Estrellarse contra un muro


Parábola de variada lectura

La lengua saca a la luz aquello que una persona quiere ocultar de forma deliberada, ante otros o ante sí mismo, y aquello que lleva dentro inconscientemente. Víctor Klemperer

Si algo ha quedado muy claro a lo largo de esta extraña semana, última de abril, es que la parte del Gobierno de la ciudad que representa Coalición por Melilla, es que no contaban con la posibilidad de no derribar el muro del Parque Hernández. Llevaban dos años pergeñando el asalto al muro, e incluso tenían un plan B, que era incluir su demolición bajo otro epígrafe y nombre. La operación fue detectada por el muy hábil diputado de la oposición, y anterior consejero de Fomento y Medio Ambiente, Miguel Ángel Quevedo, lo que obligó a la actual Consejería de Infraestructuras y Deportes a retirar el proyecto, en lo que calificó como error administrativo. Siempre existen administrativos que comenten errores.

Si algo ha quedado muy claro en la presente semana, es que el otro partido de gobierno, el socialista, y su Consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, han parado el proyecto de demolición, que venía avalado por un informe sociológico creado e instigado ex profeso, por al menos tres consejerías de ese mismo gobierno, y presentando con gran aparato mediático. De no haber una realidad tan cambiante y acelerada, este suceso daría para hablar meses. Aun así, todas las entrevistas y declaraciones merecer ser archivadas, incluido el propio informe (una joya del dirigismo), para ser analizadas con más reposo y detalle.

El informe de SyM Consulting y sus perlas

El estudio se basa en 1008 entrevistas, de las cuales 200 se han hecho en el barrio del Real, algo más de 100 en el Centro, 120 entre Paseo Marítimo e Industrial, 80 en el Barrio de la Victoria, 50 en Cabrerizas, 78 en Calvo Sotelo/Libertad, 50 en Cabrerizas, 40 en el monte de Mª Cristina y otras tantas en el Hipódromo y así hasta completar las 1008.

El informe juega intencionadamente con conceptos como accesibilidad, dinamización, integración, sostenibilidad, sin mencionar nunca la expresión «derribo del muro», porque eran conscientes del posible rechazo de la población a la eliminación de un muro, que básicamente ha mantenido al parque en su superficie actual desde 1914, y ha contribuido a su preservación ecológica, pese a la agresión que supuso los años de Feria en el interior del recinto. Curiosamente el informe no menciona este importantísimo dato de su historia, como tampoco su caracterización como lugar de encuentro familiar, y los mil y un acontecimientos que se han celebrado en él. Es un parque de los melillenses, sin ningún tipo de distinciones.

El informe científico descubre que los melillenses visitan el parque pero no el centro de la ciudad, y también su reverso, que hay gente que visita el centro pero no el parque; por tanto, acuña esta críptica propuesta: «dar al Centro un Parque y al Parque una zona peatonal de ocio y compras creando un espacio común novedoso y adaptado a las demandas actuales que permitan revitalizar el espacio». Parece que vislumbra la posibilidad de instalar «cosas» dentro de él, en detrimento del espacio peatonal y ajardinado. Lo curioso es que el informe detalla el número de encuestas realizadas en cada barrio o distrito, al ofrecer el grado de apoyo a la iniciativa de situar el parque como «parte activa del Centro», pero nunca pregunta por el derribo del muro, pero no pondera su respuesta, por lo que falla en su proporcionalidad y distribución de la muestra.

Según el informe: a los melillenses nos gusta coger el coche para ir incluso hasta la casa de enfrente, porque la gasolina aquí es más barata y los vehículos también, lo que nos hace dependientes del automóvil. Para eliminar esta dependencia el informe alude a una red de transporte público integral de la que no detalla nada más (metro, tranvía, autobuses urbanos). El estudio dice que los responsables del colapso circulatorio y de aparcamientos que sufre el centro se debe a: la apropiación de los mismos por las personas que acuden a trabajar al centro de Melilla, y a la ocupación de los mismos por un lapso de tiempo de 12 horas. Para evitar esta apropiación, propone «fuertes multas y una zona azul con limitación horaria». No resuelve ni el problema de los residentes, ni el de las zonas de carga y descarga, ni tampoco el del acceso de vehículos de emergencias o transporte público (taxis), a la zona de exclusión, cada vez más amplia. Lo que tampoco explica el informe, es qué ocurrió con la pregunta relacionada con la presunta pertenencia a las comunidades religiosas: ¿Quiénes están más a favor o en contra de la integración activa del parque en el centro de la ciudad, y de su dinamización y eliminación de barreras físicas, así como de su sostenibilidad y modernización?

Presión política dentro de la Comisión de Patrimonio

Dos consejeros (Distritos y Medio Ambiente), no pertenecientes a la Comisión de Patrimonio, intervinieron en la misma, presionando y discutiendo duramente con la Consejera de Cultura, Presidenta de la misma. Ninguno había sido convocado formalmente. La intención de esa inusual presencia no podía ser otra que la de ejercer presión política sobre los integrantes natos y con derecho a voto de la Comisión de Patrimonio. Alguno de los presentes la califica como «la peor situación vivida en los últimos 20 años«, con una presión extrema, insólita para integrantes de un mismo gobierno, y que tienen otros canales y modos de comunicación.

La frase del Consejero de Infraestructuras y Deportes Rachid Bussian acerca de que «la Consejera Elena Fernández sucumbió a la presión mediática» (opinión pública), deja entrever que no acepta el resultado de la misma, aunque deberá cumplirla. También insinúa que ahora los melillenses saldremos perdiendo, porque «trastoca un segundo plan de urbanización» que uniría el pabellón de deportes Javier Imbroda, con el centro urbano. Este alude a un mega plan urbanístico que ampliaría «la zona de exclusión centro», a las calles del General Marina y avenida de La Democracia, apoyado por asociaciones de comerciantes y empresarios, que como recordamos, siempre han tenido un sistema pendular de opinión, apoyando esto mismo o lo contrario, en según qué época y momento.

Si hay zona azul, con pago por estancia limitada, y multas y restricciones de circulación, luego no pueden hacerse gratuitos los aparcamientos públicos en Navidad (Plaza de las Culturas e Isla de Talleres).

Construcción total y ciudad vaciada


Crecimiento en altura

El centro de la ciudad está vacío, sin modelo económico claro y apostando solo por la hostelería y los comercios. Sin embargo ya se aprecian acciones contradictorias. Se quiere fomentar los edificios residenciales, pero se anula la posibilidad de una «línea verde de aparcamiento para residentes», o «azul para compras y carga y descarga». Se optó por un modelo mixto para las calles, con una pequeña zona peatonal, pero ahora la indecisión es total. Todo subsiste gracias a las franquicias que todavía permanecen en el centro urbano.

Se acaba de rehabilitar un edificio para apartamentos y viviendas, dos más están casi en finalización de obras y dos más se están vaciando para crear 40 viviendas nuevas, que sumadas a las ya acabadas, ofrecerán un total de 100. A esto hay que añadir la rehabilitación de otro edificio que servirá como hotel. En el centro no se puede excavar para construir garajes, y se pretende que ni siquiera se pueda acceder hasta la puerta de las nuevas casas, ni a los vehículos de transporte hasta las tiendas. En cualquier lugar se permite el estacionamiento de residentes. Sin embargo el gran imán del aparcamiento de «Magna Melilla», la inversión brutal, es el polo al que se dirigen todas estas acciones de «expulsión de los coches».

Todo esto sin mencionar los vehículos de emergencias, ni el transporte público, ya sean taxis o autobuses colectivos. Está claro que los hechos constructivos no coinciden con las acciones en calles peatonalizadas. Hay muchos edificios vacíos sin rehabilitar, muchos casi vacíos ya rehabilitados, porque la ocupación o no de los nuevos edificios es algo que queda en segundo término. Se está optando por un modelo especulativo, a muy corto plazo y no se está creando un centro urbano de servicios. En todas las zonas céntricas de capitales españolas, se instalan pivotes electrónicos, que permiten el paso de taxis, vehículos públicos y de transporte. En Melilla se ha optado por el macetón y el obstáculo pétreo que habrá que derribar de cualquier manera, el día que una ambulancia o un coche de bomberos, quiera acceder a las viviendas céntricas. Lo que ocurre es que esto no va a suceder, porque el centro de la ciudad difícilmente recuperará su población anterior, si no existen otros atractivos para vivir en él, como la carencia de servicios básicos. No solo de bares vive el humano.

Las terrazas de la hostelería se expansionan hasta límites máximos, y ya hay que surf callejero para atravesar algunas zonas. El problema del vaciado del centro es por «la codicia de los alquileres». Se compran y venden edificios completos, vez tras vez, y algunos verán incrementada su altura, de una a tres plantas y de dos a tres. El conjunto inmobiliario está en muy pocas manos, aunque algunos nuevos propietarios se están introduciendo desde hace un tiempo. Los alquileres para los negocios hacen casi imposible la instalación de nuevos pequeños comerciantes. Lo que se cierra no suele volver a abrirse. El cierre de las sucursales bancarias, contribuirá a aumentar la desolación.

Compra y venta de bienes inmuebles y suelo en Melilla

La compra y venta de bienes inmuebles en Melilla y Ceuta, está regulada por el RD 374/1989 de 31 de marzo, que corregía y ampliaba la Ley 8/1975, de 12 de Marzo, de Zonas e Instalaciones de Interés para la Defensa Nacional. En la práctica se traduce en que la Delegación de Gobierno autoriza cualquier compra de viviendas en la ciudad y que Defensa tiene la última palabra sobre el suelo estratégico para la defensa del territorio. También busca «vigilar» movimientos especulativos sobre edificios, viviendas y suelo liberado, que pudieran condicionar o limitar la libertad de maniobra del Estado, sobre la totalidad del área urbana y exterior de Melilla.

Hace ya años que una persona desde el interior del Estado, nos advirtió sobre este problema, aunque con un alcance más limitado, del que parece tener ahora. No se trata de impedir la modernización y rehabilitación de la ciudad, sino de evitar una alta especulación sobre los edificios y terrenos de Melilla. Hay muchos edificios por derribar y/o rehabilitar. Algunos son rehabilitados por el propietario, otros registran algún movimiento intermedio, y el que acaba rehabilitando no es el que compró el inmueble. Sigue faltando un modelo para el centro.

Terrazas contra aparcamientos


               

               La instalación de una terraza frente al Teatro Kursaal, llevará aparejada la pérdida de tres aparcamientos en el centro de Melilla. Habrá quien piense que tres no son muchas plazas, pero si vamos sumando las pérdidas por pasos de cebra excesivamente grandes, por los gigantescos chaflanes en algunas calles del centro, por la instalación de contenedores soterrados, y por la mala situación de los contenedores de vidrio y papel, o por la gente que aparca mal e invade dos plazas de aparcamientos, tenemos una situación que empeora día a día. Entre todos estos conceptos, creo que se ha perdido casi la media centena de plazas de aparcamientos en el centro de la ciudad.

           No entiendo esta política de autorizar la instalación de terrazas en zonas de dominio público o a costa del dominio público. Si se trata de burlar la Ley Antitabaco, me parece todavía peor, porque al final el humo del tabaco también acaba entrando en la cafetería. Cada uno tiene el local que tiene, y estas «ampliaciones» sui géneris, se hacen en perjuicio del ciudadano y de su espacio. No está el Centro de Melilla para perder más y más aparcamientos.

             Es una lucha soterrada del Ayuntamiento de Melilla contra la Ley antitabaco del presidente Zapatero, que apoyó Mariano Rajoy y que no va a derogar.