La demanda del día


Esto sucede todos los días desde hace muchos años, para quienes visitan, por circunstancias relacionadas con la salud, los centros de atención primaria, antes ambulatorios.

La pandemia ha agotado tanto a los profesionales sanitarios, que casi nadie se lo ha pensado, y muchos han optado por la jubilación al cumplir la edad reglamentaria, algo que se ha notado mucho en el Centro de Salud Este. La sensación existente es de que no se han cubierto la totalidad de las bajas. Las cifras globales, dicen que faltas médicos/a de familia y DUEs. Eso también afirman los sindicatos del sector sanitario. La realidad también dice que cada médico de familia, y su correspondiente enfermera/o, tienen más cupo de pacientes a los que atender. La realidad también dice, que no las cifras oficiales, que Melilla oferta contratos más cortos al personal sanitario que Andalucía, y que por eso no se cubren todas las necesidades.

Esta situación provoca que pese a la atención telefónica y al sistema de cita previa, el problema sea el de la atención o demanda del día, en caso de encontrarse mal, o de necesitar la vigilancia médica. Así cada día, desde hace mucho, incluso antes de la pandemia, los pacientes empiezan a llegar a los centros de salud a las 7h 30′ de la mañana, o incluso antes.

Solo hay que esperar y aguantar un rato, sin desesperarse, porque unos minutos antes de la apertura y del comienzo de la atención al público, los vigilantes y celadores han impreso suficiente tiques de cita, para repartirlo entres los demandantes. Como en la parábola, los de consulta médica a la derecha y los de analíticas a la izquierda.

A las 8h 00′ todos los funcionarios/as y trabajadores/as del centro llevan ya un buen tiempo dentro. La gente se queja pero ellas y ellos ya están. El sistema ha aguantado la presión, incluso la última oleada de «no vacunados», gracias a los trabajadores del Sistema de Salud.

La pandemia que nos rodea


            La intervención sanitaria de la ciudad de Melilla es inevitable. Los contagios seguirán aumentando hasta un número que duplicará la cifra actual en los próximos días. El Estado ultima el desembarco sanitario en la ciudad. La zona del Patio del Cura, y su edificio anexo, serán el centro neurálgico del Hospital de Emergencia que se levantará en los próximos días, ante el inminente colapso del Hospital Comarcal, a punto de alcanzar su límite máximo de capacidad y cobertura . No llegaremos al final del presente mes sin el confinamiento forzado. 

El Coronavirus nos acecha. Estamos mucho más cerca de él de lo que creemos. Esta mañana, los pocos pacientes que esperábamos el turno para la vacuna contra la gripe, cuya campaña ha empezado sin demora, fuimos apartados momentáneamente del pasillo. Llegaba un posible paciente Covid, conducido por los enfermeros del 061, para la realización de la prueba PCR.

Nos rodean los llamados asintomáticos, y también los pacientes diagnosticados, con la infectacion activa, que siguen saliendo a la calle para hacer cualquier tipo de actividad o gestión que consideran imprescindible. Queremos creer que toman sus precauciones, pero también afirmamos que desconocen por completo la capacidad contagiosa del Coronavirus. Es una irresponsabilidad completa.

La esperada segunda ola ha resultado ser más amplia de lo esperado por las previsiones más pesimistas. Casi no quedará país alguno sin ser puesto al borde del hundimiento sanitario, pero no ocurrirá lo mismo con la economía. Algunos países , con más infectados y mayor número de fallecidos, resistirán mejor que otros con menos contagios y menor número de víctimas mortales. Todavía sigue siendo imposible prever nada, ni tan siquiera a una semana vista. Pero el número de visionarios siguen aumentando.

Los centros de salud se han convertido en la última línea de resistencia frente al avance de la pandemia. Ahora coinciden dos pandemias, porque la gripe también lo es, como muchas otras catalogadas por la Organización Mundial de la Salud.