Melilla, ciudad de accidentes
La situación de estos contenedores en la vía pública raya en la temeridad, en el peligro público. Ya no es que su situación elimine aparcamientos públicos, como en otros casos, o que dificulten la visibilidad, como la mayor parte de las veces. En este caso parecen estar colocados como contenedores trampas, y parecen inducir de modo directo a causas accidentes. La calle es Carlos Ramírez de Arellano, justo en la esquina con la calle de Luis Morandeira, en el siglo pasado conocida como Bandera de Marruecos, la de Falange.
En este caso, para poder salir de la calle y girar, hay que sacar el coche hasta casi interceptar el tráfico, practicamente a unos centímetros de la colisión. Es insólito lo que sucede y se ve en Melilla, en donde ya nadie gobierna nada. Somos los ciudadanos los que tenemos que alertarnos unos a otros, y buscar nuestra propia defensa y slavaguarda. Aquí ya ha dejado de funcionar todo. Hace no mucho la Dirección Provincial de Tráfico alertada del incremento de accidentes y de los atropellos graves de peatones. Son otros que ya predican en el desierto. En él acabaremos todos.