God Save the King?


La forma del Estado da igual si la democracia es firme. Los anarquistas lo tenían más claro e identificaban en el Estado a la fuente de todos los problemas y males. La cuestión no es que existan republicanos, monárquicos o antisistemas, sino que existan demócratas.

Este artículo es una de las tareas pendientes del Alminar, del que sólo estaba escrito el título. Una consultora del consejo de redacción del Alminar nos pidió esta reflexión, pendiente desde mayo y a la que respondemos ahora. Decía Svetlana Stalin, cuando le preguntaban por su padre, que ella «ya conocía lo que había hecho Stalin, pero que muchos habían aprovechado para limpiarse las manos en su camisa» en el proceso de desestalinización. La cuestión inquietante es que los jefes de Estado o gobierno no suelen manchar sus propias manos con casi nada, pese a que sean responsables de todo, con sus directrices o políticas. Entre el dirigente político y la mano ejecutora o actora del posible delito o error, media una larga cadena de servidores, que les preserva de la imputación, e incluso de la carga moral. Nadie siente la responsabilidad por sus actos políticos.

En el momento actual el gran problema es la corrupción y la tentación autoritaria. El último en caer ha sido el presidente de Perú, en el proceso de arañar las constituciones para evitar las molestias de los controles parlamentarios. La tentación del poder es tan dañina cuando lo que se intenta es mantenerlo a toda costa, como el hacer cualquier cosa para alcanzarlo y luego mantenerlo a su vez. Esto es lo que estamos viendo, el arañamiento constitucional. En una situación política insostenible lo deseable sería una convocatoria electoral. El otro encallamiento del momento presente, es que las elecciones ya no se realizan para consultar la opinión del pueblo, sino para ganarlas y así las legislaturas se estiran hasta el límite legal, provocando deterioro de las instituciones y angustia entre el electorado, que se dispersa entre las opciones más radicales y rupturistas.

Nadie pudo imaginar nunca lo que sucedió en EEUU hace dos años, pero afortunadamente los controles se mantuvieron firmes y también el sólido sistema judicial. Una democracia sin controles es cuestionable y también vulnerable, pero también un poder judicial politizado y que exceda sus límites. Es el lawfare o la ley en guerra. Los partidos recurren a la justicia como instrumento y la justicia se acaba convirtiendo en un partido. Los partidos ya no son el lugar de debate y representación social que eran en el inicio de la Democracia española en la década de 1970. Ahora son meros resortes del propio poder ejerciente, en manos de pocos grupos familiares y de clanes influyentes. Hay una nueva categoría, la del barón regional.

Estado, castas y democracia en España

Todos sabemos lo que hizo el rey abdicado Juan Carlos I (en la senda del Isabel II y Alfonso XIII) pero el rey no lo hizo todo, desde luego mucho menos que Jordi Pujol, president de Catalunya y «molt honorable» y no judicializable. Dos décadas de intensa corrupción devoraron la Democracia española y hundieron la confianza popular en Instituciones y partidos. Tanto fue así que surgieron dos nuevos movimientos políticos (Podemos y Ciudadanos) que pretendieron acabar con el bipartidismo secular español desde el siglo XIX (liberales y conservadores). Solo 4 años después, uno está desaparecido y el otro es apenas su fantasma, aunque esté en el gobierno de la nación. Solo un proceso electoral definiría la situación real, pero hay miedo al propio proceso, porque puede resultar incontrolable, por la aparición de fenómenos políticos incompatibles con la democracia, como los populismos y los extremismos.

La Revolución Francesa se inició siendo monárquica, y pudo sucumbir bajo sus propios excesos. Sólo la ejecución del rey la hizo republicana. La Revolución Rusa impidió la integración de Rusia en el entorno europeo y el acceso de la nación al desarrollo en democracia. La Rusia actual es una república en la que se vota, pero no es democrática y de este estilo hay bastantes. De las tres democracias más solidas del mundo, dos son repúblicas y otra una monarquía. Lo que debe defenderse es el contenido y no el contingente, y todo esto ha desaparecido del debate social y político español.

Nadie deroga, ni se plantea hacerlo, la conocida como «ley mordaza», mientras que se liman ciertos delitos para beneficiar a la clase política. Mientras tanto y para entretenernos todos, se nos inunda con información basura acerca del Rey abdicado. La información se dirige, la opinión también y resulta tanto más peligrosa la información tóxica que crispa a la gente, que las noticias falsas, fácilmente detectables. La gente está alterada y airadaa por situaciones que ni le afectan de modo directo, ni tampoco podrá resolver.

