suficientes, y repartió centenas de sillas plegables por todo el recorrido oficial. Desde entonces está asegurada la presencia de al menos dos millares de personas. ¿Por qué no se hizo antes, por qué no lo pidieron las cofradías?

Las procesiones, los pasos y tronos individuales, no pueden eternizarse en el recorrido oficial. Hay una hora de paso inalterable, y un tiempo máximo de desfile procesional. Es un instante «hermoso» la liberación» del preso, pero no puede eternizarse. La cofradía de La Flagelación esperó una hora entera en la calle O´Donnell, con sus dos pasos procesionales (Flagelado y Mayor Dolor), en medio de los bares, a que la avenida quedase despejada de la interminable liberación del reo. Otra cuestión por discernir es ese encuentro bis, entre dos imágenes de la misma cofradía. La virgen del Rocío no es una imagen de Jueves Santo. En Málaga procesiona el martes, y además ya tiene su día de gloria el domingo de Resurrección. Al lado del Cautivo, en todo caso, debería haber estado la virgen del Mayor Dolor, que ya hemos dicho en dónde esperaban. El Nazareno de la iglesia de La Purísima Concepción, debería estar procesionando el jueves y no el Miércoles Santo, mudando su puesto con el Rocío. Necesitamos pues otra «virgen» o la misma pero con otra vestimenta, para una representación diferente a la del Domingo R, y en miércoles o martes.

En Melilla, los trayectos y recorridos no pueden durar lo mismo que en Málaga o Sevilla, con 1200 nazarenos y relevos constantes. Juanto a los pasos de procesión camina y acompaña fuerza pública, por un dilatado espacio de tiempo, superior incluso al de una guardia uniformada. Estas cosas se deben tener en cuenta también. Estas son las cuestiones que deben decidirse, porque está en peligro todo. Otra de esas cuestioenes es la del recorrido oficial, el mismo para todos. Si existe una calle peatonalizada para el ocio y la hostelería, los tronos no pueden atravesar las mesas. Hay otros recorridos. Siempre hay que decidir. Al menos que el esfuerzo de la participación como portante de paso, o el propio desfile, tenga la recompensa de la vistosidad.

Cualquiera que asista a las procesiones, y sepa mínimamente lo que pasa, comprobará que algo no funciona, que no encaja. El esfuerzo que se realiza es enorme, pero solo asegura el presente instantáneo, el de ese instante que vemos y disfrutamos. Los titulares informativos son tan bonitos y literarios, como irreales y engañosos. A la gente le gustó mucho el paso de la Virgen de las Lágrimas, y siempre sorprende por su intensidad la Banda de La Flagelación.

El Cautivo se quedó en Trinidad


   El Cautivo es Málaga y los lunes de Semana Santa son del Cautivo. Es una imagen sencilla pero imponente. Se yergue suspendido sobre su trono, sin adornos de ningún tipo.  Sus ropajes y ornamentos no pueden ser más modestos. Procesiona desde su origen con una túnica blanca que se ve desde el momento en que entra en la Alameda malacitana.

  En una ciudad plagada de símbolos,  es difícil abrirse hueco,  pero está imagen lo logro tras su primera salida procesional. Hay otras cofradías con más patrimonio,  más ornamentadas, con más historia y más peso en la historia cofrade, pero El Cautivo le dio un matiz distinto al esplendor cofradiero de Málaga.

  Por eso es importante y trascendente que el Cautivo salga a la calle, con el acompañamiento o acompañando, a la Virgen de La Trinidad, la que da nombre a este modesto y centrico barrio, en la ribera occidental del Gualmedina. No es lo mismo una semana santa sin el Cautivo recorriendo Málaga y abriendo su semana de Pasión.

  Es la clave y lo saben todos, pese a estar tan alejado de los días centrales, jueves y viernes santos. Por eso había temor, porque se barruntaba lluvia y la suspensión le acechaba, en esta última semana de marzo. La pandemia dejó a todas las imágenes en los templos entre 2020 y 2021. Por eso se hicieron procesiones extraordinaria en los dos últimos años, por eso era vital el regreso en este año bisiesto de 2024.

    El Cautivo se quedó en Trinidad

Es una decisión difícil, tremenda,  porque se juega el trabajo de un año entero a una sola mano y a una sola carta. Por eso se vota,  para que la decisión sea compartida. Tres borrascas esperaban su salida,  como sus potencias. El aguacero no había dado descanso, ni muestras de debilidad desde el día anterior. 

  Una tras de otra se fueron anunciando las suspensiones procesionales y las nubes permanecían vigilantes.  Pasada la media tarde El Cautivo anunció su retirada, su renuncia a la carrera oficial, a su cita anual.  Cuando ya la oscuridad se aseguró su ausencia,  y la decisión era irreversible, las nubes levantaron su intimidante manto y las calles quedaron secas en apenas dos horas.

Ascendimos por la calle Trinidad (al filo de la media noche) tras el obligado paso por Mármoles,  hasta llegar al extremo superior,  en donde se encuentra la sede de la Hermandad, junto con otros cientos de personas que acudían a ver las imágenes suspendidas.  La perplejidad y la conmoción se notaban entre los integrantes de la junta directiva. No había vuelto a caer una sola gota de lluvia, esa misma que había detenido en seco las esperanzas de procesionaria al Cautivo y a La Trinidad. Atendían a la gente como podían,  que ya era bastante. La sensación era muy extraña, la noche estaba templada. Ahora sí.

  A Dios no le gusta que se le tiente, al diablo no le gusta que se le rete. Queda Mena, el jueves santo,  pero esa es otra historia.  A Mena no la tuerce el diablo.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/03/22/el-cautivo-sobre-el-alminar/

 

Parábola del Encuentro


Con una alegría incontenible, una joven nazarena del Rocío y del Cautivo, saltaba en medio de la avenida, mientras se materializaba el Encuentro a sus espaldas, como punto y final a una Semana Santa que ha sido especial. Los sinsabores, las angustias, los esfuerzos casi al límite de la resistencia física quedaban superados, con la imagen final del encuentro. Es cierto que son las mismas calles, las mismas imágenes, año tras año, pero también es verdad que nada es igual. Los perfiles humanos cambian, el pueblo, la gente siempre está ahí acompañando, pero nadie está igual de un año a otro. Cambia también la propia percepción. El observador y lo observado ejercen una influencia mutua. Cambia mucho más el pueblo observante que las jerarquías, que en los 12 años del Alminar han variado muy poco, se mire en el ámbito que se mire.

En ese encuentro suceden cosas que no se comprenden, que no son fáciles de discernir. Pero es esa sensación de haber hecho algo fuera de lo común, aunque no se comprenda, la que llevaba a la nazarena a saltar una y otra vez. ¿Existe el horror vacui tras la semana santa? Eso afirma hoy el siempre muy versado y erudito, don Antonio Gutiérrez Molina, diputado por Melilla entre 1996 y 2016, en su columna semanal de El Faro de Melilla. En el barroco se le tenía mucho miedo a ese espacio vacío y difuso, y por eso se llenaba con decoración hasta el último rincón existente. Hoy también existe ese miedo y se le lleno con todo lo que está a mano, principalmente las redes sociales.

Tras una semana de concentración de sentimientos intensos, desde el amor hasta la angustia, desde la camaradería de los apóstoles hasta la soledad tras la muerte, queda la sensación de que hemos dado un salto desde el hecho histórico, hasta la «resurrección de la fe», algo que intuyera desde el inicio San Pablo, que no era apóstol. Ese es el hecho diferencial no apoyado por confirmación alguna, que supo intuir el cofundador de la Iglesia. Esa es la inmensa duda, tan grande e inabarcable como el océano. Aquí no hay tierra firme, ningún punto en el que fijar la vista y situar una referencia. El creyente Tridentino se enfrenta a problema severos, que no se resuelven tras el paso de otra semana santa. Habrá que esperar a la siguiente y todo permanecerá ahí, en el mismo lugar.

Sin embargo, la parábola es la del encuentro, el único lugar sobre el que se asienta el futuro, o al menos el único deseable. Se tiene la sensación, tras esta última estación semanosantera, que ha habido mucha interculturalidad, pero poco encuentro, en el gobierno que está a punto de desaparecer. Cada facción ha remado más hacia su color político, que hacia el de la ciudad, y esto ha sido más evidente cuanto más se avanzaba hacia este inexorable final, que va a alcanzar a todos.

El pueblo, la gente anónima, a la que rara vez se hace caso, estaba ahí, disfrutando de ese encuentro, de ese final, que vuelve a convertirse en principio año tras año. Y esa es la parábola, no sólo el propio encuentro, sino también el lugar, en esa plaza de España y ese centro urbano que es un patrimonio común. Las elecciones que se aproximan, serán un transitorio juicio final, en el que unos recibirán su premio, otros su castigo, y los que deberán penar en el purgatorio de la oposición.

Nota: La abrumadora presencia de adolescentes y menores, crea muchos problemas a la hora de hacer fotografías y de publicarlas. Imaginamos que las cofradías cuentan con las autorizaciones necesarias para la posible publicación de las mismas, sin otro ánimo que no sea el informativo.

Viernes Santo final


Nunca había habido tanta gente en el centro de Melilla, acompañando los pasos procesionales o llenando algunos puntos del recorrido. El Viernes Santo es el día clave, el de las procesiones oficiales. También es el día en que acaba la historia, lo constatable: fue enterrado, muerto y sepultado , y descendió a los infiernos; para dar comienzo al camino de la fe: y al tercer día resucitó de entre los muertos.

La presencia de la semana santa en el norte de África es una reliquia histórica, fruto de la presencia europea desde el siglo XV. Los otros focos cristianos están en Egipto, Etiopía y en el Túnez de San Agustín, aunque allí lo que impera es la tradición ortodoxa oriental y copta, y no el catolicismo romano. La distinta evolución del cristianismo configuró realidades distintas.

A nadie se le escapan las dificultades a las que se enfrenta la existencia futura de la semana santa melillense, algunas de las cuales se muestran cada año, como la insuficiencia de portadores de trono o el escaso número de nazarenos. Aún así, el mérito es mayor que en cualquier otra ciudad española, ya que algunas cofradías portan pasos procesionales dos y tres veces a lo largo de la semana, casi con los mismos portadores o costaleros, sin relevos posibles, como son las cofradías del Flagelado y la del Rocío. El acortamiento del recorrido y la permanencia de los tronos en la plaza de toros, ha ayudado a que todos los pasos permanezcan, desde el retorno de las procesiones en 1984, tras la década iconoclasta.

Semana Santa 2023

La pandemia del coronavirus detuvo toda actividad a lo largo de dos años (2020 y 2021). El regreso ha sido completo. El acierto, ya iniciado el pasado año, de instalar gradas suficientes y sillas en el recorrido de la carrera oficial, ha ayudado a la mayor presencia y permanencia de los melillenses durante el paso de las imágenes. Además, le ha dado una mayor presencia y vistosidad al enorme esfuerzo que supone tener un trono o varios en las calles, a lo largo de 5 horas.

Cualquier reforma futura del centro de la ciudad debe tener en cuenta la pervivencia de la semana santa melillense, y del propio centro como eje económico y cultural. En esta parte de la ciudad hay población y hasta ella se debe acceder con comodidad. Mejorar la accesibilidad no debe significar hacerlo inaccesible. Es un trazado inmejorable y la avenida principal es muy amplia y espaciosa. La calle General Marina iba a ser «reventada» apenas unos días antes del inicio de la semana santa. La construcción no entiende de hechos diferenciadores. No todo puede ser una alocada carrera por ver quién hace más en el último mes.

Imágenes y pasos

Son siempre los mismo, pero siempre cambia algo. Cambian los espectadores, los portadores, los lugares y las luces. Algunos de los que forjaron este modelo de semana santa ya no están, como Sebastián García, hermano mayor y refundador del Rocío, fallecido el pasado mes de marzo. Desde algunos sectores se ha afeado el hecho de que no haya existido un mínimo recuerdo a su importante contribución a la semana santa de Melilla y a sus imágenes más emblemáticas, las del Cautivo y del Rocío.

Cada día tiene su propio afán y su imagen más representativa. El viernes son la de la Virgen de los Dolores (Soledad antigua) y la del Cristo del Socorro, ambas de Melilla la Vieja, o Pueblo. La primera es la procesión oficial, y en la que participan las autoridades civiles y militares. Ante la segunda se realiza el responso oficial desde la tribuna oficial. Siempre quedaran certezas y también dudas. Cada cual tendrá su día y su imagen emblemática, la del Alminar es siempre la de Dolores. Esa imagen tiene algo especial. Llamativa también, la abundante presencia de jóvenes y adolescentes bajo los varales de los tronos.

El futuro de la ciudad se decide dentro de muy pocas semanas, con la sensación de muchas oportunidades perdidas, y la de tener muy pocas alternativas. Quizá haya que esperar más. Quizá no sea este el momento, pero debería. Tras esta semana santa, que ha sido especial, el Alminar cumplirá 12 años de existencia. Demasiado tiempo, nunca esperamos que fuera tanto. Ahora ya, estamos casi en Soledad.

Post Data: Como despedida final, damos el último adiós al amigo y compañero de tres blogs (Al Sur de Alborán, Historia de la Melilla de izquierdas, Historias de la Melilla marinera) Carlos Esquembri, fallecido el pasado día 18 de marzo, en aguas del Atlántico Norte.

La iconoclasia en Melilla


La suspensión de la Semana Santa melillense

   Los melillenses del año 1974 se despertaron sobresaltado con una noticia que recogían los periódicos y medios de comunicación de la época: La Vicaria Episcopal de Melilla anunciaba la suspensión de la semana santa melillense.

  El hecho fue injusto y supuso un castigo no merecido para la feligresía melillense. La justificación tampoco era del todo cierta y además, se suspendió sine die, no para reparar una situación anómala, y de un modo temporal. Es cierto que se empleaban soldados para portar los tronos, pero eso no sucedía ni en todos los pasos, ni lo hacían todas las cofradías. Ni tampoco era Melilla la única ciudad de España en la que se utilizaban «recursos extraordinarios» para portar los tronos. En otras ciudades también se llegaron a utilizar tronos con ruedas e incluso se pagaba a jornaleros y a parados. Eran recursos para evitar comprometer la salud física en tronos y palios muy pesados y en procesiones que pasaban gran número de horas en las calles. Ninguna ciudad española escapó a la gran crisis semanosantera.

   El escándalo de la suspensión procesional fue tal, que al día siguiente la Vicaria tuvo que rectificar, precisar, y enmendarse a sí misma. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. La suspensión trajo consigo la disolución de las cofradías, el abandono de las iglesias y el arrumbamiento de las imágenes en los templos. Se tiraron ornamentos, estandartes y ropajes. Desaparecieron exornos, figuras y cuadros de valor. Se taparon capillas, se destruyeron púlpitos, se abatieron altares, rejas, balaustradas, y se liquidaron cultos populares. Nada quedó a salvo de los iconoclastas. La década de 1970 no volvió a ver más procesiones en nuestra ciudad.

   El manto de los Dolores del Real

   Se cumplen ahora 11 años desde que este blog localizara en Almería el manto centenario de la Virgen de los Dolores del Real, que a su vez procedía de la Virgen de la Paloma de Málaga, regalo a su vez de Alfonso XIII. En 1978 fue vendido por los padres Paules de San Agustín por 78.000 pesetas (470€) a la Agrupación de Cofradías de Almería, que por entonces reorganizaba su semana santa. Compraron también tronos, exornos, imágenes, ropajes, que distribuyeron por las distintas parroquias de la ciudad. Los templos melillenses quedaron tan vacíos como los luteranos. Se asemejaron así a las iglesias de la Reforma.

Desde ese año 2012, el primero del Alminar, cumplimos un rito que consiste en acudir a la parroquia de San Pedro en Almería y contemplar a la virgen de los Dolores, que sólo luce su manto centenario para la procesión del Viernes Santo. Contemplar sus bordados, palpar su firme y aterciopelada tela, tocar suavemente sus densos y dorados bordados, percibir su historia y oraciones reposadas entre los pliegues de su tejido.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/04/02/tras-el-manto-de-la-virgen-de-los-dolores/

Agrupación Musical de Jesús Cautivo


Si en algún lugar del Más Allá suene algún tipo de música, esta podrá solo proceder de clarines, trompetas y de cualquier otro instrumento de viento. La trompeta es el primero del que se tiene noticia en la Biblia, y bajo sus acordes los ángeles de Dios proclamaban sus anuncios y advertencias.

En ocasiones hay que volver a un mismo lugar, a veces también muchas, porque nada es igual. En el año 2012 escribimos sobre esta Banda, entonces en formación y 10 años después hemos acudida a verla ya consolidada. A las Bandas de música de Semana Santa solo suele vérselas en procesión. Hay que recorrer el camino junto a ellas y fotografiarlas solo desde un lado. El ruido, el ambiente de la calle, y su propio paso, hace que se escuche de diferente manera, porque la atención cambia.

Dentro del Triduo organizado por la Cofradía de Jesús Cautivo de Medinaceli y Mª Santísima del Rocío, surgió la idea de que la Agrupación Musical ofreciera un concierto en la propia iglesia de Santa Mª Micaela, que es su sede canónica, para que las marchas procesionales que interpretan en la carrera oficial, fuesen escuchadas con la sonoridad que ofrece la nave del templo, y con la Banda desplegada en torno el altar. La idea no ha podido ser mejor, y Gregorio Castillo, hermano mayor de la cofradía la refrendó en la Junta directiva.

La comodidad de escuchar la música dentro del templo es mucha, y también para los músicos, todos aficionados, que no sufren las inclemencias climatológicas ni el constante movimiento de la propia procesión. Dentro de la nave de la iglesia la música y el trabajo lucen a la altura del esfuerzo puesto en este empeño, que no tiene recompensa económica alguna. Todo son horas quitadas al ocio y a otras comodidades. El envolvente aroma del incienso crea un ambiente distinto y único. Incluso las fotografías recogen las volutas que ascienden por la nave y toman un color azulado en ocasiones.

El concierto fue denominado como «Al son de vuestro amparo» y la banda del Cautivo interpretó seis piezas musicales de un género, el de la música de semana santa, que es objeto de enconados debates por parte de los expertos. Sin embargo, dentro de las marchas procesionales hay verdaderas joyas musicales, como la de la Virgen del Valle, Caridad del Guadalquivir y otras muchas. Dentro de las propias Bandas y Agrupaciones Musicales hay algunas de categoría excepcional, así como grandes compositores.

En Melilla existen tres bandas musicales semanosanteras, la presente, y la del Flagelado de Batería Jota y la del Nazareno de Melilla la Vieja. Una iniciativa novedosa, que no dudamos tendrá sus ecos y réplicas. Hay que dar salida y visibilidad a otros géneros musicales y a los músicos aficionados, tan temporales a veces como éste género, el de semana santa.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/10/18/trompetas-y-tambores-del-cautivo/