Conflicto en la casa de Aomar Duddú


Tradicionalistas y legitimistas

Entre 1985 y 1986 se originaron en esta casa los acontecimientos políticos y sociales que darían lugar a la total transformación de Melilla. Ese es el hecho histórico. Si todo fue a mejor o si se el movimiento social amazigh caminó en en la dirección correcta, es algo opinable, y que está lejos de poder resolverse en el aspecto histórico y político.

Los tradicionalistas creen firmemente que su líder histórico es y será Aomar Duddú, pero con el paso del tiempo su figura se diluye en diversas interpretaciones. Los legitimistas creen que «los derechos se consolidaron», lo que es indudable, pero que el movimiento evolucionó hacia lo que es hoy Coalición por Melilla y su líder contemporáneo. Esa lucha dialéctica permanece y puede llegar a resolverse o quedará pendiente, como muchas otras cosas en la historia. En El Alminar pensamos que ambas líneas comparten un origen común pero con soluciones diferentes. La posible evolución del PDM (Partido de los Demócratas Melillenses), quedó truncada por la marcha de Aomar Duddú a Marruecos, y un retorno que nunca se produjo. Lo que hay a día de hoy en una realidad política, que surge tras una línea quebrada, y que quizá no apunte en la misma dirección, pero en la que no parece existir otra alternativa, aunque es innegable que se producirán muchos cambios en los años inmediatos. Lo que existe en la ciudad es una situación de bloqueo político, al igual que ocurre en España. No parece haber alternativas a lo existente.

Cuestiones familiares

Hoy se dirimian cuestiones más prosaicas, sobre qué parte de la familia tiene más derecho a ocupar y habitar la que fuera vivienda del líder histórico de los rifeños melillenses. La acción familiar, con cambio de cerraduras y del mobiliario interior, sugiere que Aomar Duddú ya no volverá al antiguo hogar familiar, desde el que dirigía anualmente, los viajes de melillenses a La Meca, pagados por la Casa Real de Marruecos, como delegado cultural, por su anterior relación con la administración marroquí. Hace unos años regresó a la ciudad, para resolver cuestiones legales sobre las propiedades familiares, que por lo que parece, no están completamente resueltas.

Fortuny, la calle de doble dirección


                   Incongruencias urbanas en Melilla 

    Conducir en Melilla es difícil, pero más cuando las «supuestas» reformas y mejoras no solucionan nada, sino que dificultan el tráfico más aún, léase rotondas y falsas peatonalizaciones. Una de las más grandes incongruencias es la del tramo final de la calle Fortuny, en donde se encuentra la fachada del Palacio de Congresos. A pesar de tener un solo carril, tiene acceso tanto desde la calle del General Aizpuru, como desde la de Manuel Fernández Benítez. Ambas tienen la señal de prohibido circular, en ambos lados, excepto para residentes.

        La contradicción es máxima en la entrada desde la calle Aizpuru, porque en el lado izquierda existe una señal de dirección prohibida, mientras que la señal de la derecha limita la prohibición solo a los no residentes. Una colisión frontal en esa calle tendría difícil solución para los seguros. Nadie sería enteramente culpable, ni tampoco inocente. La vía se utiliza para circulación, para aparcamiento, tanto por residentes, como por no residentes. El caos en apenas 25 metros de vía urbana. Un ejemplo prístino de lo que es la circulación en la ciudad, y sobre todo, de la capacidad de gestión de los reguladores del tráfico, esos que se hacen llamar de seguridad ciudadana. Esta es una calle de la que no se puede decir que no se ve. Doble dirección, doble prohibición.