¿Está en riesgo la monarquía como forma del Estado? La respuesta no está clara, aunque parece que no. La forma histórica del Estado en España es la monarquía, aunque esto en principio no supone garantía alguna. La Constitución como elemento de cohesión del Estado sí es una aspiración y conquista de la propia nación, desde los tiempos de la invasión francesa. La soberanía reside en el pueblo, y no en un dirigente o en una casta o nomenclatura gobernante. Lo que hay que defender es la soberanía popular y la democracia, dotándolas de controles al margen del vaivén político. Normas que nadie pueda saltarse según convenga a qué momento. El debate actual está viciado. Hay mucho engaño a la vista y al oído. El ruido de la crispación no deja oír otra música que no sea el propio estruendo. Lo que está perdiendo calidad y calado es la propia democracia, porque eso es lo que no se fomenta. Cada grupo o facción quiere imponer su debate e imponerse en él, sin escuchar nada que no sea lo que se quiere oír. No corre peligro la monarquía, pero sí nosotros, los ciudadanos.

Lo que todavía no tenemos claro es que lo ocurrido en el Parlament de Catalunya en octubre de 2017 fuese un intento de sedición contra el Estado. Tampoco fueron desordenes públicos porque se produjeron dentro de un parlamento sin desorden alguno. La Democracia, la Constitución, ni el propio Estado, tienen mecanismos adecuados para defenderse de estas situaciones, que puede venir por otros lados. Sin embargo, tirar un piedra en la calle, quemar un contenedor, no puede ser más grave que lo ocurrido dentro de aquel recinto. Porque lo que sí ocurrió es que se intentó segregar un territorio completo, de la legalidad vigente en el resto del Estado.

En Melilla, Podemos


                      Podemos, la hora del cambio en Melilla

         Los artículos 22 y 23 de La Constitución Española consagran el derecho de los ciudadanos a constituir partidos, asociaciones y a participar en los asuntos públicos. Podemos nace de la necesidad de dar voz y representar a cientos de miles de votantes que tras 35 años de Democracia bipartidista, ya no se sienten identificados con los dos grandes partidos nacionales (PP y PSOE).  La Democracia se ha convertido en una representación que se escenifica un día cada cuatro años, mientras que el resto del tiempo la ciudadanía no tiene nada que hacer. Otros deciden, deshacen y pactan por ella. Los grandes partidos se presentan a las elecciones y luego ya no se molestan en cumplir su programa electoral, o lo incumplen directamente, sin que nadie luego les pida luego explicaciones, o les castigue electoralmente por ello.

          Esta es la cara de la vieja política que ya ha empezado a resquebrajarse sin remedio, la de los miembros de la casta convertidos en políticos, y la de los políticos que se convierten en clase social. Siempre los mismos rostros y familias, alternándose y relevándose ordenadamente en el poder. Los Unos derrocándose a los otros, por medio de la Ley D´Hont La savia de este monocultivo de la política es la corrupción, el aceite que engrasa el mismo sistema, desde Almería hasta Betanzos.

                                      En Melilla, sí se puede

       Podemos ha recuperado para la política a miles de jóvenes que no se interesaban por ella, y ha atraído también a quienes estuvieron activos en el pasado y estaban ya próximos a subirse al carro de la resignación. Podemos surge en las universidades y en las calles, y eso se nota en la gente que lo compone e integra. Es la hora de devolver La Democracia al Pueblo, la participación y el interés por los asuntos públicos. Como gran novedad, Podemos presenta la posibilidad de que sean los ciudadanos quienes elijan desde la misma acera a quienes luego van a votar, y también que sea la ciudadanía la que decida el programa electoral que luego va a transformar sus vidas. En Podemos todo está abierto desde el principio, en  total oposición a los partidos del sistema cerrado, de las cuotas de poder entre las familias dominantes.  Listas cerradas y programas cerrados, que luego no cumplen.

                    Presentación de Podemos en Melilla

       En la sala de Grados de la Universidad de Granada, Campus de Melilla, un 29 de enero, a las cinco de la tarde, Podemos se ha presentado frente a la ciudadanía melillense. Una presentación muy cuidada, dirigida por Gema Carolina Aguilar, Secretaria General de de Podemos-Melilla, y flanqueada por José Manuel Cabo, catedrático de biología, y Milagros Escalona, componente electa del Consejo Ciudadano. Tres nombres para una presentación histórica.

          Detrás de estos rostros visibles, hay un trabajo muy intenso de un grupo de veinte personas, que han trabajado en reuniones sin fin, consensuando y debatiendo cada palabra, cada idea. El diseño de la presentación ha corrido a cargo de José Joaquín Guerra. Hay muchos más nombres, Podemos no es un partido al uso. La Secretaria General es la portavoz del grupo, del círculo de trabajo. En Podemos no hay dueños del partido, no hay barones, ni señores feudales. Entre otras cosas,  en Podemos la paridad es una obligación.

           La vieja política ha acabado, es la hora del cambio, de las ciudadanas y de los ciudadanos. La presentación de Podemos ha significado una revolución estética y ética. Muy sólida y bien plantada la argumentación expuesta por Gema Carolina Aguilar, que es «prima inter pares» (primera entre iguales).

             Podemos ofrece recuperar La Democracia para el pueblo, decidir a quienes se vota y qué, y todo desde el principio. Ante la mediatización y el dominio de la prensa escrita por parte del poder ejerciente, Podemos trabaja en las redes sociales, en plataformas colectivas de discusión y también en blogs, para que cada opinión y cada propuesta llegue directamente a las personas, y en sentido inverso;  para que éstas a su vez, puedan incidir y proponer ideas de modo directo a sus interlocutores.

       Estas son las novedades de Podemos. Esta es la hora de un cambio que ya ha empezado. La revolución social y política,  mediante el ejercicio pleno de la democracia, que solo existe cuando se la convoca*. Podemos es democracia desde la base, desde la primera ciudadana hasta el último.

         

Seis días de septiembre


          Seis días de septiembre que pueden haber cambiado algo, seis días en los que El Alminar de Melilla ha recibido 1000 visitas, seis días en los que  se ha superado el número de visitas de cada día anterior. Seis días de enero de 1977 cambiaron el rumbo de la reinstauración de La Democracia en España. Seis días de septiembre en 2011, en Melilla, pueden haber cambiado la pequeña historia de nuestra ciudad. Seis días en los que las colaboraciones y las opiniones han aumentado de modo evidente. Todo suma, todo apoyo es necesario. Nunca antes este gobierno había retrocedido en nada. Nunca antes habían rectificado una decisión de un modo tan evidente.

             Están legitimados por los votos, pero no pueden hacer cualquier cosa. En Melilla hay 10.000 parados y muchas sensibilidades distintas y hasta opuestas. Hay que tenerlas en cuenta a todas y gobernar para todos. Ellos tienen el deber de gobernar y nosotros el de exigirles que lo hagan en nombre de todos. El camino es este, no caben más disgresiones y batallas en solitario. A unos pocos nos tocará la labor de abrir las grietas en los muros para que otros muchos pasen por ellas, pero tan importante es esa labor, la de abrir huecos, como la de ocupar el espacio libre. La Democracia se defiende a diario y no se puede renunciar a ejercitarla. La Democracia hay que hacerla real día a día, con ejemplos, sin descanso.  Aceptamos lo que ha sucedido con humildad absoluta, sin vanagloria de ningún tipo, sin la más mínima acritud. Quizá ahora venga la tormenta. Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo y que otros hagan el suyo.            

               Si se dice que cuando se rectifica se acierta, en este caso han acertado de modo pleno.

El nuevo tiempo político


            La clave está en el ROA

     A tenor de las últimas declaraciones escuchadas, parece firme el propósito de establecer un nuevo tiempo político que destierre los malos hábitos y modos cultivados hasta el paroxismo en la pasada Legislatura. El presidente de Melilla, Juan José Imbroda ha confiado la cimentación del nuevo clima político a la elaboración de un nuevo Reglamento Orgánico de la Asamblea de Melilla (ROA) y ha expuesto que los dos pilares sobre los que se asentará ese nuevo reglamento serán, son sus palabras: «La democracia y la transparencia». Nada que objetar a una afirmación así. No se puede dudar de los deseos o de las intenciones de nadie. Eso sí, la verdadera prueba estará en los hechos y con arreglo a ellos se emitirán los pertinentes juicios.

     La función de gobierno tiene una legitimidad y una representatividad y la de control de ese gobierno, la de oposición política también. Yo espero que se de marcha atrás en la «supresión» de los auxiliares de los grupos parlamentarios y también en la supresión del sueldo asignado en las partidas presupuestarias para la Vicepresidencia 2ª de la Asamblea, porque la dignidad de esa labor, incluye también el poder dedicarse a ella por completo y no por horas o a tiempo parcial. Hay un centenar de partidas presupuestarias y de gastos superfluos de  los que ahorrar dinero.

     Espero también que ese nuevo ROA no cercene el minutaje de la Oposición para las preguntas y respuestas y que sea algo más flexible que la última modificación, llevada cabo también por este mismo gobierno. Espero también que incluya un tiempo máximo para responder a las preguntas escritas de la Oposición al Gobierno y un número máximo de preguntas que el Gobierno pueda dejar para responder en los Plenos de Control, evitando que estos se conviertan en un tedioso trance sin sentido. Espero que ese nuevo ROA no elimine la capacidad de control de la Oposición en las Comisiones y que se les permita tener copias escritas o en formato digital de los expedientes, y no como hasta ahora, que  solamente se permite el realizar anotaciones a mano.

           Espero también que del inmenso espacio de La Asamblea de Melilla, dado el inminente traslado de dos Consejerías a sus nuevas instalaciones, se dote a los tres grupos de la oposición política de unos locales y recursos más dignos que los que hasta ahora sufren, que no disfrutan. Son muchas esperanzas y expectativas que espero  no se vean defraudadas demasiado pronto. Melilla no puede aguantar otros cuatro años de desentendimiento como los que se han vivido y espero también, que este lema de campaña electoral, no se quede solo en eso